Clint Barton
Título: No quiero perderte. No, Por favor, no.
Maratón: 2/7
Saliste de la ducha, las gotas de agua caían por todo tu cuerpo e impactaban en el suelo, te aseguraste de secarte muy bien, proseguiste a ponerte una toalla en el cabello y después, una bata para que cubriera tu cuerpo. Tomaste el trapeador y secaste el charco de agua que se había formado.
Apagaste la luz y saliste de tu cuarto de baño, en 10 minutos ya estabas lista, te habías colocado unas mayas negras, y una playera sencilla, secaste tu cabello y lo cepillaste. Te miraste unos minutos al espejo que tenías en tu cómoda, dentro de tu habitación.
Lanzaste un suspiro, el equipo volvería a reunirse después de mucho tiempo, Rocket y Banner fueron a traer a Thor, habían logrado entre Steve, Nat y tu convencer a Tony, o algo así. Sólo faltaba él...
Natasha había ido en su búsqueda, no debería de tardar, en si, debería de estar ya aquí.
Y eso era lo que te aterraba. Recordabas todo lo que había sucedió como si hubiera sido ayer, te comportaste como una estúpida, y aún te arrepentias de tu actitud.
Flashback:
Estabas acostada en tu cama, con las sábanas cubriendote todo el cuerpo, excepto tu cabeza, te sentías fatal por los acontecimientos sucedidos hace apenas unos días. Al igual que todos ahí, estabas devastada, rota por dentro.
Aunque no lo quisieras, las lágrimas caían sin parar por tu rostro, una tras otra, no te sorprendería verte con tus ojos extremadamente hinchados y rojizos. Escuchaste que alguien llamaba a tu puerta levemente, lo único que hiciste fue darte la vuelta y darle la espalda a ese trozo rectangular de madera, ignorando los golpes, estos persistieron.
-¿Linda? Voy a entrar.-Era tu novio.
A continuación, el sonido de la puerta abrirse se hizo presente en la habitación, un poco de luz entró en ese momento, pero desapareció cuando Clint volvió a cerrarla. Se acercó a ti, sentiste como la cama se hundía un poco debido a su peso.
-Hola, cielo.-Saludó.
Tu única respuesta fue un sollozo, un estúpido sollozo. Vaya respuesta. Se te había escapado sin quererlo.
-Amor, no me gusta que sufras.-Dijo, percibiste dolor en su voz.
Su mano se dedicó a pasar un mechón de tu cabello por detrás de tu oreja. Tu te incoroporaste en la cama, para poder estar ambos sentados, por primera vez desde que llegó, lo miraste a sus lindos ojos.
-Clint, todos estamos así. Excepto tu.-Comentaste, sorbiendote la nariz.
En la habitación reinó el silencio por unos cuantos segundos.
-Estoy tratando de sobrellevar toda esta situación de la mejor manera.-Dijo él, después de un rato.-Y quiero ayudarte a que hagas lo mismo.
Negaste con la cabeza, mientras cerrabas tus ojos. Secaste tus lágrimas con rudeza.
-Sólo... Quiero estar sola, Clint.
-Nena...-Se acercó más a ti, te estrechó en un leve abrazo, y te dio un beso en la mejilla.
Pero tu te revolviste, haciendo que te soltara, en ese momento no querías de sus abrazos, querías que todo volviera a la maldita realidad. Querías que se anulara todo lo que había sucedido. Clint te miró algo extrañada.
-No, Clint. No me siento bien, y no lo estaré. He perdido todo.
-Me tienes a mí.-Susurró.
-No es suficiente.-Soltaste, sin pensarlo demasiado.
El arquero abrió los ojos, sorprendido por tu respuesta.
-¿Que acabas de decir?
-Creo que será mejor tomarnos un descanso.-Decidiste, desviando tu mirada de sus ojos penetrantes.
-¿Hablas en serio?-Al parecer él no se lo creía.
Tu solo asentiste lentamente, algo casi robótico. Tu mirada aún pérdida en algún punto sin importancia de tu oscura habitación.
-Muy bien, respetaré tu decisión. ¿Cuánto tiempo?-Preguntó.
