Parte Cinco
Disclaimer: los personajes de esta historia pertenecen a Masashi Kishimoto. Obra inspirada a fin de entretener y sin fines lucrativos.
"....." pensamientos
-.....- diálogos
●●●● cambio de escena
Pitidos de máquinas sonar, pasos apresurados por los pasillos y olor a hospital. Ninguno era tan molesto como las enfermeras, que no paraban de insistir en revisarlos a ellos también. Y no era para menos, dadas las fachas que tenían.
Justo después de ser convocados por el Uchiha, quien resguardaba celosamente el cuerpo de Hinata en sus brazos, habían sido avisados de la situación; cosa que desató el caos entre ellos. Naruto había intentado arrancarla de sus brazos; ¡él era el novio!, tenía pleno derecho a resguardarla hasta llegar a la aldea, pero no le fue permitido hacerlo. Según los demás no se encontraba en condiciones, su desesperación sólo haría más difícil el trabajo del traslado, además de la notificación correspondiente a los Kages de ambas aldeas.
Pero el rubio no entendía razones, sólo quería tener a su novia con él y al verse restringido optó por golpear todo a su paso. Resultaron involucrados en una gran pelea Kiba, Shino, Naruto, Shikamaru y hasta el mismo Omoi; pelea que fue detenida gracias a los puños de la pelirosa, agravando las heridas que ya se habían causado ellos mismos.
— Ya le dije señora — se quejó el Inuzuka por tercera vez — No me moveré de aquí hasta hablar con la Quinta —
— Déjalos ya — habló la mencionada, saliendo de la habitación — Pueden volver al trabajo —
— ¡Tsunade-obāchan! — Naruto fue el primero en precipitarse hasta ella — ¿Cómo está? —
— ¿Ya despertó? —
— ¿Qué tan grave es Tsunade-sama? —
— Esto es un fastidio —
Todos hablaban a la par, mientras Sasuke y Shino se mantenían al margen, alerta a cualquier información. Y no era que el Uchiha sintiera cariño especial por la involucrada, pero algo dentro suyo se sintió tocado al presenciar tal atrocidad... humanidad le llamaban.
— Es muy pronto para dar detalles — la Quinta secó el sudor que aún corría por su frente — Si no quieren ser atendidos deberían regresar a casa —
— No pienso irme, dattebayo — la réplica de Naruto fue apoyada por los demás, quienes se sentían igual de ansiosos.
— Quizá sea mejor irnos — Shikamaru, la voz de la razón, trató de intervenir.
— ¿Qué es lo que dices? — el castaño lo tomó de su chaleco, intimidante.
— Sólo piénsalo, aquí no somos de ayuda — el Nara se zafó bruscamente de su agarre — Además, ¿te gustaría que Hinata viera en las condiciones que están al despertar? — un silencio incómodo envolvió la sala, el moreno tenía razón; lo sabían, pero aún así era difícil.
— Si hay novedades serán contactados — la rubia habló al ver la intranquilidad en ellos — Personalmente enviaré a alguien, así que vayan y descansen —
— ¿Cree que sobreviva? — opinó por primera vez Sasuke.
Aquello dejó a la mayor sin palabras, más por el hecho de que él se interesara que por la misma pregunta. Era algo que todos querían saber, pero que nadie se atrevía a expresar.
— Bueno... —
— Lo hará — contestó el Aburame por ella, caminando en dirección a la salida — No la subestimen tan fácilmente —
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— ¿Está seguro de que quiere hacerlo, Hiashi-san? —
— Como líder es mi deber — a pesar de su semblante de seriedad, aún se podían notar rastros de ansiedad y preocupación en él, después de todo era su padre.
Ver como trataba de detener el temblor de sus manos mientras aparentaba tener tranquilidad era bastante interesante, ella nunca entendería por qué los Hyūgas tendían a ser hipócritas con ellos mismos cuando de sus sentimientos se trataba, aunque no es que fuera de su incumbencia de todos modos.
Él había arribado al lugar tan pronto como había sido informado, acompañado de su hija menor y el viejo Hyūga, quienes esperaban fuera de la sala, intranquilos. La Hokage le había explicado brevemente qué había ocurrido, Hinata había sido gravemente lesionada durante su última misión. Hasta ahora, no le había dado detalles de qué le había ocurrido exactamente, así que escuchar que su honor había sido manchado fue un golpe duro para el mayor.
