UNA NUEVA ERA.
[Uno... dos...]
El traspié del hombre aumento. De pasos delgados y ligeros tras la bruma del vapor de su cuerpo se recrearon en pasos firmes y pesados sobre el pavimento.
[¡TRES!]
A la vez su velocidad aumento y el hombre se impulsó hacia delante.
—¡¡AQUÍ ESTOY!!
En una pose extraña el hombre se abalanzo hacia delante invadiendo lo que era un camino entre la zona residencial.
Apenas había parpadeado un par de veces en aquella forma musculosa, prontamente el vapor salió de entre su cuerpo y en un estallido sordo el hombre decayó hacia delante.
*¡COUGH, COUGH!*
Un poco de sangre salió entre aquella tos mientras recobraba su postura tranquilamente.
[Que mala presentación...]
Pensó All Might mientras limpiaba los restos de sangre en las comisuras de su boca.
[Debería darme prisa. Tengo que decírselo.]
—Niño...
Apenas el adulto levanto la mirada el aire había soplado por aquella calle levantando más que polvo del suelo pues la brisa no se encontró con nada que la detuviera.
Aquella calle estaba sola, solo habitada por la presencia y sombra solitaria de All Might.
—¿Qué...? Pero si estaba aquí hace un segundo. Yo lo... —All Might giro hacia atrás casi enseguida encontrándose con una pequeña estela morada desapareciendo casi al instante impidiéndole notarla como algo más que un reflejo del atardecer—...lo vi.
All Might había estado siguiendo al chico unos cinco minutos desde la lejanía al haberse logrado separar de los reporteros. No había aparecido ante él debido a que aquel chico atacado lo había estado siguiendo también por eso espero a que ambos hablaran, pero, para su mala suerte había llegado tarde.
Midoriya Izuku había desaparecido de la nada y con ello, el bolsillo de All Might comenzó a vibrar.
...
—¡AHH!
En otra parte de la ciudad el cuerpo de aquel chico había caído a través de una especie de remolino purpura.
*SPLARGH*
Midoriya Izuku había caído en un cumulo de restos de almacenaje como cajas de madera y algunos tubos de plástico provocando un pequeño estruendo en aquel lugar.
Había caído boca arriba por lo cual lo último que vio de luz fue aquel remolino que poco a poco desaparecía dejándolo más confundido que antes.
[Dolió... dolió bastante.]
Pensó Izuku mientras se retorcía hacia un lado sosteniendo su espalda.
Pudo ser que los tubos de plástico aligeraran un poco su caída, pero el golpe aun siguió siendo contundente pues fueron más de dos metros los que le toco viajar antes de tocar el piso.
*Cough, Cough*
Tosió un par de veces.
[Este lugar está lleno de polvo... ¿Es polvo?]
Cerro sus ojos y respiro hondamente.
El volvió a toser.
[Es polvo.]
Tosió un par de veces más antes de levantarse.
[Está muy oscuro... Espera, ¿Dónde estoy? ¿Qué paso?]
Sus manos buscaron entre el suelo abultado algún lugar firme del cual apoyarse para ponerse de pie, al contrario de sus piernas las cuales ya habían encontrado un punto firme.
Él se impulsó casi cayendo en el proceso.
—¡—!
De lado a lado evadiendo la caída, Izuku logro encontrar el equilibrio.
Con sus brazos tendidos hacia los lados comenzó a ver a través del velo oscuro. Fue un intento casi fútil pues lo único que podía ver con mucho esfuerzo eran los muros a su espalda y costados. Eran muros agrietados de pavimento viejo.
[Este lugar... Yo estaba hace un momento en...]
*Shhhhh*
Izuku se quedó en blanco
El viento estaba hablando o más bien el susurro de los muros había comenzado otra vez.
Era un sentimiento ajeno a lo propio. Fue casi sutil como el interrumpir la charla entre las paredes que han estado en silencio por un largo rato.
Izuku se dio cuenta que donde fuera que estaba, no parecía ser un invitado de gala.
*CR—RK*
—¡¿Qué...?! —Izuku se agito hacia atrás—. ¡¿...Quien?! ¿Q-Quien anda ahí...?
Nuevamente el ruido se había repetido.
Los hombros de Izuku se tensaron y el sudor comenzó a correr por su rostro. En un segundo se había enfriado tanto que sentía las pulsaciones de su sangre sobre sus extremidades.
—¡Y-Y-Y-Yo... s-se karate...! —dijo en voz alta mientras agitaba sus brazos—. A-Así que... n-no les... r-recomiendo que se... ¡Me acerquen!
Temblando, nervioso, asustado.
Izuku no sabía que estaba sucediendo. De hecho, él había jurado haber escuchado una voz, pero no podía ver nada. Ese lugar donde estaba completamente oscuro frio... demasiado frio para que una persona común y corriente pudiera estar ahí mucho tiempo.
Aunque llevara allí unos pocos segundos su cuerpo ya estaba pasando factura o más bien un aviso rápido a su cerebro.
Ese lugar no era bueno.
