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|   C A P Í T U L O #21.   |
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Immortal Centuries [Monsters Book #1]
P A R T E  T R E S.
CAPÍTULO 21.
E L  C H I C O  S E  E N C U E N T R A
C O N  E L  M A L.


Era tan abrumador el momento en el cual había tenido que esperar. El amanecer estaba pronto a suceder, y parecía que Hoseok aún quería tomarse su tiempo.

Ahora había resultado que tanto Yoon Woon, Jungsoo, Namjoon, Seokjin, Jimin, e incluso Yoongi y Jungkook estaban presentes en la habitación. La mayoría queriendo presenciar el renacimiento de Hoseok, ahora resultando en un inmortal.

Había llegado la hora.

Los acelerados latidos, de un corazón luchando por rechazar el veneno a su parecer, aún eran perceptibles en la habitación; sin embargo ningún cambio aparte de aquel era ya visible. Ya estaba hecho, Hoseok estaba terminando de volver a la vida.

Repentinamente, cuando la ansiedad estaba a nada de incrementar en sí mismo, el corazón latió tan rápido que temió por un momento acerca de si aquella reacción era normal, pero lentamente había comenzado a latir lento, dubitativo y hasta cansado, como si ya no quisiera continuar luchando por latir y bombear sangre. Fue entonces cuando el último latido se escuchó.

El silencio fue abrumador.

Los presentes en la habitación ahora habían prestado más atención al nuevo inmortal, esperando la siguiente reacción. Y Taehyung, solamente había tomado la mano del mayor, deseando que abriera los ojos.

Y como si su súplica hubiese sido escuchada, Hoseok acató el pensamiento sin querer.

Los ojos azules, brillantes de curiosidad y renacimiento como renovación, se hicieron presentes en la habitación.

Al parecer del nuevo inmortal ahí todo era tan nuevo; la manera en la que su nueva vista percibía incluso los pequeños detalles era imposible, tanto que podía controlarlo a su antojo; su sentido del olfato percibían distintos olores, que rápidamente distinguió como otras presencias ahí adentro, pero una resaltando más que las otras: un característico olor a café era lo que le había dejado embelesado, olor que rápidamente lo distinguió en una persona, persona que confirmó en cuanto la observó; un chico rubio quien le miraba con esperanza y brillo en sus ojitos, que había comenzado a apretar su mano preso de la emoción, sin lugar a duda era él, su chico rubio, su Taehyung.

Una sonrisa, dejando a la intemperie sus blancos dientes desnudos, surcó de sus labios. Sonrisa que le devolvió el joven.

Se enderezó en la camilla con lentitud, tantas emociones le estaban abrumando, tanto la manera en la que percibía las cosas, tanto también en cómo olían; era tanto que tenía que procesar que simplemente ahora deseaba llevarlo todo con calma. En cuanto estuvo en una posición más cómoda, a nada de bajar de la camilla, se percató de un peso en su espalda; en cuanto su mirada viajó hacia atrás, sus alas se extendieron majestuosas, de una manera sublime e irradiando pureza en la habitación; Hoseok no pudo evitar quedar embelesado por las mismas.

—Bienvenido. —lo saludó su chico rubio.

Por primera vez reparó en lo hermosa que era su voz, ahora podía percibir su hermoso barítono lírico* resonando hasta su interior, haciendo a sus emociones descolocarse de manera impresionante; realmente la voz de su amado rubio ahora era más perceptible, aquella voz masculina media con cuya tesitura se lograba distinguir y ubicar entre, aproximadamente, entre el bajo y el de un tenor; fue que también recordó las mil y un veces que lograba diferenciar sus agudos entre los tenor por ser más oscuros y viriles, como también de sus graves diferenciándose del bajo por ser mucho más ligeros, frescos y brillantes. Voz masculina considerada expresiva por excelencia, capaz de aliar a la claridad y flexibilidad a la fuerza y esplendor.

Su sonrisa se ensanchó mirando nuevamente a su chico rubio, asintió en su dirección.

—Nuevamente estoy aquí, mi Taehyung. —contestó sin deshacerse de su sonrisa.

