❝08❞
Muchas veces en su corta vida había sido consciente de lo desagradable, malcriado y petulante que podía ser, llegando a ganarse el odio de muchas personas, a veces lastimando físicamente a quien se lo ganaba, y otras tantas hiriendo con sus palabras al ser provocado. Pocas veces se había arrepentido, teniendo siempre como excusa que ellos se lo buscaban y la verdad era así.
Ganarse el desprecio de gente que no lo respetaba le importaba absolutamente nada, tenia gente que lo quería a su lado y eso era suficiente, no necesitaba de nadie más, menos a idiotas que solo querían algo de reconocimiento en la manada.
Siempre había sido así, desagradable para algunos, divertido para otros, y no estaba dispuesto a cambiar su forma de ser por nada ni por nadie, si querían tratar con él, que se aguantaran.
Pero en ese momento que se encontraba en la camioneta del lobo alfa más poderoso de Daegu, se replanteaba su forma de ser al verlo tan molesto, liberando un aroma y aura demasiado pesada y molesta, comenzando a agobiarlo con cada segundo que pasaba. En otras circunstancias le hubiese pedido sin nada de amabilidad que abriese las ventanas o se calmara pues lo estaba hartando, pero ahora que el motivo de la molestia de Yoongi era él, prefería callar.
Era muy consciente de lo que había hecho y de como había arruinado la cita que el lobo tenía planeada para ellos, y todo por su irremediable carácter que solo consiguió provocar una pelea donde por primera vez era él quien necesitaba ser socorrido, notándose en los nudillos rojos del alfa, aunque más le preocupaba la gran mordida que tenia en su antebrazo la cual aun sangraba.
Todo había comenzado bien, juntos habían abandonado la gran casa del líder de la manada de lobos de Daegu, camino a comer una sabrosa barbacoa dando por olvidado el incidente con su hermano Hoseok, dispuestos a solo pasarlo bien estando juntos para así tomarse el debido tiempo de conocerse adecuadamente si querían forjar una relación.
La tarde transcurrió bien, comiendo, bebiendo y bromeando juntos, ignorando a todos aquellos que los observaban con disgusto al ser dos especies distintas, algo que a ellos no les importaba en lo más mínimo.
Pero cuando estaban abandonando el agradable restaurante luego de una buena comida, el pelinegro se disculpo con la excusa de ir al baño, dejando al impredecible zorro fuera del lugar, recargado en la gran camioneta del alfa. Se sentía feliz y satisfecho, había salido en la primera cita de muchas más que planeaba tener con Jimin, conociéndose al fin no solo como alfa y omega, o sigma, si no como personas.
Pero toda esa felicidad se desvaneció cuando al volver del baño no encontró al pelinaranja donde lo había dejado, siendo guiado por su instinto hacia un lado del restaurante donde el repentino aroma a moras y menta por poco y lo noquea debido a lo denso que se sentía.
Allí en el suelo se encontraba un pequeño zorro de pelaje negro con algunas tonalidades anaranjadas, lo cual lo sorprendió pues nunca había visto en su vida un cambia formas de zorro con esas peculiaridades, ahora entendía a que se refería el joven Hoseok.
La forma animal de Jimin era verdaderamente hermosa y majestuosa, y hubiese seguido admirando tan bello animal si no fuese por la situación en la que se encontraba, rodeado de tres alfas lobunos, teniendo a uno de ellos arrinconándolo en una esquina, pisando su peluda cola con uno de sus pies.
Con rapidez se coloco el cubrebocas que siempre llevaba con él para evitar que lo reconocieran, acercándose luego con toda la seguridad del mundo hacia los lobos y empujando sin nada de suavidad al que estaba lastimando a Jimin, consiguiendo que en cuanto se encontró libre, este se lanzara encima de otro de los lobos, comenzando a morderlo y rasguñarlo en completo descontrol, asustando a Yoongi de paso pues nunca pensó ver una escena tan sanguinaria.
Pero poco duro su sorpresa cuando el mismo lobo al que había empujado se lanzo sobre él con la intención de golpearlo, logrando a duras penas esquivarlo para, solo por instinto, asentar un fuerte puñetazo en el centro de su rostro, consiguiendo noquearlo en cuestión de segundos, algo que asustó al tercer lobo que se había mantenido observando todo con terror.
