CAPÍTULO IX

IGNATI.

¿Un perro? Sí, a pesar de la pésima calidad de sonido que tenía el teléfono de Damien, había escuchado perfectamente sus palabras del otro lado de la línea.

Frente a mí, la mirada de Auro casi me asesinaba, pidiéndome una aclaración lógica ante las acusaciones de su hermano gemelo.

—Sí, claro... el perro rabioso —musité yo, vacilante—. Espera. Damien, cuando decimos "perro", ¿a quién nos estamos refiriendo exactamente?

Airado por mi pregunta, Auro me arrebató el teléfono de las manos, al mismo tiempo que golpeaba mi cabeza con su mano abierta.

—Estúpido, está hablando de Mason. Cierra el pico un momento, ¿quieres? Yo hablaré con Damien.

Inhaló aire fuertemente antes de hablar; pareciera que estuviese reuniendo valor para intercambiar un par de palabras con su hermano después de dos años. Los músculos de su rostro se tensaron, luego presionó el icono del altavoz en la pantalla para que yo también pudiera escuchar su conversación.

—¿Mason está contigo? ¿Por qué sigue vivo? ¿Por qué aun no has asesinado a ese hijo de puta? —cuestionó en voz baja, pero sin dejar de lado su tono enfurecido.

—¿Mason? ¿Mason Coleman? —interferí. Mis ojos casi brotaron de mi cuerpo al escuchar ese nombre—. ¿Akim? ¿Hablamos de Akim Komarov? Creí que el tipo estaba en prisión... o muerto.

El pelinegro me hizo un ademán para que me callara. Lo obedecí de mala gana, al igual que siempre.

—Escúchenme bien, si ustedes han llevado una vida tan pacifica los últimos años, lejos del caos, las mafias y sobre todo, de Mason Coleman, es gracias a mí. Me he sacrificado para que ustedes puedan vivir su maldita fantasía de familia perfecta y romance adolescente mientras a mí me patean las pelotas todos los días. Mason no está muerto, mucho menos en la cárcel, lo he retenido conmigo durante todo este tiempo y está ansioso por salir a matar.

Miré a Auro con confusión. Él hizo lo mismo. A pesar de no compartir los mismos genes, nuestras caras de desconcierto eran idénticas.

No entraba en nuestro razonamiento. Era como si Damien nos estuviese hablando de otra realidad, una muy distinta a la nuestra, en donde supuestamente, habíamos estado llevando una vida tranquila y sin preocupaciones durante los últimos dos años.

Auro estuvo en prisión por 681 días, días en los cuales no dejaba de atormentarse por haber dejado sola a Zoe. Pensaba en ella a todas a horas, y ni hablar de todas las veces que intentó contactarla. Lo escuchaba sollozar constantemente mientras observaba las fotografías de ambos, pero había algo en las fotos de París que simplemente acababa con él.

Mi hermano luchó por su libertad todo el tiempo, y aunque, yo pude disfrutar de viajes, fiestas y alcohol, no todo fue bueno para mí. Lo acompañé durante todo su proceso y trabajé junto a Rider durante meses para recolectar suficiente información que probara la inocencia de Auro. Como si eso no fuera suficiente, una chica obsesionada conmigo me persiguió cada noche por cada hotel en el que dormía, y además, me metí en problemas muy gordos con varias mafias que ahora ofrecen dinero por mi cabeza.

Vamos, no sería Ignati Bogdanov si no lo hubiera hecho.

Hubo muchas cosas en nuestras vidas en los últimos años, pero tranquilidad, esa no la habíamos conocido nunca.

—¿Vida pacífica? ¿Romance adolescente? ¿Qué carajos dices? Literalmente acabo de ver la luz del sol por primera vez en dos años —anuncia Auro con molestia.

Hubo un corto silencio hasta que Damien habló.

—¿Qué? ¿Tienes problemas de ceguera?

—¡Acaba de salir de prisión, idiota! Y a mí me persiguen tres mafias distintas alrededor del mundo. ¿De qué parte del culo te sacaste lo de una vida pacifica?

