Stubborn love
—¡Por favor! No te vayas—grité.
—Lo lamento—lloró desde su balcón. Se dio media vuelta y entró a su habitación.
—¡Hailey! Demonios, por favor sal. No te des por vencida, yo...
Salió nuevamente de manera demasiado brusca antes de que pudiera terminar de hablar—Ya es demasiado, no eres tú, de verdad que es mi culpa...
—¡Oh vamos! No me salgas con eso, necesitas una excusa mejor—fue mi turno de interrumpir. Me tallé la cara ante la desesperación que sentía.
—¡Ya no es lo mismo!—se soltó en sollozos.
Suspiré—Hailey, por favor—mi voz se había vuelto más suave, estaba perdiendo mis esperanzas en lo nuestro, aunque siempre estaré a su lado sin importar lo que pasara.
—¿No entiendes David? Tengo que irme, debes dejarme ir—sollozó.
—No me iré Hailey, y lo sabes perfectamente—volví a gritar. El cielo rugió con truenos y amenazaba una gran lluvia. Aún así, no me iría de aquí hasta verla bajar por las escaleras.
—David...—musitó entre lágrimas.
—Aunque sea déjame llevarte a tu destino, por los viejos tiempos.
Ella pareció pensar su respuesta. Se limpió un par de lágrimas y al final asintió.
No entiendo cómo pasó. Se siente como si fuera ayer cuando éramos dos jóvenes enamorados, cuando hacía frío nos abrazamos hasta erradicar con lo helado. Le brindaba confianza y amor, y ella me rompía el corazón, me dejaba un gran hoyo en el pecho, y aunque yo siempre intentaba convencerme que ya no lo valía, llegaba suplicando otra oportunidad haciéndome creer cada una de sus palabras. Sin embargo no importaba pues yo la amé, la sigo amando y no la puedo dejar ir.
Su presencia era infernal en mi vida, pero la amo tanto que sería peor no tenerla cerca.
Se subió a mi coche aferrada a su maleta, y yo solo arranqué viendo a dónde los llevaba el destino pues aún ella teniendo supuestos planes, en realidad no tiene ninguno y solo quiere huir.
Veía los letreros en la carretera, mostraban cada vez los pocos kilómetros que nos faltaban para llegar. Yo no quiero aceptar eso, mis ojos me tienen que estar engañando, de todos modos no sería novedad que lo hicieran porque si no fuera así yo sería quién estuviera huyendo.
—No te rindas aún—susurré a pesar de las grandes gotas de agua chocando contra el carro. Era el único ruido que se escuchaba, ni siquiera nuestras respiraciones.
Soltó un pesado suspiro—¿Por qué no habría de hacerlo?
—Yo nunca lo he hecho, siempre he estado convencido que prefiero sentir amor que indiferencia por ti, y no quiero pensar que tú sí estarías dispuesta a no sentir nada—veía cómo pasábamos la carretera iluminada por las luces del carro aunque borrosa por el agua. Por unos segundos solo se escuchó la lluvia, creí que tendría que volver a hablar pero no fue así.
—No siento indiferencia, pero duele—musitó y vi cómo soltó una lágrima.
—Yo mejor que nadie lo sé, y es por eso que te digo que es mejor sentir dolor que nada en lo absoluto.
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Espero les haya gustado este one shot porque la verdad a mi no tanto :D
Gracias por leerme. ❤️
—Andrea
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