Ante este aviso Izuku enseguida dio un paso hacia delante.
—S-S-Se los... ¡A-Advierto!
Entre los trastos tirados en el piso buscando entre la oscuridad un buen lugar donde pisar y casi sin aviso un sonoro estallido eléctrico parecía haber llamado su atención. Enseguida unas luces tenues como el neón de la parte bajan de un coche se encendieron a los costados de Izuku.
Una ráfaga de luz viajo de una esquina a otra a través de un largo pasillo terminando en lo que era un techo muy mal cuidado.
Como lo antes mencionado, estas luces eran casi más como adorno que como un punto de iluminación. No inundaban completamente el lugar de luz ni borraban al cien por ciento la oscuridad de lugar, simplemente eran un adorno o más bien una guía hacia donde los ojos de Izuku deberían de estar.
Lo importante no eran las luces, si no lo que dichas luces cubrían.
—¿Qué...? ¡Ah...!
Izuku se tropezó al dar un mal paso.
Cayo sobre lo que era una especie de manguera enorme de color negra. Parecían ser cables tuberías, pero en vez de agua transportaban algo más.
Al igual, un mar de cables gordos no tanto como las mangueras comenzaron a formar un camino ante los ojos del chico caído.
Todos estos cables y mangueras parecían ser dirigidas a un largo pasillo el cual estaba repleto de contenedores de cristal con una especie de líquido amniótico.
—¿Qué cosa...?
De un lado a otro, cables por aquí y por allá. Estos creaban un sendero el cual Izuku opto por ignorar hasta que volvió a escuchar un crujido y después...
*¡CLAP!*
Era un sonido fuerte pero instantáneo.
Era como el sonido de una gran lampara encendiéndose en un escenario vació.
Apenas el miro a sus costados sin mirar completamente atrás noto como una luz más fuerte que las anteriores había aparecido de la nada.
Izuku deglutió.
No sabía si era buena idea darse la vuelta. En realidad, aunque lo fuera él no quería darse la vuelta. Él pensó rápidamente en una escena de algún tipo de película de terror barata donde todos los eventos de un sitio son creados únicamente con el objetivo de crear tensión.
Y ciertamente lo habían logrado.
Sin saber realmente de donde saco valor y fuerza el giro hacia atrás.
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~Y dios dijo: hágase la luz.
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Izuku miro al vació. La oscuridad envolvía todo a su alrededor, incluido el frio y duro concreto que estaba debajo de él.
Pudo sentir la fría brisa chocando con su rostro por escasos segundos antes de detenerse abruptamente. Un breve dolor, como el de una descarga eléctrica había recorrido todo su cuerpo. De pies a cabeza, de cabeza a pies. Posteriormente, la oscuridad se intensifico al punto de poder sumergirse en ella y perderse en la profundidad de su consciencia.
Ciertamente el tiempo que ocurrió en esos instantes no se podría haber una mejor manera que explicarlo que con la palabra; eternidad.
Hubo un momento en que Izuku pensó que estaba muerto, pero un intenso dolor en la cabeza y en las piernas le comprobó que, en realidad, para su buena o mala suerte seguía vivo. Podía sentir el frio concreto en sus rodillas, podía sentir el frio abrasar su cuello, podía verlo a él.
Aquella figura impoluta entre las brasas oscuras que parecían arder como un fuego en medio del bosque.
¿Cómo era aquello posible? Pensó Izuku al ver como la oscuridad se convertía en un velo alrededor de la figura de esa cosa. "Cosa" era a lo que más podía aspirar a Izuku a describir aquello que no podía comprender.
Trato de pararse, pero pronto se dio cuenta que sus piernas no le harían caso. Aun cuando podía saber con tanta seguridad que tenía sus piernas intactas después de esa caída, había algo que le hacía dudar y preguntarse si en realidad no las tenía destrozadas.
Era capaz de sentir cada centímetro, cada milímetro de su ropa tocando su piel como su sangre llenando su cuerpo. Desde las pulsaciones en sus extremidades hasta el latir de su corazón golpeando como campanazos su pecho.
[Que... ¿Por qué?]
Pese a que se había vuelto preso de su cuerpo, parecía que su mente era libre. Era la única parte de él que aún se sentía ligera sin tanto en ella que le impidiera agitarse.
Fue cuando al final podía escuchar su respiración agitada, podía escuchar como su garganta buscaba crear algún tipo de sonido para hacerlo despertar.
Fue cuando... sus ojos sin previo aviso se elevaron y aclararon su percepción.
Era un hombre.
Sentado en un lugar que sus ojos no llegaban a descubrir. Rodeado de aquellas mangueras, cables y algún tipo de estructura metálica.
Era un hombre con una compostura firme que tenía ambas manos entrelazadas encima de una pierna la cual estaba en la cima de la otra.
De cierta forma estaba sentado de una forma graciosa, pensó Izuku. Pero, por otro lado, creyó también que lo único que podía estar en aquella oscuridad tan plácidamente no podría ser una persona, un hombre.
Debería ser un monstruo.
