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| C A P Í T U L O #23. |
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Immortal Centuries [Monsters Book #1]
P A R T E T R E S.
CAPÍTULO 23.
T O D O S Q U I E R E N
G O B E R N A R E L M U N D O.



La parsimonia que lo envolvía aquel día que, sorpresivamente, se hallaba iluminado cálidamente con la luz solar, brindando un calor tan cariñoso como tenue que no quería hacer nada más que quedarse recostado el resto del día en la cama, descansando su cuerpo y mente hasta que ya no pudiese más.

Aparte, la necesitaba, lo hacía después de tan placentera noche que había tenido últimamente. De hecho, las hormonas de Hoseok estaban más desenvueltas que las de un adolescente promedio; su hambre de placer era casi insaciable, aparte, se había vuelto un poco más protector con él, más posesivo casi.

De ahí que derivaba su cansancio. Claro que lo disfrutaba, amaba las sensaciones que Hoseok provocaba en él, amaba como Hoseok lo llevaba a las estrellas, amaba como lo hacía sentir una galaxia entera, simplemente, amaba el sentirse amado.

Soltó un suspiro desde lo más profundo de su pecho, entrando en un estado de ebriedad del sueño tal que no tardó en cerrar sus ojos y dejarse llevar al mundo de las sombras, aquel donde la mente domina por encima de uno mismo.

Pero un sonido irrumpió su paz.

Abrió los ojos con su ceño fruncido, bruscamente giró la cabeza en busca del sonido que había osado interrumpir su siesta, escaneó la habitación de izquierda a derecha y viceversa, sin embargo, no obtuvo nada. Aún con el ceño fruncido se quedó mirando al techo en cuanto dejó caer su cabeza hacia la almohada.

Nuevamente lo escuchó.

Aunque ésta vez él no osó moverse.

Y ahí estaba otra vez. Tenue, inocente, certero y rápido.

Sin embargo, ésta vez, a la par del sonido, un dolorcito en su parte baja lo acompañó. Frunció más su ceño extrañado, soltando un ahogado alarido de queja y liberando una mueca que se esparció en su rostro sin detenerse.

Llevó su mano hacia el lugar donde había sentido aquel dolor, soportable claro está.

Nuevamente escuchó aquel ruidito. Aunque ahora se concentró en él, cerrando sus ojos y relajando su cuerpo para tener mejor percepción hacia lo que sucedía, si era ajeno a su persona o no. Su propio pulso se estabilizó, sus sentidos se pusieron alertas ante tal nivel de relajación que logró alcanzar; poco a poco su ambiente se tornó mudo, y ahora lo escuchó como mayor intensidad, como un tambor al lado suyo. De nueva cuenta escuchó aquel golpeteo, aunque ésta vez detectó más, rítmicos y constantes; aunque no sobrepasó nunca el tono con el que se producía, siempre fue rítmico, inocente, puro, aunque rápido y certero, jamás perdió su ritmo.

Queriéndolo o no su mano liberó ondas en dirección a su estómago, algunos lo rodeó y otros se adentraron a la zona, de alguna manera siendo su ducto más viable para verlo sin problemas, para tener más certeza acerca de qué carajo pasaba dentro de su cuerpo.

Las ondas se frenaron de repente, rodearon algo evitándolo, aunque también protegiéndolo. Inclusive el sonido que continuaba escuchando aumentó, ya no era tan inocente, ahora era un poco más preocupante por lo rápido que iba, el pequeño tambor aumentó con sus percusiones.

Entonces, todo se hizo claro.

Una figura, como una pequeña uva, estaba ahí. Las auras continuaban protegiéndolo, rodeándolo y casi arrullándolo; y aquel pequeño tambor tomó forma convirtiéndose entonces en latidos. Aquel no era un tambor, era un corazón, uno que luchaba por acoplarse a su cuerpo. Sus auras no buscaban amenazarlo, sino cuidarlo.

Sus ojos se abrieron de repente, soltó el aliento de sus pulmones abruptamente en cuanto regresó a la realidad.

Continuaba en su habitación, era la misma. Sin embargo reparó en lo que acababa de descubrir.

Aquello que habitaba dentro suyo era un niño, un, aparentemente, embrión.

Su mano no se apartó de su vientre, de hecho, casi se aferró a él a un grado tal que sus propias uñas comenzaban a clavarse en su piel, dejando profundas marcas que pronto se convirtieron en pequeños cortes.

