Recomendación: leer escuchando la canción "Slow Down" de Nicole Nordeman.

https://youtu.be/clcNB_EUao8

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—Abuelo, cuando sea mayor voy a pilotar un avión —decía una niña de unos seis años mientras corría por la habitación para hacer volar un avión de juguete que tenía en la mano.

El abuelo, desde la camilla de sábanas blancas, la miró con ternura.

—¡Ah! ¡Casi se me olvida! —se sobresaltó la pequeña de repente—. Te voy a enseñar o que he hecho en el cole hoy —dejó el avión en el soporte del electrocardiógrafo que pitaba continuamente, y fue a por su mochila.

—Mira, mira como escribo abuelo —la niña abrió un cuaderno de escritura que tenía las letras de puntos repasadas en lápiz—. ¡Como los mayores!

El abuelo sonrió con tristeza, pero le felicitó con una caricia en la mejilla.

—¿Y sabes? Este mediodía he ayudado a papá a hacer la comida. ¡He batido los huevos y he empanado los filetes! —su voz denotaba entusiasmo, un entusiasmo inocente—. ¡Cuando sea un poco más mayor voy a poder cocinar yo sola!

La niña se quedó unos segundos callada, con la mirada perdida en algún lugar tras la ventana.

—Abuelo, tengo tantas ganas de hacerme mayor... Podría hacer tantas cosas... —dijo con aire soñador.

El abuelo cerró los ojos con pesar, y notó cómo se le encogía el corazón. Dificultosamente, se incorporó en la camilla, y llamó su nieta para que se acercara a él. Esta se quedó de pie a su lado, y él cubrió la mano de la pequeña con las suyas.

—No tengas prisa por crecer —su voz era calmada y delicada—. No tengas prisa por que pase el tiempo. 

La nostalgia era visible en el rostro del anciano.

—El tiempo pasará por sí solo, y los momentos que se vayan no volverán. Disfruta de cada instante, de cada pequeña cosa que hagas.

—¿Como qué cosa? —quiso saber la niña.

—Como... Todas las cosas. Levantarte por la mañana con las caricias de tu padre, saltar en los charcos mientras vas al colegio, subirte a los árboles en los recreos, jugar al pilla-pilla con tus amigos en el parque, las ricas cenas que te preparan y el cuento de buenas noches. Todas esas cosas son pasajeras, solo ocurrirán durante un tiempo, un tiempo mucho más corto del que piensas. Si no las disfrutas ahora, porque estás pensando en ser mayor, cuando seas mayor solo echarás la vista atrás y desearás haberlas aprovechado más. Está muy bien aprender cosas nuevas y tener sueños para el futuro, pero, nunca te olvides de vivir cada etapa de tu vida en su momento. No pierdas el hoy pensando en el mañana, porque hoy es el mañana por el que suspirabas ayer.

—Abuelo, creo que me he perdido un poquito —la pequeña se echó las manos a la cabeza de forma teatral.

El brillo en los ojos de la niña reflejaba una inocencia ajena al paso de los años. El anciano no pudo contener la lágrima que resbaló por su mejilla. Entonces, le sobrevino un ataque de tos que duró varios segundos. Luego, se tumbó en la camilla de nuevo.

—¿Abuelo? ¿Estás bien? ¿Necesitas algo?

—Sí, cariño, estoy bien. Solo necesito... una cosa.

—Dímela abuelo.

—Solo prométeme que vas a vivir cada momento, y que vas a ser feliz.

La niña abrazó a su abuelo con todas sus fuerzas.

—Te lo prometo.