tres

⎯ Joder, es un niño. ¿Acaso eres un puto pedófilo?

Estaba totalmente negada a tener algo con JiMin que sobrepase el límite que ella misma se había impuesto, sabía que el corto beso que le dio en aquel momento para callarlo porque no soportaba más su habladuría que parecía ser eterna era algo que estaba mal, prohibido, ilegal. Se había sentido asqueada todo ese tiempo, porque besó a alguien que le llevaba muchos años de diferencia, tranquilamente podría ser su hermano menor o algo así, y ella misma se doblegó por lo insistente que era. No era excusa, para nada, pero por lo menos de esa forma lo había hecho guardar silencio.

Y por otro lado, pensaba que no estaba tan mal, era un propio consuelo que se daba a ella misma para no llamarse pedófila, no le atraían los menores, JiMin fue al único que besó siendo ella mayor y él menor de edad, pero cuando hurgaba más en sus propias justificaciones, se daba cuenta de que quizá podía sentir algo de deseo prohibido por alguien menor. JiMin tenía 15 años, en el hombre no es lo mismo que la mujer, sexualmente hablando, a esa edad por lo general ya hasta habían tenido su primera relación sexual, vivían pensando de manera imprudente, en resumen, querían vivir dentro de una vagina, parecían insaciables, y eso no justificaba para nada el hecho de que Lilith, siendo mayor de edad, le haya dado un beso en la boca, así sea uno cortísimo y con su consentimiento, lo había hecho.

Pero había una línea tan delgada entre el deseo y la pedofilia.

En un hipotético caso hablando, si alguien iba y le preguntaba si quería tener sexo con JiMin, o con cualquier menor de edad en sí, ella respondería un no. No solamente por temas de que son inexpertos y en esa edad tienden a fantasear demasiado, queriendo explorar hasta el más mínimo rincón de la sexualidad, dominar y ser dominados, sino también porque pasaba por un tema de legalidad. Lilith tiene 26 años, estar con alguien de 15, 16, o hasta menos se le hacía disgustante, 17 casi 18 podía aceptarlo, pero de igual manera seguiría con sus dudas, aunque ya en ese último punto varían sus justificaciones, estar sexualmente con alguien que ya había cumplido la mayoría de edad mínima era legal, pero por cuestiones de etapas seguiría siendo raro, de igual manera, eso último se aplicaría si se quiere una relación más formal. Un chico de dieciocho años lo que más va a desear es salir, conocer gente, experimentar, y estar con alguien de veintiséis lo limitaba a todo aquello, porque ella ya tenía una vida formada, y el tema de convivencia, acuerdos, división de gastos, a cualquier joven que recién cumple los 18 lo hace salir corriendo.

Además, tampoco estaba desesperada por tener novio.

⎯ ¿Te gustó, guapa?⎯ preguntó el tipo desnudo sobre la cama, acostado a su lado mientras ella fumaba un cigarro.

Habían acabado de tener una sesión rápida de sexo, en la cual Lilith tuvo que fingir sus gemidos y un orgasmo por tener a alguien tocándola de una forma que la hacía secar su zona íntima en vez de mojarse. No podía quejarse, él había accedido a ser grabados mientras lo hacían, sus rostros no se veían pero los tatuajes que llevaban eran signos de que alguien podía reconocerlo. Aunque diciendo la verdad, la cabeza de la mayoría de los hombres estaba tan quemada que en vez de avergonzarse por encontrar un tipo de video así de uno de sus amigos en vez de humillarlo le levantaría el ego, mientras que las mujeres se sentían avergonzadas de pertenecer a la industria de la pornografía, aunque la gran mayoría no entraban por deseo propio, sino porque las circunstancias lo ameritaban.

