Cosas que desearía no hubieras dicho

Estabas sentada frente a Pietro, quien estaba sentado sosteniendo tu diario con su mano derecha. Ninguno habló, solo se quedaron mirándose el uno al otro.

Comenzaste a tronarte los dedos, necesitando una manera de dejar salir la energía nerviosa que llevabas dentro. El sonido pareció ser suficiente para sacar a Pietro de sus pensamientos.

Mientras suspiraba, dejo el diario sobre la mesa.

—¿Cuándo pensabas decírmelo? —Demandó, su mirada era dura como una piedra.

—Nunca —respondiste, rehusándote a encontrarte con su mirada mientras él apartaba un mechón de tu cabello de tu cara—. Nunca debiste saberlo —te encogiste de hombros.

—¿Y porque no? —Pietro continuó casualmente, como si estuvieran hablando del clima.

—Porque nunca debiste saberlo —fue todo lo que dijiste, tus ojos examinaban el rostro de Pietro, pero nunca sus ojos—, no tenías derecho a leer mi diario —agregaste.

—Tenía todo el derecho —Pietro bufó, apretando su mandíbula luchando contra la urgencia de gritar—. Tú eres mi novia, ¿no es así? —Preguntó, desafiándote a que lo contradijeras.

—Lo siento, Pete —murmuraste, sin responder su pregunta—. Lo lamento tanto —maldijiste y ahí fue cuando se quebró.

—No —Pietro negó con la cabeza, la barrera que habían construido se estaba derrumbando. Tú nunca jurabas y que tú lo hicieras significaba que cada palabra que Pietro había leído en el diario eran ciertas, cada maldita palabra. Y no podía ser cierto, no cuando tú eras la única cosa sosteniéndolo la mayoría del tiempo—. No puedes dejarme, dragoste¹ —dijo abatido.

—No puedo seguir con esto, Pietro —mordiste tu labio tratando de que tus emociones no salieran a flote. Tenías que seguir con esto sin derrumbarte.

—Por favor —Pietro rogó desplazándose de su asiento y momento después él estaba arrodillado frente a ti, con sus manos sosteniendo tu rostro y su pulgar trazando pequeños círculos en tus mejillas. No podías seguir evadiéndolo cuando sus ojos por fin se encontraron—, no puedes dejarme. Eres todo lo que tengo.

—Tienes a Wanda —insististe, incluso cuando te apoyabas en su calor. No estabas evadiéndolo, ya no más.

Lo ansiabas tanto como él te anhelaba.

—No es lo mismo —Pietro negó con la cabeza, hebras de cabello plateado caían en sus ojos. A él no le importaba.

—Pietro...

—No —Pietro soltó—, no puedes dejarme. Esto es... Tú eres... —él lucho con todo lo que quería decir—. Tienes que decirlo —trató de nuevo—. Yo-yo te amo, dragoste —confesó, haciendo que retrocedieras.

—Pietro, por favor —rogaste en susurro—, no puedo seguir haciendo esto. No soy como el resto de ustedes. No puedo pelear, y cada vez que ustedes se van me quedo atrás preguntándome si todos ustedes volverán. Me está matando, Pietro. No puedo seguir con esto —trataste de explicar, ignorando las lágrimas que finalmente habían empezado a bajar por tu rostro.

Pietro te llamó, con ojos atormentados y voz tensa.

—Sabes que te daría todo si me lo pidieras. Pero no puedo echarme para atrás con los Vengadores —dijo, suavemente.

—Lo sé —insististe, llevando tus manos a la cara de Pietro cubriendo su rostro mientras se inclinaba hacia adelante hasta que sus frentes chocaron, descansando una contra otra—, por eso no te estoy pidiendo que lo dejes. No puedo pedirte que lo dejes porque entonces no serías tú. No serías el hombre del que me enamore —sonreíste tristemente al ver la maravillosa expresión de Pietro, sabiendo que no duraría. Estabas a punto de romperlo, y a su vez a ti misma—. Y si —continuaste, incapaz de no alejarte y dejar un suave beso sobre sus labios—, si te amo. Y te amo lo suficiente como para dejarte ir, Pietro.

Pietro empezó a negar con la cabeza nuevamente, pero lo ignoraste.

—Y sé que todo el mundo dice eso y tal vez no signifique nada, pero tengo que dejarte ir. Por mi propio bien, al menos —admitiste, sabiendo que sonaba egoísta, pero a veces tenías que serlo.

—Pero te amo —dijo Pietro con desesperación, su voz silenciosa y su cara rompiéndose con cada segundo que pasaba.

—A veces el amor no es suficiente —susurraste, deseando que él no te hubiera dicho lo que sentía porque el alejarte de él era más difícil.

Aun así encontraste la fuerza para separarte de él y salir por la puerta.

Pietro no te siguió.




¹Amor.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top