Hoy es otro día, el segundo día que Ashton está grave, el segundo día que mi hermano, la razón por la que existo, está con esos tubos...y todo por mi culpa.

No dejan que nadie esté en esa habitación con él y eso me mata, no poder tocar sus pequeños mofretes sonrosados o simplemente cogerle la mano.

- Deberías irte a casa a descansar-. Dice una enfermera.

- No, quedó estar aquí.

- Pero mirate, tienes los ojos rojos e inchados por tanto llorar.

- No puedo hacer otra cowa cuando mi hermano está al borde de la muerte.

- Te entiendo pero debes descansar, además, soy su enfermera y está en buenas manos.

- ¿Sobrevivirá?

- Todavía no lo sabemos pero es fuerte.

- Tu cara me es muy familiar.

- Puede, soy una antigua amiga de tu hermano.

- ¿Sobrevivirá?

Ella no hace nada más que mirar a los lados y luego mirarme a mí con una sonrisa.

- Te dejo entrar, pero rápido, que si te ven ahí dentro se me cae el pelo.

- ¡Gracias!- Le digo mientras la abrazo.

Entro y lo primero que escucho es una máquina haciendo "pi pi pi", ese sonido me pone muy nerviosa, voy a la cama donde mi hermano se encuentra, me siento y le apreto su mano con fuerza.

- Por favor, ponte bien pronto, es mi culpa que estés aquí mientras puedes estar en casa, regañandome por tener la música muy alta o por hacer estupidezes, te extraño mucho.

No puedo contener mis lágrimas ni unos segundos más y lloro, ya sé que el me dijo cuando rompí con Ruben que soy una princesa y que si lloro voy a perder la corona, pero, joder, es imposible no llorar.

De repente la máquina que estaba sonando cuando entré produce un sonido muy chirriante para los oídos, ya no es un "pi" en intervalos, ahora es más largo.

La enfermera, amiga de mi hermano, entró corriendo y educadamente me hecha de la habitación, sé lo que eso significa, sé que eso es más grave, sé que todo me está dando vueltas y sé que ahora veo todo negro.