Amor no requerido
Amor no requerido. No puedes decir lo mucho que duele.
Tener que seguir con tu vida cotidiana en presencia de la persona que amas, que siempre haz amado, pero que solo tiene ojos para otra chica.
Lo gracioso acerca de estar enamorada de alguien que nunca podrá amarte de vuelta es que a pesar de que duele tanto, no puedes evitar ser succionada de vuelta solo por una imposible, esperanza fugaz que tienes dentro la cual tal vez, solo tal vez, lo haga cambiar de parecer.
Ellos no cambian de parecer.
Haz estado perdidamente enamorada de Pietro desde que posaste tus ojos en él. Desde la primera vez que hablaron y él te alumbro con esa sonrisa llena de perlas suya. Te acababas de unir a S.H.I.E.L.D. y él estaba en tu grupo de entrenamiento de combate. Se habían vuelto muy buenos amigos. Bueno, por supuesto, siempre habías sentido algo mucho más que un afecto amistoso hacia él. Pero desafortunadamente para ti, no te había dado mucho tiempo darte cuenta de que Pietro se había enamorado irremediablemente de la Agente Hill.
Lo peor de todo esto es que el resto del equipo podía ver con claridad lo mucho que te importaba él y lo muy poco que tú le importabas a él en comparación. Así que cada vez que él se zafaba de los planes que habían hecho para poder ir a entrenar, hablar, o solo permanecer alrededor de la Agente Hill. Todos los demás que se encontraban cerca te daban esa triste y llena de lastima mirada, como si estuvieran diciendo: "no te preocupes, él volverá eventualmente". Pero incluso tú sabias que él nunca lo haría.
Por supuesto, si el resto del equipo pudo notar que amabas a Pietro, no le tomo mucho a Wanda para nada hacer el descubrimiento. Y claro, Wanda por mucho te preferiría a ti que a la Agente Hill, pero ambas sabían que una vez que Pietro posaba su mente en algo no dejaba que nada lo detuviera.
Actualmente estabas preparándote para una misión particularmente arriesgada; una que requería a todos los Vengadores, incluyéndote. Usualmente eras arrastrada solo a las misiones verdaderamente peligrosas por tu habilidad para sanar. Obviamente esa no era tu única ventaja —también sabias como manejar un arma—, pero era lo único que te hacia destacar del resto de los Vengadores.
Al terminar de ponerte tu ropa y armadura fuiste afuera para abordar el Quinjet en donde una buena parte de los Vengadores esperaban a los demás. Una vez que estuvieron listos, el Quinjet despego y Steve les dio una descripción del lugar de la misión. Aparentemente un astrólogo maníaco se las arregló para contactar vida alienígena y, en respuesta, los guió hacia la tierra con intenciones de dominar el mundo.
Romanoff suspiro, —¿Porque siempre tiene que ser alguien tratando de dominar el mundo?
El Cap termino de darles el resumen y, para matar algo de tiempo, fuiste a ver si todas tus pistolas láser estaban completamente cargadas. Varias estaban faltas de carga, lo que te hizo fruncir el ceño y prontamente las conectaste a la fuente de energía para que estuvieran listas solo por si acaso.
Cuando regresaste al área principal, la primera cosa que viste fue a Pietro junto a ¿quién más? La Agente Hill. Él estaba obviamente coqueteando con ella mientras que Maria lucia como si solo estuviera tratando de enfocarse en volar el Quinjet, pero aun quería ser cortes y no ignorarlo.
Cualquier brillo que había en tu cara desapareció. Nunca se volvía más fácil de ver. Notando que tan patética debiste haberte visto, rápidamente echaste un vistazo alrededor y, una vez que observaste como todos te miraban, plastificaste una sonrisa falsa en tu cara —o al menos una de indiferencia— y te dejaste caer en el asiento que estaba junto a Wanda, pretendiendo tener interés en tus uñas.
Wanda se inclinó hacia a ti y dijo en voz baja—: Mereces a alguien que te ame, quien nunca podría pensar en poner a alguien más antes que a ti; no a mi hermano idiota que no puede notar la potencial relación satisfactoria de una agente que genuinamente no está interesada —reíste sombríamente, tratando de aceptar sus palabras de consuelo pero estas solo rebotaron contra ti como si estuvieras hecha de goma.
Eventualmente aterrizaron en lo que Tony menciono era una ciudad en Escocia, en donde la pelea estaba tomando lugar. Y era un caos. Estos "alienígenas" llevaban puestos unos trajes hechos por lo que parecía ser una armadura tecnológica. Lucia completamente impenetrable por las constantes oleadas de balas que llovían sobre ellos. Por suerte para ustedes, Industrias Stark no era lo suficientemente tonto para equiparlos con viejas balas.
