❝13❞
En toda su vida muchas veces estuvo en presencia de omegas en celo, hombres y mujeres, descubriendo que el empalagoso aroma de estos no era algo que le agradara a su lobo, siendo de olfato demasiado sensible por su mestizaje alfa-gamma, algo que había sido muy molesto en su adolescencia cuando compañeros en la escuela intentaban llamar su atención. Cada vez que sentía el dulce aroma de las feromonas su lobo parecía enfermar, creyendo ser defectuoso por no sentirse atraído hasta que su padre le explicó la razón de su disgusto a esos aromas.
Su parte gamma heredada por su madre y de genes pobres en comparación a sus genes alfa, solo se sentiría a gusto con las feromonas de un omega geneticamente compatible con él. Pues si bien era un hombre fuerte capaz de pelear con un lobo dos veces su tamaño y salir vencedor, su ADN gamma buscaba alguien que pudiese cuidar de él y que no solo necesitase protección. Necesitaba a alguien que fuese su igual, no un lastre en su vida.
Nunca creyó poder encontrar a alguien así, o no un omega al ser muy común que estos fueran delicados y hasta débiles, quizás podían ser rebeldes pero su contextura física siempre sería mucho más frágil que la de un alfa. Aquello era normal, después de todo la educación que se les había dado era esa, un alfa siempre debía cuidar de los más débiles y nunca mostrarse vulnerable. Debía ser mejor que el resto en especial si eras un alfa puro hecho para liderar, teniendo siempre encima la responsabilidad de cuidar no solo de tu pareja, sino también de una manada completa.
Recuerda como a los quince años intento salir con una compañera alfa, algo muy raro en la sociedad en la cual vivía, pero no mal visto teniendo en cuenta las posibilidades de engendrar un alfa puro. Grande fue su sorpresa cuando al sentir las feromonas de la joven alfa su lobo la rechazo de inmediato, haciéndolo enfermar hasta el punto de caer en cama por el desacuerdo que había tenido su contraparte animal con él.
Años después y recibiendo su título como líder de la manada de lobos de Daegu, se emparejó con una hermosa beta que trabajaba con su padre, una mujer diez años mayor que había llamado su atención cuando apenas cumplía los diecinueve años. Otra decepción más y una vergüenza cuando al momento de intimar su lobo tan quisquilloso como siempre, no se sintió ni un poco atraído hacia la mujer, llevándolo a pasar la vergüenza más grande de su vida cuando su "amigo" le fallo.
Todos esos recuerdos venían a su cabeza como burlas hacia su inexperiencia sexual, pues si, con veintiocho años y siendo uno de los líderes alfas más jóvenes de su época y también uno de los más deseados, Min Yoongi seguía siendo casto y puro. Algo que en ese momento, con el joven zorro a horcajadas sobre él mientras frotaba su cuerpo semi desnudo con aparente timidez, le causaba mil y un problemas.
Él debería ser el experimentado alfa que le diera a Jimin una extraordinaria primera vez, que lo llevará al cielo y al infierno con sus manos y boca, que le hiciera tocar las estrellas con cada caricia. Pero no, como cada cosa que pensaba acerca del menor desde que lo había conocido, se equivocaba.
Y es que por primera vez en su vida el aroma a celo de un omega no le desagradaba, al contrario, se estaba volviendo uno de los aromas más encantadores que podría haber sentido. La dulzura de las moras y los arándanos acompañados de la frescura del boldo, el tercer aroma del zorro que jamás pensó sentir, o no antes de marcarlo. Porque si, en ese momento que su lobo parecía dar vueltas dentro de él en busca de las feromonas del menor, sabía que ese omega, ese sigma, debía convertirse en su pareja para toda la vida.
Después de todo no siempre conocería un omega dominante que fuese capaz de golpear a un alfa y mantener la compostura ante una voz de mando, evidenciando lo fuerte que podía ser tanto física como mentalmente. Jimin simplemente era el hombre perfecto para él.