Izuku recordó los cuentos que leía con su padre. Los primeros cuentos que comenzó y que tiempo después dejo por ser tan simples.
Izuku pensó en las bestias de aquellos cuentos.
Para este punto Izuku había perdido toda noción del tiempo. No sabía cuánto tiempo había estado de rodillas en ese lugar, pero cuando finalmente parecía recobrar algo de cordura, su consciencia le jugó una mala pasada y todo su cuerpo respeto aquello heredado en nuestros genes por las cadenas antiguas.
[¿Por qué? ¿Eso es una persona? ¿Si es si quiera... Humana?]
Izuku no sabía porque pensó en eso.
[No puedo mover mi cuerpo. Lo siento pesado. Me duelen, me duelen las piernas, brazos, pecho, espalda... hombros. Me duele todo. Me siento pesado... es como si estuviera presionando algo contra mí. Como si el mundo se me viniera encima. Es demasiada... esta, presión. ¿Presión? No... no es presión. Es más bien...]
Era terror.
El tipo de presión que aprisionaba a Izuku era producida por terror. A lo cual Izuku pensó que tan terrorífica debería ser una persona para producir tanta de esta.
¿Qué tan aterrador podría ser esta persona?
Una persona con la capacidad de poder burlarse del diablo en su cara y darle la espalda al regresar al mundo de los vivos sin miedo a represalias.
Aun cuando comenzó a morderse la lengua. Aun así, no pudo moverse. Aunque Izuku sabia la respuesta su mente comenzó a ser la siguiente en no permitirle moverse libremente.
Se lleno de tanta basura innecesaria y entre toda esa información adyacente solo se le vino a la mente una idea.
»Cuando se te encara a algo desconocido la principal reacción de supervivencia es el miedo. Algo que no se conoce, algo que los sentidos jamás presenciaron provoca una reacción curiosa. La mente y el cuerpo colapsan al no poder comprender el peligro al que se encuentran. Es en ese instante que se produce espasmos en el cuerpo en búsqueda de la supervivencia. La sangre heredada, los genes que vienen desde tiempos antiguos luchan por mandar una señal. Muchos dirán que el cerebro es quien manda en todas situaciones de órdenes, pero la realidad es que el cuerpo es participe de una de las más importantes. Ante una reacción nula del cerebro, el cuerpo buscara una forma de salvarse.
Es naturaleza humana.
Una sensación que se ha grabado en el ADN por milenios... el postrarse ante lo superior.
La única forma de salvarse así mismo, el único movimiento que le permitió fue inclinar su cuerpo hacia delante hasta el punto de que su frente toco el frio concreto.
Sus ojos estaban tan abiertos, que ni si quiera se molestaban por parpadear.
Abrió sus palmas y las tendió sobre el suelo delante suya.
Era subyugación.
Ya no importaba que pensara Izuku, solo tenía que sobrevivir.
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[De pie.]
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INTRODUCIR: BORN'S LULLABY- MIYU
¿Qué fue eso?
Izuku paso a ser espectador en un cuerpo que ya no le pertenecía.
Era como si estuviera viendo algún tipo de cortometraje a través de una cámara que se movía de abajo hacia arriba.
El juraba haber escuchado una voz nuevamente. Una voz fuerte, fría y grave. Una que le dio algún tipo de orden que no pudo evitar ignorar.
Todo para él se había vuelto turbio. Sus ojos pasaban por lo que era un canal acuático de agua oscura que ondulaba de lado a lado. Su cerebro se había bloqueado sin permitirle pensar profundamente.
El veía sus piernas moverse hacia delante pero no era capaz de sentirlas ni tampoco de ordenarles que se detuvieran.
...
»El miedo es, por su propia naturaleza, la más pura emoción humana. Cuando sentimos miedo, nos mostramos como realmente somos. Creo que no hay nada más genuino que el miedo mismo, sobre todo el miedo que nos provoca nuestra propia muerte. Esa emoción es la que nos ha llevado a sobrevivir estos miles de años que llevamos habitando en este planeta. El instinto de supervivencia nos hace aferrarnos a nuestra propia existencia, y, además, a luchar, sobrevivir sin importar la situación... todo hasta el último momento.
...
Eran las palabras de un programa que Izuku solía ver en las noches que no podía dormir.
Caminando a través de un largo túnel sin percatarse que aquel cortometraje poco a poco cambiaba de visión hasta que la inclinación del camera se había alzado.
Era un grave error.
[¿Por qué?]
Por fin había podido pensar por cuenta propia nuevamente.
[¿Por qué yo...? Acaso... ¿No había dejado de sentir?]
Aquel cortometraje mostraba una figura. Retrataba de pies a cabeza al hombre sentado en aquel lugar que finalmente había podido describir como un trono.
Pero lo que no entendía era lo que había más allá del cuello.
La interferencia de las señales de radio, las interferencias de la imagen de una televisión... el golpe de realidad que azotaba contra el cristal de consciencia de aquel chico, quebrándolo abruptamente en el proceso.
Cara a cara con aquel hombre.
