#026 Yogurt, dimples & sticky fingers IV

SanGi⁴ ────── san es un alfa renegado y mingi es un omega tímido con un bebé.

San no pudo hablar con Mingi en ese momento. Las palabras no salieron de su boca cuando notó lo tenso que estaba todo aún, lo vulnerable que se sentían ambos y su instinto sólo le pedía que estuviera allí con ellos sin exigir nada más. San sólo se preguntaba cómo no fue lo suficientemente claro con sus sentimientos, pero luego lo recordó. Jamás hizo un cortejo adecuado, jamás hablaron del tema íntimamente, sólo era San amando pasar el tiempo con su cachorro y su Omega sin siquiera reclamarlos como tal.

Mingi hizo un pequeño nido donde San se acomodó cuidadosamente y colocó a su cachorro en el centro, Mingi cerró los ojos pudiendo por fin tranqulizar su corazón y San veló por el sueño de ambos.

Eran las doce de la noche cuando Hongjoong se removió y buscó con sus manitas algo a qué aferrarse, San inmediatamente se acercó un poco más y Hongjoong se tranquilizó.

―Cosita pequeña, ¿has estado triste por mi culpa? ―preguntó el Alfa en un tono bajo, su dedo que acariciaba la mejillita ajena fue atrapado en la mano de Hongjoong y San sonrió cuando el cachorro lo apretó.

Los tiernos balbuceos del menor habían sonado tan desconsolados, tan tristes, que San se sintió terrible. Claro que comprendía que esto no era un juego, que Hongjoong no sólo se había encariñado con él sino también lo había tomado como su figura paterna. Y San quería ser ese padre para él.

―Tu mami es muy lindo ―susurró San viendo que el Omega estuviera completamente dormido―, es tan despistado también ―rio bajito.

San pasó la yema de su dedo por la nariz de Hongjoong y luego sus mejillitas. No pretendía despertar al cachorro, pero no podía evitar tocar su carita hinchada. El bebé había llorado mucho.

―Con mi vida, te voy a cuidar y a tu mami también ―susurró San en una promesa secreta, donde sólo eran testigos la noche y la Diosa Luna.

San recostó su cabeza nuevamente, cerró los ojos y, por primera vez en mucho tiempo, tuvo un hermoso sueño.

(...)

Jongho asomó la cabeza en la habitación y vio el pequeño nido improvisado en la cama de Mingi. Su sobrinito dormía aferrado a los cuerpos que lo rodeaban, preocupado posiblemente de que ellos pudieran irse de su lado. Jongho abultó los labios en un puchero y no tuvo el corazón de despertarlos todavía. Podrían faltar un día a clases, el mundo no se acabaría por eso.

Poco después, San abrió los ojos y miró al Omega y su cachorro, adormilado. Sonrió y bostezó, encontrando que era una escena realmente hermosa.

San jamás había pensado en emparejarse, mucho menos en tener cachorros. San aspiraba a una vida tranquila, sin muchas distracciones, con diversión aquí y allá, sin la debida estabilidad que todo el mundo deseaba a determinada edad. Sin embargo, ahí estaba él. Tenía veinticinco años y un pequeño Alfa lo había reclamado como su padre, «¿qué diría su madre si lo viera?» San sonrió nuevamente, ella hubiera estado encantada.

―Sani... Sigues aquí...

La voz grave del Omega sonó bajita y confundida, más aún al ver al Alfa sonriendo tan temprano en la mañana.

San miró al menor y sonrió más grande, dándole los buenos días. Se inclinó ligeramente hacia él y frotó la nariz en su mejilla, tal como Hongjoong hacía.

―Sí... Joongie no ha despertado aún. Pero no sé qué será peor, despedirme e irme o irme sin despedirme... ―San rio pasando por alto la sorpresa en la cara del menor por su atrevimiento, pues ni siquiera él se había percatado de lo que había hecho―. Minie...