No iba a refugiarse en esa estupidez de que grabar un video de diez minutos teniendo sexo, o tocándose a ella misma, la llenaban de dinero porque no era así, de suerte ganaba unos 50 dólares al mes, pero por lo menos le alcanzaba para pagar el alquiler del deprimente departamento que por poco no se le caía el techo encima. Trabajaba también en algo normal, convencional, siendo instructora en un gimnasio que tampoco le pagaban lo mejor como para considerarse alguien adinerada, y si tenía que sustentarse solo con el sueldo de su trabajo legal, no podría comer y vivir bajo un techo, era una cosa o la otra. No iba a mentir, a fin de cuentas terminó agarrándole un poco de gusto a esa idea de grabar momentos íntimos, no lo suficiente como para querer mostrase y acabar teniendo la lamentable vida de Mia Khalifa, pero era un rato al día en el que se daba placer grabándose, subía el video, y le daban dinero para verla. Ganaban ambos lados. Nunca se juntó con alguien que conozca mediante la aplicación, fuera de que en alguna que otra ocasión un tipo adinerado le pidió fotografías o videos exclusivos y ella lo vendió por una cantidad levemente alta de dinero, nunca se juntó personalmente, habían muchos locos sueltos y no quería terminar enterrada en un jardín siendo abono para plantas.

Claro que la situación la llevó a hacer cosas que jamás pensó hacer; comprar juguetes, fingir gemidos, experimentar una eyaculación externa, y hasta tener sexo con una de sus amigas, Lilith no era lesbiana, pero Lisa sí, y ella le cumplía el favor gustosa. Lilith complacía a sus clientes, dándoles lo que deseaban por la cantidad de dinero, siempre grababa de sus clavículas para abajo, no tenía tatuajes que pudieran identificarla, y el único piercing que llevaba estaba en su ombligo, pero era tan fácil como cambiar la joyería en caso de que alguien pudiera reconocerla, aunque hablando en serio, podían existir muchas mujeres con un piercing plateado en el ombligo, ella no era la única en el mundo que lo tenía.

⎯ Sí, genial.⎯ respondió aburrida, soltando el humo del cigarro por la ventana abierta, llevaba solo sus bragas y una camiseta corta que dejaba a la vista su abdomen plano, sus pechos eran pequeños y por lo general no usaba brasier, tenía un gusto culposo con que sus pezones se noten a través de la tela y llame la atención de los hombres.

Tal vez nació para ser una zorra.

⎯ ¿Por qué siento que me mientes?

Le dió otra calada a la nicotina, tragándose el impulso de decirle que obviamente mentía, no iba a sentirse satisfecha con una polla que no llegaba a los doce centímetros y el tipo no sabía interpretar sus palabras para cambiar el ritmo, buscaba más su propio placer que el de ambos. Lilith no se aferraba a las medidas, podía existir un hombre con un pene grande y grueso, pero si no sabía moverse, o compensarla de otra manera que no sea con su miembro, se reducía a ser un cero el tipo. Pasaba lo mismo al revés, podía no tener un tamaño impresionante de polla, pero si se preocupaba en hacerla disfrutar, en darle un orgasmo, ya sea con su lengua, manos, o cualquier parte de su cuerpo, hasta innovando con un juguete, ese hombre valía la pena. Ni siquiera entendía porqué la raza masculina se sentía atacada cuando una mujer prefería darse placer a ella misma con un pene de goma, posiblemente era envidia, porque algo inmóvil que ellas podían controlar la velocidad las hacían sentir mucho más que alguien vivo que podía escucharlas y seguir sus indicaciones.

En realidad, Lilith pensaba que, quien sea que haya creado a las mujeres, hizo que sus orgasmos sean internos para poder mentir a la perfección, y era una ventaja, porque al momento de que el tacto ya empezaba a molestarla nada más debía fingir unos gemidos y gritar con voz fingida un "¡me voy a venir! ¡Dios, eres tan bueno en esto!" para que dejen de intentar calentarlas, y los hombres nunca se darían cuenta, pensarían que son los mejores en la cama cuando en realidad las mujeres les mentían.

⎯ Más tarde mira el video en mi canal de Porhnub y te darás cuenta si te miento o no.⎯ le cortó de raíz. Tiró lo último que quedaba del cigarrillo y tomó una toalla, indirectamente diciéndole al hombre, amigo de su amiga, que se vaya, pero éste la miraba con atención, queriendo enterrarse en su coño de nuevo.⎯ ¿Te irás por tu cuenta o debo echarte a patadas?

