TE PIDO PERDON

No era la primera vez que estaban en una sesión fotográfica. Los tres sabían muy bien sus ángulos favorables, conocían los trucos para verse más imponentes, varoniles o coquetos. Las miradas estaban de sobra ensayadas. Los gestos, la posición de las manos, de los pies... incluso como resaltar un traje o simple ropa casual, los tres eran modelos profesionales.

- Una más... - anunció Alessandra mientras enfocaba la cámara - Señor Boschetto, por favor la mirada en diagonal y al suelo...perfecto...
- ¿Puedo quitarme la corbata? - pregunto Piero. - Alessandra revisaba las fotos que acababa de tomar y luego de un momento respondió.
- La cesión de gala termino. Creo que tenemos suficiente. Si se sienten cansados podemos agendar la urbana para mañana o pasado.
- Preferiría terminar con esto de una vez. - contesto Gianluca con las manos en los bolsillos del pantalon.
- Lo dejaremos para pasado mañana - la voz de Enrico vino desde atras. Nadie se atrevió a objetarle. Fiorella se acercó a los chicos y les dio botellitas de agua, al igual que a Alessandra.
- Buen trabajo señorita Vastarella.
- Entonces si por hoy terminamos, me voy a retirar. - Alessandra deseaba irse de ahí lo más pronto posible.
- ¿Porque no vamos todos a comer? Vamos señorita Vastarella, le caería bien. - insistió Enrico.
- Si Alessandra, come con nosotros, podemos ir a un café por algo ligero si lo prefieres...
- ¡Piero! - le recriminó Enrico.

- Gracias, pero no quiero. Fui contratada para hacer las fotos, no para socializar. – respondió Alessandra colgándose al hombro su estuche de cámara.

- Dejen de rogarle... ya dijo que no – Gianluca se había vuelto más frio y todo el tiempo tenía una actitud molesta. – de hecho, yo tampoco iré. Planeo ir a buscar a Nataly para salir con ella. – y Alessandra se turbo. No tendría tiempo suficiente para llegar al apartamento que supuestamente pertenecía a Nataly y cambiarse. Tampoco le convenía decirle a Gian que no se encontraba, necesitaba acercarlo más a ella hasta el momento de la separación del grupo. Necesitaba seguir influenciándolo.

- Sí, yo también planeo ir con Gwen. Estoy preocupado. Le he mandado mensajes casi todo el día y no me ha respondido. Quiero verla – agrego Ignazio. Esta vez fue Fiorella la que comenzó a temblar al ver que su amiga tenía dos grandes inconvenientes.

- Alessa... no deberías ser descortés... - intervino tomándola del brazo – vayan a comer, además, si desean que la separación resulte tranquila a la prensa, deberían seguir mostrándose tan unidos como siempre... no dar motivos a que se especulen riñas. ¿no lo cree así señor Enrico?

- Definitivamente... - Enrico sonrió y ofreciéndole el brazo a Alessandra para que ella se apoyase en él, continuo – ¿Vamos? – ella suspiro resignada y acepto – vámonos chicos...

- Pero... - intentaron protestar Gian e Igna, pero Enrico los miro amenazadoramente.

Alessandra tomo un par de fotos más para publicarlas en las redes sociales.

Se sentó a comer y para su desgracia, Piero a su lado. Ignazio, Gianluca y Enrico estaban enfrente.

- Ignazio, ¿puedes dejar el teléfono? – le dijo Enrico

- Gwen ya me respondió. No tenía batería y estaba visitando a una amiga.

- Gracias por informarnos de tu vida Boschetto, estábamos muy preocupados... - comento irónico Gian.

- ¡Basta! No aquí, por favor... - comento Piero a voz baja. – nada de escándalos... ese fue el acuerdo.

Todos comían en silencio. Aquello era sumamente incómodo. Alessandra deseaba irse.

