⎯ ¿Qué?
Lilith se quedó atónita ante las palabras de JiMin, pues de todas las personas, jamás se hubiera esperado que sea su madre quien le mandaba esas cartas amenazantes. Sujetó las sábanas contra su cuerpo, tapando su desnudez, para acercarse al de cabellos naranjas y mirar nuevamente esas cartas con la letra cursiva tan bien hecha y prolija, además de observar la expresión de él; su entrecejo fruncido, las mejillas sonrojadas de la ira, y sus ojos viajando de un lado a otro por las letras, casi memorizándolas, y pensando en el momento que su progenitora pudo haberlas escrito, pero eso no era lo más importante, sino el por qué lo hacía. No tenía motivos para odiar a Lilith, fuera de ser algo irrespetuosa en no saludar a los vecinos cuando se los cruzaba, o la vez que la vió junto a Lisa teniendo sexo por un descuido de las cortinas abiertas, no había relación entre ellas.
¿O es que acaso su madre sabía lo que se traía con su hijo desde hace rato?
Un escalofrío surgió por el cuerpo de la mayor, no era conveniente que la mamá de JiMin supiera eso, menos ahora que dentro de dos semanas sus fotografías serían lanzadas por primera vez en el Instagram oficial de Calvin Klein, así que debería sacar un conejo de la galera para poder sobrevivir y que no le arruinen su futuro, el cual ni siquiera empezaba. JiMin no tardó mucho tiempo en levantarse y ponerse su ropa, aún si quería quedarse acostado junto a ella mimándola, dándole besos, tal vez teniendo una segunda ronda, y luego duchándose juntos, lo tenía mucho más preocupado que su madre ande amenazando a su enamorada, por lo que debía sacarse las dudas cuanto antes. Se levantó y miró a Lilith, estando ya vestido, con el cabello desordenado y la piel algo brillante por el sudor, antes de hablar con su progenitora debería tomar una ducha, eso es obvio.
⎯ ¿Hace cuánto te llegan estas cartas?⎯ preguntó preocupado, buscaba y buscaba pero la única respuesta que podía encontrarle a sus preguntas era que su madre supiera lo que él y Lilith hacían, y tampoco tenía muchos argumentos esa opción, ¿cómo iba a enterarse si nunca estaba en casa? Mucho menos llamaba a su hijo.
⎯ No lo sé...¿mes y medio? ¿Dos meses?⎯ contestó confundida, no sabía con exactitud, y teniendo en cuenta que se había ido unos días a Canadá perdió la cuenta del tiempo. Miró a JiMin revolver su cabello, frustrado.⎯ ¿Crees que sabe de...esto?
⎯ Nunca está en casa, jamás me manda mensajes, no tendría motivos para saberlo.⎯ argumentó, ahorrándose la parte triste en decir "ni siquiera le importo, no le interesa saber dónde estoy", no quería generar lástima, además de que era un momento en el que tenía que concentrarse en Lilith, en ayudarla a ella.⎯ Iré a casa para preguntarle, cuando sepa te vendré a ver.
Lilith no pudo replicar nada ante eso porque JiMin tomó sus cosas y se marchó del departamento, decidido a ir a su casa y encarar a su madre, realmente lo tenían muy preocupado esas cartas, las cuales se llevó, porque en ninguna decía cosas buenas, o algo por lo que normalmente podían quejarse los vecinos, como la música alta, fiestas todos los fines de semana, o cosas por el estilo. Mientras tanto, Lilith suspiró volviendo a recostarse, jamás se hubiera imaginado que la madre de JiMin le estuviera mandando eso, porque habían muchas personas entre sus posibilidades, ¿pero ella? Jamás. Ni siquiera podían decir que se llevaban mal porque compartieron menos de 50 palabras desde los cuatros años que Lilith vivía ahí, y tampoco podían ser cartas de una esposa resentida por haber sido engañada porque recién el día anterior habían sucedido todas esas cosas con su esposo, pero las cartas tenían más antigüedad. De verdad, no sabía por qué mandaba aquello.
Suspiró llevando las manos a sus ojos, cansada y frustrada de su vida, como si no le bastaran los problemas que ya tenía, ahora tenía uno nuevo, la cual era la madre de su pequeño amante. Eso también debería considerarlo un problema, le quitó la virginidad a un varón de 15 años, que debido a sus hormonas lo más seguro era que generara una pequeña adicción por el sexo y ella tuviera que estar disponible solo porque me otorgó un lugar entre los casting de la empresa de su padre. Escuchó el sonido de su teléfono y descubrió sus ojos para ver el reciente mensaje, rodó los ojos al verlo, pareciera que los Park's estaban más cerca de lo que ella quisiera.