Aquello no podía ser verdad.

—Maldita sea. —exclamó en un susurro al caer en cuenta que se estaba lastimando.

Inhaló profundamente antes de exhalar con tal furia que incluso se dio una brisa fresca a sí mismo.

Era obvio que esto pasaría. Aunque se había olvidado por completo de aquel detalle.

Si un mortal y un inmortal, de alguna forma consecuente de que haya ocurrido alguna vez, tenían sexo podrían hacerlo fácilmente sin protección, no ocurriría riesgo pues la taza de fertilidad entre ambos bandos era prácticamente nula. Caso contrario con y entre inmortales.

Y ahora Hoseok era un inmortal, uno que comenzaba a tener un apetito sexual casi insaciable. No lo negaría, aquello lo amaba, sin embargo esto no lo deseaba.

No lo quería.

Con furia se levantó de la cama, con cero rastro de sueño alguno se dirigió, a un paso impresionantemente veloz, hacia en donde estaría la enfermería, necesitaba confirmarlo y si resultaba positivo y entonces se desharía de aquel error. Porque para Taehyung no era más que eso, un error. Sin embargo no esperó topar abruptamente con el recién llegado, con el inmortal que los mundanos habían tenido cautivo por quien sabe cuanto tiempo y eso no le importaba ahora.

—¿Estás bien? —cuestionó con un semblante preocupado.

Taehyung lo encaró, no pudiendo evitar que su respiración se acelerase ante la evidente prisa que tenía.

—No, realmente no... —respondió dolido, volviendo a llevar su mano a su vientre.

—¿Te duele? ¿Tu bebé está bien, hijo? —cuestionó aún preocupado por el estado del rubio frente suyo, no pudiendo ocultar su curiosidad.

Taehyung frunció aún más su ceño de ser posible, se extrañó en sobremanera por la repentina pregunta del recién llegado. ¿Cómo carajo sabía de su estado?

—¿Cómo sabes que yo...? —quiso cuestionar, pero lo invadió una inseguridad y un sentimiento incómodo que le erizó la piel.

—Hijo, soy vampiro, ese es mi don —respondió sonando obvio—. ¿Puedo? —preguntó, con su índice señalando hacia su vientre, donde aquel ser se formaba y trataba de acoplarse a su cuerpo.

Aquel sentimiento incómodo regresó con muchísima más potencia sobre Taehyung, ya no sólo se le volvió a erizar la piel, sino que ahora su propio índice tembló y juró que su párpado y tuvo un pequeño tic. Sin embargo, cedió ante la mirada apacible que aquel hombre le otorgó, una en la cual notó un brillo que no supo descifrar si era bueno o muy por el contrario, era una mala señal.

—Cómo sea... —cedió, buscando entre su memoria el nombre del hombre frente suyo, hasta que recordó por su apellido—, adelante, KyuJong hyung.

No sorprendiéndose de la formalidad de Taehyung, el aludido continuó con su labor, saciando su curiosidad finalmente acercó, sin titubear un momento, su mano hasta el vientre del menor. Se concentró como era debido, se abrió paso entre las mil y un imagines que aquel simple toque le otorgó, pasando desde un crudo pasado hasta lo que realmente deseaba obtener. Aunque no era más que una excusa que le salió beneficiosa para los amos a quienes servía. Indagó en el pasado del menor, en cómo fue parte de su infancia, cómo llegó hasta la zona de los inmortales y finalmente toda la historia que vivió ahí dentro; no se detuvo hasta que llegó a lo que quería: el embrión; ahí, un pequeño ser de un tamaño tan pequeño y una corpulencia tan frágiles que le causó ternura y lástima; ahí, donde visualizó el inicio de una vida; sin embargo destacaba algo peculiar: su corazón. Podía escucharlo, tan perfectamente como un humano cualquiera, aparte la energía que emanaba no sólo era inocente y pequeña, sino que era imponente, tan decidida que distinguió una señal de amenaza. Aquel embrión, a pesar de serlo, no poseía la apariencia de uno, sino que poseía uno similar a un feto de 2 meces.

Regresó a la realidad ante aquella revelación.

Finalmente, miró al joven delante suyo.

—Oh, hijo, has sido condenado con la fiereza que éste ser emana, sólo traerá maldad a tu cuerpo y a tu propia existencia —inició su advertencia, que si bien tenía cierta, se aprovechó de la situación para el beneficio de sus amos—. Consumirá tu vida y alma a cambio de fortalecer la suya. Sólo deparo de él muerte.

