GDragon (BIG BANG)

Miraba todas las estrellas en el cielo azul intenso, normalmente no se veían así en la ciudad en absoluto. Estaba tan absorta en la maravillosa vista sobre mí que lo único que me devolvía a la realidad era el sutil calor que me proporcionaba el capó del auto que ya era insoportable por el tiempo que tenía apagado.

Ignoraba cuanto tiempo había pasado y ni siquiera me interesaba, solo quería alargar el momento para siempre si eso pudiera ser posible.

— ¿En serio dejarás que me case mañana? —pregunté viendo de reojo su espalda debido a que a diferencia de mi él estaba sentado en el borde.

—Debes hacerlo —aseguró con una voz tan pacifica que me asustó. Me senté y deslicé hasta quedar junto a él y al verlo solo podía ver su perfil mientras admiraba la visión panorámica de la muy iluminada ciudad—. Aunque no te guste admitirlo él es mucho mejor para ti que yo. Es un doctor y yo soy un simple idol.

—Uno de los idols más famosos del mundo, nada más —tuve que replicar rodando los ojos. Lo prefería cuando le enojaba.

Desde hace unos meses mis padres me habían arreglado un matrimonio con el hijo del compañero de mi padre, un doctor igual que toda su familia y también la mía. Esto había pasado justo después de que les presentara a Jiyong y que lo repudiaran al instante haciéndome “terminar” con él.

“Es solo un idol, no será un buen esposo” Pero qué tontería.

Y desgraciadamente el día estaba a unas cuantas horas por lo que ya empezaba a sentirme mal, casi enferma pensando que estaría casada con alguien que no fuera Jiyong, y él solo se ponía a decir esas cosas. Yo evitaba pasar tiempo con mi padre para no escucharlo decir lo increíble esposo que sería Sohyun y cómo era afortunada al poder casarme con un “hombre como él”, y ahora él mismo se ponía a decir cosas así.

—Conmigo solo tendrás drama y críticas de los medios — dijo tratando de tomar mi mano pero la corrí y crucé los brazos, acto infantil que lo hizo suspirar—. Es el doctor perfecto y tendrás lindos y aburridos hijos junto a él.

—Vete al infierno.

Soltó una risa a lo que dije y cuando bajé de un salto del capó él de alguna forma logró sujetar mi muñeca y usando la gran diferencia de fuerza jaló hasta abrazarme entre sus piernas quedando algo más alto que yo. Y sin importar cuando pataleé y traté de empujarlo lo único que podía escuchar eran las múltiples veces que repetía cuanto me amaba.

Odiaba esto, él siempre decía algo de esa forma, yo me molestaba, lo insultaba y él solo reía diciendo que me amaba mucho. Claro que todo quedaba hasta ahí, las pequeñas discusiones siempre terminaban así.

—Quiero decirte algo —susurró enredando sus dedos en mi cabello, pero entonces en mi bolsillo empezó a sonar y él mismo metió la mano sacando el aparato entregándolo.

—Hola, madre —contesté luego de ver el identificador de llamadas.

— ¿Acaso sabes qué hora es, señorita? —Pregunta en un tono de reproche haciendo que rodara los ojos—. Es casi medianoche. Tu prometido se preocupó por ti, dijiste que ibas a casa de tu amiga y no estás allá.

—Primero que todo; tengo veintisiete años, madre, ya podrías dejar de tratarme como una adolescente.

— ¿Estás con ese sujeto? —comenzó a interrogar sin dejarme hablar bien. Sentí rabia por el tono que usó.

—Ese sujeto tiene nombre, y es Jiyong —dije alzando el tono mientras veía como la mandíbula se le tensaba pero seguía dando leves caricias en mi espalda—. Además, si Sohyun estaba tan preocupado para la próxima que me ponga un chip rastreador y controle a donde voy cada vez.

—Mañana te casarás con él.

—Adiós, madre —me despedí y colgué sin esperar que siguiera con su sermón. 