Señor Park
Lilith, te necesito en la agencia dentro de 30 minutos, tomarán tus fotografías con anticipación así pueden darle los últimos retoques.
16:48 pm.
Por cierto, trae lencería blanca, quiero jugar un rato contigo.
16:49 pm.
JiMin, por su parte, estaba en la ducha, ya había terminado de limpiarse en sí, pero permaneció debajo de la lluvia caliente para poder concentrarse y pensar mejor las cosas. No tenía una buena relación con su madre como para preguntarle cosas tan intimas, y por ese motivo temía a que no le diga la verdad, pero en realidad tampoco podía poner muchas excusas cuando su hijo tenía las pruebas. Y sumando a la pésima relación que tienen desde, prácticamente, que había nacido, ahora empeoró luego de que JiMin le haya gritado y ahorcado con sus propias manos aquel día, defendiendo a Lilith. No importaba, sea como sea iba a sacarle la verdad. Porque todo era muy extraño, amenazarla de muerte cuando su madre le tenía pánico a la sangre era irónico, ella se desmayaba al verla, entonces eso le aseguraba dos cosas. La primera podía ser que todas esas palabras fueron mentiras, pero tampoco tenía mucho sentido, no ganaba nada mandando esas cartas y jugando a ser la acosadora. La segunda opción, y la cual JiMin tampoco tenía muchos argumentos para defenderla, era que alguien se encargaría de llevar a cabo el asesinato, y su madre era la responsable de las amenazas.
Pero igual, ¿qué ganaba ella?
Fue pura coincidencia, o quería creer que ese día había tenido mucha suerte, en salir de la ducha y encontrarse a su madre leyendo algunos archivos de su trabajo, con el cabello sujetado en un moño y su ropa formal del trabajo. Se acercó a ella mientras secaba su cabello con una toalla en color negro, la cual ya era suya porque su madre le había impedido utilizar las blancas al teñirse el cabello, el cual debería retocar. Se colocó delante de ella, al otro lado de la mesa, sonriendo satisfactoriamente cuando su progenitora tembló levemente. Desde aquel día no habían estado solos, y si lo era era por la noche, cuando JiMin ya estaba durmiendo en su habitación. No le prestó atención y continuó con la suyo, hasta que unos papeles fueron lanzados sobre la mesa.
⎯ ¿Qué demonios es esto? ¿Por qué andas escribiéndole esas cosas a Lilith?⎯ soltó con agresividad. Su madre tomó las cartas mientras veía a su hijo, pensando en qué decirle. Le daban demasiado dinero como para abrir la boca.
⎯ ¿Cómo obtuviste esto?
⎯ Te había dicho que me ayudaba con clases de química, pero ni en eso me prestas atención, ¿quieres que te recuerde cómo lo terminamos hablando ese día?⎯ amenazó con burla, la mayor se sintió estúpida por sentir miedo de su propio hijo que ni siquiera era tan alto y no tenía la suficiente masa muscular como para dañarla por completo, pero aún así, un sentimiento de advertencia corría por sus venas.
Se levantó de su lugar, quitándose los anteojos y teniendo la espalda recta. ¿Dónde se había visto que el hijo sea quien genere temor en la madre? ¿Que él la amenace, golpee, y manipule a su antojo? Debía mantener su lugar como persona mayor, enseñarle a que tenía que tenerle respeto, no solo por ser adulta, sino también por ser mujer, y más importante que todo, por ser quien lo trajo a la vida. Colocando las manos en sus caderas habló.
⎯ ¿Por qué te interesa tanto? ¿Actuarás como un superhéroe?⎯ se burló, evitando darle la respuesta que su hijo quería.
JiMin no se caracterizaba por tener tanta paciencia, así que no lo pensó demasiado para acercarse a su madre y sujetarla fuerte por el cabello, jalándolo hacia abajo y haciendo que se incline adolorida. En un principio lo rasguñó, en un débil intento por defenderse, pero su hijo detuvo todas sus acciones después de darle un golpe en la mejilla con la mano abierta, tan fuerte que había picado, además de dejarle marca a la mujer, la cual lloraba en silencio. No podía decir que no sabía lo que había hecho mal, era consciente de eso, pero se preguntaba cuándo iba a tener una buena vida, porque desde que conoció a su actual esposo todo iba de mal a peor. El menor quería darle unos buenos golpes por no soltar lo que él esperaba escuchar, pero lo pensó con más claridad y...no le convenía hacerlo, eran pruebas, y no se podía permitir que salgan mal las cosas.