—¡¿Prisión?! —repitió en voz alta y con aparente sorpresa—. No, no, espera, ¿entonces quién está con ella? ¿Cómo está? ¿Te atreviste a dejarla sola después de que te eligió sobre todas las cosas?

Auro enarcó una ceja.

—Dímelo tú. Muy seguramente sabes más sobre ella que yo.

Arrugué el entrecejo mientras observaba a Auro. De pronto era como si estuvieran comunicándose en un idioma que solamente ellos dos podían entender.

Tuve que intervenir de nuevo.

—¿Podrían comenzar a decir nombres, por favor? ¿De quién demonios estamos hablando ahora?

—De Zoe —me respondieron ambos al unísono, en un tono de fastidio. Aunque a decir verdad sus voces eran tan iguales que parecía ser una sola.

Me quedé callado. Comprendí por que ellos lograban comunicarse tan bien a pesar de no haber conversado en un largo tiempo. Por supuesto que estaban hablando el mismo idioma. El idioma Zoe.

—Entonces no está contigo, ¿verdad, Damien? —murmuró Auro—. Y por lo visto tampoco sabes mucho de su paradero.

—¿Cómo que "tampoco"? —repitió una vez más. Dios, parecía una maldita grabadora—. Llevo dos años creyendo que ella está con ustedes, feliz, disfrutando su romance de película con Auro, sin preocupaciones porque todas las he tomado yo por ella. Sacrifiqué mi propia libertad, ¿y ahora me dicen que ella no ha estado con ustedes?

Claramente aún quedaban muchas piezas por encajar y cosas por explicar. Intercambié miradas incomodas con Auro, mientras un profundo silencio se apoderaba de la llamada. Nadie supo qué decir. A continuación, un estallido del otro lado de la línea. No estaba seguro, pero podía jurar que Damien había arrojado algo de cristal o porcelana al suelo en un intento por externar su molestia.

Mierda, esto se había vuelto incomodo.

—Bueno... —balbuceé tratando de romper el silencio—. Nosotros creímos que tal vez estaba contigo. Ustedes desaparecieron de la ciudad casi al mismo tiempo y en realidad... No volvimos a saber nada de ustedes después de la muerte de Dimitri —hice una breve pausa—. El agente Rider nos dijo que la policía buscaba a Zoe por estar involucrada en los crímenes de la mafia, así que si no está contigo, entonces supongo que huyó.

Damien pareció estar procesando lo que acababa de contarle.

Soltó un largo suspiro.

—He estado en Nueva York desde que Di murió —confesó y de pronto su voz adoptó un matiz más oscuro. Por primera vez parecía haber aflicción en sus palabras—. Ni siquiera sabía que la policía la buscaba. Debe haber atravesado un infierno ella sola —calló por un momento, luego soltó una risa corta—. Y yo que creí que te habías quedado con la chica.

Auro estaba a nada de responder cuando decidí meter mis narices nuevamente.

—Ella no se quedó con nadie —especifiqué—. Su competitividad es absurda porque no serán ustedes los que "se queden con la chica". Creí que a este punto ya nos habíamos dado cuenta de que si lo quiere, ella es quien se queda con ustedes —miré a Auro—, y oh, sorpresa, en esta ocasión no eligió a ninguno.

Mi hermano me dedicó una mirada de fastidio, o al menos eso podía interpretar, y seguramente desde Nueva York Damien me dedicaba una peor.

No me arrepentía. Tenía que mediar la situación o estos dos clones no serían capaces de llevar una conversación decente. Yo podría ser inmaduro, un idiota, un narcisista, un cabrón o lo que fuera, pero si se trataba de mi familia —y me refería a la verdad, no a la que llevaba misma sangre— haría hasta lo imposible.

Me preocupaba no saber nada sobre Zoe, primero, porque todo lo relacionado a ella afectaba directamente a mi hermano, y aunque sonara empalagoso, quería verlo feliz; y segundo, porque a pesar de todo y después del largo camino que ella había recorrido con nosotros, no podía evitar verla como mi familia también.

Zoe me había prestado más atención en tres años que mi padre en veintidós.