Es muy probable que haya visto con el enojo que tomaba el aparato pues me lo quitó y lo puso sobre la superficie del auto y dejó un beso en mi frente recibiendo mi abrazo casi asfixiante.

Maldigo el momento en que acepté la petición de mi abuela de seguir la tradición de la familia, desde muchas generaciones atrás en mi familia ha sido algo completamente común el hecho de que tus padres o tus abuelos incluso te consiguieran esposo o esposa. Ha sido así con todos mis hermanos mayores, la última fue la boda de hace dos años de mi hermana
mayor con un abogado y solo faltaba la pequeña de los seis Kim, yo.

—Huyamos —le pedí en voz baja haciéndolo reír, no era la primera vez que lo proponía.

—Te llevaré a casa, preciosa —anunció bajando al suelo y dándome un corto beso.

El viaje a mi casa, o la de mis padres (donde me estaba quedando mientras “planeaba la boda”) fue precisamente más corto, o tal vez solo lo vi así debido a que quería pasar todo el tiempo del mundo que pudiera con él. No quería llegar realmente.

Cuando cruzó la esquina de la calle quise simplemente abrir la puerta, tirarme a la calle y salir corriendo, solo pensaba en huir. Pero cuando se detuvo frente a la casa tomó mi mano y suspiró pareciendo a punto de decir algo.

—Quiero que sepas algo —dijo con un tono muy bajo, solo lo escuché así cuando pensó que lo dejaría por culpa de mis padre—; te amo con todo mi corazón, princesa. Y no importa lo que pase, no importar si estás casada, tienes hijos y me olvidas, siempre vivirás por completo en mi corazón y no quiero que lo olvides jamás.

[…]

Era el quinto trago que se tomaba y ni siquiera habían pasado diez minutos desde que llegó a la casa de Seunghyun luego de llamarlo despertándolo. Este ni siquiera sabía lo que sucedía cuando Jiyong llegó a su casa y sin siquiera saludarlo se dirigió al mini bar que este tenía en su sala de estar.

— ¿Podrías explicarme que haces a medianoche en mi casa bebiendo? —Preguntó poniéndose del otro lado de la barra frente a él—. No me quejo, pero es extraño hasta viniendo de ti.

—Se casará mañana —gruñó rellenando el vaso—. Mañana ya no será más mi princesa, será de él y eso me hierve la sangre.

—En realidad ninguno de nosotros sabemos cómo no hiciste algo antes para impedirlo —confesa tomando otro vaso para llenarlo también—. Siempre dijiste que querías una familia con ella y todo lo demás. Sinceramente pensé que ustedes se casarían primero que Youngbae y Hyorin.

Sin saber que responder se tomó todo el líquido de un trago pero cuando buscó de tomar la botella de nuevo su compañero la tomó poniéndola lejos de su alcance ganándose una mala mirada de Jiyong. Estaba tomando mucho y demasiado rápido.

—Deja de beber o llamaré a los demás y haremos una intervención — lo amenazó tratando de aligerar el ambiente pero luciendo como un adolescente rebelde solo rodó los ojos y dejó el vaso a un lado—. En serio luces patético.  

—Muchas gracias, es genial saber que cuento contigo para levantarme el ánimo.

Soltando una risa T.O.P bebió de su propio vaso pensando bien en qué podría decirle, sinceramente no era el mejor dando consejos. Si estaba tan mal no sabía por qué había ido con él y no con alguien más.

—Mira, te diré lo que sinceramente yo haría —comenzó sentándose en el taburete a su lado viéndolo mientras este veía al estante lleno de botellas—. Ve allá y busca a tu chica, y ya está.

—Ese es un pésimo consejo —soltó girando para verlo sonreír burlonamente.

—Yo lo veo perfecto; tú la amas y ella te ama a ti, pero va a casarse con alguien más, eso si no tiene sentido. —Sabiendo que en argumentos había ganado sonrió victorioso bebiendo el whiskey de su vaso.

