Capítulo 29
Maddox
Tomo asiento en la mesa más alejada de la puerta, es una esquina que pasa de ser percibida, no necesito más atención de la necesaria, la cafetería está tranquila, así que ordeno dos cafés en lo que espero a mi hermana mayor.
Miro alrededor buscando algo extraño, no me gusta desconfiar, pero gracias a ella terminé en un maldito salón de operaciones la última vez y no quiero revivir eso, aún recuerdo el dolor punzante de las heridas que Dima no dejaba cicatrizar a propósito.
La campana de la puerta suena y miro hacia allí, no es ella, aún está a tiempo, vine treinta minutos antes, miro la notificación en mi teléfono, es un mensaje de Anika con una foto de mis dos personas favoritas, Raphael tiene una corona dorada en la cabeza, mientras se entretienen con bloques de colores, más bien Azael se ve muy confundido.
—Madd —pongo el teléfono bocabajo y miro a mi hermana mayor, Leonora pretende tocarme, pero se queda a medias, finalmente toma asiento—. Lo siento, no lo sabía, no fue mi intención.
Logro asentir ante sus palabras.
—Es bueno verte —sonríe de medio lado, la camarera por fin trae mi pedido y coloca los cafés en la mesa interrumpiéndonos.
—Estás distinto, pero aún puedo reconocerte.
—Debiste verme hace unos meses, mira las fotos, no podrías decir lo mismo —le da un sorbo a su café, así que hago lo mismo.
—Ciertamente.
—¿Por qué quisiste reunirte conmigo?
—Porque eres mi hermano menor y aunque no lo creas, me preocupas —me echo a reír y coloca la jarra en su lugar.
—¿Por eso te fuiste?
—No, me fui porque no soportaba a mamá, lo sabes, eran peleas todos los días —suspiro, no me gusta hablar de ello, ni siquiera debí mencionarlo.
—Dejemos ese tema.
—Puedo eliminar tus antecedentes —dice de repente, niego, falsificación de identidad, tortura, asesinatos, ya nada de eso desaparecerá de mi historial.
—Difícil.
—Siempre puedo culpar a otro, por ejemplo, Alessio…
—No —gruño, Nora levanta una ceja.
—¿Tu guardaespaldas?
—Tampoco.
—Bueno, cualquiera que no esté relacionado contigo, no importa.
—Hay pruebas…
—No hay pruebas, son circunstanciales y si puedo probar que no estabas ahí entonces no pasa nada, sólo pueden acusarte de falsa identidad, pero estás justificado por Dima.
—Asesiné al Salvatore y me escapé de Iron Grills, ya no hay remedio, Nora, no planeo regresar, esa ya no es mi vida —Nora termina su café.
—¿Qué Salvatore? —pestañeo, porque es imposible que no esté al tanto de eso.
—Thomas Salvatore, fui yo quien… —Nora pestañea, parece un poco impactada, carraspea una vez se recompone.
—No sé nada sobre eso, la noticia oficial es que el Salvatore fue eliminado por los guardias de prisión cuando intentaba escapar, supongo que ese esposo tuyo gastó mucho dinero para que la noticia saliera un poco distorsionada, ¿no te dijo? —niego, Nora sonríe de medio lado—, y no importa si planeas regresar o no, en caso de que pase algo con tus planes actuales siempre tendrás la posibilidad de volver, además, puedes visitar a papá y conocer a nuestra sobrina sin tener que estar huyendo de la policía.
—No creo que me quieran ahí.
—¿Quién? Papá si te quiere ahí, lo sabes —niego.
—No importa, no quiero volver, Nora, decepcioné a mucha gente, hice cosas…
Coloca una mano en mi mejilla y sonríe, se parece tanto a papá que lastima.
—Eso no me importa, te conozco, Madd y sé que tuviste una justificación para hacer todo eso, te dañaron, así que sólo tratas de tomar lo que te quitaron.
—Ares no lo entendió.
—En un tiempo lo entenderá, no me importa lo que digas, te ayudaré con esto, no tienes que volver si no quieres, pero al menos la IMS1 no estará siguiéndote los pasos.
—Gracias —Nora sonríe de medio lado.
—Eres mi hermano menor, quiero lo mejor para ti.
—Siento pensar que…
—No importa, cualquiera hubiese pensado lo mismo.
—Pero…
—Me preocupa más este lío que tienes con el Williams —pongo los ojos en blanco, me jode que quieran meterse entre nosotros, no importa lo mucho que me digan de él, no me iré.
—No de nuevo —gruño.
—Maddox…
—Sí, ya estoy cansado de escucharlo, es malo para mí, tóxico, hijo de puta, no le importan los demás y a mí no me importa nada de eso, voy a seguir con él, Nora, a nadie le gusta, pero a mí sí.
