๛CAPÍTULO 8
Me despedí de mi mamá y entre a mi salón. Aparté dos sillas a mi lado y esperé a que vinieran Pam y Theo. Ay, ¿cómo estará Theo?, ¿sus padres lo habrán castigado? Mi mamá se enteró del incidente del baño y le conté la verdad a mi mamá, ella protestó para hablar con los padres de Lui y Pamela, pero ellos dijeron que sus hijos jamás harían eso. Si supieran. Ayer se formó un gran problema, pero todavía no entiendo como Theo todavía dice que se calló de las escaleras.
Vi a Theo entrar al salón. Levanté mi mano para que me notara y él sonrió. Se sentó a mi lado y empezamos a hablar.
—Y, ¿qué te dijeron tus papás?
—Nada —respondió él—, bueno sí, pero les dije que había entrado para consolarte porque estabas llorando y ellos lo entendieron. Saben que me gusta cuidar a mis amigos... ¿Todavía seguimos siendo amigos, no?
Reí ante su pregunta.
—¿Crees qué si no fueras mi amigo, te hubiera dejado sentarte conmigo? —Sonreí.
Él negó.
—Somos amigos y lo seamos por siempre, ¿promesa de meñique?
—¡Sí!
Chillé y aplaudí. Sí, Theo y yo habíamos hecho una promesa de meñique y esas promesas jamás se deben romper porque así es la regla. Sí, íbamos a ser amigos y mejores amigos por siempre, y junto a Pamela.
Seguimos conversando hasta que llegó Pamela junto a Lui. Ella estaba seria mientras que el tonto de Lui estaba feliz. Pamela se acercó y se sentó junto a nosotros. El silencio era algo incómodo, no sabíamos como romper la tensión tampoco podíamos preguntar sobre lo que sucedió en la casa de mi amiga.
—Mis papás dicen que todo lo que dicen sobre Lui es mentira y que debería proteger a mi hermano. También me dijo que me alejara de ustedes porque son malos con Lui.
¿Qué?
—Pero tu hermano es el malo aquí —protesté con enojo.
—Lo sé, pero no sé qué hacer. Ojalá no tuviera un hermano.
Theo cambió de tema al ver como el ambiente se ponía tenso. Él trataba de hacernos reír con sus mímicas o malos chistes. Theo en realidad era un niño muy bueno y que no merecía la maldad de Lui. De la nada, él empezó a bailar en frente de nosotras. Pamela empezó a reír y a aplaudir para acompañarlo con su baile extraño y yo también le seguí el juego. Me sentía muy feliz por tener amigos así la verdad.
—Theo, deja de bailar como una niñita.
Theo dejó de bailar y se cohibió en su lugar.
Miré al niño tonto que había dicho eso y vi que era Lui, el tonto de Lui.
—Theo, sigue bailando, bailas muy bonito —comenté para alentarlo.
Él sonrió por mi comentario, pero no bailó. Todavía tenía miedo de Lui.
—Lui, deja de molestar a Theo, no te hizo nada —dijo Pamela.
—No pedí tu opinión, hermanita y no deberías estar con ellos porque son problemáticos.
—El problema eres tú —dijo Theo.
Sonreí ante lo que dijo y aplaudí como si hubiera ganado un juguete.
—¡Wow! A pesar de que eres una niña, Theo, eres muy valiente. Entrar al baño de niñas te hizo valiente, ¿por qué no vives ahí para hacerte más valiente?
Cuánto odiaba a Lui y las ganas de golpearlo no faltaban, pero me entristeció ver a Theo con los ojos llorosos. Iba a llorar y no me gustaba verlo llorar.
—Solo las niñas lloran.
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