Dolor


-quieres ir a cenar?

-lo siento, tengo algo importante.

-ah...y mañana?

-...perdona, tengo que estudiar.

-oh!

-...pero, tal vez la próxima semana, te parece?

-...si, está bien.

-de acuerdo...disculpa, me tengo que ir.

-si, cuídate.

Se despidieron con un beso y salió corriendo de ahí; ese día salían a las seis, por lo que ya se le había hecho tarde.

Esto estaba mal...Jodidamente Mal! pero no podía evitarlo...lo deseaba.

-llegas tarde.

-lo siento, me entretuve un poco.

-te perdono.

No brotaron más palabras de su boca, sus labios se dedicaron a devorar los ajenos, mientras sus manos se dedicaban a retirar la estorbosa prenda que impedía a sus pieles tocarse. Cuanto llevaba con esto, dos, tres semanas, la verdad ya no lo recordaba, solo recordaba que habían sido los mejores días de su vida y...también...los días en los cuales se había sentido cual basura por engañar a su novio.

Como comenzó todo, fácil, con una simple discusión, una diferencia de opinión que les llevo a él y su, ahora, amante a gritarse y cerrar la puerta en la nariz del otro. No negaría que las palabras que le dijeron le dolieron mucho, pero no fue por su significado...fue por la persona que se lo dijo! Y es que se había dado cuenta que en el poco tiempo que llevaba su amistad...se había enamorado de él.

De un día para otro sus ojos buscaban con desesperación su figura, le encantaba apreciar las muecas y gestos que hacía, como fruncía la ceja izquierda cuando algo le molestaba, cuando torcía el labio en desaprobación, o cuando le mordía por preocupación, todo ello le parecía...adorable, y eso le preocupaba.

Es una mera atracción, nada más, algo pasajero. Después de todo Vivian en el mismo lugar, se veían a diario, por ello le gustaba. Se aferraba a esa idea cada vez que le veía por la mañana, cuando le saludaba con una sonrisa que él no dudaba en responder, al caminar juntos por la calle, cuando se sentaban en el sillón para ver la tele y sus manos se rosaban, solo es algo pasajero...solo eso...

Por desgracia no fue así, no fue pasajero.

El sentimiento crecía día con día, la necesidad de estar cerca de él, de tenerlo a su lado, de saber dónde está y con quien, todo ello aumentaba al paso de los días.

Aun recordaba la primera vez que fue infiel.

Ya habían pasado algunas horas desde su pelea, se encontraba tumbado en su cama, sin poder conciliar el sueño, a escasos segundos de ir donde su compañero y disculparse, los toquidos en su puerta le sorprendieron, enorme fue su sorpresa al verle ahí, parado, con la mirada gacha y un sonrojo en sus mejillas.

-lo...lo siento, no quería.

La disculpa le sorprendió, en especial porque sabía lo orgulloso que era el otro.

-yo también lo siento, no debí gritar

Una sonrisa sincera por parte de ambos basto para saber que todo estaba perdonado, y siempre era así entre ellos, no podían pasar un día enojados.

Puede que lo que siguió era algo predestinado, tenía que ocurrir. El contacto era suave, tímido, sus dedos se entrelazaron y sus cuerpos se acercaron poco a poco, en segundos se encontraban besándose y en minutos se desnudaban en la cama, deseosos por sentir la piel ajena. Aun no entendía cómo es que su cuerpo reaccionaba de esa manera con un simple toque, algo que ni con su pareja lograba, le parecía imposible y es que...él quería mucho a su novio, le conocía desde hace cuatro años y habían formado una hermosa amistad, la cual no tardo en transformarse en cariño y amor, incluso llego a creer que estarían juntos toda la vida, pero, después de lo que ocurrió en su habitación, era claro que no.

Al día siguiente la culpa le estaba matando, por lo que al llegar se dedicó a apapachar a su pareja, intentando enmendar su error, aunque a partir de ese día el error se repetía todas las noches.

***...***...

-oye, Krest

-mmm?

-bueno... todo está bien?

-bien, de qué hablas?

-ya sabes, con Itia, todo bien?

-...s...si...todo...bien

***...***...

Incluso sus amigos comenzaban a sospechar que algo raro pasaba, ya no se les veía tan unidos como antes, es más, parecía que él le rehuía .

-amor...yo...creo que..

-sí, también lo estaba pensando

-que aras?

-yo...hablare con él.

Los dos eran conscientes de la traición que estaban cometiendo, y lo que esta conlleva.

***...***...

-que vez?

-ahu, no me aplastes.

-eso se ve delicioso!

Francisca se abalanzo a su amigo, deleitándose con las recetas que este veía en su teléfono.

-y esto?

-quiero hacer una cena...romántica

-vas a cocina? Yo te ayudo!!!

-Te dije que es una cena romántica!

-ya, en cuanto se pongan de melosos me voy

-...¬¬...solo quieres probar la comida, cierto

-Siii! TwT

-ah! bueno, pero acompáñame por los ingredientes

-Sí! Lo que sea por la comida.^w^.

-..o.O...

***...***...

Había recibido un mensaje de su pareja, una invitación para cenar, esto le hizo sentir culpable, tenía que terminar con esto.

-no tienes que venir.

-claro que si...yo también estoy en esto, recuerdas.

