Poderes curativos.

Ese día te despertaron temprano, ni siquiera había amanecido. Quien te despertó fue nada más ni nada menos que tu antiguo jefe, Nick Furia. Había un problema a la otra punta del planeta y debíais ayudar.

Tú junto con otro grupo de cinco personas subisteis a la aeronave y fuisteis rumbo a Europa del Este.

La aeronave pronto se llenó de personas heridas, y ahí fue cuando tú entraste en acción: con tu don para curar a la gente, curaste las heridas de las personas, de heridas graves a superficiales.

Los botes salvavidas volantes (por llamarlos de una forma) venían cargados de personas heridas. Estabas en una esquina de la aeronave, las personas te rodeaban para irse curando.

Y después, cuando todo finalmente acabó, los Vengadores aparecieron por la nave. Curaste a dos de ellos, Capitán América y Viuda Negra. Un tercer Vengador (uno recién incorporado) se acercó a ti.

- No lo comprendo – dijo Visión. Por lo que te habían explicado, Visión era un androide de color rojo.

- No hace falta comprenderlo – respondiste tú. – Solo ocurre y ya está.

Miraste hacia arriba para sonreírle.

- Es de las pocas cosas que comprendo – te comentó mientras vendabas una pequeña herida de un herido.

Tampoco querías utilizar tu poder con todas las personas porque te cansabas con facilidad.

- ¿Qué más no comprendes? – tu paciente se levantó y cojeando se fue. Un nuevo herido se sentó en la camilla.

- Esto de aquí – dijo tocándose la gema que había en su cabeza. – No sé lo que es. Pero cuando lo sepa, tal vez deje de controlarme y yo le controle a ella.

- Yo no puedo controlar esto – le dijiste, refiriéndote a tu don. – Tampoco es que quiera controlarlo.

Le sonreíste y él te devolvió la sonrisa, o eso te pareció a ti.