Su mente había hecho un clic.
Mas allá del instinto, la boca de Izuku se cerró, sus ojos se abrieron tanto que sus ojos se le podrían salir en cualquier instante. Su cuerpo se tensó tanto como la dureza de una roca.
Él había dejado atrás todo para simplemente observar.
Era un hombre sin rostro. Solo tenía una gran boca y media nariz, nada más. Lo que había más allá solo eran cicatrices de cortes, fuego, era como una reconstrucción facial fallida dejando atrás lo que alguna vez fue humano para pasar a ser horripilantemente monstruoso.
Portaba cables y mangueras más pequeñas conectadas a la piel carnosa de su rostro las cuales se zarandearon al momento de que este individuo vestido de traje oscuro se inclinó de su trono hacia delante.
Era enorme. A comparación del pequeño chico, quizás este hombre debería de medir al menos dos metros, poco más.
Su mano que se tendió hacia delante era capaz de abrazar toda su cabeza si así lo quisiera, pero en contrario a eso, solo tomo el mentón del chico.
—Tranquilo... No hay que temer.
La voz del hombre a comparación de su aspecto era... suave. Izuku se preguntó si la voz que había escuchado recién era igual a la que escucho en las dos veces anteriores. Eran completamente diferentes.
[Tranquilo...]
Suaves, pero también aterradoras. Lo suficiente como para hacer que Izuku volviera en sí y pudiera ser completamente participe de lo que estaba ocurriendo, pero, aun consternado. Preguntándose por que se sentía así, aun delante de aquel individuo sin mover un solo musculo pues sin duda alguna, Izuku pensaba que, si de verdad existía el infierno y el diablo, por ende, seguramente el hombre delante suya era lo más cercano a verlo cara a cara.
Ver aquella sonrisa tan humana en un rostro tan monstruoso le provoco una sensación algo extraña que no pudo explicar más que... nostalgia.
Intentando indagar en los pocos pedazos de mente que aun funcionaban trato de explicarse esto, pero, cortando con esas ideas el hombre soltó al chico dejando que este reaccionara.
—No eres precisamente lo que esperaba ni lo que necesito, pero al menos no eres algo que podría llegar a odiar. En otras palabras, eres esencialmente necesario —dijo aquel hombre.
Izuku abrió la boca. Soltó un par de quejidos y finalmente pudo hablar.
—¿Q-Q-Quien... e-e-eres...?
Con una voz quebradiza casi tenue el hablo.
*Sigh*
—Tanto tiempo aquí en medio de la nada. Seguramente mis modales se han oxidado por esta razón. Pero, antes que nada, ¿Te parece si te tranquilizas un poco? No podremos hablar si no lo haces.
—¿H-H-Hablar...? ¿D-D-De que... q-q-quieres hablar...?
El hombre sonrió.
—De algunas cosas. No muchas en verdad. Cosas como tú, esenciales. Pero de algún modo podrían ser interesante.
—N-No has—
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[Tranquilo.]
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El corazón inquieto del niño había sido tranquilizado como el temperamento bestial de un animal salvaje.
En control de sus emociones, en control de sus pieles. Incluso los pensamientos negativos de lo sucedido apenas hace unas horas se había desvanecido de su corazón.
Él estaba en paz consigo mismo.
Un sentimiento que hace mucho él no había sentido.
Incrédulo observo sus manos.
—¿Mejor? —pregunto el hombre de voz sosegada.
—Mejor... —respondió instintivamente le chico—. Me siento bien.
—Me alegra. Quizás ahora podamos hablar más tranquilamente. Por cierto, siento toda esta presentación tan agresiva. Espero no haberte causado mucho mal.
Izuku agito su mirada, trago un poco de saliva y tomo un hondo respiro. El estaba a punto de hablar, pero no pudo hacerlo. Se le formo un nudo en la garganta al momento de que volvió a observar el rostro sin ojos del hombre.
Izuku pese a estar tranquilo, se sentía incomodo.
—¿Tienes miedo aun chico? —pregunto.
—N-No... —Izuku agacho la cabeza—. Solo me parece todo muy repentino.
—Jajaja~ pareces como si te fueras a morir de un infarto en cualquier segundo niño. Tranquilo, no pasara nada de eso. Solo... quiero hablar.
—E-Entiendo... —Izuku se armo de valor y levanto el rostro hacia el hombre intentando buscar un ángulo donde encajar su mirada, pero no podía hacerlo. Tanta incomodidad hacia desvariar su atención—. ¿Usted quien es...? ¿Por qué me trajo aquí?
—¿Por qué crees que yo te traje aquí?
—¿Eh?
—Es una pregunta retórica. ¿Crees que yo te traje aquí? O acaso sabes, ¿Por qué te traje aquí? Es un juego de palabras. ¿Entiendes? Busquemos quien es el culpable. Si lo soy ¿yo? O acaso, ¿algo más?
—D-Discúlpeme. No puedo entenderlo, señor...
—All. Dime All.
—¿All?