―Sanie... Te agradezco mucho que hayas venido... ―interrumpió―. No sé qué hubiera hecho, estaba tan desesperado... ―Mingi bufó y volvió a recostarse a un lado de su cachorro para apoyar su mano en la pancita de este suavemente y cerrar los ojos, hubo un pequeño silencio hasta que Mingi habló de nuevo―. El papá de Hongjoong me dejó cuando supo de su existencia, ni siquiera me pidió que abortara, sólo se fue. Él era tan... especial, parecía incapaz de lastimar a alguien, pero no dudó ni un día en abandonarnos. Intenté decirle que había dado luz a un Alfa sano, pero... él hizo como si no me conociera. No le importó en absoluto.

Las lágrimas corrieron por sus mejillas y San mordió sus labios, tragándose un gruñido de molestia.

―No espero nada bueno de nadie desde entonces, incluso mi familia me abandonó.

San mordió su labio inferior, y su corazón cayó a su estómago lleno de dolor con aquellas palabras resignadas y tristes. San ya no podía hacerse el ciego, eso era; Mingi jamás habría esperado algo de él, sobretodo si San no había sido muy claro.

Pero, ¿cuándo se enamoró en realidad? San ni siquiera lo sabía. Un día sólo se dio cuenta de que no podía parar de pensar en Mingi, y no se volvió loco por ello, de hecho, hasta fue gratificante. San no era el más romántico ni el más sentimental, le costaba formar vínculos, por eso sólo tenía un amigo, pero el vínculo que lo unió a Hongjoong y Mingi nació poco a poco y se fue agrandando cada vez más como una enorme bola de nieve.

La risa de Mingi, sus ojitos preciosos tan expresivos, su voz baja y tranquila, nope. San no estaba seguro qué había sido, pero Mingi lo tenía en la palma de su mano. Con el cachorro había sido similar, San sólo deseaba que fuera jueves para poder ver a su pequeña familia y llenar de besos la mejilla hinchada de Joongie.

―No quiero hacerte promesas, no servirán de nada ―San sonrió de lado y volvió a acercarse al Omega―. Tampoco te diré que confíes en mí...

Los luceros de Mingi se fueron apagando lentamente.

―No me malentiendas. ―San tomó la mejilla de Mingi en su mano e hizo que este le mirara de nuevo―. No te haré promesas... Yo me quedaré contigo y podrás verlo tú mismo. ¿Me dejas hacer eso?

Las lágrimas volvieron a empañar sus ojos y Mingi no supo qué decir.

Confió una vez en alguien bueno, pero le rompió el corazón. Nada le aseguraba que San de verdad se quedaría, pero... Mingi no quería quedarse con la duda.

San notó la duda en la expresión de Mingi, pero antes de poder decir otra cosa, el Omega asintió tímidamente.

San sonrió nuevamente.

Ambos se levantaron ese día y tomaron el desayuno con un muy feliz cachorrito que miraba encantado a sus padres juntos. Hongjoong movía sus pies y aplaudía cada vez que San le miraba, pues estaba realmente muy contento. Cerca de la hora de entrada, a ambos les llegó un correo diciendo que ese día tampoco tendrían clases con el profesor Park, por lo que decidieron quedarse en casa.

―¿Qué le habrá pasado al señor Park? ―inquirió Mingi con preocupación.

San releyó el mail y alzó sus hombros en señal de ignorancia.

―Espero que nada grave.

(...)

Mingi llevaba el carrito vacío y San cargaba a Hongjoong en brazos por el centro comercial. Habían oído de un evento donde actuarían algunos artistas así que habían querido ir. Estaba bastante fresco ese día así que el pequeño Hongjoong estaba vestido con un trajecito entero de polar y un enorme gorrito y bufandas cubrían casi toda su carita, sólo dejando ver sus enormes ojitos.

San lo había vestido. Eso explicaba mucho.

Eran dos semanas desde que San se había parcialmente mudado al departamento de los hermanos Song para no dejar al cachorro solo y por supuesto, a su mamá. Mingi lograba tener un buen sueño con San a su lado y se preguntaba cómo es que un Alfa lo hacía todo más fácil, pero no se quejaba. Amaba la presencia de San.

Hongjoong tenía ambas manos en la cara de San y lo miraba todo el tiempo, aunque a veces buscaba a su mami, él no quería ir con Mingi mucho rato. San se reía y volvía a cargar al bebé con quejas de Mingi diciendo que lo estaba malcriando.