-Me siento raro... -La suave voz del joven sobre él lo saco de sus pensamientos, no pudiendo evitar la sonrisa que se le escapo al verlo formar un mohín con los labios.- Yoongi, no me siento bien.
-Eso es porque estas comenzando a exitarte, Jimin. -Llevando sus grandes manos a las caderas del menor lo jaló hacia él hasta quedar completamente pegados, consiguiendo con ese brusco movimiento arrancar un gemido de los labios del menor al estar demasiado sensible.
Muy por el contrario de lo que imagino, su lobo no se sintió ni un poco emocionado al escuchar al zorro gemir, en cambio el intenso instinto de protección que lo albergó fue extraordinario, llevándolo a liberar su aroma en grandes cantidades intentando cubrir por completo la anatomía de Jimin con su esencia a café, menta y bergamota, el tercer aroma que el menor nunca había sentido pero que ahora, rodeado completamente al punto de adormecerlo, entendía porque su instinto omega había reaccionado a Lee Jooheon.
El alfa de zorro negro en su aroma tenía la esencia de la bergamota y el pomelo, dos fragancias cítricas que inconscientemente le recordaron al hombre bajo su cuerpo, ese que con todo el cariño y la paciencia del mundo pasaba sus manos por debajo de la bata que lo cubría y comenzaba a acariciar su espalda, cintura y caderas, siempre con parsimonia y sin segundas intenciones. Todo lo que buscaba era calmar su malestar y hacerlo sentir mejor, muy diferente al líder Lee que solo buscaba adueñarse de él e intimidarlo con su aroma.
-Tengo que decirte algo... -Cuando al fin consiguió salir de su ensimismamiento habló.- Lee Jooheon es... -Al notar la tensión en el cuerpo del alfa se arrepintió de haber hablado, pero ya no había vuelta atrás.- Ese zorro es... Es mi alfa.
-No. -Fue todo lo que salió de sus labios a la vez que aferraba sus brazos a la estrecha cintura del menor, quitando la bata con un movimiento brusco que asusto al sigma.
-Yoongi, espera. -Con las manos temblorosas debido a la potente voz de mando en ese monosílabo, se aferro a los hombros del lobo, jadeando al sentirlo temblar.- Yoongi... -Volvió a llamarlo, más tranquilo al sentir como las feromonas del mayor se pintaban de miedo, volviendo el aroma amargo.- Alfa...
-Eres mio. -Con un quejido el zorro recibió la voz de mando como todo un omega, ladeando la cabeza y enseñando el cuello, ese lugar donde la marca de un alfa, de su alfa, adornaria su piel.
La rapidez con la que Yoongi se incorporó llevando con él al tembloroso pelinaranja fue abrumante para este último, aguantando otro vergonzoso gemido al sentir como el rostro del alfa se escondía en la curvatura de su cuello, justo en la zona donde sus glándulas de aroma volvían este mucho más intenso. El nerviosismo que sintió al tener al lobo tan cerca de ese sensible y privado lugar, no se comparo al que sintió en el momento que los labios del alfa se adueñaron de su suave piel.
Con besos, mordidas y succiones el alfa se adueñó de ese intimo lugar, comenzando a gruñir a medida que el dulce aroma del sigma se intensificaba mezclándose con el suyo, creando una fragancia a dulce de mora y café que le recordó a su niñez, cuando su padre lo dejaba entrar en su despacho mientras comía dulces y el alfa mayor bebía su café de todos los días.
La extraña bruma que cubría sus sentidos poco a poco comenzaba a disiparse, notando recién en ese momento lo aferrado que estaba al cuerpo del menor y como este parecía derretirse entre sus brazos, jadeando en busca de aire mientras sus pequeñas manos dejaban suaves caricias en su nuca y cabello. Su voz era suave al decir el nombre del lobo una y otra vez, intentando calmarlo y a la vez calmarse a sí mismo.
-Lo siento... -Musitó Yoongi con vergüenza de sus acciones, alejándose levemente del tembloroso cuerpo del sigma para ver el rostro de este.- Lo siento, Jiminnie.