⎯ ¿Tan rápido quieres que me vaya?⎯ preguntó con un tono coqueto que le hizo rodar los ojos a Lilith, fastidiada. Cuando vea a Lisa le diría que su amigo era una patada en los huevos. Observó como se levantó, dejando su desnudez a la vista, pero a ella no le interesaba y no dejó de verle los ojos oscuros que tenía. La tomó por la cintura cuando estuvieron lo suficientemente cerca, bajando una mano al trasero de ella para apretarlo, sin generar ninguna emoción en su acompañante.⎯ ¿No quieres que nos divirtamos una rato más?

⎯ No, vete ya.

⎯ Tu nombre sí que te queda, eh.⎯ comentó bufando, ella no se molestó por su repentino cambio de humor, todos los hombres parecían ser cortados con la misma tijera, cuando no les daban lo que querían tenían el tupé de enojarse. Él se alejó para ponerse los calzoncillos sin dejar de verla, minutos después estaba vestido por completo, así que tomó sus pertenencias y se acercó a darle un beso en la boca pero ella movió el rostro para que los labios de él choquen con su mejilla.⎯ En serio eres la reencarnación del diablo pero en mujer.

⎯ No eres el primero ni serás el último en decírmelo.

Sí, estaba cansada de que todos hagan bromas por su nombre, detestaba a su madre que la había llamado como la reina de los demonios, parecía que de esa forma dictó su destino; pobre, deprimente, aburrido, en soledad. Y no porque la original Lilith haya tenido todo eso, sino que vivía en el infierno, y ahora a su hija le tocaba vivirlo en la tierra. Quizá en su otra vida fue una verdadera perra con las personas y por eso en esta todos lo fueron con ella, aunque estaba devolviendo el karma, pero con personas que no la habían dañado, sus objetivos principales eran sus padres, su ex profesor, y su ex novio. El maldito John que le dió el comienzo del fin a la novia que decía adorar.

Puras falacias.

El desconocido, no tan desconocido porque lo había visto desnudo, se esfumó detrás de la puerta, y ella aprovechó ese momento para cerrar con seguro. No vivía en un lugar excesivamente lujoso, y así como ella pudo abrir la puerta de su departamento de diferentes maneras cuando se olvidaba o perdía las llaves, cualquier ladrón o loco podría hacer lo mismo. Tomó una toalla y el cepillo especial para su alocado cabello lleno de rulos, el cual fue heredado por parte de su madre, y también el mismo que detestó durante toda su adolescencia. Odiaba no tenerlo lacio, brilloso y fácil de hacer peinados como las chicas de su salón, lo máximo que podía hacer era hacerse trenzas africanas con lazos de colores para darle un poco más de vida, pero después seguía siendo la misma bola larga de rulos. Le costó mucho tiempo fue saber cómo ordenar su cabello, sabía que peinarlo no era la mejor opción cuando quedaba como una esponja, así que como se levantaba ella salía a la calle, solo lo cepillaba cuando estaba bajo la ducha.

Se desnudó por completo y estaba por entrar a la lluvia de agua que salía de la regadera, pero su teléfono sonó, y no pudo evitar soltar una maldición en voz alta, en inglés, como mayormente hacía cuando estaba sola. Detuvo la ducha y salió del baño, no se envolvió en la toalla porque estaba sola, iba a responder a quien sea que le molestara y después retomaría su baño.

⎯ ¿Quién?

Que agresividad, Lili.⎯ escuchó del otro lado y despegó el teléfono de su oreja para ver el nombre en la pantalla, era su hermano mayor, Leonel. Rodó los ojos y volvió a escuchar lo que le decía.⎯ ¿Cómo estás?

⎯ ¿Qué quieres? Nunca me llamas a menos que sea algo importante.

Su hermano es abogado, y era quien llevaba personalmente el caso de su hermana por las acusaciones de vender sustancias ilegales, al igual que haberse acostado con su profesor, eso último era algo mínimo para la ley, pero se complicó cuando la esposa de él intentó acabar con Lilith y ella al defenderse la empujó más fuerte de lo planeado, haciendo que la desconocida pierda al bebé que estaban esperando. Siempre que Leonel la llamaba era para darle malas noticias, por una cosa u otra, por su caso legal, que tendría que intentar arreglar la situación con sus padres, o hasta preguntándole cómo estaba, si ya era tío, y claramente era acompañado de un no.

