Capítulo Unico

Un poco corto espero que lo disfruten, inspirada en la canción de Ricardo Arjona de nombre Iluso.

Las gotas de lluvia resbalaban por la ventana, el frío calaba en los hueso, la noche era triste, tanto que la deprima más, recargo su cabeza en la barra pidiendo otro trago.

La campana sonó anunciando la llegada de otro cliente, Tomoe volteo de reojo para encontrarse con una mujer de cuerpo voluminoso y largos cabellos plateados.

Su vestimenta era muy sugerente y no dejaba en dudas a lo que se dedicaba, aún con el frío de la noche la de cabello cenizo vestía ropa corta y reveladora.

Se acercó hasta el cantinero que en ese momento dejo su vaso con licor.

—¿Tienes algo para la nariz?— pregunto al hombre

Tomoe se enderezó de bolso saco un pañuelo y se lo ofreció a la joven quién la miro como si fuera una estúpida.

Tomoe la miro con ingenuidad, nunca se había acercado a una dama de este estilo y no sabía cómo proponer que pasará con ella.

—Algo para no dormir, idiota— dijo con molestia la mujer, pero miro con mayor interés a la chica de cabellos azules, vestía muy mojigata a su parecer.

—Aunque si me das— hizo una seña con sus dedos indicando que hablaba de dinero —Puedes pedir mi ropa — ofreció

El rostro de Tomoe se sonrojo a grandes pasos, la mujer se colocó de forma sugerente mostrando su pecho.

—Con esto es suficiente  — hablo tímida Tomoe mostrando una cantidad de dinero —Mi departamento esto al cruzar la esquina — susurró

—Con esto podemos estrenar la luz de mañana— respondió la mujer

Tomoe nego con la cabeza haciendo que la joven alzará una ceja —No te quiero para desarrollar mi cama, no es lo que haces con tu boca lo que necesito, Yo, solo quiero un poco de ternura para lo que estoy pasando — susurro sintiéndose patética

—De acuerdo— hablo con seriedad —Guiame — pidió

—Tomoe, yo me llamo Tomoe— dijo para pagar la bebida antes de ponerse de pie —¿Cómo debo llamarte?— pregunto con timides.

La de cabellos blancos la miro antes de soltar un suspiro —Shizuma — ella estaba acostumbrada evitar los nombres al final lo que la gente quería era su cuerpo, pero la chica frente a ella le pedía mantener su ropa y hablar, algo raro en el tipo de trabajo que hacía pero lo aceptaba siempre que se le pagará claro está.

Salieron del bar, Tomoe guío el camino y detras de ella de forma despreocupada camina Shizuma, quien a diferencia de Tomoe que era un manojo de nervios ella estaba normal, esto era cosa de todos los días.

Tomoe abrió la puerta de su departamento invitando a Shizuma a entrar, la de cabellos plateados se sacó el saco mostrando su ropa tan reveladora.

Tomoe paseo la mirada por el cuerpo de la chica, sonrió un poco —¿Quieres algo de tomar?— pregunto

—¿Un wisky ? — respondió Shizuma para sentarse en la acogedora sala, el lugar era cálido

Tomoe regreso con la bebida, dejándola en la mesita frente a ella.

—Dime si el sexo sin placer te enciende — pregunto con curiosidad Tomoe tomando un poco del café que preparo para ella

—Solo si el cliente es mujer, lo entiendes— Shizuma respondió de forma sugerente, el si rojo llegó al rostro de Tomoe

—Ok.

Shizuma sonrió —Al principio me pareció raro— respondió con sinceridad

—Bueno cada quien sus gustos y su pasion — respondió restando importancia

De forma tímida Tomoe pregunto al dejar la taza en la mesita —Te puedo sujetar la mano.

Shizuma la miro estiró la mano —Paga primero

Tomoe regreso a la cocina por su bolso, eso fue suficiente para que Shizuma recorriera la habitación con su mirada, enfrente de la chimenea encontró unos retratos.

En ellos estaban varias fotos de una pareja, abrazadas, en navidad, de paseo.

Tomoe regreso con el dinero, Shizuma la miro con seriedad —Si ella es tu ex, no hay trato— hablo mostrando el retrato

—La conoces— pregunto Tomoe confundida

Shizuma dejo la foto en su lugar —Fue por mi, quien te dejo, ilusa— respondió así pregunta, camino fuera de la habitación tomo su abrigo y regreso al bar.

Tomoe vio marchar a la chica miro las fotos donde ella y Nagisa compartían juntas, como pudo Nagisa dejarla por ella.

Tomoe entendió que jamás iban a regresar, y lloro, porque aún tenía la esperanza la cual se desvaneció con las palabras de Shizuma.

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