El joven nombrado no se percató en las lágrimas de felicidad que habían comenzado a caer inocentes por sus mejillas; con tranquilidad subió su mano hasta tocar la mejilla ajena, primeramente con el objetivo de sólo querer borrar aquel rastro de debilidad, sin embargo su objetivo no se logró del todo en cuanto sintió aquella tersa piel; realmente era tan suave, gracias a cada caricia que sus dedos libremente experimentaban, podía distinguir unos leves y finos bellos casi imperceptibles entre su rostro, a simple vista sólo camuflándose. Sin detenerse de seguir saciando su curiosidad, su pulgar se detuvo en aquellos suaves labios, sintiéndolos un tanto secos, suponiendo que era por la falta de comida y agua, sin embargo pidiendo percibir y admirar también el lunar que yacía en su belfo. Pudo haber investigado más, pero un carraspeo a su costado lo sacó de la maravilla que cada nueva sensación por sus desarrollados sentidos le ofrecía.

—Nos alivia como sorprende tenerte de vuelta, Jung Hoseok. —le saludó Namjoon, claro que lo recordaba al igual que notaba su voz autoritaria y suave a la vez.

Una voz que cualquier líder honorífico podría poseer.

—Como para ustedes es una grata sorpresa mi regreso igual lo es para mí, y es un honor regresar. —contestó con voz calmada, sonriendo con levedad dirigiéndose a todos los presentes.

Los hombres que yacían mirándolo le devolvieron el gesto igual que una leve inclinación con la cabeza. Todos estaban asombrados con el cambio que el nuevo inmortal presentaba, pero más importante, según sus antiguas creencias, debían rendirle un poco más de respeto. Aquel que posea sangre angelical en su sistema, merecía pleitesía, ser honrado, venerado y amado.

Y muy pronto, el nuevo Jung Hoseok, aprendería sobre sí mismo.

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El placer era exorbitante, tan palpable que se podía notar incluso fuera de la habitación. La manera tan intima en la que sus cuerpos ahora mismo se unían le provocaba un riguroso estremecimiento por todo el cuerpo, la manera cálida que las estrechas paredes de su chico le abrazaban, sólo hacía incrementar su, sorprendentemente, insaciable necesidad de marcarlo como suyo, de hacerlo suyo como tantas veces lo ha hecho.

El joven rubio suelta un jadeo, que previamente tenía la intención de salir como un gemido, aprieta los dientes para tratar de retener el placer que el mayor le proporcionaba, incluso llega un momento donde aprieta tanto que los siente doler; sus párpados están fuertemente cerrados y su nariz está junto a la del mayor. Llega un momento donde siente el aliento de Hoseok justo en sus labios, incitándole y llamándole con creciente necesidad. Con sus manos se aferra más a los brazos que desde que había despertado yacían más tonificados que antes, eso le gustaba; sus uñas arañan sin control los mismos, tratando de quedarse ahí, de retener su orgasmo próximo a suceder. Un orgasmo más en aquella larga noche.

Hoseok, con parsimonia, se lanzó a besar aquellos simétricos, suaves y rosados labios, se tomó el tiempo de disfrutarlo con sus nuevos sentidos, se tomó el tiempo para saborearlo, sentirlo, hasta olerlo incluso, y simplemente era una jodida gloria; Taehyung sabía tan bien, olía a café, y Dios, su obsesionante voz barítono, cada que jadeaba, gruñía o gemía era una perdición para él, llegaba al grado de utilizarlo para aumentar su placer.

—Hyung... —jadeó el menor en su oído, sintió sus uñas volver a arañar sin cuidado sus brazos y parte de sus hombros; sonrió por las acciones— Más... dios sí...

Se podía notar la satisfacción que estaba sintiendo el menor, incluso comenzaba a notarse que no podría retener mucho más tiempo su orgasmo. Necesitaba liberarse.

—Vamos bebé, —gruñó cuando volvió a embestir profundamente, siendo abrazado por las cálidas y estrechas paredes del menor— lleguemos juntos, vayamos al cielo y al infierno a la vez.

Taehyung volvió a gemir con intensidad, enterró sus uñas en los hombros y espalda del mayor; todo producto del placer que poseía.

