LA PELEA
- ¿Y porque no me lo dijiste? – preguntaba Gianluca intentando contener el coraje.
- Ignazio y tu ha sido amigos desde hace años. ¿Qué se supone que debía hacer? – Nataly parecía acongojada con aquella situación.
- Aun así. Debiste decirme que él se te insinuaba.
- No supe cómo manejarlo, lo siento. – y mirándolo con sus dulces ojos – por favor perdóname. Sé que piensas lo peor de mí, pero te juro que jamás te he faltado Gian. Te amo.
Gianluca miro a su novia. Al verla desamparada y con vergüenza respecto a lo ocurrido, hasta él se sintió culpable de haberla puesto en tal predicamento. Había desconfiado de ella, ella que estaba ahí dándole una explicación lógica, ella... su carita de ángel como le había dicho a veces. Él era el malvado, no había estado pendiente, no había advertido las insinuaciones y el acoso que ella vivía por parte de Ignazio.
¿Cómo había sido capaz de hacer eso? Gian confiaba en Ignazio ciegamente. Como un hermano. Y ahora, solo podía sentir odio.
- Voy a encararlo. – dijo mientras la abrazaba.
- No, no... tengo miedo... no quisiera que por mi culpa...
- ¡No! No tienes la culpa de nada... yo resolveré esto... quédate tranquila...
Nataly lo miro a los ojos y se acurruco entre sus brazos. Gianluca estaba loco de amor por ella, tanto que no advirtió la sonrisa malévola que ella esbozo pronunciando su triunfo.
***
Gianluca se abrió camino hasta la sala de reuniones en donde afinarían los detalles de la gira. Había enviado un mensaje a Ignazio diciéndole que lo vería ahí una hora antes de lo acordado para arreglar las cosas.
- Joven Gianluca, la reunión es en una... - Fiorella no pudo terminar la frase. Él paso de largo y lo vio desaparecer tras la puerta de la sala. - ¡Demonios! – murmuro para ella y tomando el teléfono no se le ocurrió otra idea más que dar aviso. – Contesten... ¡Contesten o Troya va a arder!
Ya dentro de la sala, Gian se encontró de frente con Ignazio y Piero. Al parecer Ignazio sospechaba que iba todo y deseaba tener a Piero cerca para que fungiera de moderador en caso de ser necesario.
- ¿Y bien? Vamos a hablar... - inicio Ignazio.
- Antes que nada, necesito saber... ¿Qué pensabas cuando intentaste seducir a mi novia? ¿creíste enserio que ella te haría caso?
- No sé de qué hablas... - la voz de Ignazio era seria y gruesa, intentaba mantenerse sereno, pero aquellas palabras lo habían llevado al límite.
- Gian, deberías medir lo que dices... no vayas a arrepentirte de...
- ¡Guarda silencio Barone! – grito – que tú eres también un hipócrita. Eran como mis hermanos... ¡Nataly es mi novia! ¿Cómo pudiste acosarla?
- ¿¡Eso te dijo!? – grito Ignazio golpeando la mesa y poniéndose en pie – No sé que me indigna más, que ella se haga la víctima o que tu creas que yo podría hacer semejante cosa. ¡Yo no la acosaba!....
- ¡Mentira!
- ¿Quieres la verdad?... bien... ahí va... ¡Tu novia se me ofreció! ¡Muchas veces! ¡Tienes a una zorra por novia!
- ¡Imbécil! – gruño entre dientes mientras se lanzaba a golpes contra Ignazio, que respondió de la misma manera.
- ¡Por favor dejen de pelear!... ¡Basta! ... ¡Ignazio por favor! – gritaba Piero intentando separarlos. Pero ambos jóvenes estaban enlazados en una dura pelea. Gianluca acertó un puñetazo en el mentón de Ignazio, que a su vez logro detenerlo por instantes con un golpe al estómago.
La puerta de la sala se abrió y Enrico corrió a separarlos. Tomo a Gian y lo jalo hacia si para darle espacio a Piero de hacer lo mismo con Ignazio.
- ¡Dios! ¿Pero qué pasa? – Bárbara estaba desencajada. Sus ojos reflejaban temor, aunque no tanto como los de Fiorella, que miraba desde el a puerta que se había encargado de cerrar tras de sí para guardar la mayor apariencia posible.
