Jaehyun (NCT)
La joven pegó su frente al vidrio del automóvil de su padre, trataba de entretenerse en las luces de la ciudad en un intento de olvidar el destino de aquel recorrido. Escuchaba de fondo la conversación de sus padres y de reojo podía visualizar a su hermana menor ensimismada en su celular, muy probablemente escribiendo con sus amigos.
Bufó desechando la idea de imitarla. En el chat grupal él también estaba agregado y no tendría sentido hablarle en dicho momento. Sin embargo, antes de notarlo el vehículo ya se había detenido justo frente a la casa de la familia Jeong.
—Aigoo~, ya llegamos —dijo su padre anunciando lo más obvio del mundo, causándole una risita a su esposa.
Las hermanas bajaron del auto al mismo tiempo en el momento en que se apagó el motor. La casa de los Jeong era casi como un segundo hogar para los Park, los adultos habían sido muy buenos amigos siendo más jóvenes empezando sus vidas adultas manteniendo en contacto constante llegando al punto donde tuvieron hijos prácticamente al mismo tiempo.
— ¡Al fin están aquí! —Exclama la señora Jeong al momento de abrir la puerta y lanzarse a los brazos de su mejor amiga. Los Park recién llegaban de un viaje de negocios por lo que no se habían reunido en algunas semanas— Pasen, pasen.
Cada una de las chicas recibió un beso en la frente por parte de su "tía", quitando sus zapatos mucho más lento que sus padres quedándose algo atrás viendo a los adultos caminar hacia la cocina y reunirse con el padre de la casa.
— ¿Crees que tardemos mucho? —preguntó su hermana a su costado haciendo que girara a verla con la ceja alzada.
— ¿Por qué? ¿Tienes una agenda muy apretada el día de hoy? —dijo de regreso echándose a reír viendo como esta giraba los ojos alejándose de ella.
Al momento de cruzar la entrada hacia la sala, la atención de las dos fue a parar al castaño que bajaba las escaleras casi brincando brindándoles una sonrisa a las chicas, llegando hacia ellas para acto seguido sacudir el cabello de ambas y riendo ante el desagrado de la menor.
— ¿Está molesta conmigo? —cuestiona al momento de quedarse solo con su amiga y casi compañera de vida.
—Tiene trece años, Jae, está molesta con todo el mundo.
Por una fracción de segundo ambos mantuvieron contacto visual antes de caminar juntos hacia la sala de estar.
Los jóvenes eran el mejor ejemplo de "amigos de toda la vida", naciendo con tan solo unos pocos meses de diferencia y teniendo a sus padres viviendo a cuatro edificios de distancia, los primeros años de vida se criaron prácticamente juntos. Dieron sus primeros pasos a la vez, iban juntos a la misma guardería e incluso había fotos en los álbumes de ambos siendo bañados juntos cuando eran unos simples bebés.
Desde el momento en que salieron de los úteros de sus madres, estos no se habían separado ni una sola vez. Al menos no físicamente.
Pero como todo en la vida su amistad también tenía sus altos y bajos, la bonita amistad que nació junto con ellos había sufrido un sinfín de cambios desde el momento en que la pubertad llegó a sus vidas.
— ¿Cómo estuvo tu cita? —Colocó sus piernas sobre el regazo de su amiga conforme hacia la pregunta y balanceaba las cejas cuando ella lo miró haciendo que soltara una pequeña risa.
—Algo aburrida —confiesa sacudiendo su cabeza evitando recordar escenas de aquella noche—. Recuérdame no volver a aceptar las citas a ciegas que arregle Jihyo.
—Desde el principio te dije que era una mala idea —le recuerda colocando sus manos detrás de su nuca con una diminuta sonrisa en sus labios.
La chica soltó un bufido dándole un golpe en la pierna haciéndolo por fin reír. Odiaba sentir como este parecía burlarse de su pobre vida romántica, o mejor dicho inexistente.