Taehyung, al contrario de sentirse mucho peor, sólo atinó a tocar su vientre donde aquel inocente ser comenzaba su formación, donde, sí lo que aquel recién llegado decía era cierto, tenía que prepararse para lo que se avecinaba. Sin embargo, el remordimiento lo atacó, haciéndole estremecer por completo ante la sola idea de deshacerse de él, pues cayó en cuenta de algo: no tenía la culpa, menos con un demonio y ángel por padres.

Sin agradecer al hombre siquiera, continuó su camino en dirección a donde JungSoo trabajaba, dispuesto a solicitarle un ultrasonido, solamente para asegurarse en totalidad y a su vez... saber de su hijo, o su hija.

Eso, ignorando al hombre detrás suyo que sonreía con picardía, con tanta sorna que eran evidentes sus planes.

Él se había metido en ese embrollo, ahora se haría cargo.

Tecleó en el elevador el laboratorio de JungSoo, aferrándose de un momento a otro a uno de los tubos que yacían pegados a cada extremo, pues la velocidad con la que esa cosa viajaba era exorbitante; y entonces cayó en cuenta de lo fuerte que era su niño o su niña; su pequeño se movía dentro suyo levemente, sin embargo fue suficiente para sentirlo, como a un pequeño de 5 meces dando sus primeras patadas. Aparte los síntomas se hicieron más notorios, pues el dolor de cabeza fue fuerte, Yam seguro de querer permanecer ahí que en cuanto llegó a su destino el pitido del elevador lo aturdió haciéndole cerrar los ojos con excesiva fuerza.

Se sostuvo de los tubos, inhalando y exhalando profundamente hasta que el dolor fue soportable, hasta ese momento se dispuso a caminar fuera de elevador, siempre pegado a la pared por si volvía a surgir aquel dolor y su debilidad volvía.

En cuanto la cueros color marfil se presentó enfrente suyo, colocó la palma de su mano a la derecha de la puerta, donde un escáner analizó su mano, encendiéndose en verde y pitando suavemente para autorizarle la entrada. Aquellos escáneres estaban destinados a analizar las palmas de los líderes de cada pequeño clan ahí en la zona de los inmortales, tanto de ellos como de Jungsoo y su marido en específico. Por ello, con facilidad, pudo entrar y encontrar justo a quien estaba buscando.

El laboratorio se habría paso delante de él, tan blanco, cuidado y pulcramente limpio, hasta el más recóndito rincón. Color que lo relajó brevemente, pues ya estaba ahí finalmente; a pasos algo tirones se dirigió hacia JungSoo, quien revisaba a una pequeña sirena, una pequeña que no pasaba de los 15 años. En cuanto el mayor lo visualizó, le otorgó una sincera sonrisa.

—Oh, Taehyunggie, ¿qué te trae por aquí? —cuestionó con voz apacible, volviendo su atención a la pequeña enfrente suyo.

El aludido se encaminó hasta JungSoo, más que nada arrastrando los pies y en cuanto estuvo enfrente de JungSoo y detrás de la niña, llevó su mano hasta su vientre. Con aquella simple acción, el mayor frunció el ceño y captó el mensaje, más que nada teniendo una suposición de ello.

—Linda, tu aleta estará bien, aunque por un tiempo será mejor que no nades, para asegurarnos bien de que tu aleta se recupere —dijo el mayor, sonriéndole a la niña—; mientras, que no se te olvide topar tu jarabe para ello y untarte ésta pomada cada que te termines de bañar —la pequeña asintió y se bajó de la camilla, tomando en sus manos aquel jarabe y aquella pomada—. Mucha suerte y mucho cuidado, cielo.

En cuanto la pequeña se retiró, la sonrisa en el rostro del mayor desapareció, siendo suplantada por un semblante preocupado.

—Requiero que me lo confirmes, JungSoo —habló Taehyung, tratando de rodear la camilla—. Ésta mañana amanecí bien, pero cuanto me disponía a volver a dormir, sentí algo en mi vientre, el recién llegado me ayudó a verlo mejor, pero quién mejor que tú para que me digas sobre mi bebé.

JungSoo casi se atraganta con su saliva ante tal y directa confesión; no podía creerse lo que su menor, su casi sobrino, le estaba diciendo. Sin embargo, poniéndose su porte profesional, ayudó al menor a recostarse en la camilla.