El zorro solo pudo negar aferrándose a la camisa ya arrugada del alfa, apoyando su mareada cabeza en el pecho de este en busca de apoyo pues su cuerpo parecía no querer responder. Era consciente que con la llegada de su primer celo este podía ser mucho más fuerte de lo que era en un omega normal, pero nunca imagino que la necesidad de contacto físico y la debilidad que sentía en sus extremidades sería tanta al punto de ser aterrador.
Lo único que pasaba por su cabeza era el recuerdo de la boca del lobo sobre su cuello, esa zona tan sensible que ahora parecía arder al igual que su bajo vientre donde hace algunos minutos sentía horribles malestares que aumentaban cada tanto. Su olfato se había hipersensibilizado y el aroma de Yoongi le parecía simplemente extraordinario, teniendo la necesidad de frotarse en su cuerpo para quedar completamente impregnado de esa exquisita esencia. Un pensamiento que lo aterraba y sorprendía pues nunca, en sus dieciocho años, se había sentido tan bien con la cercanía de un alfa, o de cualquier persona.
Estaba tan ensimismado en las nuevas sensaciones de su cuerpo que no fue consciente del momento en el que Yoongi lo arrastro al baño hasta que fue tarde, sintiéndose congelar al ser empapado de pies a cabeza por agua tibia que se sentía extremadamente fría por las altas temperaturas de su cuerpo.
-¿P-por qué...? -Recargandose en el cuerpo del hombre a sus espaldas intento apartarse de chorro de agua, fracasando cuando este lo regreso a su lugar bajo la regadera.
-Porque llamare a un médico para que te revise, no se que supresores comprar así que es mejor te vea un profesional. -La tensión en el cuerpo del zorro al escucharlo lo sorprendió, comenzando a sonreír al darse cuenta del porqué de su reacción.- Debes tomar supresores, Jiminnie.
-Tú... -Comenzó a murmurar sin pensar en sus palabras, deteniéndose al darse cuenta de lo que estuvo a punto de decir.
Aunque no tuvo que verbalizar sus pensamientos para que el astuto lobo entendiera lo que pasaba por su cabeza en celo, después de todo él mismo había pensado en ser mucho más útil que unos cuantos supresores para amainar el calor del menor, pero no, debía ser un alfa responsable y cuidar de su futura pareja hasta que esta se sintiera totalmente en confianza y seguro con él como para formalizar.
Pues luego de escuchar las palabras de Jimin al referirse a Jooheon como su alfa, su lobo se sentía amenazado y a la defensiva, no por nada había reaccionado de forma tan brusca al marcar con su aroma al menor. Al menos para tranquilidad suya y de su contraparte lobuna y territorial, el zorro lo había elegido a él por sobre su pareja destinada, y aquello lo llenaba de un sentimiento tan intenso que no sabría darle nombre.
-Jimin... -Con suavidad paso sus manos por la cintura del menor, recargando su pecho aun cubierto en la espalda desnuda del zorro y quedando completamente empapado, algo que poco le importó.- Jiminnie ¿Me dejarías cuidar de ti?
Con suavidad y aun algo inestable Jimin se giró en los brazos de Yoongi, quedando frente a frente con este, divirtiéndose con la imagen de un gran alfa lobuno empapado de pies a cabeza aun vestido mientras ladeaba la cabeza a espera de su respuesta. Pero en lugar de hablar, con lentitud subió sus temblorosas manos al pecho de este comenzando a desabotonar la camisa, sacándola con cuidado y llevándose con ella los parches que el alfa usaba para cubrir sus tatuajes. No le sorprendió escuchar la respiración del alfa acelerarse cuando sus manos llegaron hasta su cinturón el cual con algo de dificultad sacó, desabotonando el pantalón y dejando que cayera por sus blanquecinas piernas.
