Parte Tres
Disclaimer: los personajes de esta historia pertenecen a Masashi Kishimoto. Obra inspirada a fin de entretener y sin fines lucrativos.
"....." pensamientos
-.....- diálogos
●●●● cambio de escena
Cada uno de ellos se encargó de la zona asignada por Shino, quien era el cerebro del equipo. Eso no significaba que sus otros dos compañeros no fueran inteligentes, pero el castaño era mejor estratega y contaba con el temple necesario para tomar el mando en todas las misiones. Era bien sabido que Kiba no poseía tales actitudes pues le faltaba madurez y, al igual que Naruto, era muy impaciente e hiperactivo. Hinata por su parte, era muy insegura para asumir aquel rol por lo tanto estaban bien con que Shino liderara el equipo.
El Aburame se hacía cargo de la parte céntrica de la montaña, justo desde la cima, lo que le daba una vista panorámica del lugar, aunque lo que captaron sus ojos era maleza y muchos árboles. Había huesos gigantescos también, los que creía pertenecieron a criaturas que habían emigrado a la isla de los monstruos o, al menos, eso esperaba. Utilizando una red de chakra, procedió a llamar todos los insectos de la zona, eso le brindaría información y los pondría al tanto de la situación. Así si algo ocurría, estaría conectado con los diminutos animales y sabría qué hacer.
Kiba y Akamaru por su parte, se dedicaron a correr alrededor del lugar y trepar árboles, pues su nariz parecía fallar por momentos. Un bosque húmedo y lleno de diversos olores era una gran desventaja para ambos, así que decidieron utilizar su agilidad y velocidad para cubrir su perímetro. Él era orgulloso, así que no dejaría que una pequeñez como era la mezcla de olores en el ambiente le impidiera llevar a cabo su misión como debía.
Mientras tanto, la más joven de los tres activaba su línea sanguínea para ver si podía detectar cualquier tipo de movimiento en el lugar. Le había tocado la parte más profunda y oscura, debido a que podía ver a más distancia y más claro, incluso en escasez de luz. Estaba nerviosa, pues no sabía con qué podría encontrarse, así que se aseguró de ser cuidadosa mientras se internaba en el follaje que la rodeaba.
No pasó demasiado tiempo para encontrar irregularidades en el suelo, ahí donde su Dōjutsu no era capaz de penetrar. Era una situación extraña, para nada parecida al efecto del Tenseigan, era más como estática que interfería con su capacidad de concentrarse lo suficiente para enfocar su vista. Mientras más se adentraba su cabeza empezaba a doler, y un pitido en sus oídos se hacía presente, pero decidió no reparar en ello pues había captado movimiento unos cuantos metros ante ella. Se apresuró para acercarse y delimitar si se trataba de quienes buscaban o simples criaturas que eran parte de la fauna del lugar.
Se impulsó, ocultando su cuerpo tras los troncos y evitando enredarse entre las lianas. A punto estaba de asegurarse de que se trataba cuando pisó en falso y el suelo se deshizo bajo sus pies. Cayó unos cuantos metros sobre un costado, trató de amortiguar la caída con sus pies y sus manos, pero el impacto le había obligado a rodar. Se incorporó y miró por el agujero al que había caído, notaba que el cielo se llenaba poco a poco de estrellas, al menos lo que podía ver a través de las copas de los árboles.
Intentó caminar y se dio cuenta rápidamente que uno de sus pies estaba lastimado, cojeaba debido al dolor, así que se le iba a hacer más difícil salir de ahí. Preocupada por eso estaba cuando sintió la presencia de alguien más justo a sus espaldas, se colocó en guardia en una posición inestable por la falta de apoyo firme en su pie derecho y activó su Byakugan sólo para enterarse que además de él habían alrededor de seis hombres más.
— ¿Pero qué tenemos aquí? —
— Parece ser una niña, jefe —
— Y una muy bonita debo decir — agregó a su izquierda un pelinegro.
