#008 Save me
H O N G H W A ────── eran amantes, pero hongjoong estaba tan enamorado que haría lo que fuera por el seonghwa herido que tocó su puerta esa noche.
Hongjoong se levantó perezosamente tomando dinero de su billetera, caminó hasta la puerta creyendo que quien tocaba era el delivery. Sin embargo, quien se hallaba detrás de esta era nadie más que Park Seonghwa.
―Oh, Jesús. ¿Qué te pasó, cariño? ―Hongjoong tomó al mayor del brazo y lo condujo hacia el interior de la casa, sentándolo con mucho cuidado sobre el sofá.
―Lo siento por venir aquí ―respondió Seonghwa, bajando la mirada hacia sus nudillos lastimados.
Hongjoong corrió hacia el baño para buscar el botiquín de primeros auxilios y comenzó a curar las heridas ajenas.
―No digas eso, sabes que siempre estaré para ti. ¿Quién te lastimó? ¿Quieres contarme? ―Hongjoong habló bajito, acariciando la mejilla golpeada de Seonghwa.
Seonghwa tardó varios segundos en encontrar su propia voz, hasta que logró decir unas palabras en un tono tan bajito que Hongjoong casi las perdía.
―Mi esposo... comenzó a sospechar. ―Seonghwa tocó su vientre abultado y subió el tono de su voz―. Dijo que el bebé no era suyo, que me había metido con alguien más. Le dije que estaba delirando y se molestó mucho, se había tomado unas cuántas latas de cerveza...
Hongjoong tomó las manos temblorosas entre las suyas y las besó con cariño, luego, acercó al mayor a su propio cuerpo y lo sentó sobre su regazo. El golpe en la cabeza de Seonghwa era el que más le preocupaba.
―Luego se levantó y golpeó mi cabeza contra la pared... Traté de defenderme, pero me lanzó al suelo. ―Seonghwa secó las lágrimas que caían por sus mejillas, pero otra cascada de ellas mojó su rostro―. Logré darle unos golpes... pero él es más fuerte. Estaba encima de mí y me arrancó la ropa.
Hongjoong apretó la quijada y negó varias veces con la cabeza.
―Hwa, te creí cuando me dijiste que la pierna rota había sido un accidente, que tu esposo te había lastimado sin querer. ―Hongjoong bajó el tono de su voz―. No es así, ¿verdad? ¿Cuántas veces lo ha hecho?
Seonghwa se recostó sobre el pecho de Hongjoong y trató de tranquilizar su respiración. Se sentía tan agotado.
―Ya son años... ―Seonghwa cerró los ojos―. Me sentía un muerto en vida, no tenía nada más que su odio por mí. Luego llegaste tú y me diste a este bebé, y él dejó de golpearme por un tiempo...
Aquellas palabras hicieron que Hongjoong alzara la cabeza en completo silencio, sorprendido por la revelación.
―¿Mi... mío? ―Hongjoong tembló apretando con cuidado las caderas ajenas―. ¿Estás seguro?
Seonghwa asintió.
―No sabía cómo ibas a tomártelo, por eso no te dije... ―murmuró con desesperación, tomando la mejilla de Hongjoong con su mano tratando de buscar en expresión ajena algo que le dijera que todo estaba bien―, cuando Sejun se dio cuenta de que estaba en cinta, dejó de golpearme...
Hongjoong suspiró y besó la frente de Seonghwa con mucho cuidado.
―Ahora iremos al hospital. ―Hongjoong se levantó con Seonghwa en sus brazos―. Ven aquí, te llevaré a que revisen a nuestro hijo y los golpes.
Seonghwa se dejó cargar por el menor hasta la habitación, donde había dejado antes unas cuántas prendas y se cambió. Hongjoong tuvo que apartar la vista de su cuerpo al ver todos esos golpes.
Bajaron del edificio y caminaron hasta el auto de Seonghwa aparcado en la acera de enfrente, lo que no esperaron fue encontrar a Sejun junto a él.
Seonghwa se paralizó al ver a su esposo con un cuchillo, mirándoles con enfado.
―Entonces, yo tenía razón... ―Sejun apuntó a Hongjoong con su cuchillo―. Este es tu amante.
Seonghwa negó con la cabeza varias veces, tratando de modular algunas palabras que tranquilicen a Sejun.
―Sólo hay una forma de hacer que este sujeto te deje en paz, Hwawi ―susurró Hongjoong apretando la mano del mayor.
―No, no, está armado ―Seonghwa tomó al menor del brazo cuando este intentó irse hacia Sejun―, y ebrio...