Entre una infinita oleada de placer, culminaron ambos entre un gemido y gruñidos, Taehyung siendo llenado por el mayor, gimiendo de una manera aguda, apretando con fuerza los brazos del mayor, sintiéndose pleno por el orgasmo; y Hoseok gruñó para posteriormente sonreír, sabiendo de sobra que había hecho suyo al menor una vez más, sintiéndose orgulloso de hacerlo suyo.

En cuanto recuperaron el aliento, se miraron directo a los ojos, siendo cómplices, compañeros y amantes entre un profundo silencio y una tranquila noche. Sonrieron mutuamente.

—Reparando después de tu reciente orgasmo, vaya que te encanta sentirme, ¿o no? —insinuó Hoseok, usando un ligero tono socarrón y una lasciva sonrisa.

Las mejillas del menor adaptaron un muy sutil tono carmín, rió un tanto nervioso y finalmente abrazó a Hoseok por el cuello, acariciando con parsimonia su cabello, más sedoso y brillante. Sin separarse aún, volvieron a besarse, sin embargo el beso había cambiado al actual ambiente, no era uno hambriento, necesitado o desesperado; era suave, calmado, realmente tomándose el tiempo de conocerse a profundidad por otros medios, incluso de poder enamorarse más ante aquella acción, batallando por ver quién poseía control del beso a un modo de saber cuanto se amaban. Simplemente se besaron con sentimiento.

—Tus arañazos me arden, ¿sabes? —mencionó Hoseok en burla, teniendo como objetivo avergonzar a su pareja, como también el de hacerlo reír.

Objetivos que no fallaron.

Taehyung rió nervioso, negó con la cabeza lentamente y, con cuidado, acarició los brazos del mayor. No queriendo que Hoseok sintiese el ardor por más tiempo y ante una creciente necesidad de protegerlo, de sus manos salieron ligeras olas de colores, como auras que rodearon los brazos y un poco la espalda del mayor, movió sus manos de arriba a abajo y su objetivo amplió su función; había usado sus dones para poder ayudar a Hoseok, aunque no llegaba al grado de otorgar vida o muerte.

Hoseok gruñó en cuanto aquellas ondas cual auras regresaron a sus manos culminaron su objetivo.

—Pude aguantar o bien encargarme yo. —sinceró.

—Lo sé, pero fue un impulso. —admitió el menor, hablando por primera vez en la noche.

Claro, hablar, no gemir o jadear.

Sin embargo volvió a hacerlo cuando Hoseok estaba pasando su boca sin descaro por su cuello; sintió como sus dientes se enterraban en su pálida piel, sintió la humedad cuando su lengua paseaba libremente por la zona e incluso cuando comenzó a succionar, sabiendo de sobra que todo aquello era por el instinto territorial del mayor, uno posesivo y envidioso.

—Hoseok... —susurró, tomando la mejilla del aludido logrando que lo mirase a los ojos nuevamente— soy todo tuyo, no hay necesidad de que marques tu posición sobre mí. Gihigugma ko ikaw.

El aludido sonrió ante las últimas palabras dichas, entendiendo casi inmediatamente lo que él menor se refería al decir aquello. Idioma cebuano, traído, según algo de la historia de la zona, idioma traído desde Filipinas, sólo algunas cosas no todo el idioma como tal; incluso la propia zona poseía su historia como también su propio dialecto, incluso una especie de abecedario, aunque la última sólo se usaba en ocasiones muy especiales o específicas. Además había estudiado un poco del mismo.

—Gihigugma ko ikaw. —contestó Hoseok de vuelta, sintiéndose más y más caído a los pies de Taehyung.

Aunque tal vez no lo admitiera, Taehyung era su todo; de alguna manera había sido un poco cerrado a aquello de sentir, los arduos entrenamientos y malas experiencias habían dejado represalias sobre él, sin embargo Taehyung lo cambió y con ello su opinión sobre la capacidad de sentir. Hoseok estaría dispuesto a todo con tal de ver, si no es feliz, por lo menos ver vivir al menor. Ya lo tenía a sus pies.

Taehyung podría hacerle doblegar por completo.

