Me di cuenta de que me gustaba Jay el día del cumpleaños de mi hermano. Ese día fue cuando pasamos más tiempo juntos y empezamos a conocernos, pues aunque él era amigo de mi hermano desde mucho tiempo atrás, nuestras conversaciones nunca eran tan largas. Tal vez hubiese sido mejor sólo quedarnos en un hola y adiós, pero yo lo arruiné ese día.

Pensé que podía hacerlo olvidar de Heeseung. Pensé que podía gustarle, y fui tan tonto al pensar eso.

Intenté quedarme cerca de él todo la noche del cumpleaños de mi hermano, tomé su rostro entre mis manos y le besé la mejilla cuando me despedí. Él sonrió con dulzura y yo creí que había logrado algo.

— ¡Adoro esta canción! — Grité en la fiesta por encima de la música, mirándolo con una gran sonrisa.

Él rio y acercó sus labios a mi oído, invitándome a bailar en susurros. Y yo pensé que había ganado algo, pero no era una competencia. Porque para él nadie podría siquiera competir contra Yang Heeseung, mi hermano.

Y desde ese instante supe lo incómodo que era estar jodidamente enamorado de él, cuando él sólo tenía ojos para mi hermano.