—No hace mucho dejaron de llamarme por mi nombre que creo que ya lo he olvidado. Honestamente en este sitio lo único que puedo recordar son las motas de luces que alguna vez iluminan este sitio. Al final de cuentas ni mi rostro puedo recordar. Así que no te preocupes por cosas sutiles como los nombres.
—D-De acuerdo.
Izuku asintió con la cabeza algo nervioso.
—Bien. He de suponer que las respuestas que buscas debo comenzar a dártelas. Así que, dime, ¿Cuál pregunta quieres que responda primero? —el hombre elevo dos dedos de su mano—. ¿Por qué te traje aquí? O ¿Quién soy? Elige.
La oscuridad de aquel sitio reinaba por momentos. Destellos de luces purpura reflejándose en los contenedores de cristales creaban un ambiente espectral que invadía todos los sentidos de Izuku. Por el rabillo de sus ojos miro hacia aquello que estaba en su entorno como si buscara una respuesta a la pregunta del hombre.
¿Qué era lo que quería saber primero? Se pregunto Izuku mientras presionaba sus nudillos contra su pantalón.
En realidad, ¿Por qué quería saber? Era natural tener dudas y aun más en una situación tan única como esta. Pese a que hace unos momentos se sentía tan atacado, por alguna razón ahora sentía mas que curiosidad, una enorme mural de cotidianidad en la charla. Aun cuando hablaba en momentos con nerviosismo, sentía sus palabras tan naturales.
Sentía que sus preguntas serian respondidas, cada una de ellas con total veracidad.
Así que decidió preguntar:
—¿Quién es usted, señor All?
El hombre sonrió de nueva cuenta. Este hombre pensó en el sesgo de su charla y respondió:
—Alguien que espera. Una persona que lleva esperando mucho tiempo que algo suceda. Un hombre sentado a expensas de un mundo que lo ha olvidado. Ese soy yo.
Izuku no entiendo muy bien a que se refería. En realidad, no entendió nada. Izuku pensó que quizás hablaba en algún tipo de metáfora, pero también creyó que el hombre no mentía. Que esa verdad que él había dicho tenia total honestidad de su parte. Y a pesar de que no pudiera ver su rostro para intentar buscar algún tipo de signa que demostrara deshonestidad, sabía que decía la verdad.
—Señor...
—Dime.
Izuku una vez más trago saliva.
—¿Por qué estoy aquí?
—¿Sabes quienes son las personas mas pacientes del mundo? —pregunto All.
—No lo sé...
El hombre sin rostro elevo nuevamente su dedo índice y dedo medio.
—Los guías y los mensajeros —al bajar sus dedos, siguió—. En el caso de los guías pueden esperar una y otra vez a las personas que tienen detrás de ellos en un ciclo continuo sin fin. Estas personas están hechas para llevar a las personas por un camino que ellos han recorrido infinitamente. Después, están los mensajeros. Claro, hay todo tipo de mensajeros, pero entre toda esta gamma de ellos existen un tipo de ellos que su trabajo es esperar. Días, semanas, meses he incluso años. Todo con el objetivo de dar un mensaje.
—E-Entiendo...
—Pero, aun hay algo mas paciente que este estirpe de personas. Algo que trasciende mucho más allá de la vida y quizás de la muerte. Algo que no es físico, pero tampoco es ciencia ficción. Algo que ata al humano a un final o un comienzo que sin importar como sea el proceso, todo esta dictado sobre roca —All borro su sonrisa y bajo sus manos hacia sus muslos—. Respondiendo a tu pregunta. Yo te traje aquí por que necesito a alguien a quien darle algo importante. Y tú, niño... eres precisamente esencial para esto.
Con su cabeza un poco inclinada hacia delante y con sus pupilas rosando en la parte superior de sus ojos Izuku deglutió mientras debatía en su interior lo que el hombre diría.
Izuku miro al frente.
—Llámalo como quieras, suerte, probabilidad o estadística incluso. Pero... si me preguntaras a mí, le llamaría destino. Así que, Midoriya Izuku... permíteme contarte algo.
[¿Eh?]
¿Cómo aquel hombre sabia su nombre?
...
El frio del aire de medianoche golpeaba su rostro, aunque no con la misma intensidad que hace unas horas lo hacía.
En el rubro de su imaginación diseccionada Izuku pensaba. Sentado al borde de su cama con la ventana abierta de par en par mientras sostenía sus manos en un entrelazado agarre.
Una sorpresa mas no seria algo grata para él.
Nuevamente el viento soplo y su cabello se agito. El verde esmeralda reflejado en la noche era como el verde de los faroles que inundaban una calle cercana a un parque donde un hombre caminaba mirando a su alrededor.
Lejos de ahí, erguidos como criaturas grises, enormes edificios que se distinguían claramente en la oscuridad del cielo, más allá de eso, lo único que el hombre de pie en medio del parque podía distinguir era una calma espectral que jamás hubiera llegado a pensar que era posible.