Una vez ambos únicamente en ropa interior fue cuestión de segundos para que las mejillas del pelinaranja se tiñeran de un intenso rojo el cual intento ocultar abrazándose al niveo pecho del hombre frente a él, siendo rápidamente rodeado por esos fuertes brazos que nunca se había dado el tiempo de apreciar, notando varias cicatrices que surcaban la piel del mayor, haciéndolo sentir inexplicablemente triste.
-Te voy a lavar el cabello ¿Si? -Todo lo que recibió fue un pequeño asentimiento consiguiendo que sonriera enternecido.
Sin separar al zorro de su pecho tomo el champú que reposaba en un pequeño estante empotrado a la pared y colocando una cantidad considerable llevo sus manos a la larga cabellera pelinaranja, notando recién en ese momento lo mucho que había crecido el cabello del zorro en esos meses juntos.
Sus manos se movieron suaves y cariñosas por las coloridas hebras, enjuagando estas con la misma suavidad, sintiéndose extrañamente a gusto al poder cuidar así de alguien.
-Sube tus brazos a mi cuello. -Ordenó en un murmullo y cuando tuvo los delgados brazos del sigma rodeando su nuca, llevó sus manos hasta la ropa interior de este, riendo al sentir como daba un respingo del susto.- La quitare para lavarte ¿Puedo?
-P-puedes... -La respuesta fue tímida, incluso sumisa, arrancando un gruñido del pecho del lobo quien se sentía demasiado a gusto cuidando de una manera tan íntima a quien ya consideraba su pareja.
Con la suavidad que había pintado todos sus movimientos sobre el cuerpo de Jimin, quitó la ropa interior de este, aguantando el gruñido territorial y violento que por poco y escapaba de su garganta, siendo consciente que mostrarse demasiado dominante podría hacer sentir incómodo al joven entre sus brazos.
Caricias firmes y algunas más tímidas acompañaron los siguientes movimientos del pelinegro sobre el cuerpo hipersensible del zorro, pasando sus manos enjabonadas por cada rincón del delgado cuerpo aferrado a él, separándose únicamente para lavar su pecho, abdomen y piernas, y podía jurar que vio un extraño brillo salvaje en los ojos del zorro cuando estuvo de rodillas frente a él enjabonando sus pies.
-Ya estas listo. -Con una gran sonrisa que dejaba ver sus encías y empequeñecia sus ojos termino de envolver el delgado cuerpo del sigma en una gran toalla, quedando como un burrito a ojos del lobo.- Ve a la cama mientras me ducho ¿Si?
Para su sorpresa el sigma negó rápidamente con la cabeza, caminando graciosamente hasta al retrete y sentándose sobre la tapa de este, dejando en claro que no se iría hasta que el alfa terminará. Aquello no hizo más que emocionar a Yoongi, y es que jamás pensó ver de una manera tan sumisa, tierna y servicial al omega que había llegado a su casa lanzando miradas de odio a quien se le pusiera por delante. Y si bien su condición dominante lo asemejaba a los sigmas creídos extintos, el lobo podía notar como sus instintos omegas cada vez salían más y más a la luz, haciéndole pensar que quizás todo este tiempo solo se trató de un gen dominante en su ADN que lo volvía tan rebelde.
-Me gustaría llevarte al medico una vez tu celo acabe... -Metiéndose en la ducha cerro el cristal para que Jimin no pudiese verlo, escuchando únicamente su respiración y un bajo murmullo a sus palabras.- Quiero que te hagan exámenes para determinar tu genética omega, estoy pensando que quizás seas un omega dominante o puro, y no un sigma.
-Ya me había acostumbrado a llamarme sigma... -Musitó bajo mientras jugaba con la toalla que cubría la mitad de sus muslos, girando de vez en cuando hacia la ducha donde la silueta desnuda del alfa se veía borrosa.- ¿Omega puro?
-Un omega puro nace cuando dos omegas de diferente sexo tienen un hijo, lo mismo pasa con los alfas puros, nacen de una relación alfa-alfa. -Corriendo el cristal de baño estiro un brazo hasta tomar otra toalla, comenzando a secarse sin dejar de hablar.- De esta relación entre dos alfas también puede nacer un omega, y este tendría un comportamiento dominante.