Jiyong sabía que en realidad tenía toda la razón. ¿Cómo en su sano juicio podría dejar que el amor de su vida se casara con un idiota que nunca la llegaría a amar ni la mitad de lo que él l hacía? Él nunca sabría que ella aborrecía los besos en la mañana si antes no se había cepillado los dientes, no entendería su manía por comer primero el borde de la pizza, no se aprendería su horario de series para saber cual ver cada día a cada hora y no sabría cuando amaba que acariciaran su cabello ni cómo hacerlo bien. Solo él sabía todo eso.

—Iré por ella —anunció poniéndose de pie con una determinación impresionante la misma que lo hizo dirigirse a la puerta.

—Wow, wow, wow. —Seunghyun se tropezó al levantarse tan rápido para llegar a él antes de que llegara a la salida— Espera, no puedes ir ahora.

— ¿Por qué? Tú mismo lo dijiste, tengo que ir por ella.

—No sé si lo sabías pero es más de medianoche, estás un poco ebrio, desequilibrado y dudo que puedas conducir bien —expresó contando con los dedos cada razón—. Bueno, desequilibrado siempre has estado.

[…]  

—Te ves preciosa, querida —dijo la madre de mi pronto futuro esposo. Ella junto a mi madre usaban trajes tradicionales algo coloridos en contraste con los vestidos beige que yo (mi madre) había elegido para las damas, es decir, mis dos hermanas y tres futuras cuñadas.

Ya estaba empezando a odiar que me halagaran, desde muy temprano en la mañana no hacían más que decir lo hermoso del maquillaje, del peinado, el vestido y prácticamente todo lo relacionado con la boda, según mi madre lo único que no combinaba era mi “rostro de funeral”.

Desde que desperté me sentí más enferma que nunca, sentía como si en cualquier momento fuese a vomitar el batido que me dieron de desayuno pues supuestamente debía ser algo ligero o me sentiría mal. Já, me casaré con un nombre que ni siquiera tuve el deseo de conocer, ¿de qué otra forma debería sentirme?

— ¿Podrías al menos sonreír para mí, cariño? —me pidió mi madre poniéndose frente a mí.

—Desde muy pequeños a todos nos enseñaste la honestidad, así que no, no fingiré sonreír, querida madre —contesté sin siquiera prestarle atención viendo fijamente el celular apagado en mis manos.

No dormí siquiera esperando su mensaje diciéndome que saliera de casa y me fuera con él.

A partir de ese momento todo pareció un sueño, uno donde sientes que estás dormido por lo que todo parece muchísimo más real pero sabías que no estabas ahí. Como si mi alma no acompañara a mi cuerpo seguí a todas cuando estuve lista y la limusina estuvo afuera esperándonos.

No supe de qué hablaron o siquiera si me hablaron en algún momento a mí, estaba demasiado entretenida viendo por la ventana sintiéndome peor conforme nos acercábamos más a la iglesia. También elegida por mi madre.

—Hija —me devolvió a la realidad dando una sacudida a mi hombro—, ya llegamos, debes salir. Tenemos que apresurarnos.

Sintiendo que estaba a punto de entrar en un ataque de pánico encendí el celular con la última esperanza de que justo apareciera una llamada entrante suya, pero eso no sucedió.

—Dame ese celular y baja del auto, tonta —dijo mi hermana, la mayor de todos—. No puedes hacerlos esperar mucho.

Todo me daba vueltas en el pasillo; todos viéndome, mi padre dándome un pequeño discurso que no escuchaba, varios flashes dirigidos hacia mí, Sohyun al final del túnel esperando con una sonrisa y su impecable traje. Nunca me había sentido tan mareada en toda mi vida.

