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| C A P Í T U L O #1 |
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La mujer estaba más que aterrada, desconcertada con la apariencia de quien era su hijo. Así no se supone que debía ser.
Ojos grises que gracias a la iluminación de la habitación daban un tono color miel, uno hermoso, labios rosados y delicados, tan suaves como algodón, piel pálida como la nieve, que se sabía gracias a lo rojizo que se encontraba, facciones tan delicadas y perfectas. Era hermoso. Signo de que no era normal.
Con sus ojos grises miraba a la mujer que lo cargaba en brazos, curioso de saber quien era; y no lloraba, como cualquier otro niño lo hubiera echo en su situación. Otro signo de que no era normal.
De repente, los ojos del niño brillaron en un intenso color rojo, tan potente pero no demasiado para dañar la vista humana; y una onda entre azul y rojo se extendió por alrededor del cuerpo del niño, rodeándolo cariñosa y delicadamente, concentrándose al desaparecer en sus manos, espalda, ojos y principalmente en su pecho.
—¿Taehyung? —pronunció la mujer aterrorizada de lo que acababa de presenciar, de lo que quien se hacía llamar su hijo había echo.
El niño la miró como si hubiese entendido que a quien estaban llamando era a él. Y al ver a su madre sonrió dejando salir una carcajada tan infantil, tan inocente que podría hacer que cualquiera cayera ante sus magistrales encantos.
Quién diría que así será.
Immortal Centuries [Monsters Book #1]
P A R T E U N O.
CAPÍTULO 1.
L A M O R T A L I D A D.
"HAZTA EL CORAZÓN MÁS INMORTAL ES CAPAZ DE SENTIR.
PERO AQUELLOS SENTIMIENTOS O EMOCIONES TIENEN UN COSTO,
O LA VIDA MISMA O LA DE ALGUIEN MÁS."
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La primavera se alzaba con gozos, sabiduría y sin faltar hermosura por supuesto. La brisa daba una sensación de tranquilidad para quien sea que viviese con felicidad su vida.
Para unos era tranquilidad.
Pero para otros era la estación de su tortura.
Sus ojos miraban el collar que sostenían sus manos, acariciando el objeto tan delicadamente como si fuera de porcelana. Y de echo lo era, en un sentido figurado. Era lo único que tenía de su antigua vida, de lo que vivió con quienes llamó en su entonces a su familia, pero al haberle sido quitado la sensación de querer o convivir su actitud a esta edad había cambiado, y al haberle sido arrebatado de repente con quienes podía tener poco de esas sensaciones no era en duda que a este entonces él querer a alguien más allá de una amistad era difícil.
De pronto los recuerdos llegaron cual ola en pleno tsunami, con fuerza y sin piedad arrasando todo a su paso. Llegó tan abruptamente que su cabeza dolió y le obligó a cerrar los ojos con fuerza, intentando apaciguar en un acto reflejo el dolor. Como fue perseguido, aún sentía los gritos de sus hermanos menores pidiéndole ayuda, pero él, sin poder hacer nada; aún recuerda, como un momento tan latente y significativo, cuando uno de esos hombres le disparó justamente a una de sus preciadas alas, lastimándola y frenando el vuelo que emprendía para escapar de ahí. Recuerda la tierra bajo sus pies cuando no tuvo de otra que correr; y recuerda los mil y un golpes que tuvo al caer de una colina bastante alta, lo suficiente inclinado como para dejarlo inconsciente y perder a los hombres.
Recuerda cada detalle de ese día, recuerda como le fue arrebatada su felicidad.
Los gritos incesantes de sus hermanos, llamando su nombre con desespero y súplica. Los gritos de los hombres que iban tras él, recuerda cuales fueron las indicaciones y los insultos hacía su persona.
Recuerda todo.
—Tae... —susurraron suavemente a sus espaldas, pero lo suficientemente alto como para oírlo.
Se giró en su lugar, arrastrando las bellas y suaves plumas que tenían sus alas en el lizo suelo. Miró al mayor quien se asomaba por la puerta. Le sonrió dulcemente, agradeciéndole internamente por sacarlo de su agonía que su mente le recordó.
Por último, de sus manos salieron destellos, lazos y ondas azules girando en torno al preciado objeto, creando una barrera que sólo él podía romper. Protegiéndolo.
