Estocolmo 2
- Despierta - dijo la aguda voz mientras me sacudía.
- No dormía - le respondí a la chica rubia que me mantenía secuestrada.
- No me interesa - dejo un plato de comida y un vaso de agua junto a mí.
Mire asqueada lo que me ofrecía, parecía que cocinaba asqueroso solo para mí.
Mis ojos se desviaron a la figura que nos observaba desde el umbral de la puerta. Ahí estaba de pie Harry con su clásico cigarrillo entre sus labios y en estos había una sonrisa divertida.
- Come - Dijo Francia dominante mirándome.
Suspire y lleve una cucharada a mi boca, sabía que no se iría hasta que lo hiciera.
Francia se dio media vuelta y se dirigió esta vez al chico de ojos verdes.
- Voy a reunirme esta noche con el hombre - susurro para él, pero aun así podía escucharlos muy claramente.
- ¿Cuando volverás? - dejo escapar el grisáceo humo de su boca.
- Imbécil - dijo mientras tocia - Posiblemente en dos días - Salió de la pequeña habitación.
Deje la cuchara suspendida a unos centímetros de mis labios y mire al hombre frente a mí.
- Tendremos la casa sola - me guiño un ojo y cerró la puerta dejándome sola dentro.
Pase saliva forzosamente de solo imaginar lo que ese guiño podía significar.
Como era costumbre todo lo que se podía escuchar era silencio hasta que en algún momento de la tarde se escucho una puerta cerrarse.
- Estamos oficialmente solos, dulce - dijo del otro lado de la puerta la áspera voz de Harry.
Unos segundos después el ya estaba dentro de la habitación observándome con una gran sonrisa. No entendía porque su felicidad.
- Estaremos libres de esa bruja por un par de días - hizo un cómico baile y con sus pies descalzos camino hacia mí.
Parecía estar algo bebido, eso no me tranquilizaba para nada.
- Vamos a divertirnos - se puso en cuclillas frente a mí y tomo mi mentón obligándome a mirarlo.
Todos los músculos de mi cuerpo se tensaron al escucharlo, iba a obligarme a tener sexo con el.
Su risa, la cual sonaba bastante contagiosa, interrumpió mis pensamientos.
- No esa clase de diversión, dulzura - se inclino unos centímetros más hacia mí y se detuvo cuando nuestras narices casi podían rozarse - A menos que lo pidas - sonrió coqueto y con un clic de fondo se alejo de mi.
El peso de mis muñecas disminuyo debido a que me había quitado las esposas.
Di un suspiro de alivio pero aun así mi corazón latía como loco en mi pecho.
- No me tengas miedo - susurro tomando mis manos entre las suyas.
Guardo silencio y con delicadeza masajeo las lesiones que las esposas me había hecho. La piel se me erizo y algo revoloteo en mi estomago.
Desde este ángulo podía observarlo mejor, tenia rizadas y abundantes pestañas.
- ¿O quieres una razón para temerme? - levanto con lentitud el rostro, sus ojos brillaban con malicia.
- No - respondí en un susurro aun que internamente algo quería que le rogara que me mostrara cuan malo podía ser.
- Bien, sígueme - se puso de pie y se dio media vuelta.
Seguí a Harry hasta una parte del departamento donde nunca había estado, era la sala.
Había una mesa de vidrio justo en el centro y sobre ella había algunas botellas de cerveza. Si estaba ebrio.
- ¿Por qué haces esto? - le pregunte al verlo tomar asiento en uno de los sillones.
- Cierra la boca y disfruta de tu libertad - cogió una botella y le dio un trago.
- Solo hice una pregunta - murmure jugando con las mangas de la sudadera que llevaba puesta.
Dejo violentamente la botella de nuevo en la mesa provocando que saltara en mi lugar.
Escondió su rostro entre sus manos y soltó un bufido.
- Odio estar solo - dijo después de unos segundos de silencio.
Se enderezo y me miro pero esta vez no era el chico que me había arrastrado a este apestoso lugar una noche, sino, el verdadero Harry. ¿Cómo lo sabía? Simple, sus ojos lo decían todo.
- Yo también - con cautela me senté en el sillón de al lado. - No te preocupes, ambos nos haremos compañía - sonreí tratando de calmar el dolor de sus ojos.
- Lo siento - cogió la botella de nuevo y bebió - Debo verme como un niño asustado - con su lengua limpio los rastros de la bebida de sus labios.
No sabía que responder así que tome una de las botellas de la mesa y le di un pequeño trago.
El sol ya comenzaba a ocultarse, por la ventana entraba la luz anaranjada de la tarde y Harry tenia la vista clavada en algún punto fuera de la ventana.
- ¿Quieres ver una película? - la sombra de tristeza que cubría su rostro poco a poco desapareció.
