13 장.





____________________
|   C A P Í T U L O #13   |
——————————







Immortal Centuries [Monsters Book #1]
P A R T E  D O S.
CAPÍTULO 13.
M I S D E M O N I O S.







Era sorprendente que de unos besos de enamorados pasaran a unos fogosos y cargados de otras de sensaciones para nada románticas.

Y justamente, tienen suerte de presenciarlo. Creándolo ustedes mismos.

Sus jadeos salían libremente, el menor con los ojos entrecerrados apretaba la mano del mayor la cual estaba entrelazada encima de su cabeza. Gemía cada que su punto dulce era tocado por el mayor, quien era el único que podía hacerlo. Y por ello, el mayor se deleitaba con la preciosa imagen que sus ojos estaban presenciando; una imagen que guardaría eternamente en sus recuerdos, o como le llamaba, en el palacio. Ambos eran los únicos que podían provocar aquellas sensaciones en el contrario, y tal vez no estuviesen destinados desde el principio, más sin embargo ambos se amaban con una locura inimaginable.

El menor gimió bajo aferrándose con sus piernas a la cadera del mayor, buscando que las ya bruscas penetraciones fuesen más rápidas y más profundas.

Ellos por supuesto que tenían intimidad, más al ser de dos grupos distintos de especie se limitaban a proclamar al otro como su especie solía hacerlo. Que era marcando su cuello, y bebiendo su sangre. De lobos y vampiros. Uniones muy distintas pero con la misma función y fuerza. Unirlos en cuerpo y alma, destinados a permanecer juntos por la eternidad, sabiendo las emociones del contrario; una unión espiritual bastante fuerte nacería de ellos.

Pero aún no era el momento.

Y con un último jadeo por parte del mayor y un gemido por parte del menor ambos llegaron a la gloria misma. Y mientras que el menor mordía sus labios gozando de los exquisitos espasmos que su cuerpo experimentaba, el mayor recargaba su cabeza en el hombro de su amante, recuperando ambos el aliento.

Cuando los minutos pasaron el mayor salió delicadamente de su pequeño mirándolo a los ojos; sin resistirse atacó los labios ajenos, saboreando y mordisqueando a su antojo, y el menor pasó sus brazos alrededor del cuello del mayor para atraerlo más a él y deseando que el beso nunca acabase. Más por el tramposo oxigeno tuvieron que hacerlo para tomar aire.

—Te amo, mochi —susurró el mayor una vez ya recostado en la cama.

Y el menor recargado en su antebrazo lo miró sonriente provocando que sus ojos se hiciesen unas hermosas líneas; una imagen tierna para el mayor.

—Igual yo, YoonGi —contestó cerca de sus labios, provocándolo.

No pudieron resistir a la tentadora tentación de volver a unir sus labios, saborearse a travez de sus labios. Y con el mayor y su instinto posesivo tomó la cintura del menor acariciando ésta mientras que el beso continuaba. Hasta que nuevamente necesitaban un respiro para sus pulmones no se separaron.

—Mi BabyBoy será un buen niño, y en nuestra primera noche de casados... ¿te digo que tendrá? —preguntó travieso, a lo que él menor sonrió entendiendo.

—¿Qué recibirá BabyBoy, Daddy? —le siguió el juego.

—Lo premiaré, por ser bueno con Daddy —contestó rosando sus labios sintiendo su respiración.

Sin poder evitarlo volvieron a unir sus labios. En un beso fogoso y cargado de necesidad.

Pero no sería para hoy.

Al pasar los minutos ambos estaban sumidos en un cómodo y relajante silencio. Uno en el cual ambos se sentían con solamente su presencia; en donde ambos existían y estaban juntos sin nada que los separase.

—Yonnie... —llamó el peli-rosa, recostado en el pecho del mayor.

Al nombrado sólo atinó a responder haciendo un sonido con su garganta en señal de que lo escuchaba.

—¿Crees que TaeTae y Hoseok hyung... se arreglen? —preguntó mirando a la ventana con un panorama nocturno con la bella luna llena acompañándolo.