Vio como el joven que se había mantenido apartado se llevaba a duras penas al lobo que él había golpeado, siendo suficiente para poner toda su atención en el descontrolado zorro que se encontraba aun mordiendo al alfa en el suelo, quien a simple vista parecía inconsciente, debido al dolor se imaginó.
-¡Jimin, basta ya! -Gritó acercándose lo más rápido que pudo, tomando con fuerza el menudo cuerpo del zorro y abrazándolo a su cuerpo, asustándose al sentir una desgarradora mordida en su antebrazo derecho, soltando por impulso al animal mientras llevaba su brazo herido hasta su pecho, presionándolo con fuerza.- ¡Hijo de-!
Al escuchar el alarido de dolor del alfa al fin Jimin consiguió recobrar la consciencia que su estupor debido a la adrenalina le había quitado, comenzando a chillar como solo los zorros sabían hacer, acercándose con rapidez al pelinegro, ignorando completamente al alfa que había estado atacando antes, pues este ya se arrastraba fuera del callejón.
Con miedo se acerco a Min arrastrándose sumisamente intentando llegar a él, pero cuando este dio un paso atrás completamente molesto, sintió que algo en su interior se resquebrajo. Rápidamente volvió a su forma humana, completamente desnudo, algo que poco le importo en ese momento, intentando nuevamente acercarse al mayor sintiendose aliviado al ver que no se alejaba.
-Mierda... -Lo escuchó murmurar, observando acongojado como se quitaba la camisa negra que llevaba puesta, colocándola luego por encima de sus hombros para cubrir algo de su desnudez, quedando únicamente en una camiseta sin mangas que dejaba ver sus marcados brazos y parte del tatuaje de su espalda.
Observando su lastimado brazo gruño más que furioso, viendo de reojo como el sigma se encogía entre la tela de su camisa, la cual se había colocado correctamente, agradeciendo que le cubriese por debajo de los glúteos, pues no quería llamar demasiado la atención de camino a la camioneta.
Rápidamente se acerco al menor y, sin que este se lo esperara, lo cargo en sus brazos como si de una princesa se tratara, caminando con la misma rapidez a su camioneta y, una vez llegaron a esta, bajándolo del lado del copiloto para que se subiera, imitándolo segundos después en el lado del conductor.
Furioso, decepcionado y herido, así se encontraba Yoongi cuando encendió el automóvil para emprender el camino de regreso a su casa, sentimientos que aun albergaba cuando llegaron a esta, sin arrepentirse de haber ignorado a Jimin todo el viaje de regreso, pues era obvio que las miras que le daba eran para llamar su atención.
Una vez estacionó soltó un largo suspiro, apagando el motor y recargándose en el volante, siseando adolorido al sentir una fuerte punzada en su brazo, gruñendo segundos después debido a la rabia que aun recorría su cuerpo.
Había sido atacado por la persona que quería como pareja, por quien prácticamente babeaba al verlo, y por quien se sentía orgullo de los avances que había tenido al controlar sus impulsos y agresividad, pero ¿ahora? solo se sentía decepcionado y, por sobre todo, traicionado. Pues en el momento que había sido herido, su lobo, esa entidad con quien tan conectado estaba, había pensado en castigar dolorosamente al zorro a su lado, un instinto completamente normal al tratarse de un alfa líder.
Pues que alguien lo atacase de esa forma estaba completamente prohibido y sin importar quien fuese, el alfa atacaría. Pero en ese momento había tenido que controlarse con cada fibra de su ser pues, ni aunque lo amenazaran de muerte, le pondría un dedo encima a Jimin, aunque las nalgadas que se había ganado el primer día en su casa por irrespetuoso no contaban.
-Yoongi... -Escuchó la aterciopelada voz del pelinaranja, soltando un bajo gruñido, intentando hacerlo callar. Obviamente no funciono.- O-oye...
-Cállate... -Musitó bajo, intentando no usar la voz de mando, por muy enojado que estuviera jamás intentaria doblegar al chico a su lado.- Por favor, mantén la boca cerrada.
-Pero...-Chillando asustado por los rápidos movimientos de Yoongi lo observo bajar del auto, caminando con rapidez hasta la puerta del copiloto y abriéndola con fuerza, tanta que la camioneta pareció crujir.
