10🖍
Damon sentía como si su cabeza estuviese dando vueltas, estaba caliente y el aroma de Misel era demasiado suave como para relajarlo.
Estaba siendo demasiado cuidadoso considerando la situación.
Misel colocó una rodilla en la cama y tiró la chaqueta de su traje al suelo, Damon deslizó la lengua por sus labios, iba muy lento para su gusto, así que lo jaló de la corbata y lo atrajo hacia él para besarlo.
Damon profundizó el beso y gimió, Misel colocó una mano en la cama y la otra en su cadera para aguantarse, sus feromonas empezaron a tornarse más fuertes haciéndolo gruñir de placer, era extraño, pero eso definitivamente aliviaba un poco el malestar de su celo.
—Lo siento, mis feromonas…
—Deja de controlarlas, puedo aguantarlas, como dijiste antes, las necesito —murmuró cerrando los ojos y jadeando.
Damon volvió a abrir los ojos sólo para encontrarse con la excitada expresión de Misel, él sonrió de medio lado, sus mejillas estaban rojas y sus ojos dorados.
—Joder, ¿le muestras esa expresión a todos?
—¿Qué expresión? —Misel deslizó la lengua por su abdomen y luego siguió subiendo hasta llegar a uno de sus pezones, mordió suavemente y pellizcó el contrario con un poco de fuerza.
Damon gimió frotándose contra su ropa, la tela del pantalón de Misel hacía poco por aliviar su estado de excitación, con una sonrisa ladina Misel metió dos dedos en su boca y los llevó tan profundo que las lágrimas se derramaron de sus ojos.
El Alfa sonrió con satisfacción viendo que mojaba sus dedos sin queja alguna.
—Como si estuvieses desesperado porque lo ponga en ti —murmuró en su oído, Damon mojó los dedos lo mejor que pudo, Misel los sacó de nuevo y deslizó uno en su interior sin vacilación.
Damon siseó, Misel se disculpó y lo sacó haciéndolo quejarse de nuevo.
—Ah.
—Lo siento —él miró alrededor y apretó la mandíbula—. Mmm… ¿Dónde está lo que utilizas para…?
—En la gaveta, todo está ahí — dijo apuntando hacia el lado derecho de la cama.
Misel se movió y estiró una mano, él silbó viendo el interior de la gaveta, con razón, Damon la tenía repleta de preservativos además de dos frascos de lubricante.
Sabía que tan intenso podía ponerse su celo por lo que siempre estaba preparado.
—Espero que no quieras gastarlos todos —dijo Misel tomando uno de los frascos y dejando una caja a su alcance sobre la cama.
Damon se echó a reír deslizando un dedo desde el cuello donde podía ver una clavícula gracias a los botones que se habían salido hasta su abdomen, una pena que llevase ropa, pero no se quejaría de ello, no era el momento.
—Sólo gastaremos lo que puedas —sentenció desabrochando el botón de su pantalón y acariciando su erección por encima de la ropa interior.
—Que forma tan grosera de provocarme —gruñó Misel con una sonrisa, él dejó caer un poco del lubricante en sus dedos y luego llevó uno a su interior, Damon se aferró a su camisa.
—Ugh —se quejó, Misel mordisqueó sus pezones y siguió bajando hasta llegar al ombligo, él mordisqueó colocando un segundo dedo y lo miró con esos ojos verdes que estaban carcomiéndolo sin dejar de prepararlo.
Misel lamió su erección y luego chupó la punta suavemente haciéndolo gemir, llevó sus dedos más profundo y los dobló hacia un lugar en específico, Damon gimió apretándolos en su interior inconscientemente.
—Oh, si así de bien se siente con mis dedos no imagino el placer cuando mi polla esté aquí, hasta el final ¿no quieres eso?—preguntó con la voz más áspera de lo normal, Damon gimió aferrándose a las sábanas.
—Sí, hazlo de una vez.