Se impulsó de nuevo en el sofá acercándose un poco más a ella, cruzando los brazos en su pecho y mostrando una sonrisa de burla—Sabes que de igual forma nadie será mejor que yo, ¿cierto?
En vez de reír, como Jaehyun tontamente pensaba que lo haría, ella tan solo se quedó mirándolo directo a los ojos antes de empujar de forma brusca sus piernas fuera de su regazo.
La había cagado y lo sabía.
Había tocado aquella fibra sensible que hace años existía en ella, había metido nuevamente el dedo en la herida que se mantenía abierta aún luego de tanto tiempo. Un amor no correspondido no se superaba de forma tan fácil.
— ¡La cena está lista!
Sin siquiera volver a verlo se puso de pie de inmediato dejándolo solo al marcharse a la cocina, siendo seguida por el chico pocos segundos después mientras este, frustrado, se restregaba el rostro recriminando de nuevo la broma tan estúpida que había hecho.
Los cuatro adultos ya se encontraban sentados en la mesa de lo más tranquilos y alegres siendo completamente ajenos a la tensión que se había creado entre sus primogénitos, hablando, comiendo y riendo ignorando el repentino silencio entre los más jóvenes.
Así transcurrió el resto de la velada, la mesa siendo llenada por platos y cacerolas vacías conforme pasaban las horas. Los padres habían mudado su reunión a la sala de estar donde anteriormente sus hijos habían vuelto a una nueva y común rutina, bebiendo algunas botellas de sake y contando viejas anécdotas. La hija menor de los Park había salido al patio armada con sus audífonos dispuesta a matar tiempo hasta que sus padres se cansaran, dejando a su hermana sola con Jaehyun en la cocina.
Ambos habían sido los encargados de lavar todos los platos y ollas que habían usado, haciendo cada uno su trabajo sin dejar salir el más mínimo sonido, ninguno volvió a dirigirse la palabra en el lugar y tampoco había mucho que decir.
[...]
Los dos pares de adultos se encontraban ya durmiendo, los dueños de la casa en su recámara y los Park en la habitación destinada a los huéspedes. Aún no era medianoche siquiera pero la poca resistencia que prácticamente todos tenían con el alcohol los había llevado a irse a dormir temprano sin permitir que sus invitados se fueran en dichas condiciones.
Jaehyun había cedido su habitación para que durmieran las hermanas mientras que él se las apañaría en el sofá, o eso es la idea con la que sus padres se fueron a la cama.
Sin poder conciliar el sueño, la mayor de los Park salió de la cama de su amigo dispuesta a buscar algo de leche en la cocina. Quizás el perfume masculino impregnado en toda la habitación era lo que la mantenía despierta.
Sin embargo en el momento en que estuvo frente a la puerta, esta fue abierta por otra persona, sobresaltándose hasta que notó que se trataba del dueño de aquella habitación.
—Me asustaste —masculló por lo bajo, girando para asegurarse que su hermana seguía dormida—. ¿Qué quieres?
Antes de decir cualquier cosa Jaehyun la tomó de la muñeca jalándola con él hacia el pasillo, solo entonces pudo notar como este, en vez de vestir ropa para dormir, tenía puestos unos vaqueros ajustados junto a una camiseta negra.
—Vas a casa de Yugyeom, ¿cierto? —pregunta recordando la fiesta que se llevaba a cabo justo en ese momento en la casa del chico.
Claro que había sido invitada no obstante aquella reunión con los Jeong le dio la excusa perfecta para no asistir, no estaba de ánimos para una fiesta.
«O tan solo querías ver a Jaehyun»
—Mamá y papá no me dejarían faltar a la cena con tus padres por ir a una fiesta, y ya que nuestros padres en teoría terminaron su cena... —dejó flotando la frase mientras sonreír de forma leve, no le gustaba para nada el rumbo que tomaba la conversación— ¿Me acompañas? Los chicos saben que estás aquí y dijeron que no llegara allá sin ti, así que no tienes elección.
—Tú mismo lo dijiste, nuestros padres están durmiendo literalmente a metros de esta habitación, idiota. ¿Qué piensas hacer si despiertan y no nos ven?