Okey, no quieres que dé vueltas, lo entiendo.⎯ respondió suspirando, a veces odiaba pensar que su hermana había cambiado tanto por toda la situación que vivió, era demasiado para ella. Él y su hermano, Lake, eran los hijos ideales de la familia, los perfectos, y a Leonel le dolía escuchar cuando sus padres los presentaban delante de personas importantes, diciendo que solo ellos dos eran sus hijos. Literalmente había sido como si Lilith nunca existió en sus vidas.⎯ Es algo fuerte, ¿si?

⎯ Dilo de una vez, Leo.⎯ pidió con desesperación, lo único que podía cruzarse por su cabeza era que la policía de su país la había rastreado hasta Corea del Sur y planeaban llevarla presa.

El abuelo murió.

El abuelo de ellos, el padre de su padre más específicamente, había sido el único familiar que confiaba en Lilith, quien la defendía y dejaba todo el dinero que tenía para que ella sea declarada inocente, porque sabía que su nieta no estaría involucrada en cosas de ese estilo. Aún así, la madre de Lilith lo trató de loco, puesto a que tan solo un mes antes de toda esa tragedia su mujer había fallecido de un ataque al corazón, decían que el señor deliraba, y que si no iba a aportar nada bueno entonces que no hable. A ella le dolía que nadie de su familia la defendía, entendía, o tan siquiera le preguntaba cómo habían sucedido las cosas, el único que le creyó fue su hermano mayor y su abuelo, pero después todos le habían dado la espalda, se olvidaron de su existencia, y continuaron haciendo reuniones familiares mientras fingían que Lilian y Lissandro nada más tuvieron dos hijos varones, los excelentes que tenían un increíble desempeño y eran hombres del bien, los que cualquier mujer querría como esposos.

Y Lilith fingía, pero eso le dolía mucho.

Con el pasar de los años se terminó acostumbrando a ser la borrada de la familia, entendió que era un ambiente tan tóxico que ni siquiera le gustaría volver, prefería pasar como huérfana antes que volver a ese lugar, con esa gente que hacía reuniones para presumir su dinero, tomándose fotografías con gente pobre para que en las redes sociales los llenen de comentarios del estilo "¡éstas son las personas ricas que merecemos, las que ayudan a las personas en situación de calle!" ¿Y la realidad cuál era? Que luego de la fotografía ponían cara de asco por estar cerca de una persona que, por las lamentables circunstancias en las que vivían no tenían la posibilidad de tener una excelente higiene, y por ende olían a suciedad.

¿Lili? ¿Estás ahí?

⎯ ¿De qué...?⎯ preguntó con dificultad. Carraspeó y continuó hablando, su abuelo era la única persona que le afectaba perder, y había sucedido. No estuvo con él en los últimos años, no podía, y se odiaba por eso. En ese momento prefirió haber sido encarcelada en su ciudad, pero por lo menos su abuelo hubiera podido ir a verla a la cárcel.⎯ ¿De qué falleció?

Una fuga de gas.⎯ dijo sintiendo dolor también, su abuelo era el único que no hacía diferencias entre sus nietos, a todos los amaba por igual, y nunca le interesó el dinero como a sus padres y tíos. Le costaba creer que era padre de un hombre tan interesado como su padre.⎯ Dicen que no fue accidental, ya sabes, suicidio.⎯ Lilith ahogó un sollozo ante eso.⎯ Se encontraron cartas para cada uno de nosotros, también el testamento, y por eso te estoy llamando. El abuelo te heredó un 70% de sus cosas, incluyendo la casa en el campo y un cheque de dólares.

⎯ Leonel, yo no...