—Bueno, trataré de hacerte un ultrasonido, Taehyung, aunque no sé si funcione pues me supongo es reciente. —explicó el mayor, en lo que se iba a buscar su amado equipo de ecografías.

Hacia tiempo que no lo ocupaba, no desde que él se enteró de su único primogénito, que había sido hace ya 5 años.

En cuanto la máquina estuvo al lado de la camilla, se dispuso a prepararla, encenderla y finalmente, calibrar todo para que pudiese ver a través de Taehyung, pues requería su tiempo y modificarlo para tratar de penetrar a cada inmortal habitante en aquella zona, y en este caso el tratar de ver al interior de Taehyung sería complicado.

—¿No has consumido nada últimamente? —cuestionó distraído en configurar el equipo.

—Solamente he tomado muchísima agua, pero no he comido nada como en un día. —respondió sincero.

JungSoo asintió comprendiendo, no le iba a recriminar nada ahora. Colocó aquel gel en el vientre de Taehyung una vez éste se levantó la camisa a rayas que llevaba puesta, siendo ahora que llevó el transductor hasta la zona, esparciendo el gel en su totalidad por el vientre ajeno. Con su zurda comenzó a mover en el monitor, configurando por si algo fallaba, mientras que su diestra se movía junto al transductor, tratando de encontrar un ángulo adecuado para observar al bebé que Taehyung decía tener.

Hasta que lo encontró. Y supuso que no era reciente pues su apariencia era igual a la de un feto de dos meces.

—Oh, este pequeño o pequeña no parece ser apenas un embrión, Taehyung; ¿seguro que te acabas de enterar? —cuestionó curioso como también inseguro, mirando con asombro la imagen mostrada en el monitor.

Taehyung también lo miraba, sorprendiéndose también por la apariencia que su pequeño o pequeña tenía, pues tanto el recién llegado como Jungsoo le confirmaban que no era un embrión en su totalidad, de eso nada, y la situación le sorprendía.

Inclusive, su bebé comenzó a moverse, comenzando a medio estirar sus extremidades.

—Ya tiene corazón. —recordó Taehyung, sorprendiendo a JungSoo.

—¿Qué? —cuestionó sorprendido y confundido, volvió su vista al monitor—. Pues no cabe duda que es un feto, sin embargo esto es imposible, si es así tendremos que tener mucho cuidado por cómo avanzará, más que nada para monitorear su avance y los efectos que tiene contra ti —explica mirando directamente a Taehyung nuevamente, como si tratase de descifrar su sentir ante todo lo que sucedía—. Claro, si aún lo deseas.

Taehyung jamás había dejado de mirar el monitor a un lado suyo, donde la imagen blanco y negro de un pequeño ser se mostraba con gran plenitud y orgullo, donde de alguna manera pudo ver su corazoncito rebotar en su pequeño pecho, donde pudo verlo vivir. Imaginó su futuro, uno en donde aquel pequeño ser estuviese en sus brazos, riendo y jugueteando en todo el palacio, siendo feliz junto a Hoseok, junto a él. Junto a ambos.

—Si eso significa que él estará bien, que así sea —habló decidido—. JungSoo, no quiero perderlo.

El aludido asintió, terminando por aquel día la sesión y apagando su equipo para finalizar con todo; le otorgó a Taehyung un pequeño pañuelo para que limpiase su estómago, quien sin rechistar y con suavidad se limpió su vientre para después bajar su playera.

—Ey, Taehyung, si puedes y lo deseas, también puedes ir con Donghae o con su esposo, Eunhyuk, pueden ayudarte también a monitorear al bebé —aconsejó JungSoo en tono apacible, con una sutil sonrisa en su rostro—. Ellos tendrán más certeza acerca del bebé, como decirte incluso aproximadamente cuándo nacerá; claro, también si quieres más precisión en tu embarazo.

Taehyung asintió, y sin querer evitarlo, se lanzó a abrazar al mayor, tomándolo fuerte entre sus brazos e inclusive, envolviéndolo con sus enormes alas, producto de su entusiasmo y el cariño que tenía.

—Eso sí, por favor, te ruego que no dejes que el recién llegado vuelva a tocarte, sé que parece un sujeto con buenas intenciones, pero no sabemos cuál es su mentalidad o sus principios y menos teniendo en cuenta que los humanos lo torturaban —advirtió el mayor una vez se separaron, mirándolo con reproche—. No confío en él, no lo sé, no me da buena espina.