San no podía resistirse, era su primer hijo. Claro que lo consentiría.

―Oye, mira hacia allá ―San apuntó a la distancia y ambos vieron a Wooyoung y Yunho en una tienda de artículos para bebé.

Mingi abrió su boca y miró a San con los ojos emocionados.

―Eso explica todo.

San hizo pucheros y bajó los hombros con tristeza.

―No me dijo nada... ―San frunció el ceño―. Aunque debí haberme dado cuenta...

―¿Estamos en época de apareamiento y no me di cuenta? ―preguntó Mingi soltando una risilla. Como él era madre y su bebé todavía no soltaba el pecho, su celo no había regresado.

―¿A qué te-? oh ―San rio también―. No bromees sobre eso, pobre señor Park.

Hacia unas semanas habían corrido los rumores de que el señor Park estaba en cinta y por eso se había desmayado en el estacionamiento de la escuela, aunque el señor Park tenía ya unos cuarenta y cinco años, nadie detuvo esos rumores. Poco después supieron que había sido por estrés.

―Oye, ¿y tú cuándo inicias con tu período de celo? ―preguntó San levantándose de la banca.

Mingi titubeó unos segundos.

―No lo sé, cuando destete a Joongie ―respondió alzando sus hombros, pues no estaba seguro.

―Al menos puedes estar tranquilo un tiempo más ―San sonrió y tomó la mano de Mingi para que este lo siguiera―. Ven, vamos a interceptar a esos dos. No puedo creer que no me hayan dicho nada, esto no se va a quedar así. ¿Tienes una idea de hace cuánto tiempo somos amigos? Esto es imperdonable, estoy muy triste.

Mingi tardó un instante en reaccionar, sus mejillas se pintaron de rojo y sintió mucho calor cuando San lo arrastró (sin ejercer fuerza sobre él) hacia la tienda.

(...)

Wooyoung y Mingi estaban conversando en la cocina; San, Yunho y Hongjoong fueron a la tienda a comprar el postre luego de que Wooyoung dijera que estaba antojado. Como su novio le cumplía cada uno de sus caprichos, no tardó ni un segundo en levantarse e ir a la tienda a por helado.

―¿Estás asustado?

La pregunta de Mingi tomó a Wooyoung desprevenido. El Omega más pequeño acariciaba su vientre con lentitud y tenía la mirada perdida, casi ido de la conversación.

―¿Por qué?

Mingi señaló su vientre con la vista y Wooyoung rio inquieto.

―Sí... He visto lo que es un parto. He visto muchos ―Wooyoung se puso pálido―. Tengo miedo de todo. No sólo el parto, sino después. ¿Seré buen madre? Es decir, mírame, soy demasiado tonto todavía. 

Mingi soltó una risilla y Wooyoung se sintió más cómodo, riendo también.

―Es normal tener miedo... ―Mingi estiró la mano y Wooyoung la tomó para apoyarla sobre su vientre de cinco meses―. Tienes que confiar en ti mismo y verás que todo saldrá bien. Además tienes la suerte de que Yunho está contigo.

Wooyoung sonrió encantado y asintió. Sin Yunho probablemente se hubiera vuelto loco, pues las hormonas lo tenían todo el tiempo lloroso e irritante, pero su Alfa lo había amado tanto tanto.

―Cualquier molestia, hazla saber ¿Sí? Tú eres muy pequeño.

Aunque la mayoría de los Omegas macho eran del tamaño de Wooyoung, los embarazos seguían siendo riesgosos. Mingi tuvo una pancita diminuta y parir a Hongjoong fue súper rápido, pero Wooyoung tenía apenas cinco meses y su vientre era enorme.

―No quiero que me corten ―susurró Wooyoung―, mamá dijo que como soy muy pequeño quizá no pueda pujarlo. ―Los ojos de Wooyoung se llenaron de lágrimas―. Es culpa de Yunho por ser tan enorme...

Wooyoung soltó lágrimas gruesas e hizo un enorme puchero que sólo enterneció el corazón de Mingi.