─── ❖ ── ✦ ── ❖ ───

Su atención se enfocaba en las nuevas ondas que provenían de sus manos. Como rodeaban las mismas entre ondulados movimientos, algunos más delgados rápidos y los más visibles de manera calmada; aquel acto curioso brillaba en tonos azules y unos pálidos; variaban más entre la gama fría. Podía sentir cómo salían y, de manera inconsciente, como se retenían a hacerlo a grandes escalas, supuso que seis por su temor a que puedan salirse de control, después de todo no sabía controlarlos o usarlos.

—Fascinante, ¿no lo crees? —habló una voz a su costado, sonrió reconociéndola.

Tratando de no detener el movimiento de las ondas provenientes de sus manos, se giró encarando al rubio. Asintió a su dirección.

—Aunque sigo sin entenderlo. —confesó un poco decepcionado.

Taehyung relajó su semblante, y con una mirada apacible se dirigió a su posición.

—Nadie dijo que sería fácil, Hoseok. —le aclaró, mientras se posicionaba a un lado suyo— La manera que esto pueda salir depende de su poseedor.

El mismo rubio, con facilidad, liberó las suyas, diferentes de Hoseok por ser una gama más cálida y un poco opaca; sus propias ondas rodearon su mano y, con tanta facilidad proveniente de la práctica de años atrás, levantó su mano hasta la cabeza de Hoseok, y en un repentino movimiento le lanzó algo a la cabeza, pues sus dedos se abrieron y ondas y energía salió de su mano, parando hasta la cabeza de Hoseok. El mayor sintió un dolor de cabeza en cuanto lo que sea que Taehyung le haya provocado paró hasta su cabeza, adentrándose hasta sus memorias, pudiendo apreciar ahí una especie de visión.

—Los poderes que posees ahora son mucho más que eso, una maravilla que los mundanos han ido implementando con los años. —explicó Taehyung entre una voz grave y seria, casi enojada— Yo sé que, ahora que eres ángel, tienes más poder, incluso que yo, siendo un demonio.

Mientras tanto Hoseok pudo apreciar cómo Taehyung usaba sus dones en el pasado, como con ellos dejaba en claro su posición a los de su mismo tipo de sangre e inmortalidad, poniéndose encima de todos ellos por mucho; como aquellos dones podrían ir más allá que cambiar de forma, de deshacerse de ellos con un simple movimiento de manos, un simple aleteo de sus poderosas alas. Taehyung era poderoso, pues también sabía usar el don de la palabra, podría ser capaz de usarlas en contra de los demás, aparte de recibir ayuda de sus dones para reconocer debilidades, sabía usarlos a su favor; podía ser capaz de torturar, extorsionar e incluso, asesinar con tan sólo tocar y saber el talón de Aquiles de la persona. Era bastante evidente que Kim Taehyung era poderoso a grandes escalas, ya sea con o sin sus dones.

—La responsabilidad de dones o poderes van más allá de sólo entrenar y controlarlos, que de hecho esa palabra de controlar no va al caso, dejémoslo en familiarizarse. Jung Hoseok, como ángel debes aprender más que eso.

Las ondas se fueron alejando de la cabeza de Hoseok, como la visión en la mente del mayor se iba disipando en cuanto volvía a la realidad, todo hasta que volvió a las manos de Taehyung. El menor esperó un poco para que Hoseok se acostumbrara nuevamente a la realidad y volviese en sí.

Incluso Taehyung había pensado seriamente en el hecho de que ahora que Hoseok era inmortal, y sobre todo la sangre que ahora poseía, le hacían poderoso, incluso más que él mismo.

—Eres poderoso, Hoseok. Incluso más que yo. —le recalcó el menor.

Finalmente el mayor le miró nuevamente, en cuanto tuvo oportunidad de enfocarlo con claridad, guió a su mano hasta la mejilla de Taehyung, quien se recostó en la mano ajena recibiendo las ligeras caricias que proporcionaban en su mejilla. Entonces Hoseok sonrió.

—Aquí quien es poderoso eres tú, Kim Taehyung. Este ángel, Jung Hoseok, está a tus pies y servicios. —aclaró con voz autoritaria, mirando con intensidad al menor.

