PREFAZIONE: IL MIO PICCOLO
“En el carnaval de mi alma, la máscara parece haberme traicionado. Cada vez que dices que soy tuyo… realmente me pregunto dónde pude haberme equivocado.”
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Italia es conocida por ser la tierra del cielo en rojo, por eso y por ser la cuna de muchos grandes del renacimiento. Botticelli, Miguel Ángel, Donatello o el controvertido Da Vinci. Escenario para las madonas desnudas o los versos que Romeo dedicara a Julieta en un balcón tan icónico como el de una Villa llamada la Florentina.
Aquel palacete en el seno de la Toscana donde las primeras luces de un cielo que será visto desde otro ángulo parece decidirse a amanecer mientras las respiraciones se desvanecen a través del ruego del deseo.
La brisa del mes de mayo se empeña en agitar las cortinas de seda para que el halo marcado por los identificadores de los euros nos dé la primera pista.
Es hasta cierto punto arrogante ver semejante cantidad de dinero esparcida en la alfombra o en el lecho donde dos figuras se entregan de una manera solo comparable aquella escultura censurada en su tiempo por recrear un beso íntimo entre dos amantes.
Sin embargo, para Park Jimin, la conexión que está aconteciendo tiene otra significación. Todo sabe diferente cuando se percibe que es la última vez. La victoria sobre sus enemigos, la ansiada venganza administrada en una copa de vino tinto con los ojos grises y el alma de hielo de Min Yoon Gi.
Lo que comenzó como un juego de seducción e insinuaciones, lo que comenzó como la consecuencia de una noche de ebriedad y una puerta equivocada, terminó en un pacto condenado a fracasar. En el mundo de la mafia no había lugar para la falta que estaban cometiendo.
En el mundo de la mafia, muchas puertas se cerrarían de cuajo si por un instante sospecharan que el Rey del Bajo Mundo en Europa prefería la atención de cierto muchacho de cabellos castaños y ojos avellanas.
“No puedo permitírmelo, pero aun así, no dejaría que te fueras. El solo hecho de imaginarte con alguien más me enloquece. Tú eres mío. Il picollo mio…”
Ahora aquella promesa le sabía retorcida mientras observaba con los párpados entornados el cuerpo fuerte y dorado moviéndose sobre el suyo. Mientras las embestidas iban más allá del dolor y el placer. Mientras el sudor se encargaba de adherir más billetes a su anatomía y la de su amante.
—Il mio eterno amore, sofferenza deliziosa…
Repetía un ofuscado Min Yoon Gi mientras las piernas de Jimin le rodeaban las caderas. Un último esfuerzo, y su desesperación pareció extinguirse del todo. Había perdido la noción del tiempo mientras la liberación explotaba en su vientre para llenar al castaño bajo su cuerpo.
Jimin suspiró mientras el abrazo donde rodeaba al pelinegro servía de justificación para construir la cercanía. Sus manos se pasearon por la espalda ancha cuando sus labios eran besados casi con devoción.
—Te quiero… aun cuando todo está jodidadamente mal… te quiero demasiado, me atormento…
Se atrevió a musitar solo para recibir la mirada intensa del Grande Capo. Era el final de tres irreales meses. Yoongi tuvo ganas de echarse a reír, pero no lo hizo. Su propia arrogancia le estaba dando una bofetada y en el fondo sabía que ni siquiera la pasión del momento lo podría salvar de la verdad.
Nunca pensó que podría sentir más que eso por aquel mozalbete que llegara de manos de Hoseok siendo amenazado de muerte. Nunca pensó que el amor y el odio se servían en la misma copa y menos en una con los labios plenos y la mirada avellana.
—Ciao, picollo mio…
Fue lo que susurró antes de perderse en la necesitada boca de quien sería su único amante por mucho tiempo.
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“Querer poseerte parecía suficiente, querer fundirme con tu cuerpo era una especie de excusa para esconder lo que siempre pudo lastimarme. Amarte es más difícil que perderte.
Amarte duele demasiado cuando estamos condenados a existir bajo las normas de un acuerdo que no perdona ese comportamiento.
Pero… ¿En serio puedo reconocer lo que siento? ¿Está mal sentirme cerca del Nirvana cuando el cielo sigue en tus ojos?”
•ILLECITO•
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Notas:
*Il picollo mio: mi pequeño.
*Il mio eterno amore, sofferenza deliziosa: mi amor eterno, delicioso sufrimiento.
*Me atormento: mi tormento.
*Ciao, picollo mio: Adiós, mi pequeño.
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