Consciente de la rabia que sentía intento calmarse, pasando con cuidado sus brazos por la espalda baja y las rodillas del zorro, cargándolo tal cual lo había hecho antes, cerrando con su cadera la puerta de la camioneta, llevándose así al menor quien se aferraba con fuerza a sus hombros, haciéndolo sentir por un breve momento inexplicablemente bien.
Ese lado alfa que busca proteger a su pareja y que esta lo vea como alguien en quien apoyarse, hacia acto de presencia en el momento menos indicado.
Apunto estaba de llegar a la puerta cuando esta fue abierta de par en par por un alterado Seokjin, lo cual lo confundió, pero al sentir como algo se deslizaba por su brazo entendió lo que sucedía. El aun sensible olfato del padre primerizo había sentido el aroma de su sangre, asustándolo.
-¡¿Qué paso?! -Preguntó más que alterado, intentando ver de donde provenía ese olor, dejando que el alfa pasara aun con Jimin en brazos.- ¡Yoongi!
-Ahora no, Seokjin... -Musitó bajo, intentando ignorar los alaridos de madre histérica que el mayor profería. Se encontraba a nada de subir la escalera cuando el agarre en su lastimado brazo le hizo gruñir.- ¡Puta madre! ¡Seokjin!
-¡¿Quién te hizo eso?!
Apunto estaba de mandar al diablo al omega cuando los repentinos sollozos que Jimin comenzó a emitir asusto a ambos lobos, siendo suficiente para que el omega rubio dejara en paz a la pareja, viendo como con rapidez el pelinegro subía las escaleras camino a su habitación, perdiéndolo de vista en cuanto estuvo en el segundo piso.
Una vez en su cuarto dejo con extrema suavidad al sigma sobre su cama, observando con ojos analíticos cada parte de su cuerpo que la camisa no cubría, intentando averiguar si el llanto que escuchaba era debido a algo físico o no.
Pero al sentir como unas pequeñas y delicadas manos tomaban su brazo herido y el llanto aumentaba, entendió porque Jimin estaba llorando, sintiéndose extrañamente bien al pensar que ese arisco zorro estaba arrepentido por algo, preocupado por él, e intentando enmendar su error dejando suaves y temblorosas caricias en su piel sana.
-Me lastimaste... -Murmuró en voz baja y calmada, sintiendo como toda la impotencia que momentos antes sentía se desvanecía poco a poco. Un nuevo sollozo se escuchó, provocando que en sus labios se formase una pequeña sonrisa que intento ocultar sin éxito.
-L-lo siento, Yoongi... -Levantando su sonrojado y lloroso rostro fijó sus pequeños ojos en los felinos del mayor, enseñando un marcado mohín en sus labios que enterneció al lobo.- No... No me di cuenta...
-¿No te diste cuenta que era yo? -Al ver como el chico negaba suspiro con cansancio, colocándose de pie y caminando hasta su baño desde donde saco un botiquín que, luego de sentarse nuevamente en la cama, le entrego al pelinaranja.- Entonces cúrame... -Al notar los ojos curiosos del zorro volvió a sonreír casi imperceptiblemente, tamborileando sus dedos sobre la pequeña caja en manos del menor.- Si me cuidas y curas mi herida, te puedo perdonar.
En cuestión de minutos Yoongi ya tenia su brazo desinfectado, con una pequeña capa de ungüento y vendado firmemente, quedando satisfecho al sentir como al fin su cuerpo podía comenzar a regenerarse, y es que al ser una herida infligida por otro cambiaformas, con la saliva de este rondando en ella, era mucho mas difícil el proceso de cicatrización, y el bien lo sabia pues la cicatriz en su pecho era un claro recordatorio de eso.
Al fin, luego de casi una hora de rabia contenida, podía sentirse en paz, mucho más calmado a como llego a su casa, dándose el tiempo de observar con detenimiento al hombre que tenia frente a él, dejando escapar una suave risa que llamo la atención del menor, quien guardaba todo lo que había utilizado en el botiquín, sintiéndose curioso al escuchar al alfa reír luego de verlo tan molesto.
Pero al sentir una suave caricia en una de sus piernas desnudas, entendió porque el lobo se reía de manera tan divertida pero coqueta.
-Ve a darte una ducha y a vestirte, luego hablamos. -Fue todo lo que dijo al notar como el rostro del zorro antes rojo por el llanto, se volvía rojo de la vergüenza al encontrarse completamente desnudo bajo la fina tela de la camisa del mayor.