Apretó los dientes molesta, la observaban como si fuera un pedazo de carne, listos para saltar sobre ella en cualquier momento. Debía llegar hasta las bengalas para poder avisar a su equipo donde se encontraba, pero su bolso se había soltado y acabado en la otra esquina de agujero. Su aparato comunicador parecía haberse estropeado también en la caída, pues no tenía señal. Eso sólo significaba que estaba sola frente a esos hombres, con habilidades que desconocía por completo.
Con una mano rascando su barbilla, el más corpulento de todos se acercó hasta ella, obligándole a retroceder unos pasos para mantener la distancia. Estaba atenta a cada movimiento, planeaba defenderse lo más que pudiera incluso si moría en el proceso.
— Pareces ser una Shinobi — se inclinó en su dirección entrecerrando los ojos — Konoha... Interesante, muy interesante — una escalofriante sonrisa perfiló sus labios, internamente saboreaba el momento que iba a pasar con aquella belleza.
— Eso quiere decir que los perros de Konoha están tras nosotros — señaló un rubio al darse cuenta del comunicador atado a su cuello — Los tontos de Kumo debieron pedir refuerzos —
— No parecen ser muchos — convino el pelirrojo a quien habían llamado jefe después de escucharlos — Si así fuera ya estarían aquí para rescatar a esta hermosura —
— ¡No te acerques más! — Hinata balanceó su peso para que fuera más cómodo atacar, a la par que las venas surcaban sus ojos, indicando que su Dōjutsu había sido activado.
— Byakugan — una risotada salió de la boca del pelirrojo — Así que eres una Hyūga eso está mucho mejor. Tomaremos tus ojos después de acabar contigo —
La sonrisa cínica del mayor se borró cuando Hinata, presa del miedo, le atacó tomándolo por sorpresa. Le dio justo en el centro del pecho, haciendo que este se doblara y escupiera sangre a consecuencia de la magnitud del golpe. Lo vio tambalearse molesto mientras se incorporaba, su mirada era más gélida que antes, haciendo que un estremecimiento se apoderara de ella. Aquel hombre demandaba sangre, lo veía en sus ojos.
— Me iba a conformar con tus ojos niña, pero no me dejas opción — se giró hacia sus hombres mientras se acercaba a un castaño que atendió sus heridas — Ya saben qué hacer muchachos —
Uno tras otro se lanzaron sobre ella. Trató de bloquear cada golpe, utilizando sus manos, patadas y el Jūken, pero eran demasiados. Y al atacar desde varios ángulos no le quedaban muchas opciones, pues no podría hacer su barrera de protección debido a su lesión. Al final, agotada la hicieron colapsar y caer al suelo, su cuerpo dolía allá donde la habían herido.
— Veamos si eres tan valiente después de lo que te haremos, belleza —
Lo sintió colocarse sobre ella y acariciar su cabello con algo de brusquedad. Asustada abrió los ojos y los fijó en los de aquel hombre, siendo recibida por un azul profundo y unas pupilas dilatadas. Asustada hasta la médula se dio cuenta de que no pensaba arrancar sus ojos de sus cuencas, sino someterla a algo mucho peor.
— N-No. N-No me toque — con las pocas fuerzas en su cuerpo trató de oponerse, arañarle los brazos, la cara, ¡Lo que sea! — No me toque, n-no me toque... ¡BASTA! —
Un desgarrador sonido salió de sus labios cuando el pelirrojo colocó sus labios sobre su cuello, retirando su banda Ninja y el comunicador. Desesperada siguió forcejeando mientras los demás la miraban divertidos, eso hasta que el líder se hartó de tanta pataleta y tomó su cabeza para posteriormente estamparla con fuerza contra el suelo, logrando así que poco a poco perdiera el conocimiento.
"Onegai, ayudenme" pensó a la par que las lágrimas se desbordaron de sus ojos "Shino, Kiba, Naruto-kun, alguien.... Onegai"
●●●●
— Ya se ha tardado demasiado — Shino esperaba por la peliazul junto al resto del equipo, pues ya había anochecido y quedaron de reunirse con los demás antes de que fuera muy tarde de la noche.