— ¿Crees que esta es la primera vez que hago esto? Empezando con el hecho de que los cuatro están algo pasados de copas, no creo que casualmente despierten en el medio de la madrugada —empezó a explicar sin preocuparse siquiera por mantener un tono bajo—. Además de que solo estaremos un rato allá, no es como si nos fuéramos a quedar hasta que amanezca.
Fue entonces cuando sacó su arma mortal, la su as bajo la manga que siempre le daba la victoria en cada una de sus disputas.
—No, me rehúso, quita esos ojos de perrito abandonado. —Cruzó los brazos sobre su torso girando su rostro a otro lado— Además mírame, ¿crees que iré a una fiesta en pijama?
Jaehyun sonrió a sabiendas de que esta por fin había cedido, metiéndola de nuevo en la habitación y acercándose al closet en busca de la pequeña cesta destinada a guardar ropa que la chica en algún momento había dejado tirada en su habitación. Se felicitaba por ideas tan útiles.
Giró de nuevo dejando la ropa sobre los brazos de su amiga junto a una chaqueta suya de cuero para cubrirla del frío de la madrugada.
—Vístete, yo estaré en el auto.
Y sin más se fue, dejándola de pie en el medio de la habitación con la ropa aún en sus brazos y miles de pensamientos rodando por su cabeza a toda velocidad, pero dejando todo de lado suspiró dándose por vencida para acto seguido despejarse de su ropa.
—Esto es una pésima idea —habló para sí misma mientras metía la pierna dentro del pantalón.
— ¿Piensas escaparte?
La voz un tanto somnolienta de su hermana no le afectó ni un poco pues el que ella supiera era el más mínimo de sus problemas.
—Sí, y tú no le dirás a nadie a menos de que quieras que le diga a mamá y papá del paradero de su botella de vodka el otro mes —dejó la amenaza flotando en el aire acercándose hacia donde ella estaba recostada, inclinándose para dejar un sonoro beso sobre su frente—. Ten dulces sueños, hermanita.
Un poco más confiada salió de la habitación a la vez que se ponía la chaqueta del chico, sonriendo sin poder creer lo que estaba a punto de hacer.
Quizás aquello no había sido tan mala idea.
[...]
Rectificaba, aquella había sido una terrible idea.
Supo que aquello sería un desastre desde el momento en que un muy, muy ebrio BamBam abrió la puerta con una corbata de plástico colgando de su cuello, recibiéndolos a los gritos y anunciando su llegada a la horda de "adultos jóvenes" ebrios que estaban en la fiesta.
—Pensé que no iban a venir, se hacen de rogar, ¿eh? —Comentó burlón el anfitrión de aquella fiesta pasando un brazo por los hombros de sus amigos— En la cocina hay licor, en la sala la música ya arriba hay una habitación disponible por si la necesitan, pero por favor no usen mi cama, eso sería asqueroso.
Alejándose entre el gentío lo perdieron de vista quedando de nuevo solos, en teoría.
—Voy a buscar algo para beber —anuncia dispuesta a abandonar lo más rápido posible la compañía de Jaehyun, sin embargo esto no sería tan fácil.
— ¿Vas? Querrás decir vamos.
Sintiendo en todo momento el firme agarre del chico en la tela de su chaqueta, ambos se dirigieron hacia el lugar donde encontraron todo el mesón lleno de vasos rojos y botellas de alcohol, al igual que tazones con botanas que nadie con sentido común querría tomar.
—Deberías ir a...
— ¡Zorra, por fin te encuentro! —Sus tímpanos pitaron al sentir el grito de Lisa justo en su oreja— ¿¡Dónde te habías metido!?
Soltó una pequeña risa ante la actitud de su amiga—. Justo acabo de llegar.
— ¡Ven, vamos a bailar! —gritó jalando de su brazo atrayéndola de nuevo hacia la sala, dejándola con la escena de Jaehyun despidiéndose de ella de forma burlona mientras bebía de un vaso.