-Mi papá es alfa y mamá es omega, de eso no tengo dudas. -Levantándose del retrete siguió al alfa cuando este salió del baño, caminando algo tambaleante para seguirlo de cerca.
-Mmh... -Sentándose en la cama estiro una mano hacia el menor quien rápidamente se puso entre sus piernas, buscando contacto.- ¿Has visto alguna vez a tus padres en celo? Hablo de como actúan, no si los has visto teniendo sexo, por la Diosa, Jimin.
Las fuertes risas del alfa no se hicieron esperar al ver el rostro deformado por el asco que el pelinaranja dejó ver, jalando en un fuerte abrazo al zorro hasta lanzarlo a la cama donde lo dejo recostado. Rápidamente se acerco al sofá donde había dejado las bolsas de las compras que había hecho y comenzó a hurgar en ellas, volviendo rápidamente donde Jimin con ropa entre sus manos.
Sin que se lo esperara la toalla fue arrebatada de su cuerpo, dejándolo completamente desnudo y a merced del alfa quien rápidamente aprovecho la sorpresa en el zorro para comenzar a vestirlo. Un suave pijama de seda azul de dos partes, una camisa y un pantalón corto, vestía ahora el menor quien no podía quitar sus ojos del lobo frente a él quien, después de volver a rebuscar en las bolsas, se colocaba un pijama igualmente de seda pero este siendo negro de camisa y pantalón largo.
-No me respondiste... -Encaminandose a la cama y después de recoger las toallas y la ropa húmeda, dejando todo en un canasto de ropa sucia que luego se encargaría de enviar a lavar, se subió a la cama jalando con él al sigma quien obedientemente se recostó a su lado.
-A papá lo he visto ser un gruñón y mandón cuando esta en celo. -Dejando que Yoongi lo tapara con las mantas de la cama respondió.- A mamá... -Todo movimiento del alfa paro al ya no escuchar la voz del zorro, acercándose lo suficiente a este para ver su rostro, notando su ceño fruncido.
-A mamá... -Lo alentó a seguir hablando, consiguiendo que Jimin voltease en su dirección con la misma mueca confundida.
-A mamá la veo ser igual que siempre pero... -Llevando una mano a su cuello rasco este como una forma de concentrarse, siendo detenido por el alfa al notar como su piel se ponía aun más roja de lo que ya estaba.- Nunca he visto la marca de mamá.
-¿No está marcada? -Jimin negó con su ceño aún fruncido que de un momento a otro paso a una expresión de total sorpresa.
- ¡Papá siempre usa cuello de tortuga! -Al ver como era Yoongi quien fruncia el ceño sin entender lo tomo de un brazo comenzando a jalarlo.- Yoongi ¡Mi papá es quien lleva la marca!
-En cuanto tu celo termine iremos al médico. -Aun sorprendido agradeció que Jimin aceptara más que de acuerdo.- No se como me tomaría si nos dicen que siempre fuiste un alfa y no un omega.
Al ver como el alfa fingía tener un escalofrío Jimin comenzó a reír sin poder evitar que el pensamiento del lobo siendo dominado por él, todo sensible y necesitado, pasará por su mente, causando que su risa poco a poco se volviera una simple sonrisa de labios juntos y que su aroma ya más calmado debido al baño, aumentará sin poder controlarlo.
-¿No me dejarías marcarte? -Fue todo lo que salió de su boca mientras se acercaba de la misma manera acechante de momentos antes, cuando el lobo recién había llegado a la suite.
Este solo pudo abrir sus ojos sorprendido, demasiado, y es que de un momento a otro el dulce aroma del zorro se volvió denso y hasta ácido, causando que su contraparte lobuna erizara su pelambrera en alerta. Definitivamente se sentía acorralado por las feromonas del celo del menor que poco a poco se iban volviendo tan intensas que lograron marearlo, pero no lo suficiente para no reaccionar cuando Jimin se movió.