-No tengo idea, Clint. Podría ser un mes, dos, tres. No lo sé.-Tu voz sonó, sin quererlo algo exasperada.
Sabías que tu novio, corrección, ex novio, no tenía la culpa de nada. Estabas consciente de eso, pero... era el único que estaba ahí contigo en ese momento. Y aunque estaba mal desquitarse, no pensaste ni un poco tus palabras.
-Esta bien.-Su voz sonó decepcionada y algo abnegada.
Te tomo del mentón y te dio un tierno beso en tus labios, lamentablemente, ni siquiera lo disfrutaste o apreciaste. Si hubieras sabido que sería el último por cinco años, claro que lo hubieras hecho.
Sin hacer nada más, él salió de tu habitación, al igual que de tu vida.
Fue uno de los peores errores que pudiste haber cometido en tu vida, comportarte de esa forma con la única persona que en esa ocasión tan delicada, quería brindarte su ayuda, su apoyo y amor incondicional.
Cuando reaccionaste fue demasiado tarde, había pasado algún tiempo y sobre Barton no sabías nada, había desaparecido, era como si la tierra se lo hubiera tragado y devuelto en otro lado del globo.
Hace poco, habías escuchado que se había convertido en Ronin, ahora ese era su nombre y se dedicaba a... Bueno no hay necesidad de entrar en detalles. De cierto modo, la culpabilidad te llena a veces, tu consciencia te culpa por las acciones de Clint, pues tu pudiste haber alterado algo en él.
Negaste con la cabeza, eliminando todos esos pensamientos y dejando en blanco tu mente. Con una última mirada que te diste al espejo, saliste de tu cuarto, dispuesta a reunirte con los demás.
Bajaste las escaleras, y fuiste directo a donde se supone tendrían que estar todos. Cuando llegaste, viste a varios sentados y otros de pie. Banner estaba dándole los últimos detalles al traje que Scott traía puesto, mientras que Rodhey miraba y lo ayudaba. Como no eras experta ni una cerebrito cómo Bruce, te fuiste a sentar al lado de Steve.
-¿Y Nat?-Le preguntaste.
-Me aviso que acaba de llegar.-Respondió.
Ibas a preguntar si había llegado acompañada o sola, sin embargo, no pudiste hacerlo ya que la atención de todos se fue directo a Scott, que había gastado ya un viaje por error.
-Estoy algo nervioso.-Dijo el hombre hormiga, algo tembloroso.
-No me digas. ¿En serio?-No pudiste evitar soltar aquello con un deje de ironía. Claro, siendo jocosa.
Natasha recién llegaba, aún traía su traje puesto, y su cabello estaba trenzado. No despegaste tu mirada de encima, se sentó al lado tuyo. Muy cómodamente.
-¿Y que tal te fue?-La intriga te carcomia.
-No puedo hacerlo, es que no estoy listo.-Reveló Lang, aún con el traje puesto. Interrumpiendo la plática que estabas comenzando con Romanoff.
-Yo lo haré.-Una voz grave y de todo un hombre sonó por primera vez en aquel lugar.
Eso respondió tu pregunta, lentamente volteaste tu cara hacía el frente. Se encontraba recargado en el vidrio, de brazos cruzados y mirada severa, imponía respeto en cuanto lo vieras, se había tatuado el brazo y tenía más músculo desde la última vez que lo viste, al igual que otro corte de pelo.
Había cambiado demasiado... Y ese look te volvía loca.
Por un momento, sus miradas se cruzaron, te sentiste pequeña y ese sentimiento regreso, tenías que disculparte por tu comportamiento tan inmaduro. Pero... Aunque no querías aceptarlo, tenías miedo. Miedo de cómo actuaría, como reaccionaria, en cinco años, pudo haber cambiado bastante, no sólo físicamente.
Él caminó hacia donde estaba Scott, fue donde su contacto visual termino.
-¿Y qué tal te fue?-Natasha te repitió lo mismo que habías dicho con anterioridad.
Le lanzaste cuchillos con la mirada, mientras que ella tenía una sonrisa burlona en el rostro.
-Tienes que hablar con él.
-Lo sé.