Después de suspirar disimuladamente y darse ánimos, decidió entrar a la habitación por fin. Encontró en ella una única camilla, rodeada de máquinas para soporte vital, un ventilador y un monitor que emitía pitidos con cada latido. Además de los cables que la rodeaban, también tenía una vía incrustada en su brazo; su situación era delicada.
Según las palabras de la Hokage, el estado de su hija era deplorable. Tenía diversos moretones en su cuerpo, los que pudo apreciar apenas al acercarse; una cortada algo profunda atravesaba parte de su abdomen y muslo, las cuales estaban infectadas; tenía también una contusión en la cabeza y un ojo lastimado, por lo cual llevaba un gran apósito. Lo peor de todo no acababa allí, la habían desgarrado, a tal grado que la rubia evitó dar muchos detalles.
Aquellos hombres no perdonaron ninguna parte de su cuerpo, mancillaron todo. Hinata había perdido tanta sangre que tuvo que ser respuesta para estabilizarla, la misma Shizune había colaborado, pues era sumamente urgente. Y aún con todo esto, lo que más le preocupaba a la ninja médico era su estado mental.
— ... debemos esperar a que despierte, aún es incierta la forma en que pueda reaccionar — había dicho esta con cara atormentada.
Mirando el rostro inconsciente de su hija, cuyos colores iban del verde al morado, su corazón se sacudió gravemente. Sentimientos de ira, dolor, remordimiento y culpa lo azotaron de inmediato; tanto que tuvo que sentarse para no caer. Su primogénita, su primer rayo de luz, se veía marchita y eso le rompía el corazón.
— Tsunade-san — llamó a la mujer que había permanecido en silencio, observando desde la puerta — Que no se filtre ni una palabra sobre esto —
En respuesta, la Senju sólo suspiró. Si no había podido proteger su integridad, por lo menos resguardaría su dignidad. Como padre, era lo mínimo que podía hacer.
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— ¿Estás bien? —
— ¿Tú qué crees, Teme? — respondió sarcástico; Sasuke no recordaba haberlo visto así nunca, con los puños cerrados, lleno de rabia y frustración — Ni siquiera pude verla —
Un pesado silencio cayó entre ellos, cada uno sumido en sus propios pensamientos. Caminaban ambos por las calles desoladas de la aldea, ya había anochecido y sólo unas pocas luces iluminaban el camino.
Luego de ser expulsados amablemente del hospital, cada uno había tomado un camino diferente; todos con múltiples emociones dentro de ellos, desde la culpa hasta la lástima. El Uchiha decidió acompañar a su buen amigo, que parecía no estar muy bien.
— ¿Me dirás cómo estaba al menos? —
— No te conviene enterarte — incluso él se había sentido incómodo viendo la escena, y eso que había visto escenarios sangrientos a lo largo de su vida — Deberías volver a casa —
— Tengo cosas que hacer — no quería volver a la soledad de su departamento, se volvería loco sumido en la ansiedad de verla.
— Sólo no hagas una estupidez — murmuró cansado — Kakashi quiere vernos en la mañana —
El rubio había intentado colarse en la habitación donde aguardaba la peliazul una vez más, pero los miembros del clan Hyūga que custodiaban la puerta habían cortado su paso. Ahora la heredera estaba bajo estricta vigilancia, sólo podían acceder la Hokage y su fiel asistente, esto hasta que el patriarca considerara que fuera prudente.
— Como si fuera a hacerlo — respondió malhumorado al Uchiha, quien ya se marchaba del lugar.
Después de un rato admirando el cielo sobre su cabeza, pensó que era prudente llegar a su destino. Era lo suficientemente tarde como para que nadie frustrara sus planes, así que llegó al hospital, se coló por la parte trasera y subió al árbol que daba justo a su venta.
"Hinata" de sólo pensarla le dolía, cuanto desearía poder ocupar su lugar y que no sintiera dolor alguno. Después de todo era su persona más preciada, su prometida y futura esposa, la mujer con la que formaría una familia.
Se quedó entonces hasta el alba, vigilando su descanso, bajo la mirada atenta de un Hyūga en particular, quien lo observaba con lástima desde las sombras.
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Estoy en semestre, casi a finales de carrera, así que actualizará cada que pueda.
Hasta entonces (✿◠‿◠)
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