Enemigos
—¡Tenemos un mutante en el campo! —La voz del Capitán América llamo a través del auricular que estabas llevando. Tu corazón empezó a correr con éxtasis; finalmente algo que hacer—. Barton ha caído, encárgate del mutante —te dijo.
—¡Entendido, Cap! —Respondiste, corriendo hacia la posición de Barton para encontrar a quienquiera que lo había atacado. A la mitad del camino algo se estrelló contra tu hombro, haciéndote caer al suelo. Instantáneamente te levantaste, haciéndote un rápido chequeo en busca de lesiones. Tu hombro estaba dolorido debido al golpe, pero nada fatal. Escaneando rápidamente el área, miraste como las hojas de unas cuantas yardas lejos de ti fueron repentinamente irrumpidas. Paso inhumanamente rápido, si no fuera por las hojas cayendo lentamente no hubieras sido capaz de seguir el movimiento. Ese era obviamente el mutante.
Tomando un respiro profundo, centraste tu voluntad en la energía haciéndola salir de ti y a tu alrededor, haciendo que todo en un radio de quince metros se levantara del suelo. Todas las hojas, varas, bichos y otras cosas en el suelo del bosque volaron sesenta pulgadas sobre el suelo. Junto con todo esto, un hombre apareció de la nada. Él se encontraba alrededor de tres metros de distancia en una posición que dejaba ver que corría hacia a ti.
Estabas tan sorprendida por esto que gritaste, perdiendo tu concentración y dejando caer todo. El hombre empezó a correr tan pronto como golpeo el suelo pero estaba desorientado y te eludió, estrellándose a toda velocidad contra un árbol que estaba a tu derecha. Hubo un fuerte crujido y luego una maldición en un lenguaje que creías era sokoviano. El hombre camino lentamente en un círculo, sosteniendo su nariz. Sangre se filtraba a través de sus dedos y de igual manera del corte de su frente. Además de su brazo, en donde antes habían golpeado las flechas blancas de Clint.
—¿Qué hiciste para hacer que parara de correr? ¡Nunca nadie ha sido capaz de detenerme! —Demando el hombre ensangrentado antes de limpiarse la saangre con la manga de su chaqueta.
Ahora que finalmente habías tomado una buena mirada de él, estabas herida. La primera cosa que llamo tu atención fueron sus ojos. Eran de un intenso azul celeste que se sentían como si perforaran tu alma. Él era alto y claramente tenía una estructura muscular impecable. Su cabello plateado mal teñido era un desastre, con una corta barba que coincidía con sus raíces. Tenía los ojos hundidos y bordeados por círculos de color rojo. Lucia como si no hubiera dormido en semanas. Todo esto mezclado con su acento le dio una apariencia que te estaba gustando completamente.
Decidiendo tener algo de diversión con él en vez de llevártelo de una vez, le respondiste al levantarlo en el aire de nuevo.
—¿Te refieres a esto? —Preguntaste, sonriendo.
El hombre pareció furioso.
—Bájame, puta Vengadora —te escupió. Moviste tu mano y la lanzaste directo hacia él, pegándole en la cara. Le permitiste que moviera su mano para que limpiara el escupitajo pero restringiste su movimiento una vez más cuando hubo terminado—. ¿Cómo haces eso?
—Telequinesis, perra —aclamaste, levantando una gran rama del suelo y moviéndola en la dirección del mutante. Él cerró sus ojos, preparándose para el impacto, pero detuviste la rama antes de que lo golpeara. Lentamente los dejaste a los dos en el suelo.
En segundos él estuvo a centímetros de tu cara, mirándote. Resististe pestañear o desviar la mirada. Este era el enemigo, por más atractivo que fuera tenías que mostrarle que no estabas lista para darte por vencida. Entonces él sonrió con la más deslumbrante sonrisa que habías visto en tu vida.
—Pareces ser alguien que le gusta divertirse, ¿sí? La forma en que estabas jugando conmigo en vez de llevarme; puedo notarlo —dijo el hombre, luciendo divertido. Tus piernas estaban débiles a causa de su acento.
«¿Porque todos los hombres sexis tienen que ser malos?», pensaste con un suspiro interno.
—Podría decirse —respondiste con falso escepticismo.
—Entonces divirtámonos —afirmo, empujándote treinta o sesenta centímetros. Instantáneamente confundida, regresaste con un una refutación y lo empujaste. El hombre lo esquivo, lanzando su puño a una velocidad increíble. Te golpeo en el brazo, haciendo que se entumeciera instantáneamente. Te volteaste para golpearlo con tu otro puño pero él no estaba a la vista. Centraste tu voluntad, una vez más hiciste que todo se alzara y el hombre apareció a tu izquierda, a menos de un metro. Lo forzaste a que se acercara a ti, tirándolo de nuevo y enraizando sus pies en el suelo esta vez.
—La súper velocidad es un poder muy soso —te burlaste con superioridad, cortándolo en el estómago. Él cayó al suelo, tosiendo y sosteniendo su estómago.
—Dices tal cosa, pero no sabes lo grandioso que es —respondió, rodando hasta ponerse de cuclillas. Él se lanzó hacia a ti demasiado rápido como para detenerlo. Él te tiro al suelo y los dos lucharon por unos minutos. Solo eras capaz de contrarrestarlo al hacer que sus miembros pararan de moverse. Sin embargo, él era tan rápido que era imposible detener todos sus ataques. Hiciste lo que pudiste para devolverle los golpes pero él pudo bloquearte.