Y eso harías. Tenías que hacerlo. Había vuelto y está vez, solucionarías las cosas.
Pasaron unos cuantos minutos para que el traje que traía puesto Scott, pasara a Barton. Una vez que estuvo aplicado correctamente y en el lugar indicado, todos estaban esperando expectantes y nerviosos. Tu estabas a punto de comerte las uñas, Clint haría el intento de ver si todo lo que estaban planeando con tanto esmero funcionaría. Y le pedías a Dios que si.
En un segundo, Clint había desaparecido, fue más rápido que la luz. Todos estabas tensos, se sentía en el ambiente, tu fuerza de voluntad se debilitó y te mordiste las uñas.
Fácilmente había pasado ya tres minutos y él no volvía, no pudiste evitar pensar en mil cosas terribles, y cada segundo que pasaba se volvía un tormento para ti. Natasha estaba casi igual que tu.
Pudiste respirar nuevamente, cuando apareció ahí. Tus pies se movieron solos y en cuestión de dos segundos ya estabas a su lado. Fue hasta ese momento que te diste cuenta que habías actuado inconscientemente, por inercia.
-¿Te encuentras bien?-Estabas preocupada y en tu voz se notaba.
Barton te miró, sentiste un cosquilleo que hace mucho no se había hecho presente. Él asintió y con tu ayuda se levantó.
-¿Funcionó?-Fue turno de Steve de hacer una pregunta.
Clint asintió por segunda vez, y sonrió. Al igual que todos, estaban felices, al menos la máquina funcionaba.
Estabas sosteniendo a Barton del brazo, pero lo soltaste. No era para nada bueno que actuaras así con él, fingiendo que no había pasado nada, era incorrecto y hasta podría molestarle. Te adelantaste un poco y sin decir algo, te retiraste de allí.
Fuiste directo a la cocina por un vaso de agua, tomaste un vaso de vidrio y abriste el grifo de agua fría, lo llenaste completamente, bebiste todo su contenido. Te recargaste en la encimera y agachaste tu cabeza, tu brazo estaba encima del otro, mientras que con tu mano tocabas tu frente. Te sentías mal, muy mal. Si, Clint había vuelto, pero, ya no tenían alguna relación y todo por tu culpa, no de él, ni de otros, toda tuya. Siempre te hizo falta tu arquero en tu vida, en todos esos años, pero habías levantado un pequeño muro, eso adormecia el dolor, pero ahora que estaba ahí, contigo, presente en tiempo y lugar, ese muro se derrumbó, y la anestesia desapareció.
-Tenías sed.-Te sobresaltaste al oír la voz.
Justo el hombre que reinaba en tus pensamientos apareció.
-Si... Bueno.-No encontraste nada más que decir.
Él se acercó y también se sirvió un poco de agua. Bebió de ella un poco, lentamente, disfrutando del líquido fresco que pasaba por su garganta. Refrescandolo.
-Clint... Yo.-Comenzaste a hablar, mientras él seguía tomando agua, pero tu voz se apagó. Suspiraste y volviste a tomar valor para decir aquellas palabras que tenías atoradas en tu garganta y que rogabas por sacar.-Sé que ha pasado ya mucho desde la última vez... Sólo quiero pedirte disculpas por como te traté, no me comporte como la adulta que se supone debo ser, fui una inmadura que estaba deprimida e hizo un berrinche como niña pequeña. No debí decirte todo eso. Ahora tal vez no tenga caso que me disculpe, pero... Me parecía necesario.
Terminaste y sentiste un peso menos en tus hombros, te habías disculpado, al fin. Sólo te quedaba esperar a que aceptara tus disculpas.
Clint no respondió y dejó el vaso sobre la encimera de granito, provocando un pequeño ruido por el vidrio al chocar contra la superficie. Apretaste tus labios y evitaste mirarlo.
Sus pasos retumbaron por la cocina, y se posicionó en frente de ti. Sentiste su mano en tu mentón, e hizo subir tu mirada hacia él.