―Ven aquí, no te atormentes con eso. ―Mingi estiró sus brazos y Wooyoung inmediatamente se acomodó en su pecho―. Eres precioso ¿me escuchas? y lo harás muy bien, vas a tener a un bebito sano y fuerte ―Mingi acarició el cabello de Wooyoung cariñosamente.

Mingi no había escuchado ese tipo de palabras cuando más lo necesitó, pero le hubiera gustado.

La puerta se abrió y Yunho ingresó a la casa a tropezones, preocupado por el sentimiento de tristeza que sintió a través del lazo. Vio a su pequeño Omega llorando e inmediatamente se inclinó junto a él, Wooyoung se soltó del agarre de Mingi y se lanzó a los brazos de su Alfa.

Y el llanto fue más fuerte.

―¿Qué pasó? ―Yunho estaba pálido, pero el análisis rápido que le hizo a su novio no mostraba señales de daño.

―Son las hormonas ―murmuró Mingi.

San, detrás de él, sostenía a su cachorro y este miraba a sus tíos con algo de miedo. Hongjoong estiró sus bracitos para que su mamá lo cargara y Mingi se acercó a él inmediatamente.

―Nosotros ya nos vamos ―dijo San tomando las cosas de su Omega y su cachorro.

Yunho le hizo una señal de despedida y la familia salió de la casa casi como si estuvieran huyendo.

Lo que más necesitaba Wooyoung en este momento era a su Alfa, lo demás sobraba.

―¿Qué pasó? ―preguntó San, aunque no era raro ver a Wooyoung llorando.

Mingi le miró por unos segundos y luego apartó los ojos.

―Tiene miedo. Ya sabes, van a tener un bebé, es algo muy importante y conlleva mucha responsabilidad. ―Mingi sonrió de lado―. Pero me alegro mucho de que no esté solo.

Como Jongho estaba trabajando en ese momento, Mingi fue al hospital por su cuenta y dio a luz en soledad, fue traumatizante darse cuenta de que había sido abandonado y que su cachorro sólo lo tendría a él. Jongho lo regañó un poco por ello, pues le hubiera gustado estar con él, pero Mingi lo hizo todo solo.

San apretó un poco la mano que sostenía y Mingi lo miró, deteniéndose en medio de la calle.

―Minnie... ―San alzó un poco la voz―. Minnie, ¿qué sientes por mí? ―preguntó, casi conmocionado.

San había guardado silencio por mucho tiempo, ambos lo habían hecho. No es que San estuviera confundido, pero no quería apresurar las cosas, conocía a los Song hace medio año y todo había sido tan natural entre ellos. Aunque iniciaron mal, su relación dio un salto tremendo.

―Minnie... ―San sonrió y se acercó al menor, al punto de tomar su cintura con una mano y sostener la espalda de Hongjoong con la otra―. No sé si te has dado cuenta, pero me tienes completamente enamorado.

Mingi era demasiado despistado.

―¿Enamorado? ―Mingi susurró tímido.

―Así es ―San sonrió enseñando sus hermosos hoyuelos, y rio más alto cuando sintió un dedito enterrarse en uno de ellos―. Minnie, seamos una familia ―pidió dulcemente―. Sé mi Omega oficialmente.

Las piernas de Mingi temblaron y su corazón subió hasta su garganta, evitando que pudiera decir cualquier cosa, pero la emoción en su rostro era tal que San se acercó a él con una hermosa sonrisa en sus labios y lo besó.

Mingi asintió sonriendo en medio del beso y San repartió muchos besos más en toda su carita. Hongjoong pateó soltando risitas.

―¡Papá! ―Hongjoong empujó a San de la cara y abrazó a su mamá.

San abrió la boca con sorpresa y pellizcó suavemente el pie de su cachorro.

―¡Me has apuñalado por la espalda!

Mingi comenzó a reír.

07102022

se me bugueó el clítoris ahre

el q sigue es el ÚLTIMO LO JURO 😭😭😭😭💖

todos se preocuparon por hwa y él sólo se había desmayado xd

minho hizo que se quedara en casa, por eso no fue a trabajar al otro día 😂

en el siguiente aparece Yeosang 😈

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