Stephen Strange

Título: El camino del aprendizaje.
Maratón: 7/7

Te encontrabas en la biblioteca cuando Stephen Strange recién llegaba a Kamar-taj, antes de que Wong llegará para ser el guardián de los libros. Te habían asignado a ti, temporalmente.
Y la verdad era que disfrutabas con el alma el puesto, querías quedartelo. Te encantaba la biblioteca, ¿Y que mejor trabajo que cuidar los preciados libros y estar el mayor tiempo en ese lugar?

Habías llegado a Kamar-taj hace ya tres años, por lo cual, te transformaste en una gran hechicera, Ancestral y la mayoría de los maestros confiaban mucho en ti. Tu, claramente, te sentías orgullosa de lo que habías podido lograr.

No te toco ver al famosísimo Dr. Strange, ese del que tanto se hablaba últimamente desde su llegada, hasta que te toco dar una pequeña sesión, ya hace algunos meses, Ancestral te habia asignado para dar algunas clases. La primera vez estuviste nerviosa, pero ya habias perdido la cuenta de las tantas veces que te ha tocado dar clases, y ahora, nerviosa era la última para expresar como te sentias.

Mientras tu eras el ejemplo a seguir de al menos 25 personas, para ir conjurando portales; era una clase sencilla, algo básico que los principiantes con ayuda de su anillo tenian que aprender a realizar. A todos les resultaba, excepto a una persona, el egocéntrico y arrogante Stephen Strange, esa corta descripción te habia dado Ancestral de él. Lo observaste, a la vez que te paseabas alrededor de los aprendices y dabas consejos para poder conjurar el portal, vestido igual a los demás, su cabello estaba algo largo y despeinado, su barba estaba bastante crecida, le urgia un corte, analizaste su expresión, pudiste percibir en sus ojos, que en realidad, aún se negaba a darle una oportunidad a esos nuevos conocimientos, al parecer no queria rendirse ante sus ideologías. La humildad carecía en él, si, habias aprendido a leer un poco de las personas en esos tres años. No pasaste desapercibido, que sus manos temblaban mucho, más de lo normal.

La clase se dio por terminada, cuando Ancestral llegó junto con el maestro Jammir, se posicionó a un lado tuyo diciendo:

-Necesito hablar con el señor Strange.

Todos se retiraron y tu estabas por hacer precisamente lo mismo, sin embargo, la hechicera suprema te pidió quedarte, la miraste un poco intrigada, en eso Stephen se aproximó a ambas.

-Deben ser mis manos.-Habló, primero que nadie. Estaba dando una excusa al parecer, del porque no pudo hacer aparecer un escudo.

-No son tus manos.-Aseguró Ancestral.

-Deben ser mis manos, lo sé.-Insistió, poniendo sus brazos en jarras, negándose a las palabras de Ancestral.

Él, en los minutos que llevaban hablando, no te volteó a ver ni una sola vez, ni siquiera de reojo, pero tu, continuabas analizandolo.

-Maestro Jammir.

Enseguida, el mencionado saco sus brazos de la capa que los cubría, suave y sedosa, dejando ver que solo poseía hasta la parte del codo, le habian amputado el resto, para ti no era ninguna sorpresa, por ello lo admirabas bastante, en cambio, Strange abrió los ojos, y miraba sin creer todo lo que hacia el maestro.

-Gracias, maestro Jammir.-Agradeció Ancestral, cuando él hubo terminado la demostración. Se retiró.-Nadie golpea un río hasta someterlo, debes rendirte ante la corriente y usar su poder como si fuera tuyo.

-Renuncio al control para conseguir el contro. Eso no tiene mucho sentido.-Mantenía el ceño fruncido.

-No todo lo tiene y tampoco es necesario. Tu intelecto te ha llevado lejos en la vida, pero no te llevará más.-Hubo unos segundos de silencio, donde ambos permanecieron callados, Ancestral volteó a verte y compuso una sonrisa amigable.-Stephen, ella es [T/N], es una hechicera que lleva practicando las artes místicas desde hace tres años, es muy buena.