—Hmm... —el mayor dudo, desconocía la mayoría de la vida del susodicho peli-naranja, pero conocía al rubio en varios aspectos, unos contados por él, otros por su pareja y otros él mismo los había descubierto; así que analizando su relación de la cual ya sabía de antemano, respondió:— quien sabe, no conozco a... —hizo memoria para recordar el nombre— a Hoseok, pero conozco a Taehyung, y a como es él, supongo que Hoseok debe dar el paso para luchar por Tae; sabes que suele ser orgulloso con su persona.

El suspiro del peli-rosa no se hizo esperar.

—Taehyung ha sufrido en su niñez y parte de su adolescencia, lo sabes, era lógico que quiera protegerse para no volver a sufrir otra vez —defendió a su mejor amigo y casi hermano.

Para el peli-rosa el menor era muy importante para su vida.

Recordaba y tenía viviente aún lo que había pensado al verlo, cierta imagen de cómo había llegado ese pequeño, una imagen lamentable y obviamente le caía terriblemente mal. Más días después de que el pequeño adolescente despertara, él mismo se animó a conocerlo, acercarse y hablarle para platicar sobre algunos temas triviales. Al principio admitía que le costaba pues el más pequeño era tímido y reservado, pero cuando la confianza ya se había establecido el menor le contó él porque actuaba de aquella manera tan reservada; nunca pudo olvidar la historia.

Y desde aquello ya se sentía con la necesidad de protegerlo de todo mal, sí, admitía que podría llegar a ser sobre protector con él, pero era porque buscaba su bien, como hermano mayor a hermano menor. Y era también en viceversa.

Se protegían como la familia que alguna vez anhelaron tener.

Más cuando escuchó un ligero ronquido notó que se había perdido mucho en sus pensamientos, y ahora el mayor ya se encontraba durmiendo plácidamente aún tomando su cintura de manera posesiva.

Sonrió débilmente en su dirección.

—Sólo me preocupo por los que me importan —susurró cayendo lentamente en los brazos de Morfeo.

La única luz en aquel lugar era la que brindaban aquellas dulces y extrañamente cálidas llamas abrazadoras, liberando su peculiar sonido al pasar los minutos, un curioso tronar proveniente de la madera y el fuego lo que provocaba aún más sensación de calidad.

El hombre yacía con la mirada perdida entre las llamas, analizándolas.

Más se sorprendió cuando sintió unas manos en sus hombros, y como las llamas formaban figuras luminosas, creando unas peculiares siluetas, bailando al compás de una canción imaginaria. Pero se desvanecieron cuando cierto inmortal se había sentado a su lado, contemplando igualmente la llama roja y naranja junto con un leve color amarillo que regalaba la chimenea en el lugar.

—¿Qué sucede? —preguntó el hombre mirándolo. Aunque su tono había salido más suave y dulce de lo que hubiera deseado.

El inmortal le miró de igual forma, clavando sus orbes dorados en los del mayor, que eran color miel.

—Es sólo que... ¿estás seguro de que pelearás? —preguntó atrayendo sus piernas a su pecho y abrazándolas, sin dejar de mirarlo—, me refiero a que... tu edad no te lo permitirá, envejeces Park.

El mayor bufó regresando su vista a las llamas danzantes ahora por naturalidad.

—No sabes la edad que tengo siquiera, Kim —contestó ante la aparente afirmación del menor.

—¡Vamos! —exclamó entre animado y obvio—, tienes casi 65 años Park, te deterioras al ser mortal.

—Y me imagino que tú tendrás más de mil años —afirmó con cierta ironía.

El menor rió. Negando con la cabeza contestó: —De echo no, tengo 173 años, Park; aunque si me presento ante humanos, me presento con 17 años, sólo disminuyo el 3.

Ahora para el hombre entendía más él porque odiaba a los inmortales. Estaba a punto de juzgarlo más él lo interrumpió, diciendo algo que podría agradarle.

—Pero puedo ayudarte a rejuvenecer, no tanto por supuesto, pero puedo hacerlo —informó el inmortal, mirándolo detenidamente.

