Capítulo XIII
Lo deja entrar.
—Siéntate, estas en mi casa.
—Creo que la frase no va así —murmura por lo bajo mientras toma asiento en la pequeña sala.
Es la primera vez que deja entrar a alguien, y ni siquiera está segura de porqué lo hizo.
— ¿Café? ¿Té? ¿Agua? —pregunta acercandose al espacio de la cocina.
—Agua está bien.
— ¿Con veneno o sin veneno? —bromea.
—Vaya... la chica tiene sentido del humor después de todo.
— ¿Quién dijo que no lo tenía? —cuestiona fingiendo estar ofendida.
—Creo que tu forma de actuar no deja mucho a la imaginación.
Ella se encoge de hombros, mientras algo cruzaba su cabeza.
—Vale, no me gusta deberle nada a nadie así que te preguntaré... ¿una conversación conmigo bastaría para saldar mi deuda? intentaré no ser tan dura contigo. Es lo que querías desde un principio así que...
— No —La interrupe.
— ¿No? —Se sorprende.
—No —repite él.
—Vale entonces, ¿que quieres? —interroga mientras toma asiento frente a él con curiosidad.
—Ser tu amigo.
—Yo no tengo amigos.
—El muchacho es tu amigo —alega.
—Leo es un caso muy diferente
— ¿Por qué? —Se inclina viendo con extrema atención a Igna. Ella a pesar de ponerse un tanto nerviosa, no se inmuta y le dedica una mirada desafiante.
—Te traeré el agua. —Cambia de tema, se pone de pie y se gira para luego detenerse con diversión—, ¿con o sin veneno?
— ¡Sorpréndeme! —exclama y ella casi puede sentir la sonrisa a su espalda.
Sirve el vaso y hace un ademán de aplicarle algo mientras eleva una ceja. Regresa al sofá y se lo tiende. Él lo recibe y lo mantiene entre sus manos mientras la miraba a los ojos.
—Acepto —dice al fin.
—Vale.
— ¿Color favorito?
—Dije conversación no interrogatorio
—Mi interés siempre has sido tú, no una conversación
—Vale, intentaré responder las que pueda. No tengo uno, sin embargo me gusta vestirme de negro y gris.
—Lo intuí por tu cabello.
—Buena intuición. Siguiente pregunta.
— ¿Alguna cosa favorita?
—Libros —responde sin pensar.
Él sonríe.
— ¿Estudias...?
—Ingeniería Química.
—Yo soy ingeniero civil, algo en lo que tenemos cierta similitud... vale, mujer lista ¿te gusta la música?
—Si, pero no te molestes en preguntar de que tipo porque eso sería demasiada información.
—Vale... ¿algo a lo que le tengas miedo?
—No responderé
—Mmm entiendo.
— ¿Familia?
—No tengo familiares —responde sin emoción alguna. Ya no le afecta. Y extrañamente se siente cómoda en la compañía de este hombre.
—Lo siento, no debí preguntar.
—No te preocupes, yo soy quien debería sentirlo y no lo hago.
—Continúo... por lo que sé no tienes novio, pero igual preguntaré ¿tienes?
—No.
— ¿Quién era el idiota al que golpee el otro día?
Ella sonríe al recordarlo en el suelo.
—Un error.
— ¿Tu ex?
—Llámalo como quieras, ahora es mi turno —toma el vaso de entre sus manos y bebe un trago para tenderselo de nuevo.
—Moriremos juntos —dice él mientras toma el resto del contenido.
—Tu eres el idiota aquí, no yo. Mi turno, ¿tienes novia, Becker?
— ¿Por que el interés? —Le dedica una sonrisa ladeada.
—Simple curiosidad —Se limita a responder mientras su rostro mantiene una expresión de indiferencia.
—Vale, no tengo novia, acabo de terminar con una relación de 5 años y... llámame Williams, si gustas.
Una pequeña sonrisa se empieza a formar en los labios de ella sin explicación aparente. Y ni ella misma es consciente de lo que dirá a continuación.
—Llámame Igna.
La sorpresa invade el rostro del aquel hombre.
— ¿Hablas en serio?
—Si pero si gustas puedes ignor...
—No, es solo que tienes unos sorprendentes cambios de humor.
—Así soy —Sonríe falsamente.
Williams suspira.
—Aún no puedo sacar el incidente de mi cabeza... ¿crees que se trate de tu ex?
—Hablando de cambios... —murmura entre dientes—. No, no creo que se trate de él. Pero no descarto la posibilidad porque no tengo idea de quién podría ser.
—Me preocupa lo que te pueda suceder —Se inclina de nuevo hacia ella y coloca un mechón de cabello detrás de su oreja.
La sensación que la invade es reconfortante, sus miradas se conectan mientras ese simple gesto la hace despertar sensaciones que creía muertas hace mucho.
Toma el rostro de él entre sus manos y lo acaricia, lo mira por unos instantes y rápidamente cierra el espacio que los separa, sus labios se mueven al compás de un beso necesitado y urgente, se lanza hasta quedar sobre él, toma su cabello y él posa las manos en su trasero, puede sentir la necesidad, el beso se vuelve más profundo y la temperatura va subiendo, empiezan a explorarse mutuamente.
«¡Joder! se siente tan bien...»
— ¿Fritz? —pregunta esa voz masculina.
Un jadeo se escapa de sus labios. Parpadea rápidamente, él está frente a ella con expresión preocupada.
«Mierda, lo imaginé»
Traga saliva y asiente.
— ¿Esto te ocurre con frecuencia?
—Más de lo que me gustaría... —dice con la respiración un poco agitada.
Sus ojos se clavan en los de ella y sus manos vacilan para tomar su rostro pero finalmente lo hace y el acaricia su mejilla con el pulgar.
— ¡A la mierda esto! —exclama mientras se abalanza sobre él, tomándolo desprevenido.
Ambos se ponen de pie y ella lo toma del cuello para hacerlo inclinar.
—Quiero que me beses y de ahí no quiero que pares —dice seriamente.
—Igna yo no...
—Solo esta vez. Sin compromiso alguno, Williams.
Duda un poco pero la besa, la besa sin más y este beso es mejor que el anterior, porque a pesar de ser apasionado también es dulce.
Sus lenguas rozan explorado lugares desconocidos al compás de un ritmo necesitado y urgente. La sujeta firmemente por la cintura mientras le retira la chaqueta. Luego la eleva del suelo, y ella enrolla las piernas alrededor de su cintura.
—A mi habitación —dice entre jadeos y gemidos.
Lo guía sin separarse. Al llegar a su cama él la deja delicadamente sobre ella, mientras empieza a quitarle la blusa y se separa un poco para admirar sus pechos. Ella aprovecha la oportunidad y sujeta haciéndolo girar hasta quedar sobre él.
—Cuando pensé en lo que podrías hacerme cuando me dejaste entrar, jamás pensé que abusar de mi sería una opción —dice con voz agitada.
Ella ríe, si, ríe, como no lo hacía en años.
—Supongo que esperabas una tortura ya que eres algo masoquista, pero eso es para que no te dejes guiar por las apariencias... —alarga y ahí termina su conversación porque se besan de nuevo, ella empieza a desabrochar su pantalón y...
(...)
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