Ya sé lo que dirás.⎯ el mayor suspiró, jugando con el lapicero entre sus dedos.⎯ Debes venir para firmar el testamento, además de que te quiero entregar la carta. Mamá pidió a los criminalistas que la quemen pero llegué a salvarla por pagarle a esos desgraciados.⎯ bufó, no quería seguir en ese ambiente en el que fue criado, donde el dinero lo era todo, enamorarse era una pérdida de tiempo, y la indicada para él no era la mujer que lo ame, cuide, le cocine por las mañanas y tenga ideas para citas románticas. La mujer ideal, según sus padres, era aquella que tenía un mismo estatus de dinero que él, alguien dispuesta a darles hijos y soportar infidelidades. Leonel no quería seguir en ese ambiente, pero cada vez descubría más que el mundo era interesado, lo único que anhelaban eran los billetes, así que también compraba a las personas para que se muevan a su favor, como él lo desee.⎯ Ya sé que no quieres pisar este lugar, no te culpo, también estoy pensando en irme de aquí luego de cerrar tu caso, pero el abuelo dice en la carta que vengas, que le cuentes el cuento que te decía antes de dormir, y le hagas recordar el secreto que había entre ustedes.⎯ su hermana tragó saliva con eso último, por obvias razones Leonel no lo supo.⎯ ¿A qué se refiere con eso, Lili?

⎯ Nada interesante.⎯ mintió, era algo importante, pero le prometió a su abuelo nunca decírselo a nadie.⎯ Lamento decepcionarte, pero aunque quisiera no puedo ir, no tengo el dinero suficiente.

¿En qué trabajas?⎯ preguntó confundido, no era la primera vez que escuchaba eso de parte de su hermana, parecía que nunca tenía dinero. Lilith rodó los ojos, obviamente nadie sabía que subía videos desnuda, haciendo cosas que se deben hacer en privado.

⎯ Entrenadora personal en un gimnasio.

Bueno, no importa. Yo te pagaré el viaje, te quedarás en mi casa, si vas a lo de nuestros padres no estarás viva ni 24 horas.

Eso, tristemente, era verdad. Sus padres no querían verla ni en pintura por haber "arruinado la familia", y era irónico que digan eso cuando su padre engañaba a su madre constantemente, habían presionado a Leonel a estudiar derecho, Luke estaba obligado a ser el mejor jugador de fútbol americano, su madre tenía problemas de ira y los solucionaba teniendo atracones de comida para después vomitarlo porque creía que sino su esposo no la iba a ver atractiva en las noches que llega borracho y caliente porque una chica con la edad de su hija lo dejó con ganas de tener sexo, entonces se desquita con su mujer, a la que se supone que es la única con la que debe estar en la cama. Pero claro, la diferencia entre todos ellos y Lilith era que ella estaba en un escándalo legal, salió en la televisión, su novio inculpándola cuando ella no tenía nada que ver con su repugnante negocio, y una mujer que la denunció por haberla hecho tener un aborto espontáneo cuando ella le golpeó la cabeza con la culata de una pistola, y tuvo mucha suerte de no haberse desmayado en ese momento.

Lilith no era una santa, pero tampoco era peor que su familia.

⎯ ¿Cuándo?

Es un trámite legal, supongo que nuestros padres querrán...

⎯ Tus padres.⎯ corrigió a su hermano, éste carraspeó la garganta antes de continuar con sus palabras.

Supongo que ellos querrán quitarte del testamento pero no podrán porque el abuelo ya falleció, así que le daré dinero al abogado para que no caiga ante las tentaciones que ellos les puedan ofrecer.⎯ aclaró, sabía todas las jugadas sucias de sus padres por haberlas presenciado desde que era un niño, quizá por eso era tan buen abogado ahora, porque sabía los juegos sucios que podían hacer sus oponentes para ganar el caso.⎯ Así que supongo que en una semana estarás aquí, y tu estadía será de una semana también, no más que eso.

⎯ Entendido.

Habían pasado unos minutos más hablando sobre el mismo tema, el corazón de Lilith, el cual creyó que estaba muerto hace tiempo, se rompía cada vez más cuando su hermano mencionaba el fallecimiento de su abuelo. No iba a llorar estando en llamada con Leonel, no se permitía mostrarse débil nuevamente, así sea frente al segundo familiar que la apoyaba en todo esto, pero sabía que cuando su mente quede en blanco iba a romperse, recordar todos y cada uno de los momentos con sus abuelos maternos, lo mismo que sufrió con su abuela lo haría con su abuelo, pero la diferencia era que ahora podría asistir al entierro, ver como guardan su cajón bajo tierra, escuchar los falsos llantos y los susurros preguntando por la herencia. Quizá una de las tantas cosas buenas de no estar en Canadá era que podría hacer el duelo desde su departamento.