«Maldita súper velocidad»
De repente te encontraste de pie y con los brazos detrás de tu espalda.Un fuerte Sokoviano mutante te inmovilizo. Te retorciste, tratando de liberarte.
—Sigue moviéndote así y vamos a tener una situación incómoda en nuestras manos —él susurro en tu oído, presionando sus caderas contra tu trasero.
Cerraste tu boca, incapaz de hablar. ¿Estaba coqueteando? Esa definitivamente pareció una línea de coqueteo. Decidiste probar las aguas al presionar tu trasero y te retorciste un poco más para "liberarte''. Él respondió instantáneamente, frotándose contra ti. Lo escuchaste suspirar cuando no te detuviste.
—Si sigues con esto, no creo que te vaya a gustar a lo que te llevara —te dijo el hombre de cabello pateado, con su erección presionada contra tu trasero.
—Tú no sabes eso —respondiste con una sonrisa, lanzando tu cuerpo hacia adelante y dándole la vuelta al hombre; te sentaste en su cintura, aplastándolo. Él te miro con mejillas ruborizadas y ojos confundidos. Le guiñaste un ojo antes de saltar lejos de él.
El mutante volvió a levantarse, alzando una ceja hacia a ti. Agitaste tus manos en un ademan. Con una sonrisa él se recargo, aunque sin usar su habilidad. Los dos empezaron a pelar en un combate de corta distancia. Ninguno de los dos usando sus habilidades, solo bloqueando los golpes del otro cuando venían. Ninguno de los golpes estaban destinados a ser fatales, y pronto se volvieron muy rítmicos. Dabas un paso hacia adelante y tratabas de barrer a sus pies. Así él podría saltar sobre estos, arremetiendo contra a ti. Tratarías de esquivar, tratarías de golpear, pero él lo bloquearía. Y así sucesivamente. Pronto se sintió como si estuvieran bailando alrededor del bosque. No fue hasta que sentiste un árbol contra tu espalda que recordaste que seguías peleando contra el enemigo.
—Parece que estas atrapada —sonrió el mutante cuando clavo sus brazos al árbol—. Ninguno de tus amigos Vengadores está cerca de nosotros. Nadie vendrá a salvarte, al menos no... —fue interrumpido cuando presionaste tus labios contra los de él. Él instantáneamente libero sus brazos para tomar tu rostro, profundizando el beso. Si no fuera por el árbol seguro hubieras colapsado. Sus secos y agrietados labios presionados contra los tuyos blandos con tanta ferocidad te hicieron sentir que tu corazón se saltó un latido. Su mano derecha se movió para acunar tu cuello mientras que su derecha estaba envuelta alrededor de tu cintura, manteniéndote cerca de él.
El hombre de cabello plateado succiono tu labio inferior con su boca, engatusando un gemido que salía de tu boca. Sentiste los cañones de su labio superior sobre el tuyo y se sintió absolutamente increíble. La pasión y el fuego que sentiste salir de este hombre que acababas de conocer era tan caliente; estabas segura de que el bosque se incendiaria. Perdiendo el control de ti misma con la repentina oleada de hormonas, no te diste cuenta de que habías empezando a usar tu poder. No fue hasta que el hombre rompió el beso que notaste lo que estabas haciendo.
—Vengadora, ¿por qué estamos flotando? —Él pregunto, mirando hacia el suelo.
—¿Que nunca te has besado con el enemigo mientras se ciernen a metro y medio del suelo en el medio de una batalla activa? —Preguntaste en broma—. Solo sigue haciendo lo que hacías y yo haré lo que estaba haciendo, y los dos saldremos de esto bien.
—Mejor que bien —él respondió, atrayendo tu rostro hacia el suyo para profundizar el beso una vez más.
Fuegos artificiales estallaron en tu mente. Tu corazón estaba latiendo más rápido de lo que él podía correr y sentías como si tuvieras a las Cataratas del Niágara entre tus piernas. Este hombre que no habías conocido antes en tu vida, y con el que estas peleando no hace dos minutos, encendió algo dentro de ti que ningún otro hombre había podido. Agarraste sus caderas, masajeándolas con tus pulgares cuando fueron interrumpidos.
—¿Te hiciste cargo del mutante? —La voz del Cap sonó fuera del auricular. El hombre se alejó pero no te dejo ir. Tú lo miraste con mejillas ruborizadas y labios hinchados.
—Parece que es hora de decir adiós, Vengadora —te sonrió. Estabas respirando pesadamente por la intensidad del beso.
Le dijiste tu nombre, sin saber porque.
—Pietro —respondió con una sonrisa. Después de eso él te dio un último largo beso antes de correr hacia la base.
—¡Repito! ¿Te hiciste cargo del mutante? —Steve pregunto de nuevo, con más urgencia esta vez.
—No, él tiene súper velocidad, no fui capaz de seguirle el paso —respondiste.
Lo escuchaste suspirar y antes de que contestaras nuevamente el Capitán respondió—: Está bien, regresa al Quinjet para la extracción. Vigila a Clint con Thor. Stark y yo volveremos pronto.
—¡Entendido, Cap! —Respondiste, dirigiéndote hacia tus compañeros y reflexionando sobre los últimos minutos.
Sonreíste para ti misma. «Pietro, que nombre tan bonito»
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