Después de darse a conocer a las autoridades militares —y parar la lluvia de balas perpetua—, todos se pusieron en acción. Pietro, Wanda y Steve fueron a dejar a los civiles fuera de peligro mientras que el resto de ustedes trabajaron en destrozar tantos aliens-robot-cosas como pudieron.
Incluso con la armería Stark, esas cosas eran difíciles de derribar. Tuviste que disparar una serie de tiros a través de su cuerpo para matar solo uno, haciéndote menos productiva cuando te enfrentaste con un grupo numeroso a la vez. De repente, tu oído izquierdo estuvo inundado con la voz de Steve en tu auricular.
—Chicos, hay más civiles de lo que planeamos y tenemos que sacarlos de aquí con rapidez. Este científico aparentemente cambio de opinión pero va a volar toda la ciudad, él tiene ojivas¹ estratégicamente instaladas por todas partes. Tenemos que sacar a todas las personas y entonces salir nosotros.
Asumiste que todos recibieron el mensaje pero solo Clint y tú salieron de la pelea principal para ayudar. Después de acerca quince segundos de correr en direcciones aleatorias, te diste cuenta de que no sabías en donde se encontraban estos civiles porque era una ciudad grande y el área que te rodeaba lucia bien evacuada.
Repentinamente sentiste una ráfaga de viento y apareció nada más ni nada menos que Pietro.
—Oh, gracias a Dios. Ven conmigo.
Sin un milisegundo de tiempo para responder o siquiera reaccionar, estuviste en los brazos de Pietro y siendo transportada a una velocidad insondable hacia la base de un edificio en el que parecía que había cincuenta personas afuera.
—Hay más dentro del edificio, sácalos. Y ten cuidado, una de las naves se estrelló contra el edificio y está empezando a derrumbarse —asentiste, por primera vez olvidando por completo tú agitación interna provocada por el chico sokoviano para enfocar toda tu atención en salvar a esa gente inocente.
Una vez que entraste al edificio, supiste lo que Pietro quería decir cuando dijo: "ten cuidado". Había escombros por doquier, ni una sola ventana que no estuviera rota —lo que significaba vidrios rotos por todos lados—, y muchas voces de hombres, mujeres y niños podían ser escuchadas provenientes de los pisos de arriba, ya que Pietro había hecho un buen trabajo despejando la planta baja.
Cautelosamente, subiste las escaleras y tuviste un panorama similar al de abajo pero con una docena de personas; muchas cubiertas de sangre. Gritando lo más calmada que pudiste, les diste instrucciones.
—Bien, todos necesitan salir de este edificio ahora mismo o se vendrán abajo con él. Mi amigo afuera del edificio los llevara a la seguridad. Por ahora solo necesito que no entren en pánico y salgan. YA.
Sorprendentemente casi todos escucharon, pero aun podías escuchar el lento arrastramiento de pies.
—¡Señorita! ¡Necesito ayuda! Mi padre está herido y no puede levantarse —rápidamente seguiste la voz para encontrarte con un chico adolescente tratando desesperadamente de levantar a un hombre de mediana edad con un una severa cantidad de daño en su pierna derecha y torso. Sin pensarlo dos veces tomaste el brazo del hombre y lo tiraste sobre tu espalda para cargarlo en tu hombro.
Salieron del edificio, en donde Pietro ya había trasladado a la multitud que estaba ahí cuando llegaste, y rápidamente se puso a trabajar con los restantes.
—¿Son todos? —Él pauso brevemente para preguntarte.
Te encogiste de hombros, —Todavía queda un piso que no he revisado pero no escuche mucha conmoción arriba. Iré a ver —le aseguraste.
Te dio una mirada de preocupación y respondió—: Se rápida. Ese edificio, al igual que a la ciudad, no le queda mucho tiempo —asentiste con entendimiento, tu corazón ligeramente aleteo por su preocupación por tu seguridad, antes de correr de vuelta al edificio.
Tuviste que tener más cuidado al subir al segundo piso ya que podías sentir que el piso podía empezar a ceder en cualquier momento. Al principio no viste a nadie. Para asegurarte, gritaste—: ¡¿Hay alguien en este piso?! —Ni un momento después varias cabezas salieron detrás de una pila de escombros. Perdiendo el lujo de tiempo para explicar lo que podría pasar, tomaste los tres niños y corriste escaleras abajo tan rápido como la estructura te lo permitió.
Una vez que saliste del edificio nuevamente, dejaste los niños en el suelo y tomaste un segundo para recobrar tu aliento antes de darte la vuelta para volver a entrar. Sentiste un fuerte brazo tomar el tuyo, reteniéndote.
