Notas
Te quedaste mirando el pequeño pedazo de papel que habías encontrado doblado junto a tu taza de café. Tenía tu nombre garabateado en frente con una caligrafía desordenada justo como la anterior. Esta era la tercera que había encontrado esta semana. La primera vino cuando estabas teniendo un día particularmente difícil.
No parecías hacer nada bien y querías llorar de pura frustración. Se sentía como una cosa detrás de otra y una sesión de entrenamiento estresante, que incluía noquear tu trasero múltiples veces, no había sido la mejor manera de terminar tu día. Recordaste pelear contra tus lágrimas cuando entraste a tu habitación. Tiraste tu chaqueta en tu cama y, esperando encontrar relajación y comodidad, fuiste a tomar una ducha caliente. Pero te detuviste cuando sentiste algo crujir bajo tu pie.
Te inclinaste y recogiste un pequeño pedazo de papel. Lo desdoblaste y encontraste las palabras:
"Mientras tengas al menos a una persona que se preocupe por ti, la vida no será un desperdicio. Así que cuando las cosas vayan mal y sientas ganas de abandonar, por favor recuerda que todavía me tienes a mí".
Sonreíste enormemente, y por más tonto que fuera, pestañeaste lágrimas. Esa nota había sido exactamente lo que necesitabas: un recordatorio de que no estabas sola y de que todo estaría bien al final.
La segunda vino en un momento aleatorio. Habías estado recostada en el sofá de la sala viendo una película con un tazón de cotufas sobre la mesita que estaba junto a ti. Natasha estaba ahí al igual que Wanda, su hermano, Steve y Clint.
Fuiste a estirarte en el sofá y terminaste poniendo tu pie en el regazo de Wanda, a lo que ella protesto.
—Oh, ¿qué pasa? —Reíste—. ¿No te gusta ser mi reposa pies?
—No en realidad —se rio entre dientes, empujando tus pies hacia el suelo. Tú prontamente los pusiste sobre ella y le disté una mirada presumida—. Maldición —ella se inclinó y tomo un puñado de cotufas y te lo tiro.
Esto hizo estallar la más grandiosa guerra de cotufas de la que habías sido parte. Terminaste yendo a tu habitación con mantequilla y cotufas en tu cabello.
Te reíste de ti misma cuando llegaste al ascensor. Ibas a presionar el botón de tu piso cuando viste otra nota pegada sobre el este. Esta tenía tu nombre en el frente. Curiosa, la despegaste de la pared y la abriste.
"Dicen que te enamoras solo una vez. Eso es mentira. Cada vez que te miro me enamoro de nuevo."
Con una pequeña sonrisa, la volviste a doblar y la deslizaste en tu bolsillo trasero. Quienquiera que estuviera dejándote estas notas con pequeños mensajes definitivamente había captado tu atención. Pensaste mucho sobre quien pudiera ser pero no se te ocurrió nadie.
Ahora observabas el pequeño pedazo de papel que estaba en tus manos y sentiste que las comisuras de tus labios se alzaron. Lo abriste y leíste:
"Eras la razón por la cual respiro, pero algunas veces tú me arrebatas el aliento. Puedo ser rápido, pero nunca te vi venir. Y nunca volveré a ser el mismo. Por primera vez en mi vida quiero tomar las cosas con lentitud y apreciar cada momento, cada pequeña cosa, que pueda contigo".
Sentiste el calor subir a tus mejillas y tu corazón aleteo. "Puedo ser rápido, pero nunca te vi venir..." la realización te golpeo justo después cuando una voz detrás de ti hablo.
—Sé que son cursis —dijo—, pero no podía acercarme a ti para hablar sobre mis sentimientos.
Te volteaste y tus ojos se encontraron con los suyos. —Pietro... —susurraste.
Sus mejillas estaban de un rojo brillante y él rasco la parte de atrás de su cuello. —¿Qué dices, dragul meu¹?
Asentiste con tu cabeza y te paraste de puntitas, posando un beso en sus labios tibios.
¹Amor mío.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top