Capítulo 18

Raphael

Esa fue la idea más estúpida que se le pudo ocurrir, pero ahora es tan caprichoso que no puedo hacer nada para detenerlo, además, eso sería una pelea con la que no quiero lidiar, no voy a pelear por tonterías.

Odio no tener el control y verlo tan fuera de sí mismo, a veces actúa sin pensar bien las cosas, obviamente debió pensar que podría ser una maldita trampa, pero no, la sed de venganza lo pone estúpido.

Igual, Maddox ya es mayorcito para yo decirle lo que puede o no hacer, con esa personalidad que tiene ahora probablemente no exista persona que lo detenga.

—Raphael, ¿se puede saber por qué permitiste esto? —tomo asiento y miro a Simon como si fuese estúpido, por el camino que va probablemente lo sea.

—Simon, antes ejercía un poco de poder sobre Maddox, pero ya no, tú mismo lo viste, hace lo que quiere y oponerme a él sólo hará que discuta en vano, créeme, no es lindo tenerlo de malas —mi hermano mayor niega, no le gustó nada la idea de meterse en Iron Grills, ciertamente a mí tampoco, me pareció demasiado precipitado, pero ya dije, no tengo poder en esto.

—¿Cómo vas a sacarlo? —me empieza a doler la cabeza otra vez, esto comienza a tornarse molesto.

—Yo que sé, ya veré cómo.

—¿Qué harás con tu puesto, vas a tomarlo o no? Hoy… —achico los ojos, aún no olvido el numerito de ese hijo de puta, es tan odioso.

—Ares se merece una jodida paliza por su maldita gracia —Simon se rasca la cabeza con nerviosismo, la respuesta no me gustará.

—Bueno… en realidad no tenía que obedecerte, así que…

—Cállate, si sigues con la oración te daré la paliza a ti —hace una mueca—, voy a incorporarme mañana, ya rellené los documentos, el problema es que tengo que volar a Canadá hoy mismo —Simon ladea la cabeza.

—¿Canadá?

—Sí, tampoco me gusta, pero no puedo sacarte de tu puesto, tarde o temprano seré General y trataré de que sea en esta base, sacarte ahora sería estúpido, te quiero en ese puesto.

—¿Cómo van los planes? —niego.

—No avanzan, no puedo establecer contacto con la hermana de Maddox, así que estoy en problemas, presenté los documentos y gracias a las medallas y misiones estoy capacitado para el estúpido puesto, pero…

—Pero no hay vacante, ese es el problema —termina apoyándose en el escritorio.

—Sí.

—Pronto… ¿Raphael? —Simon me mira asustado.

—¿Qué pasa?

—Te sangra la nariz —agarro el pañuelo que me ofrece y me limpio, no sangra mucho, así que no es preocupante, exagera.

—Joder, parece que estoy más estresado de lo que pensé, necesito un maldito descanso de los problemas.

—¿Te sientes bien? —me pongo de pie y desecho el pañuelo.

—Estoy bien, no es nada.

—Ve a la enfermería, puedes tener la presión alta.

—¿Qué? No me hace falta ir a… —me advierte con la mirada, cuando se pone así no hay quien pueda.

—Ve a la enfermería o te llevo.

—Ya voy.

Camino a regañadientes a la enfermería, si no lo hago Simon me dará la lata todo el día y no estoy para sus tonterías, abro la puerta topándome con el doctor que amablemente pide que tome asiento, Simon entra a verificar que estoy aquí.

Predecible.

Demasiado sobreprotector para mi gusto.

—Buenos días, doctor, agradecería que examinara a mi hermano, quizás tenga la presión alta —el doctor me mira.

—¿Qué te sientes? —levanto una ceja, Simon me fulmina con la mirada, joder, no lo aguanto.

—Me duele la cabeza, y estoy un poco entumecido, sólo eso.

—Y le sangró la nariz —agrega mirándome de forma afilada, el doctor me toma la presión bajo la atenta mirada de Simon luego de hacerme varias preguntas, claro, Simon tenía razón.