A cada paso que daba en mi cabeza solo se intensificaba la voz que decía “Huye” pero mi cuerpo no parecía responder, o tal vez era el brazo de mi padre entrelazado con el mío, sabía que si sentía el mínimo intento de mi parte de alejarme de él el agarre solo se haría más fuerte y de ser necesario me obligaría a llegar al altar. Pero no era necesario, yo caminaba  por mi propia cuenta hacia el fin de mi libertad pues seguía escuchando la moribunda voz de mi abuela rogándome que no rompiera las tradiciones de la familia, no podía simplemente deshonrarlos.

—Estamos todos aquí reunidos para presenciar la unión —me desconecté completamente de mí misma en cuanto empezó a hablar, solo escuchaba una voz muy lejana, veía a mi madre secándose unas pocas lágrimas, a mis hermanos varones parados detrás del hombre al que estaba a punto de ser atada de por vida.
Todo parecía un muy mal sueño sin la necesidad de que un monstruo maligno apareciera por las grandes puertas, ¿sería posible que un gran hombre lobo apareciera justo ahora por la entrada? Con mi iluso, infantil, inverosímil y tonto pensamiento giré la cabeza un poco hacía las grandes puertas de madera oscura en el mismo instante que una de estas fue abierta.

¿De verdad llegaría un hombre lobo?

— ¡Detengan esta boda! —Exclamó uno de los hombres que entró por la puerta devolviendo el alma a mi cuerpo—. Cielos, siempre quise hacer eso.

No pude evitar soltar una pequeña risa por la frase gritada por Seungri quien había entrado con un saco seguido del resto de los chicos, y Jiyong.

— ¿Qué hacen ellos aquí? —masculló Sohyun apretando el agarre en mis manos al darse cuenta que uno de mis pies inconscientemente había dado un paso para acercarme a ellos.

—Esta boda es un chiste —escupió Tae tomando una de las decoraciones pegadas a las bancas y tirándolas al suelo luego de darle una mirada de asco—, él no puede casarse con ella.

A este punto algunos hombres como mi padre y el de Sohyun, seguido de algunos tíos se pusieron de pie pero ninguno se atrevió a hacer nada, o en realidad no sabía qué hacer realmente. Mientras, caminando como los reyes del mundo, los cinco siguieron a Jiyong por el largo pasillo hasta llegar al altar. Realmente lucían intimidantes.

—Todos aquí me dan asco —empezó a decir Jiyong girando y alzando la voz hablándole a todos los presentes—. Sobre todo la familia de mi bella princesa que estuvieron a punto de dejar que se casara con un hombre que no ama, nunca ha amado y nunca amará.

—Lo siento, yo me la llevo —dijo Daesung llegando frente a mí y separando mis manos de las suyas, para entrelazar su brazo con el mío y empezar a bajar los escalones al suelo.

—Nunca amará a nadie como me ama a mí y yo jamás podría imaginar amar a alguien que no sea ella —confesa mientras llego con él y toma mi mano, específicamente la izquierda yendo directamente al dedo donde tenía el anillo el cual sacó de inmediato—. Pff, yo podría darle uno mejor.

Con la risa de los chicos tomó el pequeño círculo tirándolo a Sohyun quien miraba toda la situación con el ceño fruncido y casi todo su rostro tenso, al igual que sus puños completamente cerrados.

—Y pienso hacerlo pues desde incluso antes de que tú, idiota, la conocieras ya yo tenía toda mi vida planeada con ella y no me interesa si ustedes —expresó señalando a mis padres cuya expresión era similar a la de mi ex prometido, pero luego alzó la voz para todo el lugar— o a alguno de ustedes no les agrado, la amo, ella me ama a mí y eso es lo único que me interesa.

De repente y asustándome incluso a mí el más alto de todo soltó un grito similar a un grito de guerra en medio del silencio creando uno peor el cual no duró mucho pues al mismo tiempo muchas personas entraron por las diferentes puertas vestidos realmente formales con trajes y vestidos, pero todos traían máscaras, sin embargo no los pude verlos mejor debido a que mi brazo fue jalado y solo vi de reojo como uno lanzaba una pequeña bola colorida a Sohyun quien quedó con el traje empapado.