O eso pensó pues cuando se vio presa del zorro sobre él con sus manos sujetándolo de los brazos con fuerza mientras se sentaba a horcajadas sobre su cadera, juro por lo más sagrado que su lobo gimoteo asustado. Y es que lo estaba, Min Yoongi temía del omega, sigma o lo que fuese, en especial al ver como acercaba su rostro hasta su pálido cuello y lo mordía juguetonamente, comenzando a succionar la piel hasta que una pequeña marca violácea se dejo ver.
Un fuerte jadeo escapo de sus labios cuando el menor liberó uno de sus brazos y con fuerza lo jaló del cabello para ladear su cabeza, dejando su cuello completamente expuesto y a merced de la boca del pelinaranja que no lo pensó demasiado antes de volver a atacar la piel del alfa, degustandose con el exquisito aroma que comenzaba a intensificarse a medida que sus labios besaban, mordian y succionaban, intentando recordar como había sido atacado de la misma manera hace unos cuantos minutos.
-Jimin basta. -Apenas habló Yoongi intentando regular su respiración, sintiéndose ahogado por la intensidad de las feromonas.
Aun así en ningún momento se sintió asqueado por el aroma o su lobo lo rechazo, todo lo contrario, en el momento que sintió los dientes del zorro adueñarse de su piel, la imagen de su lobo de espaldas y panza arriba se le vino a la mente.
-Lo siento, alfa... -La aterciopelada voz de Jimin sonó como una caricia a sus terminaciones nerviosas que de un momento a otro estallaron en múltiples colores detrás de sus párpados al sentir los dientes del menor morder con fuerza su piel.
-¡Jimin! -Con excesiva fuerza se soltó del agarre al zorro abrazando a este para inmovilizarlo.
Para cuando se dio cuenta del lacerante dolor que comenzó a sentir, ya era tarde. Los colmillos del zorro habían hecho acto de presencia perforando la piel en la base de su cuello, la misma zona donde los omegas recibían la marca del alfa. Algo que no estaba demasiado lejos de su situación pues al sentir la sangre bajar por su espalda mientras se sentaba aún con Jimin sobre su cuerpo, quien lamia la herida que él mismo había provocado, supo que no era una simple mordida. No cuando su lobo aullaba encantado y la temperatura en su cuerpo aumentaba exageradamente rápido, indicios de que su celo se había adelantado.
Era un alfa marcado por un extraño espécimen omega que en vez de estar avergonzado o arrepentido, sonreía tan grande y hermoso como nunca antes lo había visto, con sus ojos de una tonalidad ocre delatando que su contraparte animal se encontraba en la superficie, completamente orgulloso de la marca que ahora adornaba la piel del lobo.
-Eres mio. -La suave, cálida y relajante voz que emitió Jimin lo sorprendió pues nunca había escuchado una voz omega antes, y debía admitir que la sensación de paz que le transmitió era sorprendente.
-Así parece, precioso zorro. -Sonriendo se dio por vencido ante el aroma, el rostro y los encantos del menor.
Había sido marcado, una deshonra para un alfa pero para él había sido la experiencia más extraña y placentera que podría haber experimentado, y esto último se lo confirmaba la humedad en su ropa. Aunque no sabía si esta provenía de él o del zorro sobre su cuerpo que avergonzado se había alejado dejando ver su pijama completamente húmedo en la zona delantera, empeorando la situación al inclinarse hacia adelante y sentir como de su parte trasera algo comenzaba a escurrir.
-Voy a llamar al medico. -Fue todo lo que dijo Yoongi antes de quitarse al pelinaranja de encima y levantarse en busca de su celular.
Necesitaba que lo revisaran a él, al lascivo zorro sobre la cama y que les trajeran supresores a ambos porque al paso que iban, él no iba a ser el único marcado ese día. Le rogaba a la Diosa Luna que le diera autocontrol pues en cualquier momento se lanzaría sobre Jimin y de ellos no sabrían por varios días, en especial ahora que sus celos habían llegado al mismo tiempo.
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