No podía evitar reír al ver el estado en que estaba una de sus mejores amigas, su gran resistencia al alcohol le decía que ya tenía un buen tiempo bebiendo y ahora no era tenía ningún pensamiento ni lo más remotamente cuerdo dentro de su cerebro.
Pero verla bailar y divertirse de aquella forma la hacía sentir una pizca de celos. Ya querría ella dejarse llevar y simplemente beber hasta que su única preocupación fuera el dolor en sus pies por bailar tanto.
—Un poco de alcohol no ha matado a nadie —murmura observando el vaso que había tomado casi a la carrera, sacudiendo la cabeza alejando cualquier duda que tuviera antes de llevar el borde de este a sus labios y darle un gran sorbo al líquido, poniendo una mueca al sentir el ardor a lo largo de su garganta.
Una pequeña sonrisa surgió en sus labios repitiendo la acción solo que estaba vez tragando todo el contenido de una vez, riendo al escuchar la ovación por parte de su amiga mientras palmeaba su hombro.
Fue entonces cuando lo decidió, aprovecharía aquella noche como ninguna otra y bebería hasta que no recordara nada la mañana siguiente. Luego podría echarle la culpa a Jaehyun frente a sus padres si era descubierta.
[...]
Unas pocas horas más tarde la fiesta seguía en su máximo esplendor, debido a la influencia de los padres de Yugyeom ninguno de los vecinos se atrevían a llamar a la policía por el bullicio dentro de aquella casa.
Un grupo de jóvenes se encontraba dentro de la cocina, gritando cada tanto en medio de una partida de bear-pong que a Jaehyun poco a poco se le había hecho aburrida. Había decidido no beber en demasía ya que era el responsable de llevarlos nuevamente a casa, por lo que poco a poco se alejó del tumulto y decidió buscar a su acompañante de aquella noche, frunciendo el ceño al divisar a Lisa bailando en el medio de la improvisada pista de baile, bailando entre dos sujetos desconocidos pero sin ver a la otra chica por ninguna parte.
— ¡Oh, JaeJae, pensé que ustedes estaban juntos! —exclamó sobre el ruido de la música soltando una carcajada de repente.
Sin embargo antes de contestar sintió un leve toque en su espalda, girando para notar ahí a Rosé—. ¿Tú y ella acaban de subir hace rato?
— ¿A qué te refieres con que fuimos arriba? Yo no la he visto luego de que vino a bailar con Lisa —bramó empezando a alterarse en medio de aquella situación.
—Hace un rato la vi subir por las escaleras con un chico muy similar a ti, creo que vestía también de negro por lo que pensé, pensamos que eras tú y...
Dejándola con la palabra en la boca, Jaehyun salió corriendo entre el grupo de gente ignorando los gritos e insultos, él tan solo pensaba en subir aquellas escaleras lo más rápido que pudiera, casi resbalando a subir los escalones de dos en dos.
Se maldecía internamente por haberla dejado fuera de su campo de vista por al menos un segundo, se suponía que debía cuidar de ella. También maldecía que la familia Kim tuviera una casa tan malditamente grande haciéndolo tener que abrir puerta por puerta buscando a la chica.
— ¿Dónde estás, pulga? —Dijo casi en una súplica, deteniéndose por completo al escuchar un repentino grito femenino, recociéndola de inmediato.
Sin dudarlo se aproximó con rapidez hacia puerta, abriéndola al tiro encontrándose con la escena que menos esperaba ver. Un completo desconocido teniendo encarcelada a la chica contra el lavamanos de aquel baño, sujetando sus muñecas con una sola mano mientras la otra desaparecía dentro de la camiseta de la contraria.
Un poco más y sus dientes se astillaban de lo fuerte que apretó su mandíbula, sintió su alma caer cuando la mirada llena temor con los ojos llenos de lágrimas fueron a parar hacia él. Fue cuando perdió el control sobre sí mismo.