—Tranquilízate Toshi. El no pudo desaparecer, así como así. Es un joven que no tiene quirk, además, no creo que sea lo suficientemente rápido —All Might, o mas bien, Toshinori Yagi en su forma mas endeble estaba sentado en una banca pensando—. Él estaba ahí, a unos pasos y desapareció. Frente a mi... ¿Cómo es eso posible? Hah... piensa.
Llevaba ya unas muy largas horas buscando al chico de ahí para allá de allá para más allá. Tanto tiempo que ni si quiera se había percatado que la medianoche estaba arribando a la ciudad de Musutafu.
Ya hace rato que las personas habían dejado de estar en las calles y solo el esmeralda brillo del farol parecía dar suficiente rienda a la vista del hombre que miraba al final del parque.
—Tengo que encontrarlo...
Sostuvo su rostro, agotado.
*BRRR, BRRR*
Nuevamente su celular vibro. Esta vez, debido a que Toshinori estaba mas calmada logro notarlo en su bolsillo.
[¿Una llamada?]
Pensó mientras tomaba el celular de su bolsillo y lo ponía en su rostro.
Aquel número sorprendió al hombre.
Por un segundo toda la atención que tenia sobre la idea de encontrar al chico se borró y lo único que resonó en aquel parque vacío fue el timbre de haber contestado la llamada.
...
El día siguiente a todo lo ocurrido no fue diferente a otros. La única diferencia fue el hecho de que Izuku Midoriya no se presento a clases al igual que Bakugou Katsuki.
Debido a lo ocurrido muchas personas comenzaron a preguntar mientras que la escuela no parecía satisfecha con lo que había pasado, claro, pensando en el chico peliverde.
Para Izuku quien tenía delante de él el gran sol brillante saliendo al horizonte en medio de la mañana solo lo hizo pensar en una cosa.
En algo interesante que él quería probar.
Miro su habitación, observo todos sus adornos, observo su escritorio encontrándose con una foto familiar.
Observo su padre y después bajo su mirada hacia su mano cuya mano portaba algo diferente al día anterior.
Esta tenia un orificio en medio de ella.
Se puso en marcha. Camino hasta la puerta y tomo la perilla abriéndola de golpe solamente para dar un paso y desaparecer de ella en el vistazo de un nuevo día.
Al momento de cerrarse hizo un golpe seco como el del día anterior.
Eran las 9:12 P.M cuando Midoriya Izuku había llegado a su casa dando traspiés mientras la puerta detrás de él se cerraba de golpe.
Delante de él, su madre con un mandil en su cintura y un rostro preocupado.
—Izuku...
El chico estaba con los hombros caídos y una mirada angustiada. Estaba agotado tanto que se notaba en su postura. Apenas reunió las suficientes fuerzas como para poder mirar a su madre con una sonrisa.
—Siento la tardanza...
—¿Tardanza? ¡Izuku, te vi en las noticias! La madre de Katsuki me llamo. ¡¿Dónde estabas?! Mitsuki-San me dijo que Katsuki fue directo a su casa después de eso.
Izuku en su mente solo pudo maldecir ligeramente. El realmente no estaba preparado para esto. Estaba muy, pero muy casando para comenzar una charla abundante.
—Yo... bueno, tuve algunas cosas que hacer —respondió buscando que esas fueran palabras suficientes.
—¡Ni si quiera una llamada! ¡Nada! ¿Si quiera has visto tu celular?
—¿Mi celular? —Izuku busco en su bolsillo encontrándose con la grata sorpresa de que no estaba—. ¿Eh?
—Dios... ¡Izuku! Esa cosa era horrible y te metiste en grandes problemas. ¿No entiendes que pudiste salir herido? ¡Fue irresponsable de tu parte hacer eso! Fue un milagro que salieras en una pieza.
—¿Irresponsable? —la sonrisa de Izuku poco a poco se le borro del rostro—. Pero mamá, Kacchan pudo haber muerto.
—Mira, no quiero sonar cruel. A mi me importa tanto Katsuki como tu Izuku, pero tu eres mi hijo y el estaba en manos de los héroes. Ese no era tu problema. Para nada de concernida arriesgar tu vida por nada.
—¡¿Por nada?! —pregunto en un tono atronador—. ¡Ellos no hacían nada!
—¡¿Ellos?! ¿Las personas que su trabajo es salvar personas? Dime, ¿Qué cambio Izuku? Al final fuiste salvado por esas personas que tú, según no hacían nada.
—¡¿Perdón?! ¡¿Por nada dices?! Si no me hubiera puesto delante se hubiera ahogado Kacchan. Esa cosa realmente es horrible cuando está dentro tuya.
—¿Cómo dices?
[Mierda...]
Inko frunció el ceño.
—¿Cómo es que tu...?
—Mira, cuando Sali de la escuela pasaron cosas. Esa cosa salió de la nada y me tomo por sorpresa. All Might me salvo y luego hable con él provocando que el villano se fuera y llegara a donde Kacchan y...
—¡Espera, espera! ¿Por sorpresa? ¿All Might? ¡¿Tu estabas involucrado de antes?!
