30. Preparativos VIII (206)


Furia no podía dormir. Había hecho como que no escuchaba a Veda, porque no quería que la viera así, y porque tampoco le parecía bien que su amiga tuviera que pagar por su cabreo. Era mejor que se fuera con Mantis, que siempre estaba de buen humor y sabía combatir con ingenio y palabras. Furia se sentía muy estúpida por no ser capaz de responder a Panocha, pero es que ella sólo podía responder a cosas con sentido, lógicas, y no a los asquerosos argumentos de Panocha, que no tenían lógica más que en su mundo de mierda. El problema era que mucha gente vivía en ese mundo de mierda y la hacían sentir, a veces, a ratos, que ella era la loca por pensar distinto.

Estuvo tentada de llamar a su madre, pero se empezó a poner excusas a sí misma. Era demasiado tarde para llamar. Era posible que su madre no estuviera disponible y eso la frustraría más. Y si llegaba a coger la llamada, ¿qué derecho tenía ella a escupirle todas sus frustraciones? Además, seguro que terminaba preguntándole por Eisentblut y por qué no aceptaba la pelea. Y ella tendría que contarle lo de la incursión chapucera y el salvamento espontáneo. Y su madre le preguntaría qué tal había estado la pelea. Y ella tendría que responder que muy bien y que le había jodido que Martillo tuviera que hacerse oír, y que el Director del Instituto la echara tan pronto. Y su madre la empujaría a aceptar la pelea en Neutralia, donde nadie la interrumpiría, pero ella se pondría a rabiar sobre el estúpido cabrón de Panocha y la absurda bronca que le había echado, en parte porque seguía cabreada con eso, en parte por desviar el tema de conversación incómodo. Y su madre le repetiría que estaba dispuesta a sacarla de allí cuanto antes, pero ella respondería que no, que no era para tanto, pensando en que no quería dejar a Veda y el resto del grupo allí a su suerte. Y la posibilidad de Cruzar el Río flotaría pesada entre ellas, sin que ninguna la mencionara, y finalmente Furia se hartaría y le diría a su madre que tenía sueño, cosa que no tendría, para colgar.

Para eso, mejor no llamar.

Se centró en que la día siguiente iría a Neutralia y podría jugar durante horas al TA3. No iba a permitir que nadie se lo impidiese. Iba a soltar toda la tensión y tal vez pudiera masacrar varios escenarios, saltando de uno a otro, como Ragestorm.

---

–¿Sigues ahí? –le preguntó Roca.

–Ah... sí –contestó Nameless, volviendo en sí sobre la taza del váter sobre la que estaba sentada–. Me has dejado tan... Uf.

–Te lo tengo dicho, todas las veces que haga falta –repitió Roca, apoyándose contra su puerta.

–Ya, pero... –resopló mientras se limpiaba la inundación–. Madre mía, cuánto pringue.

–Bebe agua para recuperar –le recomendó con tono más jocoso.

–Puede que necesite una bebida isotónica –contestó Nameless con ligereza.

–Pues tampoco es mala idea.

Nameless salió del cubículo del váter con las piernas temblorosas todavía.

–¿Seguro que ya estás? –preguntó Roca–. ¿No necesitas otro más?

–Uf, no, qué va.

–¿Seguro? –insistió arrinconándola–. Porque se me ocurren muchas cosas que hacerte aquí.

–Eh... –Nameless dudó y se hizo un repaso mental a su propio cuerpo para comprobar qué opinaban las distintas partes–. Como fantasía tiene su punto, pero pensar que pusiera entrar realmente alguien me corta mucho el rollo –justificó–. Además de que estoy agotada.

La respuesta fue suficiente para Roca, que se alejó un paso.

–Te vas soltando para hablar de eso –apreció–. ¿O es porque estás muy cansada para ponerte nerviosa?

–No te diría yo que no... –suspiró Nameless mientras se lavaba las manos, abarcando hasta los codos–. ¿Y... lo de... amarrarte?

–Cada día mejor –respondió, soltándole una palmada de aprecio–. Hoy no has dudado y se ha notado –se deleitó la que, minutos antes, había sido una bestia indomable peleando contra las sogas de Oscuridad sin lograr partirlas. Al menos hasta que Nameless se había derretido y pasado a ser "devorada".

–La verdad es que sí que me ha venido una duda –recordó mientras se secaba los brazos–. Pero no he dejado que me interfiriera. Demasiado.

–A ver, ¿qué se te ha olvidado preguntar antes? –quiso saber Roca.

–Eh... Es sobre... Es por lo de... Digamos que el extraño cortejo ese te funciona con Furia...

–¿Qué tiene de extraño? –interrumpió Roca.