-Durante estos cinco años, he vivido un maldito infierno sin ti. Y a pesar de eso, no te busqué, no supe de ti, y eso me quemaba por dentro. No sabes la falta que me hacías, era dolor en toda su esencia.-Todo eso que acababa de decir, te hizo sentir miserable, volviste a bajar la cabeza.-Y ahora, ese dolor ha parado porque he vuelto a verte, porque estoy tocandote.
Esas palabras te sorprendieron, así que volviste a levantar la mirada, algo asombrada.
-Sólo necesito que me dejes pasar el resto de tu vida junto a ti, y ese dolor, desaparecerá por completo.
Sin quererlo, tus ojos se cristalizaron y una sonrisa apareció en tu rostro. Una sonrisa bonita y sincera, de puro gusto. Era sin duda, una curva hermosa que afirmaba tu cara. Te abalanzaste sobre él, estrechandolo en un fuerte abrazo, en donde demostraste todo el cariño, falta y amor que sentías por él.
-Te amo tanto.-Soltaste, mientras que una lágrima caía en su hombro.
-No más que yo.-Te susurro en el oído, haciendote estremecer.
Ese momento fue mágico para ti, y para el castaño. ¿Sería mucho pedir que ambos siguieran con vida después de todo ese lío que tendrían que afrontar?
-Los acabo de grabar, porque eso fue tremendamente lindo.-Dijo alguien, provocando que ustedes se separaran.
Era Lang, quien traía un celular en sus manos y una sonrisa en su estúpido rostro.
-¿Nos estuviste espiando todo este tiempo?-Preguntaste indignada.
-Claro que no.-Respondió, y se fue corriendo de ahí.
Sin esperar a que algo más sucediera, fuiste tras él.
-¡Se lo mostraré a todo el equipo!-Escuchaste gritar a Scott.
-¡Si lo haces, te quedarás estéril, idiota!-Gritaste por igual, mientras seguías corriendo.
(...)
Ya habían pasado algunos días desde que le diste una paliza a Scott por espiarles y arruinar su momento precioso que estaban pasando. Ahora, ni siquiera se encontraban en la tierra, estaban caminando por el planeta llamado: Vormir. Ya que, era el que a Clint y a ti, les habia tocado. Lo unico que tenían que hacer era regresar con la gema y salir vivos de esta.
-¿Qué crees que nos espere aquí?-Te pregunto de repente Clint.
-No tengo idea. Sólo... hay que estar alerta.
En un inicio, Natasha era la que acompañaría a Barton, pero este pidió cambiar a Nat, por ti. Diciendo que te necesitaba en aquel viaje que emprendería. A ti no te molestaba para nada que la pelirroja fuera su acompañante, pero te hizo sentir muy feliz las palabras de tu novio.
Una voz algo siniestra, se escucho e inmediatamente se armaron, listos para defenderse por cualquier cosa. Aquella voz lo único que revelo fue tanto el nombre completo y los padres de cada uno, lo cual, fue sumamente extraño y aterrador.
-¿Quién anda ahí?-Elevaste tu voz.
De la negrura, aparecio una figura rojiza, encapuchada. Ninguno de los dos bajo sus armas.
-¿Quién eres tu?-Fue el turno de Hawkeye de hacerle una pregunta.
-Soy el guardián de la gema del alma. Que estoy seguro, es por lo que estan aqui.-Contestó.
Lo analizaste completamente, desconfiada, esa criatura era muy particular, todo eso podría ser una trampa.
-No compliquemos esto, ya que dices, ser el guardián de la gema, entreganosla.-Ordenaste, con seguridad.
Notaste como él, formaba una pequeña y sútil sonrisa en su rostro.
-Dependera de ustedes mismos, tener la gema en sus manos.
Frunciste el ceño, el encapuchado que levitaba al moverse, se dio la vuelta y comenzo a avanzar. Clint y tu compartieron una mirada que decia exactamente lo mismo, ambos siguieron a ese ser, no fue mucho lo que recorrieron, subieron un poco, sentias que el aire te faltaba, pero nada era para preocuparse. Se detuvieron cuando llegaron al borde de un acantilado, miraste hacia abajo, era demasiada la altura. Sentiste vértigo, tuviste que alejarte inmediatamente, pues desde pequeña, sufrias por las alturas, sí, ese común y estúpido miedo. No era algo por lo que te sintieras orgullosa. Tu espalda chocó contra el pecho duro y firme del castaño, quien puso su mano en tu brazo y te lanzó una mirada. Sin desearlo, tu corazón se aceleró, provocando que tu pecho subiera y bajara algo rapido.