Armaste una pequeña sonrisa; agradable, estiraste tu mano, él te miró e hizo lo mismo que tu.

-Rindete Stephen, silencia tu ego.-Al parecer Ancestral iba a retomar la charla de hace unos momentos, conjuro un portal.-Sigueme.

Tu te quedaste ahí, Strange te miró una última vez antes de ir detrás de Ancestral, no escuchaste nada más, pero pudiste ver como algo de ventisca pasaba a través del portal, lo habia llevado al Everest, era una prueba. Dentro de unos segundos, ella volvió y el portal se cerró detrás suyo, solo percibiste el grito del hombre.

-Ancestral...-No estabas segura si eso era buena idea.

-Tranquila, él estara bien, con suerte, podrá conjurar el portal. Necesitamos que progrese, sólo así, crecerá y tendrá menos dificultad. Le estoy haciendo un favor.-Te miró, con la misma sonrisa, tu asentiste de forma segura, ella siempre tenia razón. No se equivocaria esta vez.

Ambas se quedaron en el mismo lugar, transcurrían los minutos, y Stephen no aparecía, no habia ni rastro de el inicio de un portal. Cuando pasaron 10 minutos, comenzaste a preocuparte un poco, si él no volvia, podía ser muy grave.

-¿Funcionará?-Mordo apareció de pronto, se colocó al otro lado tuyo.

-Ahora te digo.-Respondió Ancestral, sin sobresaltos.

Mantenias tus manos entrelazadas detrás de tu espalda, en posición recta, atrapaste a Mordo mirandote repetidas veces, con una sonrisa divertida en su rostro.

-¿Qué?-Lo cuestionaste, ya harta de esas miradas.

-¿Te preocupa el nuevo acaso?-Te respondió con otra pregunta, sin eliminar su expresión graciosa.

-¡¿De donde sacas tanta estupidez?!-Lo miraste indignada.

¿Como pensaba algo asi? Ni siquiera lo conocías.

Su charla llegó hasta ese punto, pues el portal del hombre que Mordo mencionaba apareció, y a continuación siguio él, cayó en el suelo al instante, su bigote y barba tenian rastro de nieve en ellos, se encontraba temblando, de seguro estaba muriendose del frío.

-A partir de ahora, ella sera parte esencial de tu entrenamiento, Strange.-Dijo la hechicera suprema.

¿Tu? De acuerdo... tendrías que conocerlo mejor, pero no le fallarias a Ancestral. Por último, él te dio una mirada antes de dejar caer su cabeza, dejandose llevar por completo.

(...)

Al día siguiente, te vestiste con tu tipico traje el cual consistía en tu abrigo vaquero, color azul marino, muy elegante y sofisticado, que incluía cinturón y solapas, este lo acompañabas poniendote un bluson de color negro que llegaba hasta tus rodillas, se pegaba a tu cuerpo, haciendo lucir tu figura, cabe aclarar que el uniforme venia de esa forma, a veces te incomodaba mostrar tus curvas, solias usar ropa más holgada, y tu calzado eran unas botas mosqueteras igualmente negras, estas con algo de tacón, que ya habias dominado a saber utilizar en cada ocasión que se presentara. Cepillaste tu cabello y saliste rumbo a buscar a Strange, era tu primer día, y lo primero que le pondrías a hacer era leer un par de libros.

Tocaste su puerta, y te encontraste con él, ya vestido, sin embargo, su cabello algo largo y la barba continuaban, sonreiste, eras una persona amigable.

-Buenos días, ¿dormiste bien?-Te caracterizabas por ser muy buena persona con los démas.

-Hola, yo... si, dormí bien. ¿Qué haremos hoy?-Preguntó, luciendo interesado, mientras salía.

Diste la vuelta y comenzaste a caminar rumbo a la biblioteca, sin borrar tu sonrisa del rostro.

-Nada difícil, te daré unos libros, para que los leas, claro.-Respondiste.