Sin impedírselo ni negarse a sus instintos la distancia se fue acortando poco a poco, hasta que sus labios se unieron en una íntima danza, haciendo un constante movimiento, dominando sus bocas. Sentían sus bocas adentrándose a su cavidad bucal, explorando terreno que tantas veces habían probado. Al final se separaron con una mordida en el labio de Hoseok. El mayor gruñó complacido ante el acto.

—¿Ya te está gustando, no? —regañó con sorna Hoseok.

Taehyung soltó una risita juguetona. Aunque poco a poco su sonrisa se desvaneció, su seriedad volvió a su semblante; despacio se separó del rostro del mayor y le miró fijamente.

—¿Sucede algo? —cuestionó Hoseok.

Taehyung se limitó a asentir.

—Pronto harán tu ceremonia de bienvenida al área; pero necesitan que aprendas a controlar los dones que llegues a tener, igual que tus alas. No pueden retenerte aquí o recibirte con honores a no ser que controles esto. —el menor explicó lo más calmado que pudo, no expondría sus temores; al final sostuvo la mano ajena volviéndola para dejar expuesta la palma.

Entonces un suspiró cansado provino de la boca del mayor, sintiéndose con un peso sobre sus hombros nuevamente.

Su mano sin dejar de ser tomada, fue jalado de ella para impulsarlo a levantarle, Hoseok no opuso resistencia. Fue jalado fuera de la habitación en dirección a las escaleras, donde bajaron a como pudieron hasta el primer piso; ahí varios inmortales iban de un lado a otro perdidos en su propio mundo, no poniéndoles atención a los dos jóvenes; realmente a ninguno le importó. Continuaron su camino hasta que Hoseok distinguió la ruta, estaban yendo hacia el patio trasero, o algo similar, donde la naturaleza brillaba como siempre, los árboles crecían enormemente con su característico coloro verde, sin embargo no en esa época, donde la mayoría yacía sin hojas o sino era iluminado por colores cálidos, yendo de un naranja hasta amarillo. En cuanto llegaron al susodicho patio Hoseok se sorprendió de encontrar a Seokjin en el lugar; el mayor presente les sonrió dándoles la bienvenida.

—Primeramente, es un honor tenerte aquí, Jung Hoseok. Segundo, te enseñaré a familiarizarte con tus poderes, pero tú deberás poner de tu parte. —explicó Seokjin, dirigiendo su vista hasta el pelirrojo— Te advierto que no seré delicado contigo.

Seokjin les dio la espalda encaminándose al lugar en donde comenzaría la acción.

Tratando de darle confort, Taehyung le acarició la mejilla a Hoseok, y le sonrió como pudo.

—Te enfrentarás a él, no puedo entrenarte yo puesto que me conozco, querré limitarme mucho, en cambio mi padre no es de esa forma; para entrenarme a mí mis dos padres siempre fueron muy serios conmigo, como si no me conocieran, en especial mi padre Jin, no tiene mucha piedad y cuando se trata de pelear o entrenar se lo toma muy enserio. —contó el menor— Pero estarás bien, al menos no tratará de matarte si eso llega a preocuparte. Buena suerte. —y como despedida le besó la mejilla fugazmente para después alejarse hasta un lugar pudiese ver aquel épico encuentro.

El pelirrojo se dirigió hasta Seokjin, en donde algo nervioso le saludó con una leve inclinación.

—Bien, tu entrenamiento será lo más rápido posible debido a las suposiciones de un pronto ataque contra el área. —comenzó Seokjin, mientras que con un chasquido se cambió a una ropa más deportiva y un poco holgada— Por lo cual, Jung Hoseok, te pondré a prueba, si eres apto para mi niño o no; además de ver si eres capaz de hacerle honor a tu nuevo yo.

Hoseok le miró con una ceja alzada, inmediatamente, chasqueó los dedos de sus dos manos a sus costados y al igual que el mayor cambió por una ropa deportiva, solamente que ésta era más a una gamma más fría y clara. Teniendo los sentidos alertas a cualquier cosa que llegase a suceder de improviso, se posicionó listo para atacar. Seokjin rió por su reacción, sin embargo con agilidad sacó una especie de látigo de su mano, que rápidamente el otro extremó fue a parar al tobillo de Hoseok, sonriendo con malicia, arrastró al muchacho con el látigo hasta que Hoseok estuvo prácticamente a sus pies.

