Jin (BTS)
—Usted no lo entiende, de verdad tengo ir a Seúl hoy —dijo alterado pero hablando con una
sonrisa tratando de lucir tranquilo.
Namjoon calmado lo llevó de nuevo con los chicos antes de que la chica desahogara también su
enojo por tener que trabajar en vez de pasar el día con su familia, se le notaba en la mirada que estaba hasta más frustrada al estar soportando a todos quejándose con ella.
—Tranquilo, hyung, nuestro mánager nos conseguirá un vuelo para mañana —trató de calmarlo Taehyung quien a la vez consolaba a Jimin quien decía que era su culpa que no pudieran volver a Seúl—. Al menos podremos estar en el especial de navidad.
El problema no solo era lo difícil que era conseguir boletos para el día más atareado del año, sino
que la suerte no estaba de su lado y los vuelos terminaron siendo cancelados por una tormenta de
nieve dejando a los siete chicos, y a cientos de personas, varados en el aeropuerto en Busan.
Ellos habían ido como última parada mientras todos visitaban a cada una de sus familias por al
menos unos dos o tres días, pero justo cuando volverían a Seúl para disfrutar Navidad sucedía
esto.
SeokJin realmente pensaba que el destino amaba meterse con él debido a que este no sería
un simple día más, hace algunos meses las apretadas agendas de su novia y suya les había hecho
imposible verse siquiera por más de dos horas seguidas y por primera vez los dos estarían libres para poder pasar navidad juntos.
Pero ahora Jin estaba atrapado en Busan.
—Si manejo relativamente más rápido podría llegar en unas cuantas horas, llegaré antes de las diez —masculló para sí mismo aunque, al estar sentados junto a él, los demás chicos lo escucharon y algunos medio sabían de que hablaba.
—Hyung —dijo Hoseok en una voz baja para que solo ellos escucharan—. Dígame que no piensa lo que yo pienso.
—Llegaré antes de medianoche si salgo ahora —aseguró en respuesta con un tono más
entusiasta—. Podría decirle al mánager que iré a comprar comida en la camioneta y volveré.
—Já. ¿Volverá? —preguntó sarcástico el maknae ganándose la mirada confusa de todos—. ¿Acaso cree que lo dejaremos ir solo?
Y con una sonrisa Bangtan comenzó a planear su escapada. Disimuladamente los chicos volvían a ponerse las chaquetas que hasta ahora descansaban en las sillas, mientras Jin casualmente le decía al mánager que irían a buscar algo de comer para luego regresar por sí la tormenta se calmaba, y por un lado Namjoon buscaba la ruta más segura y rápida a Seúl en su celular.
Así los siete calmados y sonrientes chicos salieron del aeropuerto, que gracias a las festividades estaba solo lleno de personas que intentaban viajar, las fans debían estar pasando el día con sus amigos, parejas o familias. Como de costumbre subieron a la camioneta con el mayor de conductor y el líder de copiloto quien rápidamente ponía la ruta en el GPS mientras el vehículo salía del estacionamiento.
—Wow, así se siente escapar —comentó Jimin de repente cuando casi llegaban a la autopista—. Se siente genial.
[…]
Una hora después la idea ya no parecía tan encantadora, casi no se veía nada por las ventanas y no sabían como Seokjin seguía manejando, tal vez porque la camioneta era de los únicos vehículos afuera con este clima. Ninguno, además de los dos adelante, sabían exactamente donde estaban y cuanto faltaba para llegar pues cuando siquiera preguntaban el mayor los mandaba a callar diciendo que faltaba poco.
Parecía un divertido y algo peligroso viaje familiar donde los niños no dejaban de preguntar cuánto faltaba haciendo que el padre tuviera cada vez más ganas de tirarlos por la puerta.
Si bien el viaje en avión de Busan a Seúl no llegaba a ser de una hora, en un auto podría llegarse en un máximo de 10 horas, más si contamos la tormenta en la que se manejaría. Esto lo supo Yoongi cuando se cansó de no saber cuánto faltaba y aceptó que no podía dormir con los demás cantando la playlist de navidad que Hoseok tenía en su celular. Dio una rápida mirada al velocímetro y le dio
un pequeño infarto al ver la velocidad en la que manejaba su hyung, pero luego se medio alegró al saber que mientras más rápido condujera, en menos tiempo llegarían a Seúl y así podrían comer y descansar en paz.
—Vamos a jugar a “Yo veo” —sugirió emocionado Tae como casi siempre que hacían viajes en buses o camionetas.
Solo que esta vez la mayoría solo le dio una mala mirada, Namjoon no pudo evitar soltar una risa.
—Taehyung —dijo calmando su risa Jimin mientras giraba el rostro del chico para que mirara por la ventana—, no se ve nada afuera.
Y mientras los chicos debatían sobre qué hacer, Yoongi solo quería que durmieran, de repente la camioneta frenó y en vez de quedarse en el mismo lugar las ruedas traseras resbalaron haciendo que el vehículo quedara casi horizontal en la carretera. Los gritos de los chicos fueron muy estridentes.
