Imagina que nuestra pareja que llevaba unida ya dos años se encontraban en lugares distintos y lejanos, todo esto por motivos de trabajo. Hermione era la ministra de magia actual y sus responsabilidades laborales la mantenían sumamente ocupada, pero siempre encontraba tiempo para destinarle a Draco. Mientras que él por su parte, era un auror respetado hoy en día y se encontraba sorprendentemente en Londres, lugar que no resultaba desconocido para él gracias a Hermione.

Se encontraban haciendo una videollamada, ya que era la única forma en que podían comunicarse en ese momento. Afortunadamente Malfoy dominaba bien la tecnología y los dispositivos muggles.

—Hola, amor—Saludo Hermione.

Y demonios, se veía jodidamente hermosa. Su imagen resplandecia incluso a través de la pantalla. Traía puesto un vestido negro ajustado y su cabello brillante suelto, cayendo por sus hombros. Lucia perfecta.

—Maldición, Hermione. Tu lo que quieres es matarme, ¿cierto?—Dijo Draco, alzando una ceja sin dejar de mirarla.

—Te extraño mucho. No tienes idea—Rodó en su cama juguetonamente, componiendo una sonrisa traviesa y coqueta.

—No sabes las ganas que tengo de aparecerme a tu lado para poder admirarte como se debe.

—¿Solo para admirarme?—Frunció el ceño—De ser así puedes admirar desde la pantalla.

—Muy graciosa, Granger. No sabes cuánto te adoro y no sabes cuántas ganas tengo de quitarte ese vestido...

Ale 🐍💚