Luego de unos minutos, el lugar había quedado en silencio, ella suspirando mientras miraba sus pies descalzos, ni siquiera sentía incómoda la situación de estar desnuda en el medio de su departamento con el corazón roto, las lágrimas acumulándose en sus ojos. Soltó un suspiro profundo y estuvo por volver al baño cuando escuchó un sonido, demasiado cercano como para decir que fue un ruido de la calle. Miró a sus alrededores asustada, encontró un vestido rojo corto que días atrás lo utilizó para grabar un video ella sola, y no era la mejor opción a decir verdad, pero era mejor eso antes que presentarse desnuda frente a un ladrón. Tomó un cepillo de madera para defenderse, nuevamente, era algo estúpido, pero sería todavía más estúpido ir sin nada para defenderse. Quién sabe y corría con la suerte de meter el mango del cepillo en el ojo del ladrón y tirarlo por la ventana, la misma que estaba en el primer piso y ni siquiera un esguince podría hacerse.

Se acercó cautelosa a su habitación, con el cepillo en alto y preparada para defenderse, pero se sorprendió cuando vió una cabellera naranja corta, investigando entre su ropa interior sucia, algo que le produjo disgusto. Era su molesto vecino, el que la acosaba y por poco no se iba a vivir con ella, por lo que bajó el cepillo y se acercó, haciendo ruido con sus pies desnudos contra la cerámica del suelo. JiMin saltó sorprendido cuando escuchó el sonido de alguien viniendo en su dirección, aunque no pudo escapar porque la dueña del lugar se plantó frente a él en ese mismo momento. El menor sintió una corriente eléctrica bajar por toda su columna vertebral, el vestido que ella llevaba apenas cubría su trasero, y al ser suelto con apenas viento se podría revelar lo que había debajo. Sus largas piernas morenas estaban cautivando a JiMin, le sorprendía más que le atraía esa zona en vez de sus pezones remarcados en la fina tela, o sus rulos despeinados que le daban un toque salvaje.

⎯ ¿No sabías que está mal invadir casas ajenas?⎯ preguntó con agresividad ella, y estaba en todo su derecho, ¿quien sabe cuántas veces JiMin entró de esa manera? ¿Y si gracias a él era que a veces le faltaba dinero?

⎯ Lo siento, Noona. Pensé que se había marchado con su amigo.⎯ dijo la última palabra con desprecio, pero manteniendo la cabeza baja y las manos detrás de su espalda, sintiéndose culpable. Lilith cruzó los brazos mientras lo miraba con atención, un sentimiento creció dentro de su pecho, ese de...poder  hacerlo sentirse culpable de las cosas. De tener más poder que él por ser mayor.

⎯ Pues no, estoy aquí, así que vete.⎯ lo echó, abriendo la ventana para que se marche por donde vino. JiMin suspiró mientras se dirigía a pasos lentos hacia allí, y Lilith pensaba en colocar rejas en sus ventanas a partir de ahora. No quería tener un intruso todo el tiempo.⎯ No vuelvas a meterte a mi departamento.

⎯ Pero Noona...

⎯ JiMin, estás invadiendo mi privacidad. ¿Cómo te sentirías si de la nada ingresas a tu habitación y me ves ahí?

⎯ Feliz, emocionado.⎯ respondió con sinceridad. La mayor rodó los ojos y colocó una mano en su frente.

⎯ Acosándote. A eso me refería.

⎯ Feliz, emocionado y con ganas de ser suyo.

⎯ ¡JiMin, por Dios! ¡Eres un niño!⎯ exclamó desesperada, cansada de que alguien muchos años menor a ella la perseguía y pretendía cumplir su sueño de cuento de hadas.

⎯ No soy un niño, prometo ser un hombre para usted, solo si me da la oportunidad. Puedo comprobarle que pienso como hombre cuando le digo que el pequeño beso que me dió no me alcanza, necesito más que eso. Necesito ser suyo en todos los sentidos posibles.

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