— Dale tiempo, seguro aparece — un despreocupado Kiba lanzaba palos para que su Ninken los atrapara — Sabes que a veces se toma su tiempo Shino —
— Mmmm... — asintió poco convencido, pues esta no era un simple misión, de verdad estaba preocupado — Aún así, quizá deberíamos echar un vistazo —
— Tranquilizate, si para cuando la luna alcance su punto máximo no llega iremos por ella —
Pero pasaron las horas y Hinata no aparecía, Akamaru se veía inquieto y cada tanto emitía sonidos lastimeros. Ambos amigos se encontraban igual que el can, y Kiba había empezado a perder los estribos. Él creía que el retraso de su amiga se debía a que estaba ocupándose de cosas de chicas, pero al ver el paso del tiempo y no tener ninguna noticia se estaba preocupando, más que eso se sentía terrible por no escuchar a Shino en un primer momento.
— ¿Qué haremos Shino? ¿Qué haremos? — daba vueltas alrededor de su compañero, se mordía las uñas y tiraba de sus cabellos — Hiashi va a matarnos, Naruto va a matarnos... — se lo pensó mejor y tomó a su amigo de las solapas de su abrigo y empezó a sacudirlo — Hasta el Hokage va a matarnos. Haz algo Shino, di algo. ¡Maldita sea! —
— Sólo cállate Kiba — quitó sus zarpas de encima de sus ropas disgustado — Te dije que era inusual su retraso — le reprochó sin paciencia para sus dramas — Ahora sólo nos queda ir a buscarla, quizá se perdió o tuvo algún problema con su Byakugan —
Trataba de ser positivo y no pensar en lo peor que le pudiera pasar a su compañera. Ver a Hinata lastimada como en la invasión de Pain, o verla sobre esforzarse como en la guerra no era satisfactorio para ninguno de ellos. La querían como a una hermana, la amaban como a su sangre. Ellos eran una familia y saberse responsable si algo le ocurría a ella, siendo la más pequeña, les rompería el corazón.
— Pero primero avisemos al equipo de Kumo sobre la situación... —
— ¿De qué situación hablas, Konoha? — Karui junto a sus amigos se acercaron a ellos.
— Decidimos venir por si algo les había pasado, no llegaron a la hora acordada al campamento — la rubia decidió responder al ver la sorpresa en sus caras.
— Nuestra compañera aún no regresa — fueron las simples palabras del castaño para explicar lo que sucedía.
— ¿Y hasta ahora se les ocurre decirnos? — Samui se alteró, los hombres que seguían eran escoria, y si la delicada chica se había encontrado con ellos podría no ser una situación fácil de manejar.
— Creímos que no tardaría en volver... — Kiba fue interrumpido por la pálida mujer.
— No me interesa lo que creyeron — la vieron exhalar molesta, las cosas se estaban complicando demasiado — ¡Omio! —
— ¡H-Hai! — el chico no tardó en poner atención.
— Regresa a la aldea y avisa a A-sama de la situación — la mirada severa de Samui no dejaba espacio para las divagaciones del moreno — Que hable al Hokage y pida refuerzos, un Ninja médico... o dos, nos vendría bien —
— ¿A qué esperan para moverse? — cuestionó Karui impaciente — Démonos prisa y acabemos con esto —
Los demás despegaron los ojos de donde habían visto desaparecer al moreno a toda prisa minutos antes, para centrarse en Shino quien trazó un plan de búsqueda básico. Las chicas irían por fuera, alrededor de los límites mientras él y Kiba se adentrarían a la zona que su amiga había vigilado. Con todo claro partieron, con la esperanza de encontrar a la ojiperla sana y salva, y que todo aquello quedara en un simple susto.
Pero a veces la esperanza no es suficiente para interrumpir los hechos de la realidad.
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Sólo puedo decir, nos vemos en la próxima (✿◠‿◠).
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