—Está bien, yo estaré bien Jungsoo, si eso es lo que te preocupa, no me volveré a acercar a él más de lo necesario. —confirmó Taehyung, aceptando la advertencia de quien consideraba su tío.

Y antes de retirarse, Taehyung le otorgó otro abrazo al mayor, aferrándose a él pues era su forma de agradecerle todo lo que había hecho por él.

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El ejército estaba creciendo, asegurando él que ya podían sobrepasar a los inmortales y a la cantidad de seres que ahí habitaban, y teniendo en cuenta los mil y un dones que poseían, se sentía orgulloso.

—Mis señores, su vasallo está aquí y desea hablar con ustedes.

La voz a sus espaldas lo sacó por un breve instante de sus fantasías, de su ingeniosa imaginación donde poseía la cabeza de Min Yoongi en su escritorio, junto al dominio de su clan y con ello, el poder de deshacerse de su querido cónyuge, Park Jimin, aquel apestoso y pulgoso can que no había hecho más que romper su sagrada tradición de enemistad con los licántropos, oh, y ni se diga de aquel a quien ese perro consideraba hijo a pesar de todo el atroz acto cometido antes de ser oficialmente su hijo y primogénito.

—Que sea rápido. —cedió sin salir de su fantasiosa mente.

Tan rápido como acabó la oración, un hombre yacía detrás suyo inclinando en 90°, mostrándole respeto.

—KyuJong, espero que hayas venido aquí con valiosa información, una tan importante como para interrumpir mis sueños despierto. —habló con tono socarrón.

El aludido se enderezó en su lugar, y como siempre, habló con su neutro semblante.

—Mi señor, tengo la noticia de que el próximo líder de la zona de los inmortales y actualmente líder de los demonios, Kim Taehyung, se encuentra en espera de su primogénito, es decir, se encuentra embarazado —informó mirándolo directamente—. Si lo desea, puede comprobarlo por usted mismo. —culminó extendiendo su mano en dirección a Hyungjun.

El aludido, con su velocidad como la luz misma, se encontró encarando a su vasallo, tomando inmediatamente su mano, cerrando sus ojos y dejando que las imágenes viniesen a él. Los tamborileos que algo causaba se oía a la lejanía, a la vez que demostraba un pequeño ser de dos meces más o menos; pasó de aquella tierna escena hasta encontrar a una niña correteando en el patio de aquel palacio, con su pelirroja y ondulada cabellera hasta media espalda y una resplandeciente sonrisa, junto a sus dos padres felizmente unidos, cuidándola como lo más preciado en su vida; y por último, antes de volver a la realidad, se topó con una sorprendente escena donde aquella misma niña, siendo ahora una hermosa joven, con hermosas alas grises, volando en los aires, consiguió un siguiente plano donde ésta vez era rodeada por los famosos cuatro elementos, después y tan rápido como un fugaz sueño, la misma niña gritando con furia y tirándose al piso, y una vez sus rodillas toparon con el suelo el mundo se volvió en caos, fuego y gritos por doquier, cenizas hasta por el rincón más recóndito, y finalmente con la misma chica en otro panorama donde con sólo levantar sus brazos, la flora y fauna se volvía fuerte y renacía con gozo y viveza. Finalmente topó con los ojos grisáceos de la chica y una sonrisa igual a la de Jung Hoseok.

En cuanto la visión acabó, miró a los ojos de su vasallo.

—No me digas más. —sentenció.

JungMin, que prestó atención a la situación desde que el vasallo había llegado e informado sobre el embarazo de Kim Taehyung, miró con confusión a Hyungjun, frunciendo el ceño.

—Lo que tenga que pasar pasará, de eso no cabe duda. —culminó el menor en la sala, volviendo a su antigua posición enfrente del gran ventanal con vista al pueblo y a la nocturna esencia de la noche.

Después de casi olvidar esta historia, me presento con una nueva actualización en honor al cumpleaños de nuestro amado y real demonio, Kim Taehyung.
Ya un año más grande, parece como si apenas ayer estuviese con su rubia cabellera y vestido como malandro. ;v;

En fin, no tengo mucho más que decir que pues bueno, yo no he visto nada.

Les deseo un hermoso día, tarde o noche, sea cual sea el horario en el que estén leyendo esto.
Se despide su autora.

YoungMi17ⓒ.

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