–Bueno... Ya sé que no sé mucho del tema, pero... lo de retarla a una pelea...

–Ella quiere –señaló Roca muy segura.

–Sí, eso no lo niego. Quiere pelear contra ti, ha quedado claro antes.

–Pues eso.

–Pero que quiera pelea no significa que quiera... ligar contigo.

–Se le van los ojos conmigo.

–Ya... Pero puede que te encuentre atractiva, pero no por eso... Bah, ¿qué hago yo hablando de eso?

–Sí, porque además no era lo que me ibas a preguntar, ¿verdad?

–Eh... No exactamente. Lo que quiero saber es si... una vez te ligues a Furia... –continuó Nameless, tragándose el "si lo consigues"–, ¿qué pasará... con...?

–¿Con qué? –inquirió Roca.

–Con... esto.

–¿Esto? –se extrañó–. ¿Te refieres a nuestra relación?

–Sí. Si me... O sea, lo entendería, porque ella te gusta y yo...

–Eh, eh, eh. Eh –interrumpió Roca severa–. ¿Me estás preguntando si de dejaría por ella? ¿Si te sustituiría?

–¿Sí? –contestó Nameless, que no tenía claro ni lo que quería preguntar exactamente.

Roca abrió la boca contrariada, pero luego dudó y parpadeó; estaba confusa, lo que era muy curioso de ver en ella, siempre tan arrolladora.

–Volvamos al cuarto antes de que pille frío –dijo tirando de ella.

Nameless intentó seguirle el ritmo sin que las piernas temblorosas se le hicieran un lío por el camino.

–¿Esto es algo tuyo o algo civil? –interrogó Roca en cuanto cerró la puerta.

–¿Eh?

–Sé que os enseñan que lo único aceptable es la monogamia, como la heterosexualidad, pero... ¿esto de dar por hecho que te voy a cambiar en cuanto consiga a Furia es algo sólo tuyo o de tu... de la sociedad en la que vivías?

–Ah... Es cosa de la sociedad, supongo, por lo de ir acumulando amantes y olvidar a las anteriores... –contestó y vio que Roca se contrariaba aún más–. Pero supongo que es cosa mía el que entienda que...

–Tú no entiendes nada –interrumpió Roca y Nameless selló los labios en el acto–. A mí me han educado en que está bien en que tenga todas las amantes que me apetezca, siempre que cuide de todas bien; no por igual, sino según lo que necesiten. Esto siempre me ha mosqueado un poco, porque yo qué sé lo que necesita cada una. Pero contigo creo que lo entiendo. Tú y Furia no necesitáis lo mismo, no me hacéis sentir igual ni yo os hago sentir igual. Y me veo muy capaz de tener algo intenso con ella, y no por eso dejar de ser tu Capitana, de escuchar tus líos mentales y darte caña hasta que te corras cuatro veces.

–Han sido tres –puntualizó Nameless.

–Todavía puedo darte más –amenazó Roca.

Nameless esbozó una sonrisa indecisa.

–¿Seguro que no te molestaría y te cansarías y aburrirías? –preguntó, porque necesitaba escuchárselo una vez más.

Roca la agarró con fuerza de la nuca y acto seguido la acarició.

–Pobre civil acomplejada... te dije que lo hago porque eres mi amiga.

–Podría ser porque te aburres...

La mirada de Roca se endureció.

–Voy a masturbarte hasta que no te queden fuerzas para decir tonterías –prometió empujándola hacia la cama.

–No, por favor, he tenido suficiente –se apresuró a asegurar.

–¿Segura? Porque puedo hacer que te desmayes –prometió con mirada demente.

–Como fantasía tiene su punto –aceptó de nuevo–, pero en la práctica, mis tetas y mi clítoris no aguantarían otra sin desollarse –exageró.

–Um... Te salvas porque has dicho "tetas" y "clítoris" sin balbucear –advirtió Roca.

–Gracias –contestó Nameless, volviendo a ponerse el pijama con un suspiro agotado.

–Duérmete y no te ralles –ordenó Roca.

–Sí, Capitana.

---

Cuando despertó, lo primero en lo que reparó Nameless fue en la ligera molestia en el bajo vientre. Gruñó. Ya se acercaba.

–Venga, arriba –dijo Roca–. ¿O a noche te di demasiada caña? –añadió burlona.

–Preferiría que fuera eso... –murmuró arrastrándose por la cama–. Pero es la regla, que va a bajar.

–¿Te ha bajado?

–Creo que no... Pero hoy tendría que hacerlo –dijo llevándose una mano al vientre.

La visita al váter confirmó que todavía no sangraba, pero ella notaba que la sangre estaba al caer, nunca mejor dicho.