—¿Qué sucede, Jin? —preguntó suavemente, esperando una explicación por la visita del mayor.
Normalmente cada uno poseía privacidad. Cada uno poseía su habitación personal, y como no, cada uno era poseedor de un lugar en especifico de aquel gran lugar. Que sólo era habitado por criaturas tan hermosas como él, tan diferentes de la humanidad. Y era raro que alguien invadiera la privacidad de otros.
Esta visita por parte del mayor le era curiosa al rubio.
—Tae, necesitamos que bajes, debemos hablar —habló suave pero sin quitar la seriedad de su tono.
—De acuerdo, ahora voy —y recibiendo un asentimiento por parte del mayor se giró nuevamente en su lugar dejando su collar en donde siempre.
Él mismo había armado una plataforma donde pudiera colocar su preciado collar, una base que estaba echa de oro puro, con una forma peculiar, unos detalles tan delicados y finos que sinceramente el objeto parecía sacado de un antiguo palacio, o bueno, más robado que nada. Cuando sólo lo había echo él.
Con delicadeza acarició por última vez el objeto y después de retiro de su habitación a pasos agigantados y rápidos, el caminar de aquella forma la había tomado como una manía que aprendió de los otros. Al menos por el resto de su crianza aquí.
Bajó escaleras, cruzó pasillos, hasta que al fin llegó a la sala donde solamente se solía utilizar para las juntas, reuniones o conferencias que fuesen de suma importancia, solamente. Y debía admitir que se sentía fuera de lugar, un poco nervioso pues hacía tiempo que no era utilizada aquella sala. Hace unos 7 años aproximadamente. No demasiados en realidad.
Con paso firme, postura correcta y seguridad abrió las enormes puertas, dando aviso a los demás que su llegada era oficial. Obviamente la atención se centró en él, todos los ojos se posaron en su persona.
—Al fin llegas, Taehyung —le regañó el mayor. Al que la mayoría le rendían mayor respeto.
Ese hombre era su líder, o al menos la mayoría lo llamaba así. Él había sido el responsable de crear aquel refugio en el cual solamente era habitado por criaturas tan hermosas como misteriosas; gracias a él este lugar era posible, la seguridad que estaba resguardada y asegurada allí eran incomparables, y solamente aquellos que tuvieran algo que fuera más allá de lo normal, es decir o en pocas palabras no fueran humanos, sólo ellos podían entrar con facilidad.
El sitio estaba en un bosque cerca de una orilla de la playa. A unos cuantos metros se encontraba una isla que igualmente les pertenecía. Para pasar desapercibidos el lugar contaba con barreras camuflaje, tan eficaces que se confundían con el resto del bosque; si alguien por casualidad sospechaba e intentaba pasar, sería como si hubiese cerrado los ojos y al abrirlo aparecer en otro lugar muy diferente, pues esas barreras camuflaje poseían la capacidad de "teletransportar" al humano del principio al fin del lugar. Nunca sabrían de la existencia. Muy eficaz para esconderse de los mortales que deseaban acabar con ellos.
—Lo siento —se disculpó dando una leve reverencia y encaminarse a donde era su lugar.
A las reuniones sólo asistían aquellas personas con papeles importantes al lugar, con alto honor a su nombre, los más rectos como para liderar, sabios al tomar decisiones, los más fuertes para defender a su "clan", como se le llama aquí.
Y quinqué sonase imposible de creer, Taehyung lideraba uno, siendo en parte el líder más joven, contando solamente con casi 20 años.
—Bien, los he llamado aquí para poder tratar un asunto de suma importancia. Un acontecimiento que puede que quiebre con nuestra paz —habló cabizbajo el hombre a la punta de la gran mesa.
—¿Quebrar la paz? Eso es imposible, nuestras guardias cuentan con el camuflaje, y además hemos estado resguardados aquí demasiado tiempo, sin molestar o dar señales de existencia a los humanos. —se quejó un pálido chico, mirando de mala manera al líder.
—Eso lo tengo perfectamente claro, YoonGi. ¿Recuerdan un día de ajetreo donde no hable con ustedes por una semana completa? —cuestionó mirando a cada uno de los presentes en la mesa.
Todos asintieron, cada quien a su ritmo, manera de tiempo.
—Ese día, un humano logró cruzar nuestras guardas de seguridad —informó, provocando que algunos de alteraran.
