Futuro

Las cosas entre Pietro y tu han estado difíciles durante los últimos meses. La conexión que una vez habían tenido el uno con el otro parecía como si estuviera desapareciendo, les gustara o no. Ahí estabas tú, a las tres de la mañana, yaciendo junto a tu compañero, contando los minutos para que él se levantara y te dejara de nuevo. Desde que se unió a los Vengadores todo lo que Pietro parecía hacer es irse; siempre en una misión. Pero en la única misión en la que te enfocabas tu era en lograr que su relación funcionara. Contemplando el techo negro, dejando que el vacío dentro de ti te consumiera. ¿Por qué estar en una relación si sigues estando sola? Pietro fue el que te recluto en primer lugar, él te había encontrado en tu momento más oscuro y vio el potencial que llevabas en ti misma; todavía te preguntas si él sigue viendo esa luz dentro de ti.

Tus pensamientos eran un espiral fuera de control hasta que fueron interrumpidos por el sonido de la alarma que estaba junto a ti, chillando en tus oídos. «¿Ya son las cinco de la mañana?», te cuestionaste a ti misma con incredulidad antes de apagar la alarma. Escuchaste a Pietro dejar salir gemidos mientras estiraba sus brazos para encender la lámpara que había en la mesita de noche.

—Buenos días, hermosa —su voz es rasposa y él sonríe adormilado al ver la luz del bombillo alumbrar tu rostro.

—Buenos días —respondes de manera fría.

—¿Qué sucede? —pregunta Pietro, leyendo tu expresión.

—Solo quería pasar el día contigo, eso es todo —revelas y él comienza a fruncir el ceño.

—Sabes que no puedo quedarme, Ame, tengo una misión hoy —se defiende.

—¿Cuándo no tienes una misión? —Mascullas bajo tu aliento, rodando tus ojos.

—No es mi culpa, ¡todos cuentan conmigo! —Él se levanta, su voz volviéndose menos calmada y más lívida.

—He sacrificado mucho para que estemos juntos, he rechazado misiones solo para poder verte durante más de cinco minutos —tu voz dejo a tus sentimientos filtrarse en ella.

—¿Entonces decepcionas a todos? ¿Solo por mí? ¡Eso no es lo que quería! —Argumenta.

—¿Entonces qué quieres? —Sueltas.

—Bueno, ya que nunca estoy ahí de todas maneras, ¿qué tal si me voy por el bien de todos, eh? —Él gruñe e inmediatamente se arrepiente de las palabras que escaparon de sus labios.

—¿Así que terminamos? —Preguntas, mientras tratas de digerir lo que está pasando.

—Supongo que sí —él deja salir un suspiro, bajando su mirada, pasando fuertemente sus dedos por su cabello.

—Bueno, entonces espero que la pases bien en tu misión —sonríes con avidez a través de las lágrimas que caen de tus ojos inyectados de sangre. Su rostro aun mira hacia el suelo sin ser capaz de enfrentarte mientras sales por la puerta, dejando todo lo que Pietro y tú alguna vez tuvieron.

Marchas escaleras abajo y hacia el baño para encerrarte, no esperabas que doliera tanto. No pensabas que perder algo que ya no estaba ahí siquiera doliera. En vez de eso, se sentía como un incendio en tu estómago, quemando tus entrañas y cerrando tu garganta para que ya no pudieras hablar. Mientras sollozabas en tus manos escuchaste un pequeño toqueteo en la puerta.

—¿Ame? ¿Eres tú? —Escuchaste un fuerte acento llamar, causando que saltaras, limpiando las lágrimas de tu cara.

—Sí, un minuto —respondes mientras abres el grifo y salpicas tu cara ardiente con el agua fría. Mientras te miras en el espejo ves exactamente a quien no quieres ser, y exactamente lo que estas. Sola. Desbloqueas la puerta del baño y le das una sonrisa falsa a Pietro mientras pasas a su lado.

—¡Espera, Ame! —Él llama.

—¿Qué pasa? —Gruñes.

—No quiero que esto se acabe. No quiero que terminemos —declara.

—Si sales de esa puerta para ir a la misión, entonces estas saliendo de esta relación —afirmas de manera firme, manteniéndote frente a él.

—¿Estás listo, Pietro? —Escuchas a Steve gritar frente a la puerta.

—Sí, ya voy —él te mira humildemente y camina hacia la puerta, abriéndola y caminando fuera de ese pasado contigo y hacia su futuro, el cual no te incluye.

Tan pronto como Pietro sale de edificio, su corazón se siente como si hubiera sido aplastado y late mucho más rápido de lo que él nunca ha corrido. Él deja ir la única cosa que lo había hecho feliz desde los bombardeos. Cada día era más brillante y la única cosa que le hacía sobrellevar sus misiones era el saber que tú estarías ahí cuando regresara. Pietro le dio un vistazo a sus alrededores fuera de la ventana: un desierto árido, sin vida en kilómetros.

—Está bien... Cuando salgamos, Steve y yo buscaremos a los enemigos en el área. Pietro, tu busca a los civiles y llévalos a la seguridad —Tony ordena y Steve y Pietro asienten de acuerdo. Pietro no podía manejar nada serio hoy, buscar a unos civiles era lo único que podía manejar. Saltaron fuera del vehículo y hacia la misión.