⎯ Entonces...¿me dirás por qué le mandas esas cartas a Lilith o necesitas otro golpe para hacerte hablar?
⎯ No tiene por qué interesarte eso.⎯ contestó entre lágrimas de dolor, JiMin volvió a tirarle del cabello, tan fuerte que los huesos de su cuello habían hecho ruido.
⎯ ¿Por qué lo hiciste?
⎯ ¡Su madre me paga!⎯ confesó llorando del dolor.⎯ Jodida mierda, me paga un dineral para amenazar a su hija, dijo que contrataría un maldito sicario para quitarla de su vida por completo.
JiMin la soltó después de escuchar la información que quería, importándole muy poco que su madre haya quedado en el suelo llorando, con temor y arrepentimiento, pasó por encima de ella para dirigirse al departamento de Lilith, con las respuestas que ambos necesitaban saber. Tocó desesperadamente su puerta pero nadie abrió, así que se dirigió a la ventana del costado e ingresó, buscando por todas partes a la dueña del lugar, pero tampoco estaba. Suspiró buscando alguna pista, algo que pueda indicarle a dónde había ido, y como primera opción se dirigió al armario; si estaban sus zapatos de deporte significaba que no había ido a trabajar. Pero ahí se encontraban, y en su lugar se ausentaban los tacones que utilizó antes de que él llegara y las cosas entre ellos comenzaran.
Tuvieron su principio, finalmente.
Se dirigió a la empresa de su padre, sabía que debía estar ahí, Lilith no andaba por la calle a menos que deba comprar o trabajar, y no utilizaría tacones en ninguno de los dos casos. De igual manera, tenía una sensación extraña en su pecho que le advertía que no debía ir a la agencia de modelaje, y juntando cabos, se le hizo todavía más extraño que tenga que ir dos veces en un mismo día cuando esa mañana había cerrado contrato. Por muy buena que sea la marca de ropa con la que fuera a trabajar, ninguna de todas esas la llamaría un mismo día para tomarle fotografías o lanzarla directamente a la fama, algo más había detrás, y JiMin podía darse una idea de lo que era, pero se negaba a aceptarlo. Cuando finalmente llegó, ingresó con pesar al lugar, sintiendo que ese mal presentimiento cada vez se hacía más grande y pesado, advirtiéndole que debía correr de ahí, pero nunca confió en ello, y ahora no sería la excepción.
No tuvo que presentarse debido a que los empleados sabían su relación con el jefe, por lo que directamente se subió en el elevador a la par que su pie tocaba el suelo del mismo una y otra vez, agobiado, asustado, atemorizado. Cuando llegó, estuvo a punto de ingresar en la oficina, se salteó el hecho de que la secretaria de su padre no se encontraba y la puerta de la oficina estaba ligeramente abierta, permitiendo ver el interior. Su corazón se partió en mil pedazos al verla allí, con lencería en color blanca, arrodillada en el suelo mientras su padre tenía la cabeza echada para atrás, disfrutando de lo que ella le hacía. Se apoyó en la pared mientras las lágrimas se escapaban de sus ojos, no solo de tristeza, sino también de furia. Tan solo una hora atrás había estado con él, ¿y ahora estaba con su padre? ¿Por qué diablos le hacía eso? ¿Acaso no la satisfacía? ¿No lo amaba como él creyó? Cubrió su boca para que los sollozos no se escucharan, y su cabeza sentía que explotaría en cualquier momento por escuchar los sonidos que se reproducían dentro de la oficina.
Hasta que se le ocurrió una idea.
Tomó su teléfono y con demasiado disimulo apuntó al interior de la oficina, grabando esas escenas que se quedarían en su memoria para siempre mientras sufría. Agradecía, de cierta forma, que su padre se encuentre tan metido en las acciones de Lilith que no le prestaba atención a lo que sucedía a su al rededor. JiMin grabó por más de un minuto, hasta que guardó su dispositivo y limpio con rabia sus lágrimas. Nadie le veía la cara de idiota, y si lo pensaba bien, y jugaba a la perfección sus cartas, tenía todas las de ganar. No lo pensó un segundo y entró brutalmente a la oficina, como si no hubiera estado desde hace rato ahí, sobresaltando a su padre y a Lilith, quienes rápido se vistieron.