Misel lo miró y con la mano libre se acarició así mismo por encima de la ropa.
—No, tendremos que esperar un poco, podría hacerte daño —dijo bajando la liga de la ropa interior, Damon tragó—. No te preocupes, voy a prepararte bien.
Misel puso otro dedo en su interior y los movió, Damon se aferró a su camisa y temblequeó, un cosquilleo bajo su vientre se hizo presente, mordió su labio inferior, no era hora, aún no.
—Sólo hazlo, no te contengas —murmuró, Damon lloriqueó agarrándolo con más fuerza y por fin liberándose de su tortura.
Misel lo besó, él parecía dispuesto a empezar de nuevo con sus caricias, pero no lo necesitaba, sólo quería una cosa y estaba dispuesto a tomarlo, Damon acarició su erección y la tomó con fuerza.
—Ahora fóllame, Alfa —Misel chasqueó la lengua y tomó el paquete de preservativos, él rompió la caja y rasgó el sobre de aluminio.
—¿Estás tan desesperado por ello? —preguntó con una coqueta sonrisa, Damon lo vio desenvolver el preservativo y suspiró.
—Sí, así que deja de perder el tiempo.
Misel colocó una mano a cada lado de su cadera y se metió lentamente en él, cerró los ojos y se aferró a la sábana con fuerza hasta que Misel llegó al final.
El Alfa lo jaló del pelo e hizo que abriera los ojos, Damon estuvo a punto de decirle algo hasta que lo soltó.
—No cierres los ojos, Damon —susurró mirando la unión entre sus cuerpos, luego a él—. Mira bien quien te está follando.
Damon lo miró y sintió moverse contra él, se sentía completamente lleno gracias a este Alfa, enredó las piernas en su cintura y lo instó a ir más rápido.
No había forma alguna de que olvidara quién estaba haciéndole esto, no tenía un vínculo emocional con alguien lo suficiente como para quererlo aquí, todas sus parejas eran pasajeras debido a su problema.
Damon gimió.
Misel se echó a reír y capturó el labio inferior entre sus dientes maltratándolo mientras se movía contra él.
—Mmm… eres tan apasionado Alfa —murmuró con una pequeña sonrisa.
Damon abrió los ojos y se paralizó, era la primera que vez que lo reconocían como Alfa mientras estaba en esta situación, Misel se detuvo y frunció la frente pensando que lo había dañado.
—¿Hay algún problema, duele?
Damon sonrió y llevó los brazos alrededor de su cuello, él lo besó suavemente.
—No, puedes seguir —Misel volvió a embestirlo y lo besó de forma brusca, él le dio la entrada a su boca sin problema alguno.
—Joder, no puedo creer que le enseñes este aspecto a todos —gruñó enseñando los colmillos.
—Misel…
—Te ves tan jodidamente excitante que casi haces que me corra —Damon le arañó la espalda cuando tocó el punto sensible en su interior, Misel mordisqueó su oreja.
Misel lo miró con una sonrisa creída llegando más profundo en su interior y acarició su erección olvidada haciéndolo lloriquear de placer, él susurró en su oído.
— Quiero ver cuando te corras, Alfa —admitió, a Damon no le llevó mucho más volver a correrse manchando su mano y el pecho de Misel, el Alfa embistió una última vez y también se crispó contra él.
Damon jadeó con fuerza, Misel salió de su interior y anudó el preservativo, el Alfa también estaba jadeando y completamente sudado, Damon no le daría un descanso, necesitaba más, aún no era suficiente.
……
Misel jadeó tratando de calmar su respiración, Damon tenía los ojos completamente dorados y sus colmillos estaban alargados, no se equivocaba al pensar que no había tenido suficiente, la energía de los Alfas durante su celo era bastante inigualable y nunca había visto a uno en esta situación.
Damon lo besó agarrándolo bruscamente de la parte de atrás de su cuello, Misel estaba sorprendido de estar excitado gracias a las feromonas de este Alfa una vez más.