Hongjoong chistó, poniendo a Seonghwa detrás de su cuerpo. Si hubiera bajado su arma, haría que Sejun tragara sus balas.
―Será mejor que te marches por donde viniste, Seonghwa no tiene nada que discutir contigo.
Sejun rio con indignación y caminó unos pasos, cruzando la calle. Seonghwa y Hongjoong retrocedieron. Hongjoong podía ver al guardia de seguridad en la puerta de vidrio del edificio, solo tenían que acercarse un poco más y tal vez él podría ayudarles.
―¡Es mi esposo! Es de mi propiedad. ―Sejun se tambaleó―. Ven aquí, Seonghwa, o te arrepentirás.
Hongjoong evitó que el mayor se moviera y, con determinación, negó.
―Si eres tan hombre, suelta ese cuchillo y ven hacia mí. Vamos a resolver esto a la antigua.
Sejun miró el cuchillo en su mano como si acabara de recordar que lo había llevado consigo y negó con la cabeza varias veces, aunque no tenía suficiente equilibrio como para pararse erguido, se acercó a la pareja.
―Ven aquí, Seonghwa. Vamos a casa.
Seonghwa tembló lleno de miedo.
―Sube al departamento, Hwawi. Ni se te ocurra acercarte a él. ―Hongjoong suplicó una orden―. Y tú, vete de aquí antes de que me moleste más.
Sejun rio recargándose sobre la pared, estaba mareado y no podía ver bien, sin embargo, volvió a incorporarse y se abalanzó sobre Hongjoong, aunque Sejun no pudo prever que los reflejos del más bajo fueran tan buenos y le esquivara con éxito. Hongjoong fácilmente le arrebató el cuchillo.
―Hwawi, no mires. ―Fue lo último que Hongjoong dijo antes de clavar el filo en el pecho de Sejun.
Estaban parados justo en el punto ciego de las cámaras de seguridad. Nadie lo sabría.
Sejun cayó al suelo y Hongjoong tomó su celular para llamar a una ambulancia, ante la mirada perturbada de Seonghwa. La sangre de Sejun comenzó a teñir el suelo de rojo.
―No mires, amor. No veas. ―Hongjoong susurró hacia el mayor, luego subió el tono de su voz cuando la operadora respondió―. Hola, necesito una ambulancia...
Sin embargo, Sejun ya estaba muerto.
Habían sido ya dos semanas desde el funeral de Sejun y la investigación policial dada por finalizada. De todas formas, los hilos de Hongjoong dentro de la fiscalía fueron de ayuda para evadir cargos criminales. El caso se cerró como defensa propia con arma blanca.
―¿Cómo va eso? ―preguntó Hongjoong sentándose junto a Seonghwa en la cama, antes de darle un beso a su vientre.
―Bien, está bien. ―Seonghwa suspiró―. ¿Me llevarás al médico?
―Claro que sí, amor. Tenemos que comprobar que este pequeño esté completamente bien ―susurró Kim besando su vientre una y otra vez, era el último control que le realizarían antes del nacimiento.
―¿Qué nombre le vamos a dar? ―preguntó Seonghwa, acariciando los cabellos de la nuca de Hongjoong.
―¿Qué te parece si le ponemos... Seongmin? ―preguntó con curiosidad―. ¿O Yunho?
Seonghwa rio bajito.
―Qué casualidad, marqué esos nombres en el listado ―dijo desviando la mirada, ocasionando que las mejillas de Hongjoong se pusieran rojas―. Me gusta mucho Yunho, ¿te gusta?
Hongjoong asintió varias veces.
―Luego tienes tu cita con el psicólogo. ―Dijo haciendo que el mayor suspirara―. Sabes que nunca te dejaré solo, ¿verdad?
―Lo sé, Joongie ―murmuró Seonghwa tomando las manos del más pequeño entre las suyas―. Tú no rompes tus promesas, jamás lo has hecho.
Así como prometió cuidarlo, así como prometió amarlo, así como prometió respetarlo, Hongjoong y Seonghwa se casaron al nacer su bebé. Vistieron al pequeño con un traje a medida, Seonghwa se puso un esmoquin blanco y Hongjoong uno rojo. Luego tuvieron su luna de miel en la ciudad del amor y regresaron a Corea tres semanas después.
―Por fin en casa ―Hongjoong se sentó en el sofá con su bebé sobre su pecho y Seonghwa se encargó de dejar las maletas y el babysit en el hall.
―Por fin en casa.
Mié., 21 de abril 2021
A ver, díganme otro shipp para escribir
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