—¡No fue mi intención! —Izuku trato de bajar su tono pues no se sentía a gusto alzándole la voz a su madre—. Y-Yo solo pase por ahí ¿Sí? Las cosas se salieron de control y...
—¿Y seguiste adelante en vez de volver a casa? Es que ni si quiera te importo ¿acaso? Si quiera pensaste un poco en mí, ¿Izuku? Lo preocupada que estaría, como las cosas estarían después de esto. ¿Sabes cómo me sentí al encender la televisión y lo primero en ver es tu rostro en medio del fuego? ¡¡Fue horrible!! Y a ti... ¡A ti de dio completamente igual y seguiste adelante!
Izuku estaba hirviendo de ira por dentro. No solo las demás personas, los héroes he incluso All Might habían sido crueles con él, sino que también su madre.
¿Qué no estaba de su lado? Pensó Izuku.
¿Es que acaso no eran ambos contra él mundo?
Quizás las nulas energías que Izuku tenia se convirtieron en ira. Presiono sus palmas contra sus pantalones y se tragó su ira como pudo intentando no gritar o elevarle la voz a su madre.
—Lo siento, ¿Sí? Siento no haber vuelto y ser un buen hijo ¿Sí? Siento no haber sido lo suficientemente fuerte como para hacer las cosas por mi mismo y que las personas en vez de reprenderme, me felicitaran ¿Sí? —Izuku levanto su rostro y cerro sus puños—. Quizás en la otra vida sea mejor...¿Sí?
—Izuku...
—Por favor déjame ir a descansar... realmente estoy cansado mamá. Por favor.
Izuku dio un paso y luego dos hasta impulsarse a pasos rápidos hacia su habitación.
—¡E-Espera Izuku...! —Inko lanzo su mano hacia la de su hijo—. Lo sien—
*¡ZAP!*
Inko soltó un quejido he Izuku retrocedió de espaldas hasta chocar con la puerta de su habitación provocando que el colguije de All Might que tenia su nombre cayera al suelo.
La cuchara que Inko tenía había caído al suelo.
La mano de Izuku tembló. El sostuvo su muñeca derecha mientras se mordía un labio del dolor.
—¿Que fue eso...? —se pregunto Inko mirando su palma—. ¿Una descarga?
Izuku ignoro esto y se despego de la puerta para abrirla y entrar de golpe.
—¡Espera, Izuku! —Inko se lanzo hacia delante solo para toparse con la puerta en su cara—. La cena esta lista...
Con su mano en la puerta la mujer poco a poco se alejo observando el colguije en el suelo. Ella se agacho para juntarlo y volverlo a colocar en su lugar.
Inko se detuvo a pensar si había sido demasiado dura con él. Lo ultimo que el chico dijo realmente le había dolido.
Ella quería hablar con Izuku, pero siente que por hoy se había pasado demasiado. Quizás el día de mañana podrían hablar con más tranquilidad.
Inko giro hacia atrás y miro el cucharon tirado en el suelo. A diferencia que, con el colguije, esta vez atrajo el cucharon con su quirk mientras daba un ultimo vistazo a la puerta de Izuku.
Ella tomo el cucharon flotando y camino hacia la cocina.
En la habitación... por igual algo estaba flotando.
*TAP*
En la arena un objeto había caído.
Bajo el sol naciente en la tierra de Japón, Midoriya Izuku en lo que seria la puesta del sol más tarde de ese día.
Rondando las 11:00 A.M. en la playa de Musutafu, Deku estaba de pie con la mano tendida hacia delante. Aquel orificio oscuro en medio de su palma poco a poco se desvaneció cuando este cerro su mano formando un puño.
—Es el quirk de mamá... —murmuro Izuku para después abrir su palma en sus ojos—. Es su quirk.
Enseguida el se dio la vuelta de golpe y escudriñando con su mirada el cumulo de basura frente a él se termino por decantar por un enorme refrigerador viejo y descompuesto en el cual el usaría el quirk de su madre.
Con su mano extendida hacia delante sus ojos se iluminaron de un brillo que borro su pupila he inundo en un velo verde tanto su mano como el refrigerador que estaba elevándose del suelo mas de un metro hacia el cielo.
Nuevamente en un rápido movimiento elevo su mano izquierda al otro costado apuntando a un televisor emulando de nuevo la misma acción.
Con ambo brazos extendidos de lado a lado, sosteniendo en el aire un par de objetos inanimados, Izuku empleaba aquello que el jamás pensó tener.
Un quirk.
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EL VIENTO SOPLA ANTE EL CAMBIO.
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*Ha... ha... ha...*
Izuku cierra sus puños y ambos objetos caen.
*¡KRASH!*
Colisionando contra la demás basura, Izuku se prepara para su siguiente movimiento lanzando así, un ademan de manos hacia delante y como si de una ola se tratase. El mismo viento parecía llevarse la basura hacia un extremo de Izuku en una onda viviente.
Después en volvería a lanzar un ademan hacia la parte trasera de él mismo elevando una nueva onda de viento que elevo la basura hacia el cielo.