—Tengo motivos para creer que su vida corre peligro ahora —admite Damien.

Auro casi repara al escuchar esto.

—¿Motivos? ¿Qué motivos?

—Iñaki, ¿serías tan amable de decirle a Auro qué demonios es Dolka? —me dice en un tono de amabilidad sarcástica.

Dolka. Dolka. ¿Dónde había escuchado eso antes?

Dolka.

Mierda, creo que sé de donde lo escuché.

—Es una extraña tradición de la familia de mi madre —le respondí no muy seguro—. La han heredado por generaciones. ¿A qué viene todo esto?

Auro me miró extrañado. No solía hablar sobre mi madre con él y por consecuencia, jamás en su vida había escuchado sobre el Dolka. Él sabía que mi madre había muerto cuando tenía cinco años, así que no había mucho que pudiera contarle sobre ella.

Owmm —Damien finge ternura—. Las tradiciones familiares son tan lindas, ¿verdad? Siempre uniendo a la familia. O eso imagino, es decir, yo ni siquiera tengo familia. En fin, ¿puedes explicarle a Auro de que va tu hermosa tradición familiar?

Uní las cejas. Algo muy raro estaba pasando con Damien. ¿Por qué de pronto estaba interesado en la familia de mi madre, a la cual ni siquiera yo conocía bien?

Encogí los hombros mientras Auro esperaba impacientemente mi respuesta.

—Apostar —expuse—. El propósito del Dolka es ganar dinero mediante apuestas y juegos. La familia de mi madre organiza uno anualmente. No entiendo, ¿por qué me preguntas todo esto? ¿Cómo lo sabes?

Para este momento, todos los músculos del cuerpo de Auro ya estaban completamente tensados. Él tampoco entendía nada, pero a juzgar por el nerviosismo en su cuerpo, ya estaba comenzando a intuir lo que ocurría.

Yo no.

—Y por casualidad, Ignati, como miembro de la familia has... Ya sabes, ¿postulado a alguien para el juego?

Con su pregunta, intenté viajar entre mis memorias. Mi mente no era la mejor y mucho menos si trataba de recordar cosas tan específicas como esa. Apenas y podía recordar que era el Dolka.

Entre mi divagar encontré un par de recuerdos ambiguos sobre ello.

—Eso creo —respondí—. Di muchos nombres hace tres años. Quería que dejaran de molestarme.

El sonido de una puerta azotándose pudo ser escuchado.  Damien estaba molesto, aunque aun no entendía por qué. 

Auro interviene sin entender nada.

—Matt, ¿qué está pasando? ¿De qué está hablando Damien?

—Suficiente. Hablamos mañana —dice el gemelo malo abruptamente, dando por terminada la conversación.

Seguido de esto, comenzamos a escuchar sus rápidos movimientos, acompañados de su respiración agitada. Parecía estar dirigiéndose a algún lado.

—¿Te vas ahora? —cuestiona Auro, incrédulo—. Dijiste que Zoe podía estar en peligro, esta es una plática que nos interesa a ambos. ¿A dónde vas?

—A comprar un boleto de avión hacia California. Retomaremos esta conversación mañana mismo, en persona — creí que iba a terminar la llamada cuando agregó algo más—. Ah, y si yo fuera tú Ignati, me iría consiguiendo un lugar en el mejor hospital de la ciudad.   

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Heeey, primero que nada quiero pedirles disculpas por la tardanza. Regresé a clases presenciales y mi tiempo está muy reducido. Aun así, la novela seguirá;) prometo actualizar más seguido ahora! 

Este capítulo es dedicado con mucho mucho amor para estas hermosas personas: 

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Muchisimas gracias a cada una de estas personas por la paciencia y el apoyo! Los Bogdanov y yo les mandamos un abrazo enormeeee

Si quieres que te dedique el proximo capítulo, dejame tus comentarios y sigue mi perfil.

Espacio para que se reporten las del team Auro aquí. 

Espacio para que se reporten las del team Damien aquí. 

Espacio para que se reporten las del team A lo Fleur aquí. 

Nos vemoooooos. 


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