—Esa familia…
—Deja el tema de Raphael, me casé con él y no voy a divorciarme.
—Es un psicópata, ¿sabías eso? —pregunta dando un golpe en la mesa, muerdo mi labio inferior, los demás nos miran.
—Nora…
—¿Sabes lo que es un psicópata? Sólo utilizan a los demás para satisfacerse a sí mismos, sólo se aprecian a sí mismos, son narcisistas, ególatras, se creen el centro del universo y manipulan a los demás a su antojo.
Lo sé, trabajé con perfiles de psicópatas desde los diecisiete, sé lo que son y también sé lo que es Raphael.
—¿Ya terminaste?
—No, Maddox, te casaste con una persona que es incapaz de sentir empatía, finge emociones, son mentirosos, no sienten culpa o vergüenza ante sus acciones, por muy viles que sean —suspiro.
—Lo sé, por supuesto que sé todo eso, desde el principio, no me dices nada nuevo.
—Estás en esta situación por su culpa.
—No me importa, prometió no mentirme y es lo único que me importa.
—¿Crees que no te miente, por qué eres tan iluso?
—Me voy —intento levantarme, pero Nora deja una bolsa sobre la mesa.
—Mira esto.
—Es el cuchillo de Raphael, sé que te amenazó, no es una sorpresa.
—¿Ves la sangre en el pañuelo?
—Sí.
—Es suya, tu querido esposo se quedó paralizado por unos minutos y le sangró la nariz, ¿sabes que está enfermo?
—Dijo que era estrés —replico, Nora niega.
—Sabes bien que te mintió, Maddox, no podía moverse, eso no es estrés.
—Yo no…
—Espero que no te des cuenta demasiado tarde, no le importas.
—Un placer hablar contigo.
—Piensa lo que te dije, aléjate de él antes de que sea demasiado tarde, otra vez.
Salgo de la cafetería y subo al auto, Maxim comienza a conducir mientras hace sus preguntas, respondo la mayoría mientras pienso en lo que dijo mi hermana mayor, Raphael está enfermo, pero no me ha dicho ni una palabra sobre eso.
Pensé que nuestra relación estaba avanzando, que no me ocultaría información, precisamente por eso le pregunté aquella noche, quería que me dijera, que dejara de mentirme.
Lo sé, desde el principio estoy luchando contra algo que no puedo controlar, sólo pretendo que lo tengo entre mis manos, en realidad yo estoy entre las suyas, hace lo que quiere conmigo.
¿Estoy molesto por eso?
Que va, ya no me importa, sólo quiero que me diga las cosas, pero estoy pidiendo más de lo que puede darme.
—Sasha —miro a Maxim, se ve preocupado, estamos frente a la casa y parece que ya llegamos hace un buen tiempo.
—Sí, lo siento —bajo del auto y entro a casa, Raphael sigue ahí jugando con Azael, bueno, mi hijo pretende jugar con él, Raphael simplemente deja que haga lo que quiera.
—Por fin llegas —se queja quitándose una corona dorada de la cabeza y poniéndose de pie, Azael hace un puchero por lo que tengo que cargarlo, ya es bastante que se sentara junto a él y dejara poner la prenda.
—Todo salió bien, no tienes que preocuparte.
—No me preocupo, no harías nada para joderme.
—Vocabulario, cariño —pone los ojos en blanco.
—¿Podemos irnos? Se nos hace tarde, mi tío ya está cerca.
Miro a Maxim que acaba de entrar y le doy a Azael, el niño se aferra al instante tratando de comunicarse con él.
—Saldré un rato con Raphael, no es necesario que vengas con nosotros, cuida de Azael —Maxim acaricia el pelo rubio de mi hijo.
—Ni siquiera tienes que pedírmelo, ten cuidado.
—Sí, gracias.
Sigo a Raphael y me siento de copiloto, necesito hacerle la pregunta, lo sé, pero no estoy dispuesto a seguir escuchando mentiras.
—Respecto a lo de Thomas…
—¿Qué pasa con eso?
—Supe que los demás tienen una versión bastante diferente de cómo lo recuerdo —Raphael dobla a la derecha y se ríe.
—¿Cómo piensas que iba a dejar que todos se enteraran de lo que hiciste? Maddox, no te pretendo dejar en el papel de malo, sólo tengo que buscar un tiempo para empezar a trabajar en ello.
—¿Trabajar en qué?
—En tu situación.
Muerdo mi labio inferior cuando se detiene a una calle del hotel, según tengo entendido, Sandro, uno de los tíos de Raphael está alojándose ahí porque vino a visitar a una amante.