—Tienes la presión alta, voy a darte una pastilla, pero hay que seguir chequeándote la presión, podrías estar haciendo una hipertensión.

Me froto la frente, claro, no es probable, no tengo antecedentes, estoy más que sano, no presento problemas de salud, como bien, hago ejercicio, estoy en mi peso ideal, así que sólo es estrés. No hay que hacer un problema de esto.

Me trago la pastilla y salgo, ignoro a Simon y al doctor que está diciéndome algo, sinceramente no me interesa, bastante hice con tomarme la estúpida píldora.

—Raphael —me detengo gracias a la voz de Ares, no puede ser jodidamente en serio, no puedo creer que tenga que dirigirle la palabra a este idiota.

—¿Qué quieres? —cruza los brazos y me mira bastante mal, antes nos llevábamos mal, ahora es incluso peor.

Sólo Maddox lo soporta, incluso de niños era así de exasperante, también Annie queriendo abarcar a Maddox como si fuese un trofeo, como si quisiera llevármelo, bueno, no estaban equivocados del todo, quería llevármelo, lástima que fuese menor de edad y no podía hacer nada más que llevármelo por unas horas para pasar el tiempo.

—¿Qué pretendes acercándote al padre de Abby? —sonrío de medio lado, ridículo.

—¿Qué te importa lo que hago? —Ares me agarra por el frente de la camisa, perfecto, si sigue provocándome le daré lo que se merece.

—¿Qué me importa? Quiero a Lion como si fuese mi padre y es el abuelo de mi hija, me importa lo que haces, no quiero que alguien más termine igual que Maddox.

Resoplo, en serio lo odio.

—No sabes un carajo sobre ese tema, así que evita hablar de ello —Ares me fulmina con la mirada, hago que me suelte.

—Escucha, saca a las personas que me importan de tus jodidos planes, fue suficiente con Maddox, Lion no necesita que estés ahí recordándole que ya no está y sabes muy bien que eso fue gracias a ti.

—Si a Lion le molestó mi visita que venga él a decírmelo personalmente —aprieta la mandíbula—, ya veo que fue a ti a quien no le gustó, descuida, fue cosa de una vez, no voy a ir de nuevo.

—Es lo mejor que haces, dañas todo lo que tocas y no quiero que mi familia esté envuelta otra vez en tus mentiras.

—Entendido, Ares, no voy a regresar —esta vez soy yo quien lo agarra del frente de la camisa y lo fulmino con la mirada—, pero esto no es por tu advertencia, me importa un carajo lo que me digas, la cuestión es que ya no tengo nada más que hacer ahí.

Lo suelto y sigo caminando, sé que aún le duele la muerte de Maddox, pero es un cretino, desde jodidamente siempre, no ayudó que yo fuese el pato feo cuando éramos niños.

Odié cada minuto cuando estábamos juntos, sólo me juntaba con los idiotas por una persona en común, lo único bueno fueron las escapadas con Maddox y el muy idiota decidió olvidarse de todo para que a su madre no le molestara.

Todo va jodidamente perfecto en mi maldita vida.

Conduzco a casa y saludo a Phil, su esposa no anda cerca y eso es lo mejor, Patrick viene hacia mí, lo cargo para llevarlo arriba, subo las escaleras y luego voy directo a mi habitación.

—Cachorro, necesito irme por unos cuantos días —le aviso dejándolo sobre la cama, Patrick se aferra a mi ropa, agarro sus manos intentando soltarme y se le humedecen los ojos.

Perfecto.

—Patrick, no hagas rabietas, estás grande para esto —Patrick comienza a llorar, suspiro y le seco las lágrimas—. Escucha, no quiero irme, pero tengo trabajo, ¿sabes cuál es mi trabajo?

Niega.

—Tengo que atrapar a los malos y me necesitan allí, le haré videollamadas a Phil, puedo hablarte cuando quieras, ¿vale? —niega otra vez, suspiro, no tengo idea de cómo lidiar con esta situación.