- ¡Suéltame Enrico! – pidió Gian lanzando patadas al aire.
- ¡Cálmense todos! – ordeno Enrico - ¿Qué rayos pasa?
- ¡Pasa que Ignazio intento seducir a mi novia! – y el rostro de todos fue de sorpresa.
- Eso no es verdad – Ignazio parecía más calmado. – Nataly no es lo que aparenta...ella es una...
- ¡Te prohíbo que hables mal de ella! – grito Gian amenazándolo con el dedo.
- Nataly se me insinuaba. Si, nos vimos un par de veces, al principio era porque ella estaba mal emocionalmente... luego me di cuenta que busca algo más y dejé de verla...la evadía... yo no hice nada... lo juro... - Ignazio miraba a Bárbara intentando buscar algún apoyo. Enrico escuchaba atento sin soltar a Gian.
- ¡Es mentira! – le dijo Gian conteniendo unas lágrimas de furia.
- Gian... por favor... intenta tranquilizarte... vamos a hablar... - Piero intervino con voz pausada.
- ¡Tú cállate Piero! – le exigió Gian mientras se liberaba del agarre de Enrico y los señalaba – tu también eres un hipócrita... ustedes dos... me dan asco...
- El asunto es conmigo Gian, no metas a Piero aquí... - le dijo Ignazio.
- No quiero seguir siendo tu amigo Boschetto. No puedo seguir confiando en ti después de esto... pero al menos... te hare un último favor...
- ¡No empeores las cosas Gian! – grito Piero con cierto temor intuyendo lo que se avecindaba.
- ¿Miedo Barone? – y Gian sonrió con malicia – Si quieres puedes decírselo tu...
- Gianluca, es suficiente. Vamos a que te calmes – Enrico intento tomarlo del brazo para sacarlo de ahí, pero Gian hizo un movimiento y lo rechazo.
- Bien, te lo dire Boschetto... Mientras tu intentabas seducir a Nataly... Piero se revolcaba con tu novia... si...como lo escuchas... Piero y Gwendolyne estuvieron juntos... y en tus narices.
Si el ambiente estaba denso, aquella confesión termino por empeorar todo. Barbara abrió los ojos tan grande que parecían dos platos solteros. Fiorella palideció y tuvo que apoyarse en la puerta para no desmayar. Enrico cerro los ojos en un gesto de pesar. Piero bajo la mirada e Ignacio parpadeo varias veces hasta poder asimilar la noticia.
- No es como Gianluca lo está contando... - inicio Piero con voz baja. - Juro que...
- ¡Vaya! ¡Cuantos juramentos! - gritó Gian. - No puedes negarlo Piero. Yo los vi. Tu y ella estaban besándose en la cocina durante la fiesta de cumpleaños de Ignazio.
- ¿Que? ¡No! - exclamó Piero.
- ¿Te acostaste con mi novia? - Ignazio lanzó la pregunta como hipnotizado, como si hablase desde un sueño lejano.
- Claro que no Ignazio. Las cosas no son asi...
- ¿Entonces como son? - Ignazio le miro con enojo. - Dime como paso todo y te voy a creer...
- Bueno... ella... - Piero no sabía cómo decirlo - Gwrndoline se me insinuaba...
Una carcajada sarcástica de Gian junto con sus aplausos enojaron a Ignazio.
- ¡¿No pudiste inventarte otra cosa?! - le grito a Piero. - ¿A esto te referías no Gian? - Pero Gianluca no contesto.
- No quería decírtelo porque se cuanto quieres a ....
- No quiero escucharte Piero... - Lo callo Ignazio - si las cosas van asi... yo tampoco quiero estar aqui. No voy a soportar que mis dos mejores amigos piensen lo peor no sólo de mi... si no hasta de mi novia...
- Al fin me entiendes Boschetto...
- Todos están mal. - pronunció con determinación Piero - No voy a continuar aquí escuchando incoherencias. Ustedes dos tienen un grave problema... Y yo no seré parte de el.
Y saliendo de ahí Piero se dirigió en dirección al parque donde Enrico los había llevado dos días antes.
Se bajo del auto y dejo escapar el aire en un intento de liberar la tencion.
Llevaba tenis así que decidió hacer un pequeño recorrido a trote sólo para distraerse.
