Capítulo 20
Raphael
Me lavo la cara intentando refrescar, comienzo a sentirme mal de nuevo y es una completa molestia, la cabeza me duele a niveles que ya no puedo soportar, varias gotas de sangre caen en el lavamanos y miro el espejo.
No voy a ir a un hospital sólo por estrés, Maddox sigue en esa maldita cárcel y pese a desmantelar unas cuantas casas Salvatore no obtuve una maldita cosa, Fabio comienza a organizarse y es algo que no me conviene.
Agarro el papel a un lado y me limpio la nariz, lo mantengo un rato ahí hasta que la hemorragia se detiene, como si no tuviera bastante con lo que lidiar.
—Coronel, ya estamos listos —uno de los Capitanes bajo mi mando entra al baño viendo el desastre sangriento—. ¿Está bien?
Quito el papel comprobando que no hay más sangre, me lavo y seco.
—Bien, ya nos vamos.
Subo al avión y hablo con el Teniente Coronel, todo está organizado, el equipo es bueno, hasta ahora no he conseguido ningún problema con ellos, bueno, llevo sólo una semana y media, pero hasta ahora trabajan bien, lo más importante es que estoy lejos del idiota de Ares.
Miro el plano y suspiro, ya no espero nada, sería la séptima casa que revisamos, no tener esperanzas ayuda, quiero ayudar a Maddox, aunque no espero demasiado.
Bajamos en terreno italiano y me aferro al fusil, no hay nadie, lo vi venir, entro directamente a la casa, Fabio se largó, mi equipo registra el lugar mientras voy al despacho principal, hasta ahora no ha dejado nada atrás, pero nadie puede ser tan meticuloso mientras escapa por séptima vez.
Está ordenado, busco detrás de los cuadros, libros y por fin encuentro una caja fuerte, si era de Thomas y Fabio no sabía la maldita contraseña estoy salvado, pero nunca he tenido tanta suerte.
Entre varios soldados logran sacar la caja fuerte, no hay nada más útil que eso, así que me dispongo a hacer lo que quiere Maddox, sinceramente es una de mis partes favoritas, con mis hombres retirados del campo busco gasolina y la dejo caer por todos lados, al menos enviará el mensaje que quiero.
Arrojo el bidón al llegar afuera y me limpio la nariz con la manga de mi uniforme, esto de la sangre comienza a joderme. Agarro el encendedor de mi bolsillo y lo tiro al suelo húmedo viendo como las llamas comienzan a propagarse.
Al carajo los Salvatore, sólo queda uno y vamos por él.
Me aseguro de que todo se queme y regreso a la base, ya tengo especialistas intentando abrir la caja fuerte, les pido a todos que salgan menos uno y tomo asiento supervisando su trabajo hasta que escucho el clic de la caja.
Aparto al chico, le ordeno que se vaya y por fin abro la caja viendo mi maldito anillo junto a un USB, me echo a reír y agarro el anillo, supongo que Maddox estará complacido.
Guardo la prenda en uno de mis bolsillos y agarro el USB, la llevo con los especialistas ya que no es seguro ponerla en una computadora del sistema sin saber si es segura.
El chico teclea un par de veces y en la pantalla grande podemos ver tres videos con la fecha del año pasado, le da clic al primero y tenemos una panorámica de Maddox sujeto a una silla.
No, no puede ser jodidamente en serio.
—¿No es ese el Teniente Coronel de la IMS1 de Londres? —pegunta en pánico uno de ellos, todos pueden ver el video y ya no puedo retirarlo sin levantar sospechas.
No me dijo que esto existía, nunca habló de ello y necesitaba saberlo.
—Ponlo —gruño.
Maddox se ve agotado, tiene una herida sangrando en el abdomen, dos más en cada lado del pecho, está húmedo y con la piel al rojo vivo, así que supongo que estuvieron bañándolo con agua caliente.
Carajo, no necesitaba ver esto.
—Dima, no tienes que hacer esto, vamos, sólo…
—Cállate, Maddox, ya te lo dije, necesito ese anillo y él tiene dármelo —la mano enguantada de alguien roza un cuchillo por su pecho, desliza la punta haciendo una herida superficial y luego lo encaja en una de las heridas del lado derecho.
Empieza a dolerme la cabeza con más fuerza viendo la sangre, escuchando los quejidos y gruñidos de Maddox.
