¿Por qué en mis pensamientos?
Michael, Michael, Michael...ese tío rondandome por mi cabeza, la verdad, no sé porque, es como si se metiera en mis pensamientos.
La semana pasada hizo algo muy raro, me persiguió a mi casa y cuando intenté entrar me paró y me beso, eso sí, no se libró de la hostia más grande de su vida.
- Hermanita, dime que no tienes nada con ese tal Michael-. Me preguntó mi hermano.
- NO-. Dije en un grito-. Ni pensarlo.
- ¿Y el beso que te dio el otro día en frente de casa?- Preguntó un poco enfadado.
- Porque me acosa.
- Pues ya hablaré yo con él para que te deje de acosar.
- Bueno tampoco hace nada malo.
- ¿Acaso te has enamorado del pelo arcoiris?
- NO.
- Pues lo parece.
Genial, ahora mi hermano cree que me gusta ese chulo engreído que no le importa nada más que él mismo, apuesto a que se tira mirándose en el espejo toda una tarde para verse guapo con mujeres o esas rubias tontas con el cerebro den tamaño de un gisante.
- Lorena, deja de pensar en alto.
Muerda, si no fuera poco mi hermano me ha escuchado.
- Y tú deja de escuchar conversaciones conmigo misma.
Hoy sinceramente es un día de perros.
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