Iba riendo corriendo para salir del lugar con mi mano bien sujeta a la de Jiyong, y me encontré con cuatro camionetas negras idénticas estacionadas justo en frente dirigiéndonos directamente a la del medio.

—Oh por Dios, ya estoy demasiado viejo para estas cosas —aseguró Taeyang cuando todos habíamos subido al vehículo, yo con dificultad debido al vestido y los zapatos.

—Tranquila, las chicas te consiguieron uno mejor que ese —dijo casi leyéndome la mente mientras trataba de acomodar la gran falda.

— ¿Las chicas? Espera, primero dime que fue todo eso —exigí tratando de sonar seria pero una risa se me salió en el medio.

—Hola, noona —saludó de repente el conductor girando su torso al detenerse en el semáforo.

—Mino, ¿qué se supone que haces conduciendo? —pregunté riendo aún más por lo ridícula de toda la situación.

—Winner y Ikon perdimos contra Hi-Tech y Crazy, nosotros queríamos entrar en la iglesia y tirarles los globos —comenzó a explicar en un tono de lamento—. En cambio ellos tuvieron que arreglar el lugar y nosotros conducimos.

—Las chicas de Blackpink quisieron vestirte y maquillarte a su manera —lo interrumpió Seungri cuando siguió conduciendo—. Y obviamente Chae, Dara y Bom dijeron que harían abrir más temprano la tienda que ellas querían para conseguirte el vestido. Ah, y convencimos a Hyun-Suk de prestarnos las camionetas para moverlos a todos.

De repente con todo lo que me decían mi corazón empezó a doler, todos habían hecho tiempo para hacer un plan tan complicado solo para evitar que yo me casara, eso era muchísimo pedir y realmente no sabía cómo habían logrado tanto en tan poco tiempo. Esperen, ¿desde cuándo habían planeado todo esto?

—Por favor, no llores —susurró cuando sentí su dedo pasar por debajo de mi ojo.

—No lloro, en serio no lo hago —aseguré viéndolos a todos mirarme y una sonrisa salió sin pensarlo—. Gracias, chicos, en serio no saben cuánto los amo a todos justo a hora. Hasta a ti, Mino.

—Aw, que tierna la futura Kwon —exclamó Daesung haciéndome reír tiernamente pero los chicos se quedaron callados viendo justo a mi lado.

—Sé que no hay mucha necesidad de hacer esto, pero dado a que, por si no te has dado cuenta, estamos a punto de casarnos creo que si debería —dijo con una sonrisa mirando a Top y haciendo un pequeño movimiento con su cabeza y antes de que yo pudiera voltear Jiyong atrapó con bastante facilidad una pequeña calla.

Oh por todos los cielos.

Con los chicos aplaudiendo y vitoreando él se escurrió hasta quedar arrodillado en el suelo tambaleándose cuando la camioneta giraba. No podía ver mi rostro pero sabía que mi sonrisa debía ser gigante e instintivamente cubrí mi boca cuando abrió la caja y vi el anillo.

—Princesa mía —comenzó a decir exagerando el tono haciendo que soltara una risa—, ¿me harías el gran favor de casarte conmigo… en unos quince minutos?

—No, te odio, casi me matas de un infarto —dije riendo mientras él se levantaba de nuevo al asiento poniendo el anillo en mi dedo y dando un beso en mi mejilla—. En serio no sabes cuánto te amo.

—Yo mucho más y me sorprende que pensaras que dejaría que alguien más pudiera llamarte suya —aseguró entrelazando nuestros dedos y viendo por la ventana—, sé cuanto odias que alguien te llame así.

—Pero si hace dos segundos le dijiste princesa mía.

—No arruines el momento, Minho —exclamó Seungri estirándose para poder golpear su frente.

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