Steve Rogers
Titulo: Bolillo.
Ibas caminando por las calles de Manhattan, eran las 6 de la tarde y estabas yendo directo a tu casa, tu turno laboral había terminado.
Apresuraste el paso, pues el cielo emitió un trueno, prueba de que lloveria pronto pues no había rastro de sol, solo nubes.
Diste vuelta, miraste de reojo a unos tipos que se encontraban en la esquina, no te dieron buena espina, caminaste más rápido aún, pero disimulandolo. Sujetaste bien tu bolso, escuchaste como aquellos tipos decían algo, pero no pudiste entenderlo.
Miraste hacía atrás, nadie te seguía, te permitiste soltar el aire que estabas reteniendo. Tenías que apresurar la compra de un auto para evitar esa clase de sustos, continuaste andando ya con tranquilidad, quizá te adelantaste un poco.
-¿Que hace una linda señorita como tú por aquí?-La voz de un tipo que ahora se encontraba caminando a tu lado te provocó escalofríos.
Te congelaste al sentir la punta de una pistola en tu espalda, abriste tus ojos totalmente aterrada. Inmediatamente ofreciste tu bolso a los ladrones, observaste con atención, eran los mismos que viste al dar vuelta en la esquina.
-Tengan, tomenlo.-Hablaste apenas, agitando tu bolso.-Por favor, no me hagan daño.-Suplicaste, el miedo en tu voz presente.
El tipo que estaba situado al lado de ti, sonrió, sus dientes te provocaron total repulsión, estaban amarillos, algunos hasta negros y cabe aclarar que tenía algunos huecos, señal de que se le habían caído algunos dientes.
-Queremos algo más, preciosura.-Dijo, sus ojos mirandote con deseo.
-¿Q-que cosa?-Te obligaste a preguntar.
Los dos sujetos rieron, burlandose de tu inocente pregunta. La pistola seguía en tu espalda, pero el hombre que la sostenía comenzó a besar tu cuello, te obligó a caminar hasta una calle sin salida que estaba cercas, el segundo hombre con bolso en mano los siguió.
Sentiste las manos grandes del tipo sujetando tu cadera, estabas totalmente aterrada. Te era difícil hacer algún movimiento, debido a que estabas de espaldas y con una pistola apuntandote, amenazando con dispararte en cualquier momento.
Armaste un pequeño plan, no sabías si funcionaría, pero mínimo tenias que intentarlo.
Al notar que la pistola ya no ejercía tanta presión, comenzaste a mover tus caderas, tratarías de seducirlo, aunque eso te hacía sentir completamente asqueada. Una vez que el tipo bajo la pistola, seguiste restregandote contra él unos segundos, rápidamente te diste vuelta y llevaste tu rodilla hacía su entrepierna. Lo siguiente que escuchaste fue el grito ahogado de aquel asqueroso hombre.
Saliste corriendo, de puro milagro evitaste que el otro hombre con tu bolso te sujetara nuevamente. Lograste salir de aquel callejón de muerte, regresando a la esquina en la que en un principio estabas.
-¡Maldita!-Escuchaste que te gritaba él hombre, no se encontraba muy lejos.
Para tu mala suerte, no pudiste seguir corriendo, el tipo te había atrapado. Paso tus brazos por tu abdomen, te sostuvo fuertemente, tratabas de zafarte, pero no podías te tenía casi aprisionada.
-Te creías muy lista, chica estúpida.-Te susurro, con veneno.
Sacó una navaja, eso te aterro aún más.
-¡Ayuda! ¡Por favor, ayudenme!-Gritaste en vano.
-Cierra la boca, si no quieres terminar muerta antes de tiempo.-Amenazó.
Sentiste el frío de la navaja en tu cuello, tragaste saliva y cerraste los ojos. ¿Que podías hacer ahora? La impotencia te estaba volviendo loca.
-Si fuera tú, quitaría la navaja de su cuello.-Una voz se escucho.
No pudiste voltear a ver de quien se trataba, un solo movimiento y tu solita te hacías una cortada, no quisiste arriesgarte, pero pedías al cielo que esa voz fuera tu salvación. Tenías que llegar bien a tu casa.
Solo escuchaste un golpe demasiado fuerte, inmediatamente el tipo te soltó y su navaja cayó al suelo. Te alejaste de ahí lo más rápido que te permitían tus pies, sentiste gotas de lluvia caer, no te importo.
Frenaste en seco, y te volteaste para ver el rostro de quien te habia salvado. Notaste una cabellera rubia, un hombre alto había dejado en el suelo a tu atacante.
Te sorprendiste al darte cuenta que aquel era nada más y nada menos que el capitán América, Steve Rogers.
Él se acercó a ti, pudiste apreciarlo más de cerca, tu pulso aún estaba apresurado, tu pecho subía y bajaba rápidamente.
-¿Te encuentras bien?-Te pregunto, con una voz de terciopelo, mientras te entregaba tu bolso color negro.
Asentiste con tu cabeza, no salia palabra de tu boca.
-G-gracias.-Pudiste agradecerle.
-No hay de que. Trata de tranquilizarte, estas muy agitada. Todo está bien.
No dijiste nada y seguiste su consejo, trataste de calmarte.
-¿Sabes? He escuchado que si masticas un bolillo pero no te lo pasas, ayuda a quitarte el susto.-Dijo Steve, con una pequeña sonrisa.
Soltaste una pequeña risita, eso siempre te recomendaba hacer tu madre cada que te asustabas, incluso lo hacías de pequeña.
-¿Te acompaño a comprar uno?.-Sugirió el soldado.
-Claro.-Aceptaste más que gustosa.
Tu respiración se había normalizado y aunque aún te encontrabas asustada, nunca rechazarías la invitación de el capitán América para acompañarte a comprar un birote a la tiendita.
Ese fue el inicio de una gran historia para ustedes dos.
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¡Hello! ¿How are you doin?
Traigo un nuevo Imaginas, se que los hago algo cortos, espero que eso no les desagrade. Tengo que aclarar que algunos serán cortos y otros largos.
Espero que les guste, ya saben, si quieren de algún personaje en específico no duden en decirme.
¡Gracias por leer! 💚
Ale 💚🐍
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