Esa siempre es la maldita perdición, tu amante, puedo corroborar eso.
—¿No me contarás tus planes?
—Mmm… es mejor que no lo sepas, te enterarás en el proceso, ahora vamos.
Raphael agarra algo de la guantera del auto, no puedo ver el contenido y ni siquiera tengo idea del motivo por el que tengo que venir, es decir, mató a su hermano y yo me enteré más tarde por las noticias.
Llegamos al hotel y vamos directamente al ascensor, bajamos en el quinto piso y fuerza la puerta, no está, lo cual no me sorprende.
—¿Y qué hacemos, esperar aquí?
—Sí, debe estar al llegar —replica girándose hacia la encimera con botellas de alcohol, está actuando extraño.
—¿Vas a matarlos a todos?
—Sí.
—Pensé que lo harías cuando llegaras al puesto de Mariscal —Raphael se tensa considerablemente.
—Cambio de planes —la puerta se abre dejando entrar al hombre que esperamos, levanta una ceja cuando nos ve—. Tío, estábamos esperando por ti.
—Raphael, debo decir que no es una visita agradable —el hombre camina hacia nosotros y se sienta frente a mí, no se ve muy preocupado por nosotros, subestima a Raphael—. Ya veo que trajiste a la putica que Dima solía cogerse.
Pierdo el aliento, odio esto, es tan humillante. Raphael coloca tres vasos cortos en la mesa de cristal junto a una botella de whiskey y toma asiento a mi lado.
—Bueno, creo que el hijo de puta tiene una extraña afición por lo mío, gracias a eso morirá más rápido, no me gusta que toquen lo que me pertenece —murmura dándome un beso en el cuello, el tío hace una mueca de desagrado.
—Tenías que ser, siempre dando problemas, cuando no se trataba de esto era por la perra mafiosa a la que embarazaste, ese hijo que lloriqueas tanto y ahora este mari…
—Sandro, vine aquí por algo —interrumpe agarrando la botella y rompiendo el sello frente a nosotros, le sirve un trago, llena mi vaso y luego el suyo, Sandro mira su vaso como si fuese una maldita ofensa.
Raphael agarra el suyo y toma un sorbo, alcanzo mi vaso sólo para que Sandro me lo arrebate con furia y comience a tomar, aprieto la mandíbula, con darle un tiro en la cabeza es suficiente, respiro hondo, no tengo idea de lo que quiere hacer Raphael, así que me contengo.
Sandro vuelve a servirse y me ofrece el vaso que originalmente era para él con una sonrisa.
—Es de mala educación rechazar lo que te ofrecen —agarro el vaso y miro a Raphael, sinceramente espero que no tenga veneno, no se ve particularmente preocupado, así que lo agarro y pruebo el contenido comprobando que no hay nada extraño.
—Que desconfianza, creer que voy a envenenarte.
—¿Qué quieres?
—Información, ¿para qué querían al niño, por qué lo dejaron vivir?
Sandro se echa a reír y termina su trago otra vez, se sirve otra vez y mira a Raphael como si estuviese loco.
—Mi querido sobrino acaba de perder la cabeza, espero que no hables de tu hijo, porque estoy seguro de que lo maté, incluso puedo decirte donde está enterrado para que lo compruebes.
El poco de alcohol en mi garganta se hace difícil de tragar, Raphael ni se inmuta, no mataron a su hijo, pero evidentemente alguien murió en esa cabaña además de su esposa.
—¿Así que lo mataste?
—Por supuesto que lo hice, te lo enseñé, viste toda la sangre —me erizo sólo de imaginarlo, Raphael toma un sorbo de su trago.
—Bueno, no sé qué niño mataste, pero definitivamente no fue mi hijo, Patrick está vivito y coleando en mi casa, y antes de que preguntes, sí, me hice una prueba de paternidad.
—Eso no es posible, no había otro niño alrededor, tu madre… —Sandro achica los ojos dándose cuenta de algo—. La perra de alguna manera cambió al niño, sabrá Dios a quien maté —sentencia de pronto.
—¿Qué?
—No puedo creer que me dejara engañar por esa hija de puta, estuvo a solas con ese engendro, nadie supo qué carajo estaba haciendo, pero ya veo que estaba cambiándolos, esa estúpida nunca puede hacer nada bien.
—¿Dices que mi madre fue la que salvó a mi hijo?
—Joder, y tú odiándola siempre, eres una joya de hijo.
—Mató a papá.
—¿Qué, cómo llegaste a esa estúpida conclusión? —Sandro se frota la frente haciendo una mueca, sus pupilas están un poco dilatadas, pero aún así sigue hablando—. Yo fui quien mató al inútil de tu padre.