Vio con ojos curiosos como el alfa se quitaba la camiseta que llevaba puesta mientras caminaba al baño de su habitación, imagino que también se ducharía, pero eso no era lo que le importaba en ese momento, claro que no. Lo que estaba en su cabeza casi atormentándolo, era la extraña necesidad que tenia de "algo", no sabía qué, pero algo en su interior le decía que haber cuidado del alfa luego de haberlo lastimado, no era suficiente.
El extraño recuerdo de una de las tantas omegas que habían querido educarlo para ser un buen compañero para un alfa, se le vino a la mente, consiguiendo que nuevamente se avergonzara por lo que había pensado.
"Para que un alfa enojado se calme, debes consentirlo, cuidarlo y mimarlo".
Estaba apunto de entrar al baño para darse una merecida ducha cuando el repentino abrazo que rodeo sus caderas lo detuvo, bajando con lentitud su rostro vislumbro los delgados pero tonificados brazos de Jimin apresar su cuerpo, frunciendo su ceño confundido ante tal muestra de afecto.
Con delicadeza se separo del agarre del menor, girando en sus pies para poder mirarlo, encontrándose con el bonito rostro del zorro sonrojado y con ese lindo mohín que tanto le gustaba ver, aunque en ese momento no entendía porque estaba con esa expresión luego de haberlo abrazado.
-¿Sucede algo? -Preguntó con suavidad mientras se inclinaba hasta quedar a la altura del pelinaranja, notando como este vacilaba un poco antes de acercarse a él, quedando con sus rostros demasiado cerca, tanto, que hasta él comenzó a ponerse nervioso.- ¿Jimin?
Sin esperárselo un pequeño beso fue dejado en su mejilla, tan malditamente inocente que fue inevitable el sonrojo en su pálida piel, alejándose con vergüenza ante un cariño tan tímido por parte de la persona que ese mismo día por poco y mataba a alguien. Era simplemente inexplicable.
Nuevamente unas suaves manos rodearon su cintura mientras aun seguía atontado por el pequeño beso, sintiendo como esta vez la cabeza del sigma se escondía en su pecho, incentivo para intentar calmar los alterados latidos de su corazón y no quedar como un alfa demasiado sensible. Pero al escuchar la suave voz del menor, poco le importo quedar como un idiota enamoradizo por tan simples acciones.
-Lo siento, alfa... -Musitó en un tono bajo y tímido, sintiéndose de alguna manera correcto llamar de esa forma a Yoongi, no le molestaba para nada.- Esos lobos... idiotas... -Se interrumpió antes de soltar algún improperio.- Intentaron propasarse conmigo, luego dijeron que no debía estar con un alfa tan débil como tú, que debía estar con uno de ellos... O con los tres.
-Aun no entiendo porque reaccionaste tan agresivamente... -Con suavidad rodeo el menudo cuerpo del sigma, permitiéndose esconder su nariz entre los alborotados cabellos, suspirando a gusto el sentir el dulce aroma a moras.
Sus palabras no buscaban aminorar la imprudencia de esos alfas al tratar a quien creían era un omega como un objeto, claro que no, pero él mismo había visto como el joven en sus brazos lograba defenderse verbalmente ante imprudentes que intentaban pasarse de listos llegando a acosarlo. Pero ese día había sido diferente.
-Porque luego de negarme dijeron que si te mataban ya no habría problema para tenerme. -Al sentir el cuerpo tenso del alfa comenzó a dejar suaves caricias en su espalda, suspirando al verse comprendido.- No iba a dejar que un trío de imbéciles te lastimaran por mi culpa.
Y ahí estaba la razón de la agresividad del zorro, su potencial pareja había sido amenazada de muerte y, al no ser un simple omega, había reaccionado como solo su linaje podría hacerlo, intentando matar al atacante, quien justamente había sido el alfa a quien había dejado inconsciente, pues de su boca había salido esa idea de matar al alfa, a su alfa.
Con la misma suavidad del abrazo, Yoongi alejó el cuerpo del menor de su torso, inclinándose hasta que sus rostros quedaron frente a frente, consiguiendo que Jimin mordiese sus labios debido a lo nervioso que esa cercanía lo ponía, era demasiado intimo para su alterado corazón. Pero la cercanía paso a segundo plano cuando las manos del alfa sujetaron sus hombros y, con toda la seguridad el mundo, habló.