- Por supuesto - le sonreí y el a mí.
Con su mano palmeo el lugar junto a el invitándome a sentarme ahí y así lo hice.
Les hablaría sobre la película pero sinceramente no lo recordaba, durante la película lo único que había hecho fue darle miradas furtivas al hombre sin camisa a mi lado.
- ¿Podrías dejar de mirarme de esa manera? - Dijo cuando apago la televisión dejándonos en penumbra.
- ¿Co..cómo? - le pregunte tartamudeando.
- Como si quisieras comerme - suspiro y con su pulgar y anular masajeo el puente de su nariz. - No puedo acostarme contigo, tenemos que entregarte intacta y me estás haciendo el trabajo muy difícil - soltó un gruñido y se puso de pie.
Lo seguí con la mirada hasta que se detuvo frente a la ventana.
- ¿Entregarme? - le dije con miedo a lo que diría.
- Cuando Francia vuelva traerá con ella a un hombre que te llevara con el - dijo una vez más con la mirada perdida a través de la ventana.
Contuve la respiración un momento, sabía que era lo que ellos iban a hacer conmigo pero no pensé que sería tan pronto.
- ¿Por eso hiciste esto? - susurre de pie detrás de el.
- Siempre que hacemos la entrega me siento una basura - dijo cabizbajo
- ¿Y porque sigues haciéndolo? - un nudo se formaba en mi garganta de solo imaginar lo que sería de mi.
- No tengo otra opción - gruño entre dientes y los músculos de su espalda se tensaron.
Se giro violentamente quedando su cuerpo a unos centímetros del mío. Y ahí estaba de nuevo la sombra de tristeza.
- Siempre hay otra opción - lentamente lleve una de mis manos a su mejilla y la acaricie con mi pulgar.
- ¿No entiendes? - cerro los ojos y se relajo bajo mi caricia. - Soy un criminal y jamás dejare de serlo - Un suspiro se escapo de sus labios.
Por una fracción de segundo la realidad me golpeo, estaba frente al hombre que me había secuestrado y estaba a punto de venderme al mejor postor pero las mariposas de mi estomago no desaparecían.
- Puedes ser lo que sea que te propongas - le sonreí con timidez.
Estábamos tan cerca uno del otro que no tuvo que hacer un gran esfuerzo para que nuestros labios se tocaran. Los suyos se sentían como terciopelo y se movían junto a los míos con destreza provocando que las mariposas en mi estomago se multiplicaran.
Al separarnos sentí su cálida lengua acariciar mi labio inferior haciendo mi respiración mas dificultosa.
- Es hora de dormir - murmuro y asentí dándole la razón.
Harry me guio hasta el sofá mas grande, se recostó primero y luego me invito a hacerlo.
Me acomode en el pequeño espacio que me ofrecía. Rodeo mi cintura con sus brazos y apoyo su barbilla en mi hombro.
- No tengas miedo - Su cálido aliento chocaba contra mi mejilla - El cuidara de ti, los hombres no pagan fortunas por algo que no piensan cuidar - trato de ser gracioso pero no lo logro.
Sus palabras solo lograron hacer que unas cuantas lágrimas se escaparan de mis ojos.
Habían pasado segundos, minutos y posiblemente horas cuando escuche esa voz gruesa hablar de nuevo.
- Mi padrastro me dejaba atrapado en mi habitación por días - susurro - Solo, sin nadie con quien pudiera hablar - beso la parte trasera de mi cabeza - Solo tenía cinco años - me estrujo mas entre sus brazos.
Fue lo último que lo escuche decir hasta quedarme dormida.
A la mañana siguiente unos fuertes golpes en la puerta nos hicieron despertar de un salto. El silencio lleno el departamento de nuevo hasta que la puerta de madera cayó al suelo y unos hombres con uniforme entraron.
Todo sucedió en cámara lenta a partir de ahí.
Acorralaron a Harry contra la pared y le pusieron de forma violenta unas esposas.
- ¡Harry! - grite al ver cómo era escoltado por un grupo de policías al lugar donde antes había una puerta.
El castaño solo miro en mi dirección y con tristeza formo una sonrisa en su rostro antes de ser arrastrado fuera del departamento donde me había tenido cautiva.
- ¿Como dices que se llama? - le pregunte a mi terapeuta.
- Síndrome de Estocolmo - me miro a través de sus anteojos. - Es una reacción psicológica donde la victima desarrolla una relación de complicidad y un fuerte vinculo afectivo con su agresor - nada de lo que salía de su boca parecía tener sentido.
Era su forma científica de decir que me había enamorado de Harry.
Holaaaaa! Espero estén muy bien c:
Pregunta randommmmm
Ir de vacaciones con
A) Narry
B) LiLo
Nos leemos pronto!
Besoos!
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