- ¿Alguna vez nos habíamos encontrado antes? – Alessandra despego su mirada del plato de rabioles y se encontró con los ojos de Gianluca observándola detenidamente. – me pareces muy familiar... estoy seguro que te he visto en algún lado.

- No lo creo. – respondió de inmediato y sin apartar la mirada, aunque deseaba hacerlo.

- Estoy seguro que sí. Desde que te vi por primera vez, me dio la impresión de un aire familiar... te pareces a alguien...

- No. No es así.

- Si, si lo es. – respondió Enrico con una sonrisa y llevándose la copa de vino a los labios. Alessandra trago saliva. – ¿Recuerdan a Fabio Vastarella? El que participo con ustedes en el concurso de canto... llego a la final contigo Gian, pero lo derrotaste inminentemente...

- ¡Enrico! – Piero noto lo que aquel comentario había provocado en la chica.

- Lo siento, Alessandra. – Se disculpó falsamente.

- Si lo recuerdo... - dijo Ignazio – ¿Tu eres su hermana?

- No sabía que tuviese una hermana – completo Gian.

- Soy su hermana menor.

- Siempre me lleve bien con él durante el concurso – comento Ignazio con una sonrisa y una chispa en sus ojos. – Que bueno encontrarte, ¿Cómo esta él? – Alessandra lo miro de forma extraña, no sabía si aquello era una burla o de que iba. Sus ojos se humedecieron y ella intento contener las lágrimas.

- ¿Estás bien? Pregunto Piero al oído.

- ¿No lo saben? – pregunto Enrico con una mueca de sorpresa extremadamente falsa – Fabio se ahorco hace años. Se dijo que no había aguantado tu triunfo Gian... - su tono había sido el incorrecto. Aquello era una provocación clara para Alessandra. Apretó los ojos y los puños...

- Con permiso... - apenas pudo decir. Piero se puso en pie precipitadamente para darle espacio y ella, salió huyendo de ahí como un conejo asustado.

- ¡Fuiste demasiado lejos Enrico! – Piero tomo las cosas de ella y fue en su búsqueda.

- Lo hiciste adrede Enrico... ¿Por qué? – la mirada de Gian era interrogatorio. Conocía a Enrico de sobra, estaba seguro que aquella provocación había sido por alguna razón en especial, ¿pero ¿cuál?

- Pobrecilla... No sabía lo de Fabio... - Ignazio apartaba el plato de comida, se le había ido el apetito.

- No pretendí hacerla sentir mal... le pediré disculpas luego... ahora... terminemos de comer, mis camarones están deliciosos... - y sonrió con armonía al llevarse un bocado a la boca.

Piero corría tras Alessandra, y aunque la llamaba, ella no parecía querer detenerse.

En una esquina, ella lo miro y volvió a correr.

- No te lo dejare tan fácil... - murmuro Piero al aire. Ella, intentaba perderlo.

Después de seguirla por la muchedumbre que iba y venía por la ciudad y de casi perderla al cruzar una avenida, al fin, la vio entrar a un cementerio. Piero tomo aire apoyando sus manos en las rodillas. Había corrido por un largo tiempo y por la ciudad como un loco...

No había nadie a esas horas en el lugar. Encontrarla fue cosa fácil.

Con pasos muy lentos y apenas audibles, se fue acercando. Ella estaba en el suelo, llorando sin tapujos; sus manos acariciaban la lápida y su frente casi pegaba con el suelo, el cabello estaba sumamente revuelto, y, sin embargo, el corazón de Piero parecía que quería salirse.

- Lárgate... - la escucho gruñir – ninguno de ustedes es bienvenido aquí... ¡Vete! – grito.

- Lamento lo que dijo Enrico. En nombre de él... y de todos... te pido perdón...

Alessandra corto la respiración y lo miro. Piero estaba a su lado, agachado, con las cosas que ella había olvidado en el restaurante y con esa estúpida mirada de compasión que provocaba en ella nauseas. Un rencor casi descomunal apareció en ella, ¿Cómo se atrevía él a compadecerla?