-En este momento, en este preciso momento, lo único que quiero es besarte.
El fuerte latido de su corazón resonaba incesante en sus oídos, martillando su cabeza como si de un taladro se tratara, dando justo en su sentido común y en sus terminaciones nerviosas, en definitiva en todo su cuerpo, sintiendo como temblaba de pies a cabeza sin poder evitarlo, con sus ojos sorprendidos fijos en los del alfa frente a él, sintiéndose derretir ante la tonalidad ámbar que comenzaban a tomar, dejando atrás el tono azabache, casi hipnotizándolo.
Pero claro, solo casi, pues en cuanto noto como el lobo se movía salió de su estupefacción llevando sus pequeñas manos hasta el pecho desnudo de este, empujándolo con suavidad y viendo como Yoongi se erguía en su lugar, soltando sus hombros y dando un paso atrás, pasándose una mano por su alborotado cabello y suspirando casi con resignación.
-Lo siento, solo ve a tu habitación, yo me daré una ducha. -Tomando una gran bocanada de aire se dio la vuelta, dispuesto a entrar al baño pero nuevamente las manos del pequeño zorro se lo impidieron.- Jimin, te ruego por lo más sagrado en esta tierra, que me sueltes.
-¿Por qué? -Preguntó en un tono bajo, reafirmando su agarre en torno a la muñeca del mayor, sintiéndose pequeño al ver la diferencia de tamaños entre su mano y la del alfa.
Grande fue su sorpresa al notar como el mayor volteaba soltándose de su agarre, inclinándose nuevamente hasta quedar a su altura, sujetándolo esta vez de las caderas, sintiéndose bien al ver como Jimin daba un leve brinco en su lugar, exaltado por el contacto tan intimo.
-Porque aunque tenga apariencia humana, sigo siendo un animal, Jimin... -Reforzando su agarre entorno a las caderas del menor lo acerco a su cuerpo, gustándole demasiado el calor que el zorro comenzaba a emitir por cada poro de su piel.- Y como un animal, tengo deseos y algunos son demasiado salvajes como para detenerlos ¿Me entiendes?
Llevando sus pequeñas manos hacia el pecho del alfa las recargo allí, esta vez sin intención de empujarlo, solo queriendo sentir la cálida piel del lobo que, al igual que la suya, comenzaba a irradiar calor, sorprendiéndose pues nunca había sentido tal energía provenir del lobo.
Con vergüenza alzo su mirada hasta enfocar el tranquilo rostro del pelinegro, notando el cariño con el que era observado, consiguiendo que su timidez aumentara, algo impropio en él teniendo en cuenta lo impulsivo y temerario que era. Pero allí, entre los brazos de un imponente alfa que continuaba tratándolo con delicadeza aun sabiendo de lo que era capaz, sentía que era correcto sentirse débil, vulnerable y querer su protección.
-¿Me deseas? -Su voz salió suave, demasiado, cautivando al hombre frente a él quien asustándolo recargo su frente en la contraria a la vez que cerraba los ojos, dejando escapar un hondo suspiro que estremeció al zorro.
-¿Cómo puedes preguntar eso? Estas prácticamente desnudo frente a mi, solo cubierto con mi camisa, liberando feromonas acompañadas de tu exquisito aroma... -Abriendo los ojos se separo levemente del menor, sonriéndole con cariño.- Claro que te deseo Jimin, y no sabes cuanto.
Para sorpresa del alfa, el tímido zorro cerro los ojos liberando aun más de su dulce aroma, pero no era como esa vez que uso su aroma para incapacitar a Kihyun, noqueándolo a él de paso, esta vez su aroma contenía feromonas pero no estaban cargadas del apabullante deseo sexual que lo había abrumado esa vez en su oficina.
Su aroma era tan dulce, tan sensual y atractivo que solo lo invitaba a reconocerlo como una pareja compatible, como un buen omega, dándose cuenta que Jimin en el fondo era mucho mas omega de lo que creía, maravillándolo. Aunque hace mucho tiempo el linaje del menor le dejo de importar, para él era el zorrito valiente capaz de pelearse con alfas por protegerlo y protegerse a él mismo, no un omega, no un sigma, era simplemente Jimin.
Y claro que lo aceptaría, aunque su parte animal, esa parte primitiva, ya lo había aceptado hace mucho tiempo.