—Los ángeles son conocidos por ser habilidosos, Hoseok, concéntrate y deja a tus poderes fluir. —aconsejó Seokjin, quien sin soltarlo del látigo, con velocidad lo mandó a volar hasta el muro de una gran montaña.

Taehyung entrecerró los ojos en cuanto el ruido del impacto fue tal que hasta a él le dolió.

Sin darle tiempo a reaccionar, nuevamente Seokjin lo había tomado con el látigo por el tobillo y con gran fuerza lo mandó a volar nuevamente, aunque esta vez hasta un lago algo lejos de su posición. El cuerpo del mayor se dejaba hundir entre el agua, realmente los golpes lo estaban dejando un poco mal, aunque no tanto considerando que si tuviese su cuerpo mortal hubiese acabado mucho peor; de alguna manera sentía que su dignidad estaba yéndose de sus manos, de su control y la impotencia le invadió al sentirse inicio de controlar sus dones. Suspiró aún bajo el agua, viendo como cada vez su cuerpo se hundía más, hasta que aquella melodiosa voz retumbó en su cabeza.

"Yo sé que, ahora que eres ángel, tienes más poder, incluso que yo, siendo un demonio. La responsabilidad de dones o poderes van más allá de sólo entrenar y controlarlos. Jung Hoseok, como ángel debes aprender más que eso."

Ante aquel recuerdo de la platica con el rubio, algo dentro de su ser se activo, sus nervios se pusieron a flor de piel, de alguna manera comenzó a sentirse renovado a grandes escalas, la adrenalina fluyó por su torrente sanguíneo y le hizo entrar en razón. Entonces sucedió.

Seokjin esperó a que Hoseok volviese mojado, listo para recibir más golpes, sin embargo lo que percibió fue mucho más sorprendente y sonrió orgulloso. El joven pelirrojo, con un semblante algo serio, con sus manos a sus costados elevándose lentamente y sus alas blancas, fuertes e inocentes, radiantes de fortaleza y valentía, elevaron el cuerpo de Hoseok; aunque detrás comenzó a aparecer grandes cantidades del agua cristalina, ascendiendo con gran fortaleza, seguridad y sobre todo gloriosamente detrás del joven pelirrojo. Sin darse a tiempo de dudar sus acciones, elevó el agua sobre él, y entonces en un rápido movimiento, lo lanzó hasta Seokjin. El mayor sin inmutarse, chasqueó los dedos a su costado, y moviendo la mano en un veloz tajo, el agua se detuvo hasta cierto punto, dejando de avanzar pero moviéndose en el aire como su aún estuviese en su lugar, como si nada hubiese pasado.

—Sorprendente, Jung Hoseok, pero no tanto contra un tritón. —se burló Seokjin con sorna.

La mano de Seokjin se movió hasta que empujó el agua de vuelta a donde Hoseok la había traído. Con un ademán el mayor llamó al pelirrojo, Hoseok se acercó sereno, en cuanto aterrizó sus alas se arrastraron por el poco pasto que comenzaba a quedar.

—Te recomiendo algo, jamás, jamás, jamás seas predecible con tus ataques. —aconsejó Seokjin.

Taehyung se acercó rápidamente hasta ellos, mirando con sorpresa y admiración a Hoseok, sonriéndole demostrando su orgullo por aquel movimiento.

Seokjin, sin decir o hacer más, de retiro del lugar a paso tranquilo.

En cuanto estuvo lejos del campo de visión de los jóvenes, Taehyung inmediatamente abrazó a Hoseok, riendo por el alivio.

—Eres mi opuesto Hoseok, definitivamente. —sentenció el rubio, sin despegarse aún de Hoseok.

—¿Por qué? —preguntó dudoso.

—Controlaste el agua, la manejaste a tu antojo, cosa que no puedo hacer yo. —explicó Taehyung suavemente— Lo único con lo que puedo manejarme es con el fuego y de vez en cuando con la tierra.

Entonces todo cobró sentido para Hoseok.

Taehyung controlaba el fuego, Hoseok el agua. A uno le beneficiaba la muerte, al otro la vida. Uno era demonio, el otro era un ángel.