—Quítalo —uno de los asistentes me mira.
—Señor. ¿Se encuentra bien? —me llevo una mano a la nariz verificando la sangre, el dolor de cabeza está matándome.
—Quítalo de una vez.
Voy al baño y me limpio, miro mi reflejo, no sé qué demonios me pasa, parezco un puto debilucho, sólo era un poco de sangre, un cuchillo y…
Y mi Maddox, el Maddox que aún no estaba tan roto, yo le hice esto, esos videos eran originalmente para mí, si hubiese tenido el anillo, si Thomas no se lo hubiese llevado yo podría haber negociado.
Joder, como me odio ahora mismo, dejé que ese maldito imbécil se llevara el anillo y estas fueron las consecuencias.
Mi teléfono comienza a sonar, lo pongo en altavoz y dejo en el muro.
—Raphael, tienes un problema —cierro los ojos frotándome la frente.
—Tengo varios de esos, Simon.
—¿Tiene que ver con el fragmento de video que acaba de filtrarse en la red de la IMS1?
—¿Qué?
—Un video de Maddox donde…
—Acabo de verlo, fui yo quien lo encontró, pero no debió salir de este maldito Comando —el dolor de cabeza empeora, le doy varios golpes al espejo quebrándolo, intento deshacerme de mi estrés, la furia, odio todo esto, golpeo una y otra vez hasta que los nudillos me sangran y por fin logro escuchar los gritos de Simon.
—Raphael, contrólate de una vez.
Me apoyo en el mármol y trato de respirar con calma.
—Ya salió, no puedes hacer nada sobre eso, está revolucionando todo, sabes lo que quiere decir, van a buscarlo y no está lo suficientemente cubierto para que la IMS1 no lo encuentre.
Y si la IMS1 lo encuentra Dima también, necesitamos llegar a él antes.
—Mierda, mierda, ¿por qué cada maldita cosa me sale mal? —gruño.
—Cálmate.
—No me dijo lo que podía encontrar en esa maldita casa y provoqué esto.
—Ya no puedes hacer nada, sólo trabajemos en ello poco a poco, ¿vale?
—Sí.
—Ven a Londres, nos encargaremos desde aquí.
Guardo el teléfono en mi bolsillo y voy a ver a las tropas, la sangre de mis nudillos está goteando en el suelo, los equipos se ponen de pie y saludan en cuanto me ven, algunos teléfonos tienen el video que acaban de poner en la red.
—Coronel.
—Apresen a cada uno de los miembros de programación y tráiganme sus teléfonos.
Ni siquiera me van a la contraria con la orden, voy al campo de entrenamiento cuando empiezan a traerme a los primeros esposados y dejan los teléfonos en un recipiente plástico.
Hay que encargarse de las ratas, mientras más rápido mejor, no puedo dejar que lleguen al final como el hijo de puta de Thomas.
—Dame tu teléfono —extiendo la mano hacia el muchacho que abrió el USB, reviso el teléfono y compruebo que no hay nada.
—Señor —dice entregándome el USB, lo tomo con un mal sabor, no me gusta nada esta situación.
—Revisa todos los teléfonos y entrégame al que subió el video.
—Pero… —saco el arma y la coloco bajo su barbilla, el chico se pone a temblar.
—Revisas y lo encuentras o te dispararé a ti, ¿entendido?
—Sí.
Lo empujo y me recuesto a una de las paredes mientras él va revisando los teléfonos, uno por uno, le tiemblan las manos mientras teclea, me duele la cabeza otra vez, quiero terminar con esto e irme a Londres.
Quiero acabar con todo este lío y tener un poco de tranquilidad con Maddox entre mis brazos cada vez que quiera, sólo cuando lo toco este maldito dolor de cabeza desaparece.
—Encontré la publicación —dice el pecoso mirando un teléfono, doy unos pasos al frente agarrando el arma con fuerza.
—¿Quién?
—¿Barb? —pregunta en completo shock mirando hacia una mujer, ella se echa a llorar.
No tengo tiempo para tonterías.
Agarro a la mujer del uniforme y la separo del resto, ella comienza a lloriquear algo que no me importa, no me interesa la razón por la que lo hizo, no me interesa si fueron órdenes, si fue por aburrimiento o lo que sea, por su culpa Maddox está en peligro, por su culpa puedo perderlo de nuevo.
