GIANLUCA
- Fue como revivir el momento. Parecía tan real. Cada movimiento, cada gesto... todo era igual.
- ¿Cómo te sentiste? – pregunto Fiorella en un tono profesional de psicóloga. Sentada en un sillón continuo al sofá que, hacia la vez de diván, miraba con gravedad el rostro de Alessandra.
- Impotente. Por más que grite... Por más que suplique. Él no se detuvo.
- ¿En qué momento te diste cuenta que había sido un recuerdo? ¿Un reflejo de lo vivido?
- Cuando desperre en la cama de Ignazio. – y Alessandra abrió los ojos que hasta ese momento había tenido cerraos. – y fue cuando mi odio regreso.
- Te lo he dicho antes. Necesitas trabajar tus emociones. Necesitas un fuerte trabajo de conducción emocional para poder superar el pasado. – Fiorella continuaba empleando su tono profesional.
- ¡Voy a superar el pasado el día que Il Volo este arruinado! – grito de golpe poniéndose en pie. – Reconozco que pude echarlo todo a perder. Que fue un momento de debilidad y me mostré a Ignazio como Alessandra y no como Nataly. Pero no ocurrirá de nuevo.
- Me preocupa más que hayas caído en un shock emocional. Después de tantos años...
- ¡Tú no estabas ahí! – grito fulminándola con la mirada. Su labio inferior tembló mientras sus lágrimas salían otra vez. - ¿Sabes lo horrible que fue ver morir a mi hermano? Se ahorco delante de mí.
- ¿Cuéntamelo de nuevo? ¿Por qué se ahorco? ¿Qué lo llevo a ello? – Fiorella conocía la historia de memoria, pero solía hacerle la misma pregunta a su amiga cada que podía, la orillaba a regresar a ese momento en cada oportunidad. Fiorella decía que la mejor terapia era hacer hablar de eso que dolía al paciente hasta que el tema fuera tan aburrido, o tan trillado, que se hubiese superado. Funcionaba con el mal de amores. Esperaba que algún día funcionara con la muerte de Bertino, el hermano mayor de Alessandra.
- Mi hermano participo en el concurso de canto. Ahí conoció a Gianluca, Piero e Ignazio. – comenzó a relatar Alessandra volviéndose a sentar en el sofá. – cuando Gianluca gano, fue un trago amargo para él, pero creo que no significo tanto como cuando lo dejaron fuera del proyecto. Mi hermano, deseaba pertenecer al grupo. Hablo con los productores, él era muy popular, también podía aportar algo de fama y seguidores. Pero le dijeron que su voz era demasiado común, que no tenía nada de espectacular, que estaba bien pero que necesitaban algo más... que lo dejarían para otro proyecto... no para formar parte de un grupo en el que se buscaba una tendencia de ópera pop. Su voz, no servía para eso.
- ¿Qué paso entonces?
- Cayo en una depresión severa. Y el día en que se presentó públicamente al trio italiano, Bertino se colgó. – no hubo lágrimas. Fiorella lo tomo como una señal positiva.
- ¿Estas consiente que pudieron haberte descubierto si en tu ataque nervioso hubieras gritado el nombre de tu hermano? – no hubo respuesta. Solo se quedó con la mirada clavada la suelo, con las manos juntas y la respiración a medias.
- Tengo que irme. – dijo mucho rato después poniéndose en pie.
- ¿A dónde vas? – Fiorella no se había separado de su lado.
- Gianluca invito a Marcella a comer y tengo que prepararme.
Fiorella apretó los labios en una mueca aniñada. Alessandra era tan terca.
El restaurante estaba vacío. Gianluca no había pedido nada pese a haber llegado casi cuarenta minutos antes. No sabía exactamente lo que iba a decirle a Marcella.
- Marcella, me da mucha pena decirte esto, pero... Piero te engaña... ¡No! ¡No puedo decírselo así! – hablaba consigo mismo en voz baja. – Haber... Marcella... ¿T has dado cuenta si Piero ha cambiado en algo? ¿Ya no es el mismo contigo?... Sí, eso suena mejor.
- ¿Qué suena mejor? – Marcella lo miraba con una sonrisa.
- ¡Nada! No me hagas caso. Bienvenida. – se puso en pie y la saludo con un abrazo. – Me alegra que hayas aceptado venir – continuo cuando se sentaron – tenia días que deseaba hablarte y... - Gianluca no termino la frase. Marcella rompió a llorar afligidamente y sin motivo alguno.