-ah!...yo...está bien, vamos.

Estaba nervioso...aterrado, para ser honestos, no quería hacerlo, pero era lo mejor. Solo deseaba que todo terminara bien, la verdad tampoco quería perderle...era muy importante para él.

-debería ir yo solo.

-ya lo discutimos

-pero...

-amor

Recibió un cálido beso de parte de su pareja, que buscaba animarle y tranquilizarlo.

-todo saldrá bien.

-eso espero...no...no quiero dañarle.

-lo sé y...

-Itia?

Y sucedió lo que menos deseaba, ahí, detrás de ellos se encontraba su novio y su amigo, mirándoles sorprendidos como se besaban.

-mie...

-chi...chicos...

-...

El tiempo pareció congelarse, su cuerpo se detuvo al ver como su, ahora, ex salía corriendo de ahí, dejando caer las bolsas con sus compras.

***...***...

Eres...lo que más quiero en este mundo eso eres...

mi pensamiento más profundo también eres...

tan sólo dime lo que es, que aquí me tienes...


No era extraño el oírle cantar...lo extraño era oírle cantar canciones románticas, o verle sonreír tanto. Pero no podía evitarlo. Simplemente estaba feliz!!! Saber que dentro de unos meses estaría en la boda de su amigo...con su mejor amigo como compañía, eso le hacia bailar.

Comenzaba a atardecer y decidió regresar a casa temprano para continuar con las clases de Italiano, adoraba esas sesiones y es que en ellas...Krest le pertenecía por completo, toda su atención estaba fija en él, incluso apagaba su celular. El menor se la vivía pendiente de todo lo que le decía y enseñaba...y eso le inflaba el pecho de orgullo.

Caminaba tranquilamente por la calle, tarareando y balanceando un regalo para el cubo, cuando le vio una calle abajo, por lo que no tardo en gritarle para captar su atención.

-Hey, Krest!!!

-Za...Zaphiri.

Su cuerpo se frenó en automático al escuchar la voz del bicho, podía ver como Zaphiri se acercaba lentamente, descendiendo por la calle que él estaba por cruzar, soltó el aire que venía guardando y empezó a caminar directo a él, sus pisadas en principio fueron lentas, pero no tardaron en convertirse en un trote para después correr a los brazos del moreno.

-adivina que te com...

Detuvo su dialogo cuando el menor se abalanzo contra su persona, abrazándole con fuerza mientras ocultaba su cara en su pecho. Le sujeto de la cintura y alcanzo a apoyarse en su pierna izquierda para no caer.

-Krest...que pasa?

Su respiración se detuvo al oír los sollozos, abrazo con fuerza al cubo, intentando calmarle.

La gente que pasaba les miraba de reojo, esto molesto al bicho que no tardo en lanzarles una mirada de advertencia (miradas que matan XD), en segundos los curiosos se alejaron, dejando la calle desierta.

-Krest...Krest, que sucedió?

Con mucho cuidado tomo su barbilla y le obligo a mirarle, su corazón se partió al ver los ojos del chico llenos de lágrimas. Retiro estas con la punta de sus dedos, intentando tranquilizarlo.

-Krest, dime, qué paso?

Se mordió el labio antes de animarse a hablar, fue solo un susurro, pero basto para que el bicho le escuchara. Cerro los ojos al sentir como Zaphiri le abrazaba, se aferró a su chaqueta y continúo llorando, el pecho le dolía mucho.

***...***...

-esto va a terminar mal, muuuuyyyy mal.

Desde la esquina Francisca veía la escena, el toro había salido tras de su amigo, después de recoger sus compras, pero se frenó al verle con Zaphiri. Un escalofrío recorrió su cuerpo al ver la mirada asesina del bicho. Zaphiri continuaba abrazando a Krest de manera tierna pero... su mandibular se encontraba tensa, el ceño fruncido y la mirada llena de un odio e ira en estado puro.

El rubio trago grueso, como se le ocurría a Itia hacer semejante barbaridad? Digo, no presto atención a la amenaza que Zaphiri le dio ese día.

"... eres un tipo agradable Itia, noble diría yo, pero, si llegas a lastimar a Krest, te voy a arrancar la piel con mis propias manos, te sacare las tripas y cortare tu cuerpo en cachitos y créeme, nadie encontrara una sola parte de ti! Quiero que trates bien a mi pequeño...hermanito, si lo haces llorar... Estás muerto!"

El toro había escuchado todo a través de una rendija tras la puerta del baño. Si bien Itia era más alto que el bicho, en ese momento parecía un niño pequeño al cual Zaphiri sujetaba de la camisa, incluso estaba tan blanco como el papel.

-sera mejor decirle a los demás.

Se alejó despacio, sin animarse a acercarse, seguro de que si lo hacia Zaphiri podría desquitarse con él. El chico suspiro cansado mientras comenzaba a marcarles a sus amigos. Esto terminaría en dos desgracias, la primera con Zaphiri en la cárcel y la segunda con Itia en el panteón.

*****.....*****.....*****.....*****.....*****.....

y se acabó.

bueno, les pido un minuto de silencio por el futuro deceso de la báscula... Zaphiri lo a va ha desarmar XD.

Sean honestos, cuantos creyeron que el infiel era el cubo.


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