Y rápidamente llamó la atención del mortal quien interesado ya continuó escuchando al inmortal, haciendo una seña para que continuase en señal de que le seguía escuchando. El inmortal sonrió, pues por fin cometería aquello que más amaba; si servía para alguien, optaría por el mal; y eso hacia en esos momentos.

—Solamente tienes que beber mi sangre —respondió el inmortal.

El hombre frunció su ceño y su rostro reflejó inconformidad.

—Sí, no es lo mejor pero... si quieres ser más fuerte, te recomiendo hacerlo.

El hombre se lo pensó un momento mirando las llamas. Podría hacerlo, recuperaría sus años que ya se notaban en sus facciones, más si los demás de la aldea y sus soldados lo notaban, y claro que lo harían pues no eran estúpidos, los años se le venían encima, y de un día a otro rejuvenecer o lucir como un adulto de veinte años o más, incluso menos, lo podrían tachar de traidor, de brujo o algo por el estilo. Pero sonrió al recordar que no existía otro líder capaz de controlarlos en aquella aldea. Así que mirando nuevamente al inmortal, sonrió malicioso para responder con asentimiento de cabeza.

—Perfecto. —fue lo único que contestó antes de dirigirse con una tremenda rapidez, a uno de los estantes de la habitación tomando un vaso que anteriormente era llenado con vino.

Con una destreza y una imagen que resultaría dolorosa de ver, se mordió su propia muñeca con una intensidad impresionante y lo suficiente como para que la sangre empezase a brotar; dejó su muñeca al alcance del vaso dejando que su sangre saliese y escurriera en el vaso, llenándolo con el pasar de los segundos. Cuando lo creyó suficiente, su herida se cerró y desapareció, como si pareciese que nunca se hubiera hecho daño. Se dio la vuelta y a la misma velocidad se acercó al mortal. Pero debía aclarar algunas cosas previamente.

—Antes —dijo levantando solamente su dedo índice, como señalando algo—, te advierto que puede haber consecuencias de beber sangre inmortal, y más de un vampiro.

El humano se levantó de su lugar encarando al inmortal, quien impresionantemente era ligeramente más bajo que él.

—Dilas —contestó a la advertencia—, di tus condiciones a cambio y en mi contra, inmortal.

—1. Si la tomas muy seguido y demasiada, es muy probable que te conviertas en uno de nosotros; —comenzó a decir sin apartar la mirada del mayor, sin dejarse intimidar— 2. Dejas de tomarla, y envejecerás el tiempo que hayas tomado la sangre, es decir, si lo tomaste durante 10 años, al dejar de tomarla envejecerás 10 años —continuó —; 3. La sangre tiene una sustancia capaz de hacer a alguien adicto a ella, más si es humano; y 4. Al vampiro quien porte la sangre que uno bebe debe de recompensárselo, ¿cómo? Fácil, deben dejar que tome de su sangre, no seguido por supuesto.

Terminó de dictar las reglas. La mirada del hombre se había hecho oscura más no había vuelta atrás, no se arrepentiría de la decisión.

—Acepto —sentenció el mortal.

Más al contrario sólo sonrió igualmente maliciosamente, y le entregó el vaso con aquel líquido en su interior.

—Larga vida a Park Jung Min —casi gritó el inmortal.

El líquido del envase fue vertido en su cavidad bucal, al saborearlo debía admitir que no causaba una buena sensación, y cuando cruzó su garganta casi que quería rechazarlo; por ello sus ojos fuertemente cerrados con la cabeza gacha. Sintió el líquido bajar, y de repente una sensación de adrenalina, dolor y ardor corporal comenzó a hacerse presente en su ser. Todo el cuerpo le ardía y dolía. Y por un momento pensó que aquello había sido una trampa; pero descartó la idea cuando sintió una fría sensación en su cabeza, provocando que doliese como los mil demonios; sentía que en cualquier momento colapsaría. No se sentía bien. Le dolía el pecho, la cabeza le punzaba, y su respiración se había vuelto difícil de realizar por su propio sistema, así que él respiraba dando bocanadas realmente profundas para mantenerse con vida.