—¿Que estás haciendo? ¡No puedes volver ahí! —Exclamo Pietro.
Tratando de zafarte de su agarre, gruñiste, —¡Todavía pueden haber más personas en el segundo piso! ¡No tuve tiempo para revisar por completo!
—Ese edificio va a colapsar en cualquier segundo.
Te volviste, lo miraste a los ojos, y declaraste—: No voy a arriesgar la vida de gente inocente solo por mi propia seguridad y tranquilidad.
De alguna manera fuiste capaz de volver al segundo piso. Llamaste nuevamente por si había alguien. Luego de echar un vistazo alrededor, te diste vuelta pero tu respuesta fue un crujido ensordecedor y repentinamente el techo y tú estaban cayendo al suelo.
El impacto de la caída te saco el aire pero esa era la menor de tus preocupaciones. Te sorprendiste al no sentir dolor alguno sino un intenso y abrumador entumecimiento, lo cual era casi igual de peligroso que el dolor.
Pietro te llamo, —¡¿EN DONDE ESTAS?! —Se te acerco un Pietro lleno de pánico quien rápidamente comenzó a desenterrarte de la montaña de escombros que se habían acumulado sobre ti cuando golpeaste el suelo.
Todo se volvía más borroso con cada minuto que pasaba y pronto Pietro obtuvo la larga pieza de cemento que estaba sobre la mayor parte de tu cuerpo. Él la levanto y jadeo sonoramente.
—Oh no. Oh no, no, no, no, no...
Estabas demasiado aterrorizada como para seguir su mirada, pero solo podías imaginar que habías recibido lesiones fatales. Él te levanto del suelo —y sentiste que algo era extraído de tu cuerpo— para llevarte consigo. Antes de que salieran pudiste ver el área recubierta de sangre en donde tu cuerpo había yacido.
—CHICOS, TENEMOS UN AGENTE CAÍDO. REPITO. AGENTE CAÍDO —grito Pietro a su auricular. Podías sentir la sangre brotando de tu abdomen y pecho y sabias que no durarías lo suficiente como para que el resto del equipo llegara.
—Pietro —trataste de llamar su atención. Él te miro y pudiste ver las lágrimas manar de sus ojos y caer por sus mejillas.
—Tienes que quedarte conmigo. Por favor, quédate conmigo. Podemos llevarte a los médicos. No vas a morir aquí —Él comenzó a divagar y pensaste que él estaba, más bien, tratando de convencerse a sí mismo de lo que estaba diciendo que a ti.
—Pietro, mírame —él finalmente se calló y te miro a los ojos, su labio temblaba un poco. Comenzaste a saborear la sangre de tu boca pero seguiste hablando—. Pietro, ambos sabemos lo que pasara. Pero antes de que suceda necesitas saber que he estado enamorada de ti desde que mis ojos cayeron sobre ti.
Desafortunadamente esta declaración solo causo que el derrame de sus ojos empeorara y con voz temblorosa el respondió—: Pero... ¿Pero porque no m-me lo dijiste?
Reíste con tristeza, —Tu solo tienes ojos para la Agente Hill. Ya no estaré en el camino.
Él sacudió su cabeza ferozmente, —No, no, no, nunca has estado en el camino de nada. Eres una persona demasiado importante para mí y todos en este equipo. Es por eso que necesitas resistir.
Negaste con tu cabeza y le diste una sonrisa triste. —Ya es muy tarde para mí. Puedo sentir mi alma drenarse de mi cuerpo. Solo quiero que le digas a los demás que significan el mundo para mí, y que supieras que siempre te he amado.
Él quito sus lágrimas por un momento y se inclinó hacia a ti. Lo que quedaba de tu palpitar se aceleró cuando él rozo sus labios con los tuyos. Sintiéndote de alguna manera realizada y satisfecha escogiste ese momento para dejarte ir y liberarte del confinamiento de tu golpeado y sangrante cuerpo en los brazos de Pietro.
Cuando el Quinjet finalmente apareció, el grupo encontró a Pietro agarrándose fuertemente de tu cuerpo ensangrentado, sollozando histéricamente. Clint, Steve y Tony —todos estupefactos al verte muerta— arrastraron a Pietro y por ende a ti al Quinjet antes de que la ciudad explotara. Wanda, Natasha, Steve y Clint lloraban en silencio y el único sonido que se escuchaba en el Quinjet era el sonido de los sollozos de Pietro.
—Ella me amaba... ella me amaba...
¹Una ojiva, es la parte delantera del proyectil, cuya sección longitudinal tiene esa forma. También llamada cabeza bélica o de combate, forma parte de los proyectiles utilizados en conflictos militares, y se usan para destruir vehículos o edificios.
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