- ¡Vete! ¡No quiero verte!... ¡A nadie! – grito mientras lo empujaba. Piero se puso en pie y recibía aquellos empujones directo en el pecho.

- Cálmate... Alessa...

- ¡No me llames Alessa! – grito aún más furiosa. En su arranque, intento propinarle una cachetada a Piero, pero él le detuvo la muñeca y jalándola hacia sí, la inmovilizo en un abrazo.

- Sé que estas mal. – ella intentaba zafarse – no hay nada que pueda hacer para aliviar tu dolor o pena... pero te juro que, si pudiera, lo haría sin pensar. – ella comenzó a dejar de pelear – Gianluca no mato a tu hermano. Ignazio tampoco... y yo... quizá lo único mal que hicimos fue no darnos cuenta del dolor que le hicimos indirectamente... - los brazos de ella cayeron a los lados de su cuerpo y se apoyó totalmente en Piero, que continuaba hablando con su voz suave y comprensiva – perdón Alessandra... perdón por todo lo malo que Il Volo provoco en tu vida.

Las gotas de una lluvia inesperada comenzaron a caer. El sol aun brillaba aquello parecían millones de cristales brillando alrededor. Ninguno de los dos se movió. Alessandra solo lloro aún más, pero su llanto sonaba más en calma, más resignado.

A lo lejos, un hombre los observaba. Tomo unas fotografías y se marchó sin ser visto.

Un rato después, en su departamento, Enrico colgó el teléfono y carcajeo alegre. Se anotaba un punto más. Las cosas iban bien... muy bien.

Alessandra abrió la puerta del departamento con total cautela. Algunas luces estaban encendidas y provocaban que la estancia estuviese medianamente iluminada.

- Descansa... - le dijo él mientras se quedaba en la puerta y limpiaba sus lentes. Alessandra lo miro de arriba abajo. Ambos estaban empapados. Habían permanecido bajo la lluvia hasta que había parado. En ningún momento él le había soltado. La había abrazado con ternura y si había de ponerse cursi, podía decirse, que, pese a la frialdad de la tormenta, en sus brazos se sintió cálidamente.

- ¿Quieres pasar? – y la pregunta salió por impulso. Intentando disimular su inseguridad continua – sería muy malo que te enfermaras. La disquera va a regañarte. Pasa, te daré una toalla.

Alessandra fue al baño y tomo un par de toallas. Antes de regresar se asomó a la habitación de Fiorella, ella dormía. En el buró había una taza de té bacía, seguramente se había sentido estresada y lo había tomado para dormir mejor.

Cuando regreso, Piero había cerrado la puerta, pero seguía manteniéndose en pie junto a la salida.

- Vamos... muévete; no te pasara nada. – le arrojo una toalla y ella comenzó a secarse con la otra. Fue a la cocina y puso a calentar agua – me gusta más el té.... ¿tienes inconveniente?

- No. Estoy bien.

- Ven. Sígueme. – entraron a su habitación. Ella saco ropa seca para ella y comenzó a hurgar en algunas bolsas que tenía en el armario.

- No necesitas hacer esto... - le dijo él. – yo puedo irme.

- Ten. Puedes ponerte esto. – le arrojo una playera y un pants de franela – era el regalo para un ex novio, pero... no alcance a dárselo... quítale las etiquetas y es tuyo. – salió de la habitación y se cambió en el baño, fue a ver el té, estaba listo. – toma esto y siéntate. Llevare tu ropa a la secadora. – le arrebato la ropa mojada que tenía en los brazos. No sabía exactamente porque lo hacía, quizá, el que se hubiese quedado con ella bajo la lluvia la había conmovido.

- Me quedo perfecta... me imagino que tu ex novio tenía más o menos la misma complexión. – le dijo el sorbiendo el té y observándola desde la puerta del cuarto de lavado.