El transcurso fue en silencio, ni él, ni tu hablaban para nada. Todo el tiempo, llevabas tus manos entrelazadas detrás de tu espalda, siempre te mantenias recta, era la postura correcta que habias adoptado desde hace ya un buen tiempo, y te gustaba. Una vez llegaron, saludaste a Wong, que permanecía sentado en su escritorio.

-¿Que tal Wong?-Le dedicaste una tierna sonrisa.

-[T/N].-Te saludó, sus ojos se desviaron al hombre que iba detras de ti, lo inspeccionó.-¿Y él quien es?

-Wong, él es Stephen Strange. Stephen, Wong.-Los presentaste.

Ambos se saludaron y tu te alejaste un poco para ir a buscar los cuatro libros que le darías a Strange, no te tomo mucho encontrarlos, Wong se ofreció a ayudarte, pero tu te negaste. Regresaste a los cinco minutos.

-Bien, Stephen. Estos son los libros que comenzaras a leer.-Los pusiste sobre una de las tantas mesas que habian en la biblioteca.

-De acuerdo.

No era un hombre que hablara mucho.

-Te dejaré leerlos. Adiós Wong.-Te despediste del guardián de los libros y saliste del lugar, dejando a Strange.

Por el resto del día te dedicaste a entrenar y mejorar tus habilidades, diste algunas clases y no viste a Stephen. Como a las 6:30 de la tarde, descansaste un poco del entrenamiento.

-¿Hace cuanto estas entrenando?-Mordo apareció de la nada, no te asusto, pero levantaste la mirada alerta.

-¿Por qué te encanta aparecer de esa manera?-Ignoraste su pregunta, sin dejar de inhalar y exhalar.

-¿Qué tal va Stephen?-Se sentó a un lado tuyo, pues sobraba espacio en la banca.

Mordo y tu eran buenos amigos, él llevaba unos meses ahí cuando tu recién llegaste, se podría decir que te ayudo a acoplarte, adaptarte y te daba algunos consejos, hoy día, eso lo agradecias, por ello lo consideras como tu mejor amigo.

-Le di a leer cuatro libros, no se con que rapidez lea.-Te encogiste de hombros y secaste con una toalla el sudor que tenias en tu frente.

-Algo me dice que ya los terminó.-Dijo Mordo.

-No lo creo.-Negaste con la cabeza, cruzando tus brazos.

-¿Qué le pondras a hacer después de eso?

Pensaste por un minuto antes de responder.

-Le daré clases particulares, básicas para los principiantes.

Mordo asintió, se puso de pie y se acercó a ti, te miró, su mano la paso por un mechón de pelo que caía sobre tus ojos, lo puso detrás de tu oreja.

-Te veré después.-Sin decir algo más, se fue.

Suspiraste y fuiste a la biblioteca, querías leer un rato, cuando entraste, te parecio raro que Wong no saludara o dijera alguna cosa, pero luego viste el porque, traía puesto unos auriculares mientras leía, sonreiste ante la imagen. Luego, varios portales empezaron a abrirse a su alrededor para tomar libros, él se percartaba demasiado tarde, pero tu no, supiste de inmediato que era Strange, en ese mismo lugar, abriste un portal y te llevo directo y rápido a su habitación.

Cerraste el portal, él ya no hizo uno más, se quedo mirandote sin parpadear a una distancia considerable, pues tu estabas a unos pasos de la puerta y Strange sobre su cama.

-Por lo que veo ya sabes conjurar bien los portales.-Fuiste la primera en hablar, y alzaste una ceja.

-¿Viniste a regañarme por tomar los libros de la biblioteca?-Te preguntó, tenía una sonrisa pequeña en su rostro.

Cruzaste tus brazos, nuevamente.

-Quiero únicamente ver que estas haciendo.

-Terminé los libros que me diste, creí que no haría daño a nadie leer un poco más.-Explicó, sin moverse.

Caminaste y tomaste los tres libros que con anterioridad tomó, en realidad, tenia razón, leer le ayudaría, no estabas en contra, pero te sorprendía que en menos de 24 horas hubiera podido leer los cuatro libros que le diste apenas esa mañana.