—Te prometo que voy a volver y te haré las llamadas, pero necesito irme, luego de este viaje me quedaré contigo —me suelta y sorbe, tomo eso como confirmación.

Agarro una maleta y comienzo a dejar algunas prendas, Patrick me mira con atención, no se ve muy conforme, pero al menos dejó de llorar, cierro el equipaje y la coloco a un lado, el cachorro la mira, parece preguntar si ya me voy.

Supongo que con el tiempo te acostumbras a la situación.

—Tengo que irme ahora, pero llamaré más tarde —le acaricio el pelo y agarro la maleta, Patrick me sigue escaleras abajo, me despido de Phil y el cachorro antes de subir al auto.

Más me vale terminar rápido en Canadá, no quiero dejarlos solos mucho tiempo y también está el problema con Maddox, tengo que pensar en una forma de sacarlo de esa cárcel.

No puedo dejarlo ahí demasiado tiempo.

Conduzco el Audi al aeropuerto y subo al avión, ya que es de la milicia es privado y no tengo que compartir con nadie, miro por la ventanilla mientras nos preparamos para despegar, la azafata del vuelo se detiene a mi lado y pregunta si necesito algo con una sonrisa demasiado encantadora.

—Estoy bien.

Por fin despegamos y le pido un trago a la mujer, trae un vaso de vodka e intento terminarlo en los siguientes minutos, no me siento tan bien como para beber, me limpio la nariz cuando comienza a sangrar otra vez, menuda mierda esto de la presión.

—Coronel, ¿se encuentra bien? —me limpio con el pañuelo y lo desecho cuando no hay más sangre, la chica me mira con preocupación.

—Estoy bien, suele ocurrir.

Se coloca un mechón de pelo detrás de la oreja y humedece su labio inferior, es rubia, bonita, mi tipo, pero…

—Coronel, podemos pasar un buen rato si eso quiere —se acerca y coloca a horcajadas sobre mí, le agarro la cintura, puedo hacer esto, a Maddox no le importa nada de lo que hago, él mismo me dio permiso para…

Detengo el pensamiento, permiso, no necesito el consentimiento de Maddox para nada, puedo hacer lo que quiera, como siempre hice , nunca le pregunté a Maddox si le parecía bien que me acostara con otras personas, simplemente fui y lo hice.

La chica me besa con suavidad, deslizo la lengua en el interior de su boca intentando obtener algún tipo de placer, sabe a chicle de fresa y algo más.

Coloco una mano en su muslo y luego bajo el vestido.

—Dejémoslo aquí —digo sorprendiéndola, estoy igual de sorprendido, las cosas son diferentes, ya estoy jodido gracias a Maddox, sólo puedo estar con él y el hecho no me molesta para nada.

No es como que esté jodidamente desesperado ahora mismo.

—Pero… —coloca las manos alrededor de mi cuello e intenta besarme, me pongo de pie y la dejo en el suelo.

—Dije que hasta aquí, no me gusta repetir las cosas.

Se va enojada y tomo asiento de nuevo, estoy satisfecho con Maddox, jodidamente enfermo de ese hombre, y ahora estoy a millas de él, tengo que hacer sacrificios si quiero que las cosas vayan bien.

Me quedaré una semana completa en Canadá y luego volveré por dos días, nada cambiará con Maddox en dos días, está en una maldita cárcel, no tengo que preocuparme.

Es inteligente, por lo general piensa bien las cosas.

Bajo del avión y lo primero que hago es conseguir otro teléfono, Simon me envía un mensaje apenas tiene el número, debo decir que no son buenas noticias.

Maddox.

Obviamente lo subestimé, no pensé que podía meterse en más problemas de los que ya tenía, odio admitirlo, pero me equivoqué, Maddox está fuera de control y creo que ni él mismo se da cuenta de la situación.

Por desgracia no puedo volver, tampoco resolvería ningún problema allí, tendrá que esperar y resistir el castigo, quizás pueda ayudarlo más adelante.

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