- Si. Más o menos. – termino de tender la ropa y paso junto a él sin miramientos y directo a la cocina.

- Se hace de noche... tu amiga... ¿no debería estar ya en casa?

- Ella está dormida. Debe haber tenido mucho estrés hoy. – tomo una revista y se sentó junto a la ventana a leer una revista. Piero, seguís de pie observándola.

- ¿estas mejor? – él se había sentado frente a ella.

- Si. Estoy mejor.

- ¿Qué paso con tu ex novio? ¿Por qué no pudiste darle esto? – y señalo su ropa.

- Nunca he tenido suerte en ese tipo de cosas. No hay mucho que pueda hablar al respecto. – volvió a callarse. Quería ocultarse tras aquella revista. Pero sabía que no funcionaria.

- Eres una chica muy hermosa...

- No intente seducirme Barone... no es mi primer rodeo... - sus palabras debieron sonar amenazadoras... pero la verdad es que a él le mataron de risa. - ¿de qué te ríes? ¡Te prohíbo que te rías! – pero él no pensaba detenerse - ¡suficiente!¡te vas!

Corrió hacia el cuarto de lavado y jalando la ropa de él la hizo bolas y cuando se lo encontró en el pasillo se la aventó al rostro.

- Te odio... los odios a todos ustedes... pasado mañana me sentiré feliz de poder terminar el trabajo de fotografía y no volver a verlos jamás... - se miraron a los ojos. Ella estaba impaciente porque se marchará, pero él no parecía moverse - ¿Qué esperas? Vete...

El sonido de la ropa cayendo al suelo...

Su espalda pegada a la pared...

El cuerpo de él presionando el suyo...

Sus manos inmovilizadas...

La mirada confusa a través de aquellos lentes....

- No intentaba seducirte cuando dije que eras hermosa... pero ahora si... - y beso le corto la respiración a ella.

Si intento liberarse, no lo supo con exactitud. A partir de ese momento sus recuerdos eran algo confusos. Solo estaba segura de la calidez del cuerpo de él, de la fuerza que empleaba al amarla, de los gemidos que ella lanzaba en su oído, de sus manos arañando la espalda... de las mordidas que sus pechos recibían.

Cuando Fiorella despertó a la mañana siguiente para irse a trabajar, encontró un par de prendas en el pasillo, tazas de té a medio terminar... Fiorella todo suavemente la puerta de Alessa. Abrió lentamente y el cuadro de su amiga, durmiendo en el pecho de Piero la dejo boquiabierta.

Aturdida, ni siquiera desayuno. Tomo su bolso y salió en dirección al trabajo.

- ¿Qué demonios estás haciendo Alessa? – gruño con enojo parando un taxi.

El mismo hombre que el día anterior había tomado fotos en el cementerio, tomo fotos de Fiorella saliendo y abordando el taxi. Anoto en una libreta pequeña su hora de salida. Tomo su teléfono celular y espero en línea...

- Jefe... la amiga ya se fue. Nadie más ha salido del edificio... sí, sí. Él continua adentro. ¿lo sigo a él o me quedo con ella? ...entendido. – y colgó.



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HOLA MIS AMADAS LECTORAS.

HE AQUÍ UN CAPITULO MAS.

YO SE QUE LES PONGO LSO NERVIOS DE PUNTA CON ESO DEL FINAL Y LUEGO ESTE CAPITULO... PERO TRANQUILAS... PRONTO ACABARA EL MARTIRIO.

SI LES ENCANTO LEERLO PONGAN ESTRELLITA Y COMENTEN COMO SE SINTIERON, QUE LES PARECIO... O SI TIENEN ALGUNA SUGERENCIA ADELANTE... ME ENCANTA LEERLAS Y SABER QUE PIENSAN AL RESPECTO.

NOS LEEMOS PRONTO... NO DEJEN DE SEGUIR ESTA HISTORIA QUE CADA VEZ SE PONE MAS INTENSA...

WRITERROSSES

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