Le disparo silenciándola, todo se queda en calma por unos segundos, hasta que una chica grita y va llorando hacia ella acusándome de ser un monstruo.
Sí, lo soy, no debieron meterse con lo mío.
—Eso debió ser información clasificada, me importa un carajo cual era el objetivo, ahora un agente puede correr peligro por esa estupidez.
—No podía hacer esto, lo acusaré con… —agarro el mentón de la pequeña chica llorona.
—¿Con quién, tu General? Hazlo, sabe perfectamente con quien meterse.
—Se arrepentirá de esto.
—En realidad, creo que no.
Guardo la Sig en el portarmas de mi muslo y voy caminando al aeródromo, me llevan a Londres en uno de los aviones y bajo en el Comando, el primero en asaltarme es Ares.
—¿Qué tan verídica es esa información?
—No te diré un carajo —gruño pasando de largo, Ares agarra mi brazo de forma brusca, miro su mano, en serio está buscando pelea hace rato.
—Raphael, si sé que estás ocultando información… —me echo a reír y lo empujo.
—¿Qué harás? Llevas todo un año comportándote como un gilipollas a pesar de que soy tu superior y hoy quieres que te hable como si nada, pues no me da la gana —gruño golpeándole el pecho, Ares se encabrona aún más.
—Tú, en serio debí darte una buena paliza hace mucho tiempo, porque Dios sabe que te la mereces.
—¿Y dónde están los cojones para hacerlo? —Ares me lanza un golpe que logro esquivar, lo golpeo y luego recibo uno en el labio.
Mi hermano y Simone aparecen para detenernos, Abby está llorando a un lado, Simon me retiene evitando que siga peleando, Ares está tan furioso como yo.
—¡Deténganse los dos! —Ares aprieta la mandíbula ante la orden de Simon y hace que su compañero lo suelte—. Espérame en la sala de juntas.
Empujo a Simon, arreglo mi uniforme y voy a la sala de reuniones, Simon es el próximo en entrar, seguido de Ares, Abby, Simone y Connor, tres de los Capitanes principales y la hermana menor de Maddox.
No me gusta lo que sugiere.
—¿Por qué están ellos aquí?
—Sabes el motivo —me dirijo hacia la puerta, Simon me detiene colocando una mano en mi hombro—. Ya todos saben que está vivo, no pasará nada porque lo confirmes, pueden ayudar y lo sabes.
Me siento a la cabeza de la mesa y me froto la frente, las miradas sobre mí son una completa molestia.
—¿Hablarás o vinimos aquí para nada? —achico los ojos hacia Ares, cada día me caer peor, aprieta los labios y luego deja salir su curiosidad—. ¿En serio está vivo?
Contestar la pregunta es difícil porque Maddox no quería que se enteraran, no tengo su permiso para divulgar la información, sin embargo, ese maldito video desmiente por completo su muerte y por regla tienen que buscarlo.
Es el protocolo.
—Sí —Abby se echa a llorar, Simone y Connor guardan silencio, Ares parece reacio a respirar, como si sólo por hacer eso mi respuesta cambie.
—¿Dónde está?
—No, eso no lo diré —Ares intenta levantarse de su asiento, Simon lo pone en su lugar.
—Esto se mantendrá en secreto por el bien de Maddox y también el de ustedes.
—¿Hace cuanto lo sabes?
—No me mires así, tampoco sabía de esto hasta hace poco más de dos meses.
Abby muerde su labio inferior.
—¿En serio es necesario mantener el secreto? Podemos…
—Como viste en el video, Dima tiene mucho interés en él.
—Si lo que quiere es un puto anillo sólo tenemos que conseguirlo y entregárselo.
Claro, porque darle a Dima más poder del que tiene arreglará nuestros problemas, saco el anillo y lo pongo sobre la mesa, Simon abre los ojos en grande, los demás no saben cómo reaccionar.
—Entonces, le entregamos el anillo, le damos el poder para presentarse frente a mafias más peligrosas bien establecidas, toma el mando del puto mundo y nos jodemos todos.
—¿Tenías el anillo desde el principio, dejaste que lo torturaran?
—No malinterpretes esto, lo tenía, pero Thomas se lo llevó, los videos se los enviaron a él y no quiso entregarlo.
Ares se echa a reír.