-Lo que buscan yace frente a ustedes, al igual que lo que temen.-Dijo el guardián.
-Muy bien, fue suficiente. ¿Qué estas tramando?-Barton fue el que articulo palabra, de tu boca no salía nada.
-Para obtener la gema, se debe hacer un pequeño sacrificio, es un intercambio. Un alma, por un alma. Se podría decir que la gema poseé cierta sabiduría.-Explicó.
Fue hasta ese instante, que saliste de tu esturpor, del ensimismamiento al que te habias sumergido. Miraste nuevamente al espectro flotante, esperando a que soltara una carcajada y les dijera que simplemente les estaba tomando el pelo, que era una broma de muy mal gusto.
-Para obtener la gema, deben perder aquello que aman.-Repitió, con palabras más resumidas el guía al notar tu mirada sobre él.
Tragaste saliva, y te alejaste de Barton, yendo directo a sentarte en una de las tantas piedras que habia en ese lugar. Cerraste los ojos y hundiste tu cara entre tus manos, sabias que no sería para nada facil obtener esa gema, pero no esparabas que literalmente costara la vida de uno de los dos. Eso... Eso era demasiado.
-Tal vez... solo quiera asustarnos.-Dijo Clint, acercandose un poco hacia ti.
-No, no lo es.-Bajaste tus manos, uniendolas, miraste las venas verdozas que se marcaban en tus muñecas.-Nebula nos dijo que Thanos habia llegado aquí con su hija, pero se fue sin ella. No es una coincidencia, ahora lo entiendo.
Pero no habia vuelta atras, no tenías que acobardarte, tenías que hacerlo.
-Supongo que uno de los dos tiene que sacrificarse.
Te levantaste lentamente, y miraste al hombre de tu vida, con ojos resplandecientes, a pesar de lo que estaba a punto de suceder.
-Asi es.-Te aproximaste mas a él, cortando la distancia entre ustedes.
-Empiezo a creer que no estamos hablando de la misma persona.-El arquero unió sus frentes, un gesto tan dulce, que provocaba que los sentimientos se remolinearan dentro de ti.
-Si crees que esa persona debo ser yo, entonces felicidades.-Sonreiste, fue una linda sonrisa sincera.
Pero el rostro de Clint cambio por completo y lo último que hizo fue devolverte la sonrisa, estaba en desacuerdo total y lo sabías muy bien.
-Estas loca, si crees que te dejaré.-Hasta su voz habia cambiado.
-No te estaba pidiendo permiso.-Tu tono de voz, continuaba siendo el mismo, suave y calmado. Te pusiste de puntitas y frotaste tu nariz con la de él.
Uniste sus labios en un casto beso, donde diste todo, y dejaste todo. Al final, sería el último que se dieran.
Lo que ibas a hacer a continuacion, no te gustaba, sin embargo, era necesario. Activaste tus habilidades y le diste una patada a tu novio en la espinilla, después en la espalda, con fuerza suficiente para dejarlo en el suelo, no quisiste hacer nada más, echaste a correr directo al borde de aquel horrible acantilado, pero no avanzaste mucho, pues el castaño se habia repuesto rapido, y te sujeto del tobillo, inmediatamente caiste boca abajo en el suelo, dandote un golpe en el mentón. Pataleaste lo suficiente para que te soltara, lo conseguiste cuando lograste pisarlo. Por segunda vez, volviste a correr, esta vez, mas rápido que la anterior. Tus reflejos fallaron y no pudiste evitar alejarte de la flecha explosiva que Barton te habia lanzado. De nuevo, volviste a caer, tosiste y tocaste tu estómago, soltaste un gemido de dolor.
No podias creer que los dos estaban peleando, porque ninguno quería que el otro se sacrificara. Era algo muy difícil de aceptar, pero ese era el destino y tenías que hacerlo.