-¿Comó leíste tan rápido?-La pregunta se te escapo, al igual que el asombro.

-Soy doctor, o bueno, lo era. Neurocirujano.-Respondió, y lo entendiste todo.

-Ya veo.-Dejaste los libros en donde estaban y lo miraste.-Mañana entrenaremos tu y yo, veré que tan bueno se te da el conjurar armas.

-De acuerdo.

-De acuerdo.-Repetiste.

Te sentista tonta, y soltaste un atisbo de risa, te llevaste un mechón de cabello detrás de tu oreja.

-Me retiro, que pases buenas noches.-Diste media vuelta, dispuesta a salir.

-¿Cuánto tiempo llevas aquí?-Su pregunta te sorprendio, no esperabas a que te hiciera una. Te detuviste, antes de girar el pomo de la puerta.

-Tres años.-Contestaste.

Y aunque tenias mucha curiosidad en aquel hombre que solo llevaba 5 días ahí, decidiste salir y dirigirte a tu estancia. Tal vez mañana podrían conversar, siempre y cuando él se viera con ánimo.

A la mañana siguiente, a primera hora, te levantaste y fuiste a buscar a Strange, pero te encontraste con él a mitad de camino, te detuviste y mostraste una pequeña sonrisa.

-Hola, iba a buscarte.

-Bueno, creí que era un poco atenido al dejar que tu me buscaras.-Se encogió de hombros y te sonrió un poco.

Apenas era la segunda vez que lo veías sonreir.

-Veo que te has cortado el pelo y la barba.-Observaste.-Te queda mejor así.

Él se llevó las manos a mencionados lugares.

-Si, al fin me atreví a hacerlo.

Miraste sus manos ahora más de cerca, estas seguían con temblorina.

-¿Porqué viniste a este lugar, Stephen?-Le preguntaste, en cuanto empezaste a caminar directo a la explanada para entrenar.

-A sanar mis manos.-Fue su respuesta.

Te detuviste cuando llegaron y lo miraste, exactamente a sus manos de nueva cuenta.

-Tiemblan.

-Sufrí un accidente de auto, se dañó el tejido nervioso y aquí me tienes.-Extendió sus manos, dejándote mirarlas con detenimiento.

-Debió ser difícil.-Comentaste.

Nadie dijo nada más y diste por empezada la clase, antes de todo, lo hiciste esforzarse un poco para que pudiera conjurar un arma o algo con lo que pudiera defenderse, al cabo de 10 minutos, el entrenamiento dio por empezado, lo atacabas de diversas formas y en la mayoría lo derrumbabas, tratabas de ser gentil, pues era su primera vez, lo único que pudo hacer aparecer fue una especie de hilo que le ayudaba a contrarrestar tus ataques. Una vez que le diste en el estómago aprovechaste y lanzaste una patada en su espalda, derribandolo, decidiste que había que tomar un respiro.

-¿Te encuentras bien?-Le extendiste tu mano, para que se pusiera de pie.

-Claro.-Él la tomó.

Con una sonrisa lo ayudaste y quedó a centímetros de ti.

-Lo haces bien.-Animaste.-¿Como vas con los libros?

-Me faltan sólo dos.

Asentiste y giraste tu muñeca. Te hiciste una cola con tu cabello, dejando unos mechones caer.

-¿Por qué razón viniste tu a este lugar?-Stephen al parecer quería saber un poco sobre ti.

-Bueno, no sufrí accidente alguno, pero estaba rota por dentro. ¿Me entiendes?-Decidiste ser directa, así eras tu.

-¿Rota?-No sabias si no había entendido o era para que soltaras algo más.

-Stephen, tengo 23 años, durante toda mi vida, pertenecí a una familia  disfuncional. Creo que lo demás se explica sólo.-Tu vista estaba puesta en tus guantes blancos que estabas colocandote.

-Lo siento, algo me decía que no debí preguntar.-Se rasco el cabello, incómodo tal vez.