Ignorando la presencia de la chica por un instante lanzándose sobre el desagraciado, lanzándolo contra la pared y estrellando su puño en su rostro, enviando con solo un golpe al chico directo al suelo. Sin embargo se detuvo por completo al sentir unas manos sujetándolo por el brazo, volteando para ver por fin el rostro asustado de su mejor amiga.
—Por favor, vámonos —rogó lloriqueando tratando de jalarlo junto a ella.
Aún con la rabia burbujeando, se puso de pie tomando la mano de la chica jalando hacia ella para sujetarla de los hombros y hacerla caminar frente a él. No volvería a perderla de vista.
Ignoró por completo a cualquier persona que le hablara, pasando de largo hacia la puerta de entrada, sintiendo como los vellos de sus hombros se erizaron debido al frío cuando salieron de la casa.
—Perdí tu chaqueta —balbucea sorbiendo su nariz, siendo incapaz de mirarlo a los ojos.
Jaehyun tan solo suspiró volviendo a sujetar su muñeca, trayéndola hacia el lugar donde estaba aparcado el auto, apretando de nuevo la mandíbula al escuchar su llanto leve. Abriendo la puerta dejando que esta entrara primero antes de cerrarla y proceder a subir él.
Dentro del auto el silencio tan solo era roto por los lloriqueos de parte de la fémina rompiéndole un poco más el corazón a su amigo. No notó cuando este se giró en su asiento y se abalanzó sobre ella enrollando sus brazos a su alrededor.
—Lo siento —sollozó contra su hombro apretando sus puños con la tela de su camiseta—. Él me había dicho que tú me estabas buscando y yo solo lo seguí.
Aquella confesión le había hecho hervir la sangre de nuevo, optando únicamente por apretar aún más su agarre— Yo soy quien debe disculparse, no debí dejarte sola.
Y de esta forma pasaron los siguientes minutos que, a pesar de ser no más de cinco, se sintieron como toda una eternidad manteniendo aquel abrazo, soltándola únicamente cuando sintió como la respiración de la chica se relajaba cada vez más hasta notar como esta se había quedado dormida.
No sabía que tanto había bebido pero lo mucho o lo poco parecía haberle hecho efecto ya que la fémina cada que bebía acabada dormida plácidamente. Con cuidado reclinó el asiento de copiloto dejándola recostada sobre este, suspirando dejando caer la cabeza sobre el respaldar.
—Que puta mierda de noche —masculló frotando su rostro luego de notar que faltaban pocos minutos para que dieran las cuatro de la madrugada.
Sin pensarlo mucho encendió el motor, esperando unos pocos minutos mientras encendía la calefacción, matándose la cabeza en todo el viaje de regreso a casa martirizándose sin parar.
¿Y si hubiese llegado muy tarde? ¿Qué hubiera pasado si no la hubiese buscado?
Sacudió la cabeza, golpeando su mejilla tratando de no pensar en situaciones que ya no tenían importancia. Había llegado a tiempo y eso es todo lo que importaba.
Respiró hondo estacionando el auto al llegar por fin a casa, dándose por fin un pequeño momento para admirar a la chica que yacía aún dormida en el asiento contiguo, con las manos sujetando de forma suave el cinturón de seguridad. Se veía tan pacífica que sintió una punzada en el corazón por la situación en la que la había puesto momentos antes, verla dormida tan solo le hacía imaginarla como la niña pequeña como la recordaba años atrás, tan solo quería abrazarla y protegerla de todo mal.
—Prometiste que la protegerías siempre —susurra hablándose así mismo, moviendo un pequeño mechón fuera de su rostro—. Debes disculparte por esta noche y luego ya te preocuparás por confesarte, Jaehyun.
¡Preciosuras! Nuevo capítulo para disculparme por toda mi ausencia, espero que les haya gustado un montón.
No olviden que pueden dejar sus comentarios con los pedidos que deseen, ya sean reacciones grupales, one shots o lo que deseen. O también por mensajes directos si así lo quieran.
¡Hasta la próxima, mis bellezas!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top