Mientras que a los ojos dorados sólo hacían cómplice de lo que él mortal estaba pasando. Contemplaba como cada segundo su agonía iba en aumento, y realmente le hacía honor a su especie, pues poseía una expresión neutra ante lo que estaba delante de sus ojos. Y siguió igual a pesar de los cambios que ya había empezado a notar en el mortal. Su cabello canoso se volvía entre un color café y un dorado curioso, como un rubio cobrizo; cuando el mortal dejaba expuesta su cara –incluso durante escasos segundos– había notado que las arrugas alrededor de sus ojos estaban desapareciendo; su piel tomaba color nuevamente; sus manos ya no portaban las mismas venas sobresalientes, bueno, extremadamente sobresalientes, ahora se habían ocultado mejor; e increíblemente su altura aumentaba.

Y por primera vez como espectador de aquella transformación sonrió.

El mortal término recargándose en el escritorio que poseía su estudio, respirando ahora con normalidad pero cansado.

Y cuando abrió sus ojos lo primero que notó, fueron sus manos; las levantó, y admiró a detalle que ya no poseían arrugas como antes ni las notorias venas. Se giró en su lugar encontrándose con el inmortal, quien sonriendo levemente le señaló con la cabeza el ventanal que daba vista a la gran noche acompañada de sus estrellas y la hermosa luna, curiosamente llena.

Se acercó, y se impresionó en sobremanera cuando notó su reflejo en el vidrio.

Ahora llevó sus manos a su cara, mirando como su reflejo hacia lo mismo; tocó su rostro, admirando lo ahora joven que era, nuevamente. Y estaba seguro que aún poseía aquellos 64 años en su ser.

—Bienvenido —dijo dulcemente el menor a sus espaldas.

Se giró nuevamente encarándolo, aún con una sonrisa aliviada en sus labios. Le agradecía internamente.

Ambos se acercaron lentamente sin dejar de mirarse; y como si estuvieran tan acostumbrados a la compañía del otro, el mortal guió su mano a la mejilla del vampiro, acariciando ésta, y el contrario guió sus dos manos a los hombros del más alto. Y sin poder evitarlo se acercaron hasta que la distancia ya no existía entre ellos, pues ambos habían unido sus labios en un simple rose; no se movían, se mantenían así, hasta que el inmortal, movió levemente sus labios encima de los ajenos, comenzando así un dulce y sumamente delicado movimiento. Ambos se probaban mutuamente. En simples movimientos tan sencillos.

—Me alegra volver —respondió el mortal al separarse.

Sus frentes estaban unidas, con sus narices rozándose. Ambos se quedaron en esa posición, no se querían mover en lo absoluto.

Sus ojos marrones miraban al rubio recostado muy tranquilamente en aquel prado, quien miraba las estrellas.

Como lo había dicho ya antes, pelearía por Taehyung, sin importar a que se tendría que enfrentar.

Estaba más que seguro que estaba enamorado del rubio, como el rubio también lo estaba de él.

Así que tomando aire llevándolos a sus pulmones, para darse valor de aquella manera, se acercó a la posición del rubio. A pasos sumamente sigilosos logró llegar hasta donde el rubio, más prefirió hincarse para así ver la cabeza del rubio, desde su posición, de cabeza. El rubio se llevó tremendo susto ante la silenciosa y repentina aparición del mortal, no se había visto en otra situación incluso peor que aquella, bueno sí, pero no en aquel contexto.

—Hola —saludó el susurro el mortal.

El rubio frunció levemente su ceño, pero al no tener malos modales contestó, aunque como si el mortal fuese un desconocido.

—Hola, ¿necesita algo? —preguntó cordialmente, sin dejar de mirarlo.

El mortal suspiró algo resignado por el comportamiento del rubio. Sabía que sería difícil, pero lo había prometido. No se rendiría tan fácil ni huiría como un cobarde.

—Tenemos que hablar, Taehyung —sentenció.





Esto se pondrá intenso. :3

Nuevamente advierto, que será mejor que preparen sus pañuelos para el próximo cap, ah, y el clorox. Yo tengo perO USTEDES CONSÍGANSE EL SUYO A LPM  >:V

Bueno ya -suspiro dramático-; no tengo nada más que decir así que..... ahí las dejo :)

YoungMi17©️

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top