¿Porque había conducido por toda la ciudad hasta ahí? No deseaba averiguarlo. Sentía miedo hasta de si mismo. Marcella le había dejado muchis mensajes y tres llamadas perdidas, Pero no tenía interés en responderlos. De hecho la había ebadido en esos dos dias.
Miraba a todos lados como si buscará algo, y después de un rato, dio con el.
- Jaque mate... ¿Quieres volver a jugar? - Pero no uno respuesta de su oponenete, vio que dejaba el lugar vacío y mientras acomodaba las piezas de ajedrez en el tablero, esperaba pronto un contrincante.
- Hola... - Alessandra levantó la vista y poco falto para que palideciera. - Me alegra verte de nuevo. - Alessandra continuó acomodando las piezas de ajedrez intentando ignorarlo - Quería darte las gracias por lo que hiciste la ocasión pasada.
- Lo hubiese hecho por cualquiera. Y cualquiera lo hubiese hecho por usted joven Barone. Tiene suficientes fans en el mundo que desean rescatarlo.
Piero no supo como responder a eso. Se sintió rechazado sin siquiera haber podido avanzar.
Como Piero continuaba ahi, ningún oponente se acercaba a jugar con Alessandra, así que ella optó por recoger sus cosas y marcharse.
- Como ya me agradeciste, no tienes porque continuar persiguiendome. - le dijo ella - la deuda ha sido saldada. La próxima vez crucé con más cuidado.
- ¡Espera! - y en un impulso bastante osado, la sujeto por la muñeca. Algo en el interior de Alessandra se removió. Una especie de electricidad le atravesó el cuerpo. Y no supo porque. - Tu sabes muchas cosas de mi. Pero yo sólo se que te llamas Alessandra...Vastarella...¿No?
- ¿Y ese nombre no le dice todo? - se mordió el labio luego de haberlo dicho, era como revelar su identidad.
- Me gustaría que me dijese más de lo que me dice ahora... por favor. Acepta una invitacion a almorzar, como agradecimiento. De lo contrario tendré que insistir hasta conseguir un si. - su sonrisa era confiada, y Alessandra lo odio. Pero sabía que Piero decía la verdad, y tenerlo sobre de ella investigandola no era bueno. El plan aún no se había terminado.
- ¿Después de salir contigo me dejaras en paz? - el novio la cabeza afirmativamente. Ella, soltandose con un movimiento bastante brusco le respondió mié tras se alejaba:
- Mañana a las doce en la galería de arte del centro. No es una cita romántica, así que no son necesarias las flores...
***
- Estas loca. Es la única respuesta que encuentro. Te volviste loca. Te compraste la cabeza y por eso actuas asi.
- ¿Que otra opción tenia? Tu y yo sabemos lo terco que puede llegar a ser... No nos conviene que investigue mas. Prometió que después de esto me dejara en paz.
- ¿Y lo hará?
- Esta enamorado de Marcella. Creeme... No intentará nada. - Alessandra se sentó junto a su amiga mientras comía un bote de helado.
- ¿Ya te respondió los mensajes?
- Ya. Dijo que han pasado cosas y que espera que se calmen. Le pidió disculpas a Marcella. ¿Ves? La adora...
- De todas formas intenta no ser encantadora como Alessandra. - Fiorella quiso reir.
- No digas estupideces. No es una cita.
- Hay veces que no te entiendo. - le dijo Fiorella arrebatandole el bote de helado - ¿Porque rescatarlo? La situación pudo haber terminado en algo tragico... ¿de dónde sacaste ese ímpetu de heroína?
- No lo se. - Fiorella se sorprendió de la respuesta - sólo actue. Fue por impulso. Cuando me di cuenta ya estaba con el en el asfalto.
- En el fondo quizá no los odias tanto como dices. - Alessandra no respondió. Miro como su amiga como a helado sin percatarse de su alrededor o de ella misma. - por cierto... las cosas con Gianluca... ¿Están bien? Hoy en la discusión se veía muy enojado con Ignazio.
- Las cosas entre él y Nataly están perfectas. Nada que un sexo de reconciliación ni arregle.
- No me gusta eso del sexo... - respondió dudosa - Hay muchos riesgos en eso...
- Esta todo controlado y planeado. Relajate Y disfruta el show.
Y volvió a recuperar el bote de helado ante la mirada de reproche de Fiorella.
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