- ¡Gian! ¡Piero me engaña! – fueron las palabras que salieron de su boca entre lágrimas.
- ¿Cómo? – el joven se sorprendió.
- Si. Lo intuyo. Piero tiene a alguien más.
- ¿Cómo lo sabes?
- Estos últimos días ha estado muy raro. Se pone nervioso, parece que me oculta cosas, durante casi toda una semana no supe de él. Le llamaba y no respondía, le decía que saliéramos y no podía... no se qué esperar...
- ¿Supiste de la fiesta de Ignazio?
- Si, pero no fui porque me sentía mal. ¿Por qué?
- No, por nada. Solo pensé que no te habían invitado.
- Si, Piero me invito un día antes.
- ¿No te dijo más? – Marcella movió la cabeza negativamente. Volvió a llorar. Se levantó rápidamente y se sentó junto a Gianluca y lo abrazo con fuerza, intentando buscar protección de algo. Él, correspondió. La abrazo tan fuerte como pudo. Lo cierto es que estaba conmovido por la situación, e internamente regaño a Piero por ponerlo en aquel terreno. Piero era su amigo, pero Marcella le caía bien.
- Gian... - murmuro ella moviendo su rostro un poco, de tal forma que pudiera mirarlo a la cara. Sin embargo, Gianluca no pudo evitar ruborizarse con eso, los labios de Marcella estaban tan cerca de los suyos que apenas hiciera un leve movimiento, podría rozarlos. – Gian... - volvió a repetir. Y él seguía observando los labios.
- ¿Les traigo la carta? – interrumpió el mesero. Y Gian aprovecho a poner distancia, obligando a Marcella a sentarse correctamente y dejar de llorar.
Gianluca llego a su departamento. El sonido de las llaves sobre el cristal de la mesa del recibidor se escuchó en la estancia. Todo estaba a oscuras y solo las luces de la calle se colaban levemente por la cortina de encaje blanco.
Las palabras que Marcella le había dicho antes de despedirse aun daban vueltas en su cabeza sin intención de salir.
- Estoy segura que Piero me engaña. Y sé que la persona con quien lo hace debe ser una chica con la que él tenga algún trato. No tiene mucho tiempo para conocer mujeres, así que debe ser del medio o relacionada al mismo.
- Deberías dejar eso. A lo mejor son ideas tuyas. – le dijo él. No se atrevió a decirle lo que sospechaba de Piero y Gwendolyne.
- No, Gian. Estoy segura de lo que intuyo. – y mirándolo a los ojos continuo - ¿Y Nataly? ¿Tú no has intuido nada de ella últimamente?
- ¿Nataly? – pregunto con el celo fruncido.
- Gianluca... ¿no te has puesto a pensar que quizá yo no soy la única a la que están engañando?
"¿no te has puesto a pensar que quizá yo no soy la única a la que están engañando?" – volvieron a repetirse en su mente y con más eco esas palabras.
Apretando los labios con cierto coraje, saco su teléfono del bolsillo del pantalón y marco a su novia.
"El número que usted marco no está disponible o se encuentra fuera del área de servicio"
Le escribió un mensaje breve "márcame" y espero.
Espero por una hora sin respuesta.
Volvió a marcar.
"El número que usted marco no está disponible o se encuentra fuera del área de servicio"
Gianluca lo pensó un poco. Marco un número.
- ¡Hey Gian! ¿Qué pasa?
- Piero, lo siento. No era a ti a quien quería marcar. Me he confundido.
- ¡Distraído! Bien. No hay problema.
- Adiós. – colgó y de inmediato marco otro número.
"El número que usted marco no está disponible o se encuentra fuera del área de servicio"
Volvió a marcar.
"El número que usted marco no está disponible o se encuentra fuera del área de servicio"
Escribió un mensaje. "Márcame" ... busco el contacto destinatario. Click en enviar y espero.
"Mensaje enviado a Ignazio Boschetto"
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¡GRACIAS POR LEER!
ESTAMOS ENTRANDO A LA RECTA FINAL...
OJALA TERMINEMOS JUNTAS ESTA AVENTURA.
GRACIAS POR SUS COMENTARIOS Y FAVORITOS.
RECOMIENDEN LA HISTORIA SI LES ENCANTA Y PROPAGUEMOS LA LOCURA ILVOLOVER.
NOS LEEMOS PRONTO.
WRITERROSSES.
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