—Ya, ya, cálmense. Todo está bien —los calmó desde el asiento de copiloto viendo hacia atrás
para encontrarse con los chicos desde hecho bolita en los asientos hasta sujetando con demasiada fuerza cualquier cosa que encontraran.
— ¿Qué pasó? ¿Qué fue eso? —Comenzó a preguntar realmente asustado el menor mientras veía aún sorprendido a Jin— ¿Hyung?
—Pensé ver algo que calle y frené —se explicó sacudiendo su cabeza para poner de nuevo las
manos en el volante—. Pero estoy bien, seguiré.
—No, yo conduciré. Baja —dijo Namjoon y sin darle tiempo de replicar bajó de la camioneta
haciendo que una ráfaga de viento helado entrara por la puerta.
Las horas pasaban y lo único que se escuchaba en la camioneta era el leve sonido de una canción
navideña mientras los chicos en los asientos traseros dormían. El líder conducía tranquilamente
luego de apagar su celular luego del quincuagésimo mensaje del mánager quien ya ni siquiera
llamaba, sabía que estaría en problemas por lo que decidió que lidiarían con eso al llegar a Seúl pues ahora era más importante reunir al hyung con su novia.
Y hablando del mayor este se encontraba maldiciendo en voz baja contra su celular pues le habían llegado al menos quince mensajes de su novia preguntando qué sucedía debido a que no había tenido tiempo de decirle que su vuelo había sido cancelado, ella estaba muy preocupada pero cuando él intentaba responder ningún mensaje quería ser enviado. ¿Cómo seguía recibiendo
llamadas y mensajes del mánager, pero no era capaz de responderle a la chica?
—Tranquilo, ella estará feliz cuando lleguemos —lo calmó poniendo su mano sobre su hombro cuando tiró su celular al panel insultando la señal de… bueno, ni sabía dónde estaban.
—Ella piensa que la dejaré sola en Navidad y debe odiarme —soltó bufando pero en vez de
preocuparse Namjoon se echó a reír.
—Pero si ella enojada debe parecer un pastelito —asegura riendo al recordar la vez que se
molestó cuando estaba comiendo pizza con ella y Hoseok se comió el último trozo aún cuando ella
lo había reclamado como suyo—. Un chihuahua da más miedo que ella.
—Lo sé, pero no quiero decepcionarla.
Ambos se quedaron en silencio dejando su última frase flotando pero en ese momento viendo el
GPS, el líder sonrió subiéndole volumen a la canción.
—Welcome to Seoul, everyone —anunció en un tono de guía turístico para ponerse a despertar a todos.
La emoción no cabía en el cuerpo de Jin.
[…]
En su casa en el centro de la cuidad estaban las cinco chicas disfrutaban bebiendo vino, pedido especial de la mayor, mientras veían el especial de películas navideñas aún vestidas
elegantemente pues no hace mucho habían llegado de la cena que habían tenido junto a los chicos de Winner quienes las invitaron a un lindo restaurante.
Como ninguna tenía algún otro plan, no podían decir que no.
—Quisiera aún creer en Santa —dijo de repente Rosé haciendo reír a las demás sobre todo por el alcohol en sangre.
—Yo quisiera tener a mi novio aquí y hacer justo eso —continuó ahora la castaña señalando la
pantalla donde los protagonistas se besaban bajo un muérdago.
—Yo quisiera tener un novio —siguió el juego Lisa y todas estallaron en carcajadas mientras ella lloraba dramáticamente.
La segunda botella de vino fue abierta y Jennie se encargaba de rellenar las copas soltando risitas cuando botaba un poco del líquido. No estaban ebrias, solo levemente risueñas. Pero en ese
momento el timbre sonó haciendo que los dos caninos salieran corriendo y ladrando a la puerta para ver de qué se trataba, y luego de muchas quejas una de ellas se levantó del sofá caminando con cuidado de no tropezar y caer.
—Oye, estás perdiendo tu brillo —exclamó/ bromeó Jisoo viendo el lugar que había dejado llenó
de la brillantina que tenía su vestido.
Riendo de la broma de su mayor abrió la puerta encontrándose a Jin con el cabello levemente
llenó de nieve al igual que su ropa, pero su sonrisa seguía ahí.
—Te prometí que vendría, mi princesa —dijo suspirando antes de que ella se lanzara a abrazarlo siendo alzada por él hasta que sus pies yo ni tocaban el piso—. Pero lo lamento, tu regalo se
quedó en mi maleta en Busan.
—Cállate, te extrañé demasiado —habló en el cuello del chico haciéndolo reír al darse cuenta de lo risueña que estaba su novia.
—Yo te extrañé mucho más, no te lo imaginas —murmuró apretando más el abrazo si es que eso era posible—. No te creerás todo lo que me pasó.
Y en medio de este bello y romántico momento una voz surgió a espalda del chico.
—Sí, muy lindo y todo pero hace un poco de frío, hyung —se quejó Yoongi con una expresión de
sueño mezclada con fastidio y hambre.
Pedidos abiertos, babies
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