Taehyung se lo pensó nuevamente, analizó y confirmó que solamente los mitológicos podían pasar las guardas, cualquier humano mortal, común y corriente, nunca podría.
Al centrar nuevamente su atención a la conversación, inconscientemente sintió una opresión en su pecho y una caliente sensación le recorrió cada rincón de su cuerpo. La ira.
—¿No se supone que los humanos no pueden pasar nuestras guardas? —habló por primera vez desde que había llegado a la sala.
—Así es, yo me aseguré que solamente los mitológicos pudiésemos pasar sin ningún problema —aseguró el líder, dejando caer su puño en la mesa—. Ahora si, cuando él humano pasó las barreras platiqué con él esa semana, le interrogué acerca de su llegada, pero no respondió nada. Por lo cual, me lleva a hacer dos cosas.
Todos prestaron atención a sus posibilidades.
—1. Alguno de ustedes le preguntará, a su manera por supuesto, intentará conseguir la mayor información posible por su visita aquí. Y 2. Cabe la posibilidad de que él sea como nosotros, pues está más que asegurado que las barreras permiten pasar sólo a aquellos con sangre inmortal, por lo cual también quiero experimentar con él, por las buenas —propuso, comenzando a oír murmullos sobre todos hablando acerca de aquellas dos posibilidades.
El rubio se levantó de su lugar, primeramente porque sólo esperaba que la solución fuese dada para poder retirarse como siempre a su habitación; al levantarse los murmullos cesaron. Su mirada no cambió nada, seguía igual de seria, inexpresiva, al igual que su rostro.
—Gracias —agradeció el silencio—, ahora, creo que todos estamos de acuerdo en que es imposible que un humano entre a estas tierras —los presentes asintieron—, porque no simplemente al "experimentar" con él vamos descubriendo sus intenciones, y si es falsa alarma o error, que lo considero poco probable, solamente basta con que Donghae chasquee los dedos y todo lo vivido aquí es olvidado —chasqueó sus dedos en ejemplo y propuso con voz clara y fuerte una solución que había encontrado a todo esto; pero la desesperación de irse era tanta que dijo algo indeseado: —. Si eligen llevar esta idea a cabo me ofrezco voluntariamente para yo estudiarlo. —culminó volviéndose a sentar en su lugar.
Analizó sus últimas palabras; su semblante formó uno de preocupación, pero que desapareció tan rápido como vino.
Los presentes en la mesa discutían entre ellos, ahora analizando la posibilidad que el rubio había ofrecido. El líder aplaudió estruendosamente, lo suficientemente fuerte como para que todos le oyeran hablar.
—Debido a la situación y al analizar la propuesta por Taehyung, creo que es lo más cercano que se puede tener para usar las dos en una sola. —analizó en voz alta haciendo que los presentes le dieran la razón— Así que, Tae, tu propuesta es la que se llevará a cabo. —sentenció el líder dando palmadas a la mesa, dando por terminada la sesión.
El líder fue el primero en retirarse como de costumbre, mientras que los demás aún analizaban lo ocurrido. El rubio igualmente se levantó de su lugar y se dirigió a la puerta deseoso de encerrarse en su habitación escuchando música –gustos humanitarios que aún poseía– y perdido en su mundo de sueños vivos. Pero se detuvo abruptamente al ser detenido por una mano en su brazo, impidiendo su escape.
Giró nuevamente en su lugar y miró al menor que le sostenía, con la mirada puesta amenazadoramente en su persona, labios y ceño fruncidos, y unos ojos penetrantes. Demostrando esa cara.
—¿Qué sucede Sanha? —preguntó suavemente al joven quien aún le miraba mal.
—¿Por qué, Taehyung-hyung? Usted no es así, ¿por qué de un momento a otro decide entrometerse en algo como esto? —preguntó curioso y desesperado por una respuesta.
—Sanha, eres muy joven como para comprender esto; no sabes de lo que los humanos son capaces de hacer si té descuidas tantito —aconsejó, recordando vagamente a su padre y hermanos—. Aunque, no con todos sea así, de todas formas jamás, escucha bien, jamás bajes la guardia. —salió de la habitación por fin.