Siendo más atrevido rodeo con sus brazos las caderas del menor, levantándolo en un rápido movimiento consiguió que este abriera los ojos y se abrazara a su cuello con miedo de caer, pasando sus piernas por la cintura del mayor para sujetarse, observándolo con los ojos abiertos de par en par, esperando una explicación.
Pero no fue necesario al ver que caminaba hasta la cama, sentándose en esta con el sobre su regazo, haciéndolo avergonzar pues, como antes había dicho el lobo, estaba completamente desnudo bajo la camisa del mayor, sintiéndose demasiado expuesto en esa posición, estando con una pierna a cada lado de las caderas del alfa, con el sujetando las suyas.
Aunque su atención se vio interrumpida por el exquisito aroma a café y menta que comenzó a rodearlo, mezclándose con su propio aroma que invadía ya toda la habitación, causando que sus pequeños ojos se cristalizaran al entender lo que Yoongi intentaba decirle.
Al mezclar sus aromas aceptaba en su totalidad todo lo que él era, cada defecto y cada virtud, lo aceptaba desde el pelo hasta la punta de los pies, con todo y linaje extraño, lo aceptaba como persona y como zorro.
-¿Aceptarías a un gruñón lobo como tu alfa? -Preguntó Yoongi acariciando las caderas del menor por sobre la tela de la camisa, sin dejar de mirarlo en ningún momento, queriendo recordar cada detalle de su rostro.
-¿Y tu aceptarías a un zorro defectuoso como tu... Como tu sigma? -Dudando sobre como terminar la pregunta tomo valor, pues antes de aceptar al alfa, debía aceptarse el mismo por lo que era, y no por lo que deseaba ser.
Toda la respuesta que recibió fue un pequeño y dulce beso en su barbilla, junto a esa sonrisa de encías que pocas veces había visto pero que le encantaba, pues le daba una apariencia infantil al siempre serio rostro del alfa, fascinándolo por lo versátil que podía ser alguien que creyó era indiferente. Pero no, ahí estaba sonriendo como un niño, con la pálida piel de sus mejillas sonrojadas, y un peculiar brillo en sus ojos que casi parecían lagrimas.
Con suavidad poso sus pequeñas manos en el rostro del lobo, apresando sus delgadas mejillas y dejando una suave caricia allí, notando como este cerraba los ojos disfrutando de los mimos que Jimin le proporcionaba, sin esperarse la delicada presión en sus labios que de un momento a otro sintió.
Abriendo los ojos pudo ver el rostro sonrojado de Jimin, enterneciéndose por el ceño fruncido del chico mientras lo besaba, como si estuviese usando toda su concentración en ello. Aunque esta fue interrumpida en el momento que el agarre en su cadera se intensifico robándole un jadeo de sorpresa, abriendo los ojos sorprendido al sentir los labios del alfa moverse sobre los suyos y, posteriormente, la húmeda lengua de este.
Era su primer beso real, no solo un contacto de labios, sentía como los labios del mayor se movían con suavidad sobre los suyos, humedeciéndolos con su lengua pero sin intensificar el beso, siendo todo tranquilo y lento, intentando no asustarlo, lo cual agradecía pues no sabia que hacer con exactitud.
Pasaron segundos, minutos, no lo sabía, solo era consciente de lo bien que se sentía y de lo mucho que necesitaba sentir la piel del alfa pues, con la misma suavidad y tranquilidad del beso, comenzó a pasear sus manos por el cuello, pecho y brazos del lobo, satisfecho al escuchar el leve gruñido que se formaba en la garganta del mayor, dándole a entender que le gustaba.
Separándose con cortos besos que hicieron reír al zorro se observaron con rostros sonrojados y brillantes sonrisas, siendo la de Jimin la primera en desaparecer y cambiar a una mueca asustada al sentir como las manos del mayor se colaban bajo la camisa, tocando la piel de sus muslos y caderas.
-Shh... -Escucho de parte de Yoongi mientras se escondía en su cuello, subiendo sus grandes manos hasta la cintura del menor, apresándola y acercándolo más a su cuerpo.- No te hare nada que tu no quieras, solo quiero sentir tu cuerpo como su sentiste el mío ¿si?
-¿Puedo colocarme ropa interior al menos? -Preguntó en tono infantil, haciendo reír al pelinegro quien con suavidad lo soltó, alejándose del cuello del menor para poder observar su rostro.