Pensó que cedería al principio y luego perdería el interés, eso no había pasado desgraciadamente.
—Necesitamos bañarnos —Damon lo miró como si no comprendiera ni media palabra y mordisqueó una de sus orejas haciéndolo gruñir.
Misel se puso de pie y lo miró, no había discusión, tomarían ese baño de alguna forma u otra, cogió un preservativo y luego jaló a Damon de la muñeca e hizo que caminara hacia el baño entreteniéndolo con besos, Misel dejó el sobre de aluminio cerca y luego lo acorraló contra los azulejos de la ducha, abrió la llave, la ducha comenzó a mojarlos.
Damon se separó y suspiró, él estaba frotándose contra su abdomen y Misel los agarró juntos para friccionar con fuerza, con la mano contraria preparó la esponja y comenzó a frotarlo.
Damon no dejaba de besarlo y aprovechó para frotarse él también, el agua se llevó toda la espuma, pero no la excitación de ninguno de los dos, Damon tenía los ojos dorados y los colmillos estaban haciéndole daño.
Misel lo besó de nuevo y deslizó una mano desde su espalda hasta llegar a su trasero, metió un dedo haciéndolo gruñir, evidentemente la parte racional de Damon ya no estaba, había perdido por completo ante su celo.
—Hagamos esto rápidamente —murmuró separándose para ir a coger el preservativo, Misel lo acorraló contra la pared y se colocó el látex con rapidez, Damon deslizó la lengua por sus labios de forma bastante sugestiva.
Volvió a besarlo encajando los colmillos en su labio inferior.
—Levanta esta pierna, Damon —ordenó palmeando su muslo, Damon lo miró, pero no hizo nada.
Misel se echó a reír y como pudo deslizó una mano por debajo de su pierna y la subió a nivel de su cadera, Damon se agarró a él un poco asustado, él mordisqueó su oreja tratando de calmarlo.
—No te preocupes, soy más fuerte que un Alfa común, no te dejaré caer —murmuró levantando la otra pierna, Misel entró suavemente en él haciéndolo gemir, Damon se arqueó apoyando la espalda en los azulejos completamente brindándole apoyo.
Misel mordisqueó su oreja mientras movía las caderas, Damon encajó las unas en su cuello y gimió suavemente.
Estaba agradablemente atrapado en el interior de Damon buscando placer para ambos hasta que él dejó salir un gemido, era por mucho lo mejor que había escuchado en su vida cuando tenía sexo con alguien.
—Damon, ¿aún estás consciente? —preguntó contra su oído.
—Apenas.
—Joder, eres tan caliente, esa forma de verme me excita aún más.
—Ah —gimió Damon cerrando los ojos, Misel le mordisqueó el cuello atrapando varias gotas de agua.
—Acaríciate, Damon —ordenó con una sonrisa, Damon obedeció deslizando una mano entre ellos y frotando su erección.
Misel dio una estocada más profunda arrancándole un lindo gemido, Damon se contrajo contra él y terminó derramándose entre ellos, Misel también se corrió escondiendo la cabeza en la curvatura de su hombro gruñendo su nombre.
Misel primero bajó una pierna, luego la otra, Damon se aferró a él colocando las manos en sus hombros, estaba exhausto, con las piernas temblorosas y hecho un completo lío mojado, sin embargo, todavía no estaba satisfecho.
Misel sonrió cuando Damon colocó sus dorados ojos en él, a pesar de haberse corrido cuatro veces en la última hora, estaba completamente excitado, Misel tocó la punta de su erección haciéndolo gruñir.
Supuso que estaría bastante ocupado haciéndose cargo del celo de Damon y tuvo razón al hacerlo, Misel estuvo en casa de Damon hasta la madrugada del lunes.
Había ayudado a algunos Omegas con su celo, pero no podía compararlo con la intensidad de Damon a pesar de ser sólo tres días.
Maldición, le molestaba admitir que le había encantado la situación.
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