Miró el extenso pasillo que tendría que recorrer devuelta a su habitación, sería muy tardado y aburrido. Pero pensó que las celdas se encontraban cerca de la sala de reunión. "Tu propuesta es la que llevará a cabo". Recordó cada palabra. ¿Por qué no conocer a su nueva tortura desde ya?
Ahora a paso rápido se encaminó a las celdas, donde incluso antes de doblar la esquina para llegar ya escuchaba varios gritos y súplicas; no se sorprendió para nada. Pero empezó su ansiedad y paranoia, pues al escuchar las súplicas recordaba a sus hermanos, lo cual le obligó a cerrar los ojos antes de atreverse a enfrentar a los guardias que vigilaban bien las celdas.
—Joven Kim, es una inesperada sorpresa verlo por aquí —habló formal uno de los guardias haciendo una leve reverencia en respeto al rubio.
—Acabamos de terminar una reunión, creí más viable que empezara a conocer al humano desde ya —informó el rubio dejando confundidos a los guardias—. Por lo que veo no se han enterado; bien, quedamos en que yo me haría cargo del humano, desde ahora será mi responsabilidad.
Los hombres se miraron a la cara y asintieron. Uno acompañó al rubio a la celda donde el humano se hospedaba.
Con curiosidad, Taehyung se acercó lentamente y miró lo que pudo del humano –hacía tanto que no veía a uno–, cada acción que éste emitía, o como su costado subía y bajaba debido a su respiración –recordaba aquello–, o al sentir otra presencia se hacía un ovillo en su lugar. Inconsciente le recordó a sus hermanos. Sonrió con melancolía y entró con más seguridad a la celda, provocando ruido y el humano levantara su cara.
Frunció el ceño y giró su cabeza de lado por la curiosidad, el rostro del humano era increíblemente atractivo, una nariz respingada, labios comunes pero tan tentadores le hizo agua a la boca, y esos ojos profundos, demostrando terror pero a la vez fortaleza, no se dejaría intimidar. La mirada le hacía pensar en la de un cachorro el cual se siente amenazado y pone su mejor cara de maldad que pudiera hacer.
Rió a sus adentros.
—Tranquilo, no he venido a hacerte daño, vengo para sacarte de aquí, bueno sólo de la celda y llevarte a un lugar mejor. —informó en el tono más amable que pudo hacer.
El humano no habló, más sin embargo retrocedió hasta dar con la pared. Nuevamente el rubio rió para sus adentros. A veces la humanidad se le hacía estúpida, pero cuando pensaba en esta raza se encontraba con cada información desconocida que quería saber sobre esta. Un dato muy curioso.
—¿Cómo te llamas? —preguntó con un tono tan suave y natural que hasta él se sorprendió.
El humano le miró, abrazando sus rodillas a su pecho y mirando por sobre lo que sus brazos le permitían ver. Por primera vez veía directamente y detenidamente al ser delante de él; era hermoso. Eso le generó paz y tranquilidad, y por primera vez desde que llegó a ese lugar sintió una confianza increíble.
—Ho...Ho... —intentaba formular palabra pero le ardía la garganta, más cuando tomó una bocanada de aire y ésta pasó por su garganta volvió a hablar— Hoseok —susurró despacio, arrastrando cada letra, como si intentara recordar la pronunciación de cada una— Jung Hoseok.
El rubio, en cambio, sonrió, por primera vez desde hace mucho tiempo sonrió sincero, sin ser obligado a hacerlo.
—Taehyung —se presentó amablemente—, Kim Taehyung. Líder de los demonios. Es un gusto conocerte —finalizó acercándose al humano pero sin segundas intenciones.
Ambos sonrieron y gritaron a sus adentros, sería totalmente agradable e interesante su tiempo juntos.
[Nota]
De acuerdo, actualización para ti ShocoShips por tu cumple \^_^/
Que te vaya bien mal, que te vaya bien mal, ojalá y te avienten contra el pastel, que te vaya bien mal~! -canta en plan :v- Felicidades, ojalá y te mueras algún día, nocierto we ;<; ia sabes como soy ;v
Bien solamente dejare esto por aquí, y me iré
-desaparece en las tinieblas-
PD: que me perdone Satan porque Dios no lo hará :b
PD. Puede que las gemelas ya hayan terminado la lista musical [SoundTrack Official] de este libro~~ :3 ¿Quieren oírlo?
Pues se esperan a la próxima actualización >:v
Att: Adonay.
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