—¿Tú se lo hubieras entregado? Eres jodidamente igual —levanto una ceja, este tipo en serio me molesta mucho.
—No tengo que responderte una mierda, pero lo haré para tu salud mental, sí, no me importaba el puto anillo en ese momento.
—¿Y ahora por qué importa?
—Esa es información que no tienen que saber.
—No me digas que estás utilizándolo de nuevo, en serio eres…
—¡Ares, ya basta! Esto es lo que quiere Maddox, ambos están de acuerdo, es un plan.
—No sé por qué no me lo creo, podemos entregar el anillo independientemente del mal que pueda causar y Maddox no tendrá que seguir escondiéndose, puede estar aquí, podemos protegerlo —doy un golpe en la mesa y me pongo de pie.
—Maddox no quiere volver, se quedará justo donde está, ¿entendido?
—¿Qué?
—Sólo están aquí porque pueden retrasar la investigación que se llevará a cabo —Abby traga con nerviosismo.
—¿Retrasarla, por qué haríamos eso?
—Porque si todos saben su ubicación Dima también y eso es jodidamente malo, el hijo de puta parece haber adquirido un poco de gusto por él.
Ares niega, está completamente en contra, supongo que Abby podrá hacer algo sobre eso.
—No voy a retrasar la investigación, lo mejor es que lo encuentren y le brinden protección.
—Eres iluso.
—¿Está bien? —miro a su hermana menor, no es que esté completamente bien, pero sinceramente no tiene que saber eso.
—Sí, él está muy bien.
—¿Esta es la mejor opción, tenerlo viviendo lejos de nosotros?
—Sí.
—¿Está feliz?
¿Feliz? No lo sé, a veces lo parece, en otras se ve más atormentado, es una pregunta que yo no puedo contestar.
—Podría decirse.
—Yo… lo haré —dice de pronto, Ares la regaña con un gruñido.
—¡Abby! —ella coloca las manos en las mejillas de Ares, se calma por un momento.
—Ya lo escuchaste, si lo encuentran podría estar en riesgo, quisiera verlo, pero tenemos que hacer esto por él, ¿vale? —aprieta la mandíbula, no puede resistirse, está completamente domado.
—Bien.
—¿Qué hay de ustedes? —pregunta Simon mirando a los otros dos Capitanes.
—Estamos de acuerdo también.
—Una palabra de esta mierda a alguien y los mato, Maddox está jodidamente muerto y la brigada especial que formarán eso es lo que tiene que creer, cada vez que vean algo que pueda acercarlos a él tienen que hacer que den un paso atrás.
—¿No crees que van a intentar exhumar el cadáver?
—Ya me encargué de eso, hay un problema en el cementerio de saqueo, la suya está envuelta en eso —Ares resopla.
—Sí que trabajan rápido.
—Raphael, no me mientas, por favor, ¿está bien luego de… de Dima?
¿Bien? Claro, está jodidamente bien, incluso la personalidad se le retorció un poco, si obviamos ese detalle supongo que podría decirse.
—No tan bien, pero está superándolo.
—Dios —lloriquea, Ares la agarra y caminan hacia la puerta.
—Nos vamos.
—Ares, de esta información no puede enterarse nadie, ni siquiera Lion.
—Probablemente ya sepa del video.
—Y sabrá lo mismo que la brigada especial, sólo eso, ¿entendido?
—Sí.
Todos se retiran dejándonos sólo a mi hermano y a mí, él busca un botiquín y se sienta a mi lado, comienza a limpiar mis nudillos con un poco de alcohol.
—¿Qué pasa con él? Ya pasó el mes completo y nada.
—Alessio dijo que se encargaría, pero no tengo más noticias sobre eso, Dios, es una situación de mierda, Maddox va a enojarse por esto.
—No estaba dentro de tu control —dice tocando un lugar que duele.
—Carajo, ten más cuidado —Simon levanta las cejas y mira mis dedos.
—Creo que tienes un esguince en el anular y el meñique.
—Llévalos al lugar, no iré a la enfermería.
—Sabes que no debería…
—Hazlo —Simon los lleva al lugar haciéndome gruñir, bien, nadie me mandó a ser un idiota y ponerme a golpear las cosas.
Muevo los dedos otra vez, duele un poco, pero no es alarmante, mientras me venda recibo una notificación de mi contacto en Iron Grills.
Por supuesto, Maddox, otra vez.
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