-Vamos, no es nada. Ya pasó.-Le restaste importancia.-Continuemos, doctor.

Durante el resto del entrenamiento, estuvieron charlando sobre los dos, conociéndose el uno al otro, descubriste que Strange era muy gracioso, en realidad, usaba eso como forma de distracción para poder atacarte, debido que carecía de las habilidades necesarias.

-¡Eres un tramposo!-Exclamaste riendo.

-Por Dios, es lo menos que puedo hacer para combatir contra alguien como tu.-Dijo, sacudiendo un poco sus manos.

Si, tenía un aire arrogante y era bastante egocéntrico, conforme pasaban los días fuiste aprendiendo de ello y conociendolo más, sin embargo, había un gran valor y personalidad en él. Pasó alrededor de unas dos semanas y Stephen había avanzando rápidamente, tanto que te sorprendía. Ahora estaba entrenando con Mordo, mientras tu te tomabas un descanso y leias un poco en la biblioteca.

Pasando unos 30 minutos, saliste de ahí y te topaste con Strange en el camino, que recién terminaba de entrenar.

-Mordo es más duro que tu.-Comentó.

Si, Mordo no se contenía, tu lo hacías debido a que los principiantes, en tu perspectiva opinabas que deberían tener un mejor trato y no soltar todo de inmediato.

-Si, así es Mordo. Yo tengo más compasión.-Una sonrisa de suficiencia se dibujó en tu rostro y continuaste caminando.

-No puedes negar que he mejorado notoriamente.-Te siguió.

-Nadie lo niega, Strange.-Ibas directo al santuario.-Oye, ¿le enviaste el correo a Palmer?

Él te había contado sobre ella, su antigua amante y pareja.

-Le envié algunos, pero ninguno me los ha respondido. Me lo merezco, fui horrible con ella.

-No te contradigo, sin embargo, no te preocupes todo se solucionará.-Lo apoyaste, dedicandole una sonrisa que él devolvió.

Cuando los dos llegaron al santuario se encontraron a Kaecilius, apoderándose de él, con intención visible de destruirlo, soltaste un jadeo y dejaste caer el libro que llevabas en manos, había herido al guardián.

-¡Alto!-Strange gritó.

-¿Usted quién es señor...?-Preguntó, aún manteniendo al hombre con vida, apenas.

-Doctor.-Corrigió Stephen.

-¿Señor Doctor?-Lo dudo un momento y después se encogió de hombros.-Los hay peores.

Con eso último apuñalo a tu amigo y lo viste morir, no pudiste evitar lamentarte con un no como exclamación, las dos personas que lo ayudaban fueron tras ustedes.

-Corre.-Le dijiste a Strange.

Tu comenzaste a hacerlo, pero tu amigo se quedó atrás luchando con ellos, era un cabezota. El hombre paso de largo y venía directo a ti, transformó el piso, provocando que resbalaras, no obstante, recobraste el equilibrio y lo golpeaste directo en la cara. Después con una patada lo mandaste lejos de tu alcance, hiciste una pequeña lanza puntiaguda y la lanzaste hacía la chica que estaba peleando con Strange, la esquivó a tiempo y te miró con furia.

Stephen ya se encontraba a tu lado, Kaecilius se aproximaba a ustedes. Mierda. ¿Que había sucedido?

Sin poder esquivarlo a tiempo, la mujer te atesto un golpe que te mando a las puertas que tenían diversos lugares en ellas que con sólo cruzar ya podías llegar ahí, sentiste dolor en tu cabeza, abriste los ojos justo a tiempo para girar la perilla gigante que estaba a un lado y lograr que la chica se fuera a un cálido desierto Lo cerraste, cambiando de lugar a una selva.

Strange estaba peleando con el hombre que habías pateado hace unos momentos, Kaecilius interrumpio esa pelea, ya que comenzó a alterar todo a su gusto, tu amigo se atesto golpeó repetidas veces. Tenías que ayudarlo.