Tu novio te sobrepaso, ya iba por delante de ti, y tu continuabas tirada. En un segundo te levantaste y sin pensarlo dos veces te abalanzaste sobre él, con la esperanza de detenerlo, pero el impulso fue mayor, ambos cayeron por el precipicio infernal, sentiste el aire gélido golpearte en el rostro mientras tomabas a Clint por el estómago. Frenaron en seco, y todo se detuvo por minutos, dejaron de caer, debido al movimiento, te pegaste contra la piedra y eso provoco que te soltaras del agarre que mantenias en el arquero, que habia logrado detenerlos gracias a una de las herramientas que Natasha seguramente le había dado, el hilo tensor. Antes de que cayeras al vacío, alcanzo a tomarte fuertemente de tu brazo derecho. Escuchaste como solto un gruñido, por toda la fuerza que estaba ejerciendo.
Te obligaste a mirar abajo, aún faltaban varios metros por descender, caer era una muerte segura. Una muerte que te esperaba, el miedo se apodero de ti, y eso no quería decir que te arrepentirias. Ya estabas ahí, acobardarse no era una opción. Subiste tu vista, chocando inmediatamente con los oscuros ojos de Barton, que te miraban angustiados, con la mayor preocupación y terror que pudieras imaginar, ¿y cómo no? estaban en una situación critica, terrible.
-Es-esto no era una opción. N-no era el plan.-Habló Clint, con cierta dificultad.
En respuesta, tu asentiste, no podías hablar, era como si tu boca no quisiera abrirse.
-Y-yo debo estar en tu lugar, ese es el plan. Me lo merezco, yo merezco morir.-En ese momento, su voz se quebro, y sus ojos se inundaron de lágrimas. Continuaba sosteniendote, pero sentiste resbalarte un poco.
-Nadie lo merece, menos tu.-Lo susurraste, al tener esa imagen de él, tambien te quebraste.
-Hice cosas terribles.-Estaba llorando, la primera lágrima descendió por su mejilla. Viéndote con un dolor profundo, tan profundo, que quemaba.
-Prometeme que dejaras de castigarte y culparte por eso.-Ahora, lo acompañabas en el llanto.
Volviste a resbalarte, ahora el agarre habia descendido hasta tu mano. Ya era menos, estabas preparandote.
-No quiero perderte. No, por favor no.-Te suplicó, entendiendo lo que harías.
-No quiero que seas tu.
-Y yo pedi que fueras mi acompañante, esto no hubiera sucedido, si no...-Lo cortaste.
-Basta.-Tragaste saliva, tus lágrimas seguían cayendo de tus ojos.-Bebé, quiero hacerlo.
Él nego con la cabeza, y cerró los ojos.
-Acabo de recuperarte, por favor.-Volvió a suplicarte, y te rompió el corazón. Pero tu decisión estaba tomada, no dejarías que él muriera.
-Te amo, jamás lo olvides. Y sigue con tu vida, que estare protegiendote y observandote desde arriba.-Esa fue tu despedida.
Tomaste impulso con tus pies, tocaste la piedra y te lanzaste, logrando tener vuelo suficiente y con ello, romper el agarre de Barton, el frío en tu mano fue terrible, la sensacion del aire estampar tu rostro, también. No hiciste nada más que cerrar los ojos, y esperar el fuerte impacto, solo pensando en que tu muerte contribuiría a la ayuda. Lo último que escuchaste, fue el grito de Clint, que te desgarro el corazón.
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¿Que tal? espero esten muy bien. Este es el segundo Imagina perteneciente a este maratón. Ahora fue turno de Clint, nuestro ojo de halcon. Lamento que sea triste, pero me llegó esta idea y me parecio buena, de cierta forma. Se que este lugar es el de mi Nat, pero opté, por cambiarla por la rayita/tu, xD.
La reina de las adaptaciones del Dramione Bellamy-759 me habia comentado en un Imagina, que queria uno de Hawkeye, aqui esta. Lamento que no tenga un final feliz, linda. :(
A pesar de eso, espero les haya gustado, nos vemos mañana con el próximo Imagina.
¡Gracias por leer! 🐍
Ale 💚🐍
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