A su alrededor un remolino comenzó a formarse, un remolino de basura flotante bañada en una especie de velo verde que viajaba por todos lados.
*Ha, Ha, Ha, Ha*
Entre los espacios brechas de la basura los ojos brillantes de Izuku relucían como un reflejo de su pasado mientras reía.
...
[¿Para que naciste? ¿Y qué vas a hacer?]
...
INTRODUCIR: PAINT IN BLACK - WEDNESDAY
—¿Eh?
—Escucha niño. Te daré mi poder. Pero, tendrás que guardar el secreto de dicho poder —dijo All.
[¿Poder?]
El hombre extendió su mano hacia el frente y aquel orificio en sus palmas parecía brillar en un rojo carmesí.
—Este poder se le acredita un nombre único entre tantos. El nombre de mi poder es All For One. Este poder toma poder y da poder. En otras palabras, un quirk para robar quirks.
Izuku estaba fascinado, maravillado, pero en una parte, desconcertado. Un poder con la capacidad de tomar poder era algo que ni en sus sueños pudo haber imaginado. Aun cuando era un niño con un gran apetito por aprender, analítico he ingenioso. Algo parecido a lo que él hombre decía era algo que, aunque pareciera obvio debía de existir, el jamás pensó que lo fuera a hacer.
—Un poder que ha sido cultivado por años. Como la flor que se cultiva en la luz, este poder en su contrario se ha cultivado en la oscuridad durante muchas décadas esperando a ser cosechado por alguien digno. Un poder tan grande que seria imposible describir la magnitud de su capacidad con palabras. Y es por eso por lo que no puedo darme el lujo de dejar que desaparezca. Así que lo heredare, te lo heredare a ti.
—¿Por qué...?
—¿Eh?
—¿Por qué yo?
All cerro su puño y la luz carmesí desapareció.
—En ese mundo nacen todo tipo de personas. Valerosas, temerosas, creyentes he ignorantes. Siempre he creído que aquellos que nacen arrogantes piensan que el mundo les pertenece, pero ¿es así? Personas que no les importa cuanto lloren o griten, aquellos que no les dieran nada realmente ¿Valían la pena? No importa. Las generaciones actuales son diferentes a las anteriores por lo que se debe de considerar la posibilidad de que no cometerán los mismos errores que nosotros. Es por eso por lo que le he dedicado mi vida entera a preservarlo.
All extendió su mano hacia la cabeza de Izuku.
—¿Ah...?
—Puede que este lejos de una conclusión acertada, pero no puedo dudar después de tanto tiempo.
Una luz brillante de color dorada fue transmitida desde el corazón del hombre hasta la cabeza del chico viajando a través de su brazo.
Una luz que ilumino los ojos de aquel niño que ríe y canta.
Un niño que ríe a carcajadas...
*¡HAHAHAHA!*
Aquel niño que gira en medio de la arena mientras un remolino de basura danza a su alrededor bañado en una cascada de energía verdosa.
...
[Las manos apretadas de alguien.]
...
El poder de su madre que crece en su interior en un brillo esmeralda.
...
[La respiración de alguien...]
...
Agitando sus brazos como si en una danza estuviera volviendo al mundo su acompañante en el medio del salón de la locura.
...
[Entre los pensamientos hay una especie de energía que ahora creo que forma algún tipo de futuro. Casi como el aleteo de una mariposa en Brasil que provoca un huracán en Texas.]
...
El cuerpo del niño se retuerce se convierte en el cascaron del niño que danza felizmente en un nuevo mundo.
...
[Quizás sea el fin de una era...]
...
La arena se une a la danza y finalmente un torbellino rodea a aquel niño que poco a poco, sin darse cuenta se eleva del suelo junto a todo a su alrededor.
...
[...y el comienzo de una nueva.]
...
El cuerpo tendido del niño yace frente al hombre de pie. En medio de la oscuridad, ambos son arribados por dos presencias que no se muestran ante ellos.
—Llévalo a casa, Kurogiri —ordeno el hombre.
—Como usted desee, maestro.
Nuevamente aquella estela purpura rodeo el cuerpo del niño desapareciéndolo en un suspiro.
Cuando Izuku finalmente desapareció, All cayo en cuenta que su cuerpo estaba temblando. Tanto que se le hacia imposible estar de pie.
—Mi señor, su cuerpo aun no esta listo para que se ponga de pie. Le suplico que por favor tome asiento una vez mas —dijo una voz algo cruda detrás del hombre.
—Mi amigo... ¿Cuánto tiempo hemos llevado aquí? ¿Cuánto tiempo tendremos que llevar más aquí? Todo parece tan pesado ahora que lo he conocido. De algún modo creo, o quiero creer que las cosas comenzaran a movilizarse más rápido a partir de ahora.
All levanto su cabeza y observo su palma percatándose que los orificios estaban vibrando en su mano.
—Cosecharemos lo que hemos sembrado. Así que dejemos que la lluvia alimente los cultivos una temporada más... dejemos que Midoriya Izuku sea quien coseche la semilla que hemos plantado.
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