Comenzaste a lanzar mil y un armas, pero todas desgraciadamente para ti las esquivaba, paró los movimientos de suelo y paredes una vez que Strange terminó acostado en el suelo, ahora él venía hacia ti, pudiste deshacerte por el momento de su compañero, pues mientras Kaecilius lidiaba con Stephen, tu lo hacías con su aliado. Corriste a la planta alta, donde había muchas vitrinas que guardaban impecablemente artefactos y reliquias místicas de gran valor.

Cuando subió y te encontró, comenzó a atacarte, pues se percató que no tenía su anillo, quizá Strange se lo había quitado, dabas gracias al cielo por eso, él te superaba en las habilidades místicas, así que tenías una pequeña ventaja a tu favor. Diste varios golpes a su rostro y otros en sus costillas, cuando vio que estabas ganándole, tomó tu brazo con fuerza, levantaste tu pierna, la detuvo. Te lanzó directo a una vitrina, sentiste como el vidrio se trozaba por completo y algunas astillas se te encajaban en la piel, cortandote y otras enterrandose.

Conjuraste un escudo, te pusiste de pie y con ello te ayudo a cubrir sus ataques y tu darle algunos golpes. Te atrapó desprevenida y con su mano te estampó la cabeza contra una pared, por un momento tu vista se nublo un poco y te mareaste, estabas desubicada. En eso, él aprovechó para lanzarte a un estante, el cuál quebraste, todo cayó sobre ti. Escuchaste como se acercaba.

Querías hacer algo, pero estabas lo suficientemente aturdida que te impedía hacerlo. Justo cuando vislumbraste su asqueroso rostro, Strange lo atacó con algunas armas.

-¡[T/N] ¿estas bien?!-Te gritó, pero tu lo escuchabas a la lejanía.

No veías nada, sólo escuchabas golpes y vidrios romperse. Respiraste y tomaste fuerzas para ponerte de pie, en ese momento, viste como Strange levitaba y una capa roja se había puesto en su espalda.

Era su reliquia, la capa de levitación. En ese instante, te regañaste por no traer la tuya, hubiera sido de mucha ayuda, enseguida, Strange ganó la batalla pues lo atrapó con un artefacto que lo hizo inmovilizarce.

Te acercaste a él, y escuchaste las palabras de Kaecilius, sobre Dormammu, querías taparle la boca ya, pero, te quedaste estática al escuchar que Ancestral sacaba poder de ahí para no morir.

Ambos se quedaron muy quietos, y por ello, no se percataron del otro enemigo que había lanzado una especie de lanza afilada, Stephen te hizo a un lado, provocando que él saliera herido, su capa le ayudó a retener al hombre.

-¡Stephen!-Lo tomaste por el abdomen, ayudándole a caminar.

Abriste un portal, directo al hospital donde él trabajaba antes, fue lo primero que se te vino a la mente y Strange estuvo de acuerdo. La sangre escurria de la herida, que estaba en su pectoral, la preocupación te invadía, el arma atravesó el pulmón, eso era muy peligroso. Strange comenzo a llamar a la doctora Palmer, una y otra vez.

-¡Stephen! ¡¿Qué te pasó?!-La angustia vino a su expresión, te ayudo a tomarlo y te dedicó una mirada confusa.

-Apuñalada, la sangre está llegando a los pulmones. Tienes que ayudarme, no me queda mucho tiempo.-Explicó, se notaba que hacía un esfuerzo para hablar y que le estaba faltando el aire.

Lo ayudaste a llegar a un quirófano y con cuidado se subió sobre la camilla, inmediatamente Christine abrió su traje para iniciar su trabajo, tu estabas a su lado, llegó un momento en que la máquina hizo aquel ruido que paraba el corazón de todos en el lugar, Stephen dejó caer su mano y cerró sus ojos.

-No, no, no, Strange.-Rápidamente se acercó todo lo que necesitaba para darle unos toques.

Recordaste que habías dejado abierto el portal y te sentiste totalmente estúpida, además, aún seguía el aliado de Kaecilius, tenías que derrotarlo de una vez por todas.