Como si no pesara nada lo tomo de la cintura y lo levanto, dejándolo de pie a un costado de la cama, levantándose él también para caminar hacia su closet desde donde saco unos boxers blancos, los primeros que encontró, caminando nuevamente hacia el menor y arrodillándose frente a él, notando lo confundido que estaba.
-Dijiste querer colocarte ropa interior, pues aquí esta. -Mostrándole la prenda sonrió con levedad, tomando uno de los pies del chico y levantándolo, sintiendo como este se afirmaba de sus hombros, así coloco la prenda con suavidad, subiéndola con cuidado evitando levantar la camisa y, una vez estuvo correctamente colocada, su levanto quedando de frente con el menor.- ¿Mejor?
El sonrojo en las mejillas del zorro no parecía querer darle tregua, demasiado avergonzado al ser vestido pues nunca nadie había hecho algo así por él, siendo la última vez que permitió que alguien lo vistiera cuando tenia cinco años, siendo esa persona su madre.
Levantando la camisa observo sus caderas, notando que el boxer le quedaba a la perfección, sintiéndose más cómodo llevo sus manos hasta el elástico y lo acomodo, sorprendiendo al alfa cuando también acomodo su entrepierna, bajando la camisa luego con rapidez.
-Ahora si, mucho mejor. -Sin poder aguantarlo Yoongi comenzó a reír, encantado por la confiada acción del chico, tomándolo nuevamente de las caderas hasta levantarlo en el aire.- ¡Yoongi! ¡Deja de tratarme como un muñeco!
-Es que no pesas nada, cariño. -Volviendo a sentarse en la cama atrajo el cuerpo del menor hasta el suyo, volviendo a estar en la posición de antes, con Jimin sobre su regazo y él sujetando su cuerpo.- ¿Ahora si puedo tocarte?
-Eso suena muy sucio... -Murmuró colocando sus manos en los hombros del alfa, rodeando luego su cuello y recargando su pecho sobre el del contrario, creyendo sentir el fuerte latido de su corazón.- Dijiste que no harías nada que no quisiera.
-Y planeo cumplir mi palabra, pero aun así quiero tocarte, de manera inocente y no sucia como crees tú, pervertido. -Haciendo un pequeño puchero impropio en él, consiguió hacer reír al zorro, ganándose luego un corto beso en su abultado labio.- Veo que ya hay confianza aquí.
-Me tenias con el culo al aire sobre tus caderas ¿Cómo no habría confianza?
Nuevas risas se escucharon de parte de ambos, escuchándose incluso fuera de la habitación donde un preocupado SeokJin cargaba en sus brazos a la pequeña Yoona, un poco más calmado al saber que los problemas con los que habían llegado esos dos ya no existían, aun así hablaría con ellos pues el fuerte aroma que se filtraba por debajo de la puerta le daba a entender muchas cosas que necesitaba comprobar.
Mientras el omega se alejaba de la puerta al notar como su pequeña bebé ya exigía comida, dentro de la habitación Jimin y Yoongi permanecían abrazados, con este ultimo paseando sus grandes manos por debajo de la camisa que cubría al menor, dejando suaves caricias desde los hombros hasta las caderas del chico, deteniéndose justo sobre la cinturilla de los boxers, con los cuales jugaba estirando el elástico y soltándolo, divertido al sentir como el pelinaranja daba leves brincos por el pequeño golpe.
Nunca se imagino estar así con el insolente zorro que había aceptado albergar en su casa a pedido de un viejo amigo, mucho menos luego de conocer la insufrible personalidad de este, pero ahora, luego de conocer como en realidad era, de entender porque se comportaba de esa manera y de ayudarlo con su problema de agresividad, entendía perfectamente porque su parte animal estaba tan empeñada en tenerlo como pareja.
Era todo lo que algún día imagino en un omega, fuerte, valiente, temerario e inteligente, como también era hermoso, sexy, atrevido y tierno, una combinación que, debía admitir, no tardaría en enamorarlo en muy poco tiempo. Y esperaba que Jimin se sintiera de igual forma con él, y si no era así, no le importaba esperarlo el tiempo que fuese necesario, seria paciente y comprensivo pues sabia que esta era la primera vez que el zorro tenia una relación.
Y bueno, para él también era la primera vez.
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