Raphael se levanta y le da un puñetazo, Sandro cae al suelo, no puede levantarse o evitar que lo sigan golpeando.
—¿Por qué? —gruñe dando otro golpe, Sandro tiene falta de aire y se agarra el pecho como si le doliera, agarro a Raphael, si quiere respuestas tiene que calmarse.
—Mantén la calma o no te dirá nada —Raphael hace que lo suelte, Sandro comienza a vomitar y una vez termina se sienta apoyando la espalda en uno de los asientos.
—Hijo de puta, esto no es normal —se queja, luego me mira y se ríe a carcajadas—. ¿Qué te parece eso? El cabrón te había dado el vaso con veneno.
Miro a Raphael, él sigue viendo a su tío, lo fulmina con la mirada.
—¿Por qué mataste a mi padre? —Sandro jadea.
—No debería decirte, pero me iré sólo por la satisfacción de ver esa mirada —Raphael aprieta la mandíbula—. El hijo de puta siempre estaba contra nosotros, Stella se nos iba de las manos, no obedecía, tan parecida a ti la cabrona, empezó a ser tan sumisa una vez lo maté, sabía que no iba a temblarme la mano para matarlos a ustedes.
Vomita de nuevo, me estremezco cuando comienza a convulsionar y miro el vaso del que estuvo tomando, ciertamente era el mío, el que me quitó.
—Nos vamos —Raphael me arrastra por todo el hotel y me suelta cuando estamos llegando al auto, tomo aire intentando calmarme, quizás no es lo que parece.
—¿Podemos hablar de lo que acaba de pasar?
—No quiero hablar de eso, no puedo creer que ahora Stella sea la buena de toda esta situación, es estúpido, ¿eso quiere decir que no tengo que matar a la perra? —me mira pidiendo ayuda, parece un poco desquiciado, odio verlo así.
—Eso parece —Raphael se echa a reír.
—Pero quiero matarla, tengo tantas ganas de hacerlo que sólo puedo pensar en eso.
—Raphael…
—¿Qué? —pregunta sin importancia, lo agarro por el frente de la camisa.
—¿Me diste el veneno a mí?
—¿Por qué preguntas lo que ya sabes? —murmura arqueando una ceja, muerdo mi labio inferior—. Sí, tu vaso tenía veneno.
—¿Para esto me trajiste, para envenenar mi puto vaso?
Se echa a reír como un loco, lo sé, espero demasiado de él, obviamente no es, ni será una persona normal.
—Claro, viéndote ahí bajó la guardia, incluso se puso a ofenderte, creyó que su vaso tenía veneno, nunca se le ocurrió pensar que sería el tuyo.
—¿Estás jodidamente loco? Iba a beber de ese vaso.
—Pero no lo hiciste, así que no hay problema —afirma agarrándome la muñeca, achico los ojos.
—¿En serio no hay problema?
—Todos saben que eres mi punto débil, puedo utilizar eso a mi favor, no tiene que ser algo malo.
Tu debilidad, como eso me ves, ni siquiera puedo quejarme.
—No sé qué me sorprende de esta maldita situación de mierda —Raphael coloca las manos en mis mejillas y deja un suave beso en mis labios.
—No te enojes por tonterías, nunca dejaré que te pase nada, eres mi vida ahora, todo estaba bajo control, no había ningún riesgo —lo beso de vuelta profundizando el contacto y junto nuestras frentes.
—¿Está todo bien? —justo cuando pregunto eso su nariz comienza a sangrar.
—¿Por qué me…? Ugh —agarra un pañuelo y lo coloca haciendo presión mientras lo miro, no hay nada bien, y no está dispuesto a decirme sobre eso—. No te preocupes, todo está bien, sólo es un poco de sangre.
—Vamos a casa.
Dejo que siga mintiéndome por el momento, no conseguiré nada enfrentándolo, lo conozco, sé cómo actúan las personas como él, sé que esperar, ya no estoy confundido respecto a ese tema.
Mi hermana mayor está equivocada sobre todo, cree que por su advertencia abriré los ojos, no tengo los ojos cubiertos por ninguna venda, desde el principio sé en lo que estoy metido, sé quien es Raphael y lo que siente por mí.
Eso no ha cambiado desde la primera vez, no hay, ni habrá amor del que quiero, sólo el que sabe darme y estoy bien con eso.
Para mi desgracia me conformo con tan poco.
El verdadero problema es que no estoy dispuesto a perderlo por su egoísmo y debería ir enterándose de eso.
Ya está aquí y aquí se queda, no hay posibilidad alguna de que se aleje de mí.
******
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top