-No lo dejes morir, por favor.-Miraste a la doctora, quien asintió lentamente, aún con duda en sus ojos.

Saliste de ahí, no sin antes contemplar a tu amigo y desear con todas sus fuerzas que saliera bien, fuiste directo a donde habías dejado el portal y entraste, automáticamente se cerró detrás de ti, pudiste impedir que el hombre pasará por él, se había librado de la capa, esquivaste su arma puntiaguda, el maldito te iba a atacar por la espalda, cansada de juegos, y enojada por lo que le hicieron a tu amigo, conjuraste un arma mejor que la suya, incluso más puntiaguda y ancha.

Esperaste a que él se acercará, comenzaste a mover el suelo así como Kaecilius lo hizo anteriormente, le lanzaste un mueble que estaba cerca y este se impactó en su cuerpo rompiéndose al instante, enseguida lanzaste tu arma y con tus trucos, lograste que tu lanzamiento fuera un éxito. Detuviste el movimiento d suelo y te acercaste.

Clavaste aún más la lanza en su pecho, provocando que gritara de dolor, un hilo de sangre corría por su boca.

-Eso es por Strange.

Subiste a la planta alta, no había ni rastro de Kaecilius, demonios. Escuchaste unos pasos rápidos y te pusiste alerta, conjurando un escudo, pero no fue necesario, sólo eran Mordo y Ancestral.

-¿Estas bien?-Te preguntó, examinandote de arriba a abajo, mientras te tomaba por los hombros.

Asentiste, ignorando los vidrios y astillas de madera que estaban en tu piel y alguna que otra herida, por las cuales salia el cuál un poco de sangre, pero no era nada de gravedad.

-Escapó.

-¿Kaecilius?-Fue Ancestral.

Asentiste otra vez lentamente, te sentías un poco... desfraudada por ella, estaba utilizando el poder de la dimensión oscura. Pero, aún te convencias que lo hacía para un bien, por una buena causa.

-¿Y Strange?

En cuanto Mordo preguntó eso, él apareció un poco agitado, pero mucho mejor. Inmediatamente corriste para estrecharlo entre tus brazos, en un fuerte abrazo.

-Estás bien.-Susurraste, agradecida.

Él te rodeó con sus brazos.

-Si, ¿que haría el mundo sin mí?-No lo estabas mirando, pero sabías que tendría una maldita sonrisa en su rostro.

-Tal vez le harías un favor.-Bromeaste riendo un poco sin despegarte de él.

-Pensé que habías callado ya tu ego, Stephen.-Soltó Mordo, provocando que ese abrazo reconfortable se deshiciera.

Pero no te alejaste de su lado.

-Trabajo en ello.-Le respondió.

-Esos comentarios no te ayudarán.-Te confundía un poco la actitud de tu mejor amigo hacía Strange.

-Mordo, tranquilo sólo fue una broma para aligerar el ambiente.-Trataste de calmarlo.

Observaste que él tenía unas cuantas heridas en la frente, y cuando ibas a preguntarle, la capa de Strange se colocó en su espalda.

-La capa de levitación.-Balbuceo Ancestral.

-Vino a él cuando la necesitaba. Es su reliquia, supongo.-Te encogiste de hombros, mirando sonriente a Strange.

-¿Reliquia?

-Si, de lo que Mordo te habló. Todos, o al menos la mayoría tiene una.

-¿Y tú?-Te vio inquisitivo.

-También yo.-Sonreiste.

·····································

¿Qué taaal? Con este Imagina se termina el maratón, espero que lo hayan disfrutado así como yo disfrute escribiendo, como notarán algunos son más largos que otros.

que no trata sobre romance y una relación, pero la verdad este tendría una segunda parte, así que la haré pronto. Con estos personajes repetiría los Imaginas, no se si quisieran de algún otro, o tengan una sugerencia, si es así, escriban en los comentarios y con gusto las leeré.

Espero que les guste.

¡Gracias por leer! 🐍

Ale 💚🐍

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