Hoseok se aferró a la cintura del contrario. Entonces ambos rieron, al no saberse solos en aquel mundo y realidad.

─── ❖ ── ✦ ── ❖ ───

—¿Nuevas noticias, Kim Kyu Jong? —cuestionó Hyung Jun, mientras miraba con su mirar afilado al mencionado.

El aludido asintió, sintiéndose orgulloso pues no había sospechas aún hacia su persona. Y ahora estaba con sus verdaderos líderes, otorgándoles información.

—El mortal, Jung Hoseok, ya no es más un mundano común y corriente. Ellos lo transformaron a un ángel, según tengo entendido, como un último recurso para traerlo a la vida. —comenzó a explicar— Hoseok llegó ahí por ser inmortal desde un principio, poseía sangre angelical desde que nació, simplemente se escondió en la vida y piel de un ser humano, un mundano o mortal más; aquellas dichosas salvaguardas sólo pueden penetrarlas los que posean sangre inmortal. Ahora Jung Hoseok es uno de ellos.

Jung Min, quien escuchaba todo atentamente, bajó la mirada sin dejar de morder la piel de su dedo índice, tratando de pensar en cómo podrían atravesar las salvaguardas. Sin embargo, cuando escuchó lo siguiente una idea surcó de entre su retorcida mente.

—Además, está muy en claro que Jung está perdidamente encantado por el hijo de los lideres: Kim Taehyung; jovencito que resultó ser el líder de los demonios ahí, siendo evidentemente un demonio. —finalizó de informar Kyu Jong, esperando pacientemente a las indicaciones que le diesen.

Hyung Jun se volteó a mirar a Jung Min, ambos se sonrieron cómplices, sabiendo de sobra que ambos pensaban lo mismo. Jung Min asintió en dirección a Hyung Jun, y con los ojos le indicó que se lo dijera a Kyu Jong.

—Perfecto. Quiero que vuelvas ahí y nos sigas informando sobre más avances. Atacaremos muy pronto por lo cual, también esperamos que nos digas, en cuanto les enviemos la señal, sus estrategias de batalla.

Kyu Jong asintió, y utilizando su velocidad de inmortal, salió de aquella lujosa casa, para dirigirse hasta la zona nuevamente, como si nunca hubiese escapado.

—Sólo espera un poco más, cielo. Pronto podrás cortarle la cabeza a Kim Namjoon y tenerla de trofeo. —recalcó Hyung Jun, mientras sonreía de una manera cínica.

—Y tú la de Min Yoongi y Park Jimin como tus trofeos. —recordó Jung Min, después recordó la meta que ambos habían acordado— Y juntos tendremos tanto las cabezas como las alas de Kim y Jung. Ambos podremos comer, si nos apetece, sus intestinos en un glamoroso festín, en honor a nuestra batalla ganada.

Entonces ambos adultos rieron de una manera tan cínica, compartiendo perversiones mutuamente. Unas mateas que estaban dispuestos a alcanzar a cualquier costo.

Cualquiera.




4311 palabras. Cada vez voy superando mi límite, me siento orgullosa asies.

En fin, espero que este capítulo les haya gustado, las cosas que le depara al fic son las que tanto tiempo he esperado para escribir y desglosar, y ahora que finalmente puedo no perderé la oportunidad.

Mejor yo me voy despidiendo. Porque Charly vengo inspirada.

Les deseo un hermoso día, tarde o noche, sea cual sea el horario en el que estén leyendo esto.
Se despide su autora.

YoungMi17ⓒ.

*Barítono.
Barítono (del griego βαρύς [barýs] = "pesado", y τόνος [tónos] = "tono, modo, ritmo") es la voz masculina media
cuya tesitura se encuentra ubicada entre el bajo y el de un tenor. Sus agudos se diferencian de la voz del tenor por ser más oscuros y viriles; y sus graves se diferencian de la voz del bajo por ser más ligeros y brillantes. Su extensión equivale en la escala del la grave y el fa agudo. Esta voz masculina es considerada expresiva por excelencia, y puede aliar la claridad y flexibilidad a la fuerza y esplendor.

Si desean saber más sobre esta voz tan hermosa, pueden buscar más en internet. De verdad que vale la pena. ;3

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