—Nos vamos a dirigir al este, nos encontraremos aquí cuando todo esté bajo control —informa Tony antes de que Pietro corriera hacia su misión.

Pietro corre por la arena caliente, buscando cualquier señal de vida y finalmente ve a un niño pequeño en la distancia gritando por ayuda. Pietro se precipita hacia él y ve sus lágrimas rodando por sus mejillas, haciéndole recordarte.

—¿Qué sucede? —Pregunta, buscando su dolor.

—Mi madre se ha caído, está muy débil. Por favor, ayúdala —se tropieza corriendo hacia su madre quien parecía haber mutado. Sus ojos nublosos y sus miembros torcidos, mientras hundía su espalda arqueada al colapsar en el suelo caliente.

—Ven, vamos a levantarte —Pietro sonríe, agarrándola, pero ella se queda quieta.

—No, tú ven conmigo —ordena ella.

—No, no puedes moverte, te llevare a la seguridad —Pietro la consuela.

—Por favor, solo siéntate conmigo —ella ruega y Pietro hace lo que le dice.

—Haz sido gravemente herido —habla ella, haciendo que Pietro frunza el ceño en confusión—. Me alimento de tu dolor, tu corazón necesita ser enmendado y yo necesito poder —ella ríe, volviendo a Pietro intranquilo—. Déjame llevarte, puedo mostrarte tu futuro —trata de convencerlo.

—Creo que necesitas venir conmigo —dice Pietro tratando de detenerla.

—Puedo mostrarte todo lo que quieras ver —ella sonríe.

—Bien —Pietro responde, aun incrédulo. Ella posiciona su mano en el pecho de Pietro mientras echa su cabeza hacia atrás y sus ojos se vuelven blancos, mientras ella canta.

Pietro pudo ver todo, su vida entera estaba pasando frente a sus ojos y él no podía hacer nada al respecto.

—¡Detente! —Grita Pietro cuando su cuerpo comienza a doler y sus peores recuerdos se reproducen en su mente.

—No puedo —ella respira y una mirada de miedo inunda su cara—. No puedo, no puedo —repite en pánico y repentinamente todo se fue; todo era negro.

Pietro despierta en un extraño pero familiar lugar. Era el cuartel general pero todo estaba diferente, era oscuro, sombrío y destruido. Grafitis en las paredes de los edificios con las palabras "abajo con los Vengadores" rociado en rojo. Los ojos de Pietro comenzaron a arder al ver sus pesadillas volverse realidad.

—¿En dónde estoy? —Pregunta Pietro, ya nada se sentía real.

—Estas en el futuro conmigo —dice la mujer mutada, levantándose del suelo y tambaleándose hacia él—. Puedo mostrarte todo lo que quieras ver —le dice con una mirada alegre. Y la primera cosa que llega a su mente eres tú.

—Quiero que me enseñes en donde esta Ame —Pietro ordena.

—Oh, por supuesto, la que acecha tus memorias pasadas —ella asiente como si lo hubiera sabido todo—. Te lo mostrare, pero recuerda que el futuro está basado solamente en tu pasado —advierte antes de poner una mano en el pecho de Pietro de nuevo, y todo se oscurece.

La primera cosa que Pietro escucha son gritos, la voz era tan real, tan aliviador pero el tono había cambiado completamente. Wanda. Ella necesitaba ayuda. Pietro abre sus ojos y ve el mundo a su alrededor; ahora estaba en un cementerio, el aire frío golpeándolo como cuchillos.

—¡Wanda! —Pietro grita fuertemente.

—Ella no puede escucharte, nadie aquí puede hacerlo —le dice la mujer, silenciándolo—. Ame está ahí —dice lentamente, apuntando a su hermana, pero Ame no estaba en ninguna parte. Pietro corrió hacia a Wanda y se arrodillo junto a ella, acariciando su curvada espalda mientras sollozaba con las manos enterradas en su cara.

—Ayuda, por favor. Ya no tengo a nadie más, Ame. Ya no estas —Wanda llora y repentinamente todo encaja. La garganta de Pietro se hincha cuando lee la tumba que estaba frente a él.

"Ame, siempre en nuestra alma y recordada en nuestros corazones" se leía en la tumba de piedra, causando que Pietro se derritiera.

—No —Pietro respira, golpeando el suelo con sus puños—. ¡No! —Grita con todo su dolor y furia combinándose en uno—. Por favor, ella no puede estar muerta —Pietro se quiebra con desesperación—. Nunca pude decirte esto una última vez, pero te amo tanto. Mucho más de lo que he amado algo, porque la verdad es que antes de conocerte yo no sabía lo que era el amor. Esa es la manera en que me siento hacia a ti. Haré las cosas bien, nunca vas a irte. Yo te protegeré —promete Pietro, dejando a sus dolorosas lagrimas caer sobre tu tumba.

Nada se sentía como eso, nunca nada le había hecho sentir de esa manera. Así es como se sentía el que te arrancaran algo que en realidad amabas.

Pietro siente a Wanda ponerse de pie junto a él y caminar hacia la tumba que esta junto a la tuya.

—Descansa en paz, hermano. Ame está contigo ahora —ella sonríe a través de su lloriqueo.

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