⎯ ¡Te follas a mi padre, hija de puta!⎯ exclamó furioso. Su progenitor, cual cobarde, después de vestirse salió de la oficina, dejando a Lilith y JiMin juntos, quienes no había presentado quejas ante que el mayor se esfumaba, como si él no tuviera parte de la culpa.
⎯ ¡¿Y eso qué?!⎯ devolvió en el mismo tono. El menor sentía repulsión de ver su cabello desordenado y sus mejillas sonrojadas, hasta sus labios se mostraban hinchados.⎯ Nada es gratis en esta vida, JiMin, ¿te piensas que iba a aceptarme sin ser coreana en este país tan cerrado ante los extranjeros?
⎯ Menos te iba a aceptar si sabía de tus problemas con la ley. ¿Narcotraficante, eh?
Lilith palideció al escuchar eso, y no pudo evitar tener que apoyarse en un mueble para no caer al suelo de la impresión. Ella no le había contado a JiMin sobre su pasado, por ende alguien en Corea del Sur lo sabía, y eso solo le aseguraba una cosa; su libertad estaba teniendo fin. Y ahora, que la encontró con otro hombre, y para peor era su padre, sabía que estaba escasa de opciones para salvarse, lo único que le quedaba era rogar, pedirle a algún Dios que la ayude, cualquier cosa servía en ese momento para no terminar en la cárcel. También pensó en llamar a Leonel para que le envíe dinero y pueda escaparse del país, siendo prófuga nuevamente, pero prefería eso antes que ir a la cárcel. Lo peor de todo era que ahora no solo tenía un cargo injusto, sino que tenían motivos para encerrarla por estar con un menor de edad, sea consentido o no, era un crimen, algo ilegal.
Maldita sea. Todo estaba siendo muy bueno, era obvio que algo tenía que fallar.
⎯ ¿C-cómo...cómo sabes eso?⎯ preguntó con la garganta cerrada, sentía que el oxígeno se le escapaba, sus ojos se llenaban de lágrimas, y las pocas esperanzas que había juntado ese día desde temprano habían desaparecido como por arte de magia. Su corazón latía con tal rapidez que pensó en la posibilidad de que se salga de su cuerpo.
⎯ Tengo mis contactos.⎯ resumió.⎯ Verás como hago de tu vida un infierno por traicionarme así, Lilith.
Salió de la oficina, dándole una mirada indiferente a su padre que, a juzgar por su rostro sorpresivo, había escuchado toda la conversación. De camino a casa fue caminando, aún si quedaba lejos y le convenía más ir en autobús, no se sentía con ánimos de llegar rápido, además de querer pensar con claridad qué hacer. Se sentía traicionado, adolorido, deprimido, pero en el fondo seguía amando a Lilith, ahora lo que sentía era una nube negra por la furia del momento, sabía eso, y posiblemente si llevaba las cosas a niveles más grandes iba a terminar arrepentido, al fin y al cabo, estaba muy enamorado de ella, no quería hacerla sufrir, pero por otra parte, era consciente de que si la perdonaba y le dejaba pasar esto, ella lo repetiría una y otra vez, viéndolo a él como un estúpido al cual podía dañar millones de veces pero siempre permanecería a su lado por el intenso amor que le tiene. La idea de la venganza no sonaba mal, le gustaba ganar, demostrar que no se debía jugar con él, pero había que pensar con claridad los mínimos detalles, aún sabiendo que tenía planes de ante mano por si las cosas salían mal, ahora parecía que su mente estaba en blanco, que faltaban muchas cosas en el medio para poder triunfar en esto. Su corazón dolía, pero su mente le exigía que tome venganza.
¿Qué demonios debía hacer?
Llegó a casa con las piernas adoloridas, al igual que su corazón y ojos por haber llorado tanto, pero ni siquiera quería estar ahí tampoco, no era su lugar seguro. De hecho, JiMin nunca tuvo un lugar seguro, y cuando pensó encontrarlo en una persona, a la más mínima tentación, ella lo atacó por la espalda. Ingresó en la casa mientras suspiraba temblorosamente, su labio inferior temblaba, en signo de querer volver a quebrar en llanto, y es que...hace tan solo una maldita hora se entregó a ella, le confesó que la amaba, que quería toda una vida a su lado, y aunque Lilith en ningún momento se lo respondió o le dio a entender que sentía, o quería, lo mismo, ¿no le ablandó ni un poquito su corazón con todas esas palabras amorosas? ¿Es que acaso ella no sentía ni un poco de empatía por él? ¿Tan poco valía JiMin como para que después de una hora ella vaya a buscar calor a los brazos de otro hombre? Cada pensamiento lo hundía más, le hacía peor, y le hacía tener un pozo más profundo en su corazón, un vacío negro. Pensó que conectaban, que se entendían uno al otro, pero al parecer todo fueron ilusiones de él, como la mayoría del tiempo.
Escuchó voces en la cocina, la de su madre y de su mejor amigo, por lo que frunció el ceño mientras se acercaba cautelosamente. Su madre tenía la mejilla rojiza e hinchada, estaba apoyada contra la mesada mientras NamJoon frente a ella, con una crema en sus dedos para hacer menor el dolor, JiMin realmente se había pasado con el golpe. El menor no entendía lo que pasaba, se suponía que su mejor amigo debía detestar a su madre con todo lo que él le contaba, pero entonces...¿qué hacía en su casa cuando él no estaba ahí? Por un segundo, pensó que lo estaba esperando para ir a jugar en su PlayStation, pero descartó esa idea cuando observó a NamJoon y su madre besándose con lentitud, como si compartieran amor, una lenta danza en la que se expresaban sus sentimientos. Sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas, esta vez con más rabia que tristeza, y entró en la cocina, tirando al suelo esa taza de porcelana en la que había un té de hierbas que prometían calmar los nervios. El material se hizo añicos en el suelo mientras él lloraba furioso, viendo a NamJoon a la par que negaba con la cabeza, sin poder creerlo.
Él era la única persona que le quedaba, el hermano en el que podía confiar, quien le prestaba su casa para poder sentir que, por unos instantes, tenía una familia normal, pero no, ahí estaba, mirándolo arrepentido después de haberse besado con su madre. La mujer bajó la mirada atemorizada, JiMin estaba teniendo otro ataque de ira, el más fuerte hasta ahora, tomando lo primero que se le cruzaba y destrozándolo contra el suelo o las paredes a la vez que gritaba enfurecido, le sorprendía que su garganta no doliera para ese punto. El ataque duró aproximadamente diez minutos, en los que NamJoon y ella intentaban cuidarse de los pedazos de vidrio, porcelana y objetos eran lanzados, lo único que faltaba era que pierdan un ojo o algo así. Cuando JiMin logró calmarse, dentro de lo que cabe, se dirigió a aquel chico que llamó mejor amigo durante años, quien lo escuchó sufrir por su familia disfuncional, y lo peor, el primero en decirle que debía estar con alguien de su edad.
Maldito hipócrita. Cínico.
⎯ ¡¿No podías follarte a otra mujer que no sea la estúpida de mi madre?!⎯ gritó. Su garganta dolía demasiado, su rostro estaba rojo y sus manos tenían pequeñas cortaduras que no sintió en ese momento. NamJoon bajó la cabeza apenado, pero en ningún momento salió de delante de la madre de JiMin, cuidándola, defendiéndola de los ataques.
⎯ ¡Lo lamento, JiMin! ¡No sé en qué momento sucedió!
⎯ Ah, yo sí sé cómo fue.⎯ asintió con la cabeza, teniendo su corazón partido en miles de pedazos. Señaló a su madre con disgusto, mirando fijamente a Kim.⎯ Ella buscó consuelo en ti, el que mi padre no le da, y porque le gusta sentirse superior solo por ser mayor que nosotros.⎯ acusó, aunque muy en el fondo una vocecita le cuestionó si decía eso solo por su madre o incluía a Lilith en la descripción.⎯ Y después eras tan doble cara para criticarme porque me gustaba Lilith.
⎯ Es distinto.
⎯ Uh, sí que lo es, porque tú te cogías a mi madre, maldito hijo de puta. Debería haberme follado a tu hermana cuando se me ofreció como toda una puta.⎯ confesó, haciendo que NamJoon abra la boca sorprendido. Jamás se hubiera esperado algo así de su hermana, pero si se ponía en el lugar de su mejor amigo (si es que podía seguir llamándolo de esa forma) él tampoco se esperaba que Kim tenga sexo con su madre.
⎯ Lo lamento JiMin, en serio.
⎯ Vete antes de que te arruine a ti también.⎯ lo echó con la mirada baja, el día que empezó siendo espectacular terminó siendo una mierda, y todo en cuestión de horas.
⎯ ¿También? ¿Qué jodida mierda estás haciendo?⎯ preguntó demasiado confundido, parecía que frente a él tenía a alguien que no conocía de nada.
⎯ Si tan interesado estás lo sabrás cuando vayas a ver a mi madre a la prisión.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top