–¿Entonces hoy estás floja o sigues a tope? –quiso saber Roca cuando volvió a verla.

–Meh –contestó Nameless mientras hacía las flexiones–. Todavía no estoy que me rompo con nada, pero ya no aguanto tanto.

–Vamos a ver cómo reaccionas a los calambrazos –anunció aplicándole el aparato electrificante–. ¿Te duele o te pone cachonda?

–Meh –repitió Nameless aguantando en pie–. Vibraciones incómodas por ahí abajo.

–¿Incómodas de dolor o de excitación?

–De ambas y se anulan entre sí, así que se queda en meh.

–Si eso es lo que sientes ahora cuando te electrocuto, no está mal –consideró Roca sin dejar de aplicárselo–. Kill usa uno como éste para torturar, así que si lo aguantas así, la vas a joder mucho.

–Puede traerse un cacharro más potente.

–Nah, sólo tú has inventado un cacharro más potente que puede llevarse en la mano.

–Da igual, es su clase. Podría llevarse una batería y pinzas, o la silla eléctrica.

–Puede –aceptó Roca–. Si sigue empeñada en doblegarte, va a tener que ir más rápido con el temario y eso no creo que lo aguante nadie más aparte de Morilec y yo.

Nameless puso cara de dolor anticipado.

–Entre todas me estáis dando una caña incesante –se quejó resignada–. Me estáis haciendo ir más rápido que cualquier villana de familia villana de siempre.

–Y por eso vas a ser la mejor –aseguró retirando al fin el aparato calambrante–. Si Morilec no te mata antes, claro –añadió para sí misma.

–Meh –gruñó Nameless.

---

Veda abrió los ojos y tardó unos segundos en reubicarse.

–¿Qué pasa? –le preguntó Mantis, que ya estaba haciendo sus ejercicios en absoluto silencio.

–Eh... no... nada... –contestó Veda con un balbuceo–. He tenido un sueño. Creo.

–¿Crees?

–Es que... todo era muy como siempre... pero nada era igual.

–¿Como el sueño de Furia, que eramos las mismas, pero en una movida policíaca?

–Eh... ¿sí? Lo siento, es muy confuso. Era tan real y creíble... pero ahora lo veo todo tan... fantasioso.

–¿Sí? Porque a mí todo este rollo de la Academia a un lado y el Instituto al otro me parece muy fantasioso también. Cuéntame –pidió dejando de ejercitarse.

–Pues... yo liaba una y... por haber seguido los pasos de Sarah, que había desaparecido, y entonces se me apareció Darkheart... Lo estoy explicando muy mal –farfulló nerviosa al ver su cara.

–No, creo que me entero. Sarah desapareció, tú seguiste sus pasos y entonces se te apareció Darkheart, ¿no?

–Sí, y... –Veda se sentó en su cama– decía que yo la había llamado y que me daría lo que más quería si me iba con ella. P-Pero me daba miedo y... entonces apareció Furia y quería protegerme...

–Típico de ella.

–Entonces Darkheart se la llevó a ella...

–Qué me dices –exclamó Mantis interesada.

–Para que... Para que yo fuera a buscarla.

Su compañera de cuarto se desternilló de la risa.

–O sea, al revés de lo que se supone que tiene que pasar hoy.

–Sí...

–Ey, ¿te da miedo? –se interesó Mantis, yendo a sentarse a su lado.

–Bueno... es que... que te secuestre el Instituto...

–Va a ser teatro, y no te van a llevar al Instituto. No saldrás de Neutralia sin nosotras.

–Pero es que irme con villanas... um... Se supone que no son buenas...

–Cuando te fuiste con Darksy, en modo niebla nada menos, estuvo bien, ¿no? O sea, tuvisteis el susto de que aparecieran Panocha y el Doctor, pero con Darksy y Tess estuviste bien, ¿verdad?

–Sí... Pero... no sé... estábamos aquí, en la Academia, y...

–¿Crees que Darksy no podría haberte llevado en modo niebla al Instituto? –planteó Mantis.

–No. O sea, sí, pero... parece que yo también puedo tirar...

–¿Ah, sí? Mola. ¿Entonces a qué le tienes miedo? ¿A Roca? A mí no me parece tan terrible como nos la prometieron. Aunque, claro, nos prometieron que sería terrible por ser medio Darkheart, y Darksy tampoco es para tanto.

–Porque están a buenas –musitó Veda.

–Claro que sí, pero eso todas nosotras. Hasta Furia, porque podría estar mucho más encabronada todavía.

–Oh, sí... ¿Y si se enfada mucho por lo de... que se me lleven? –planteó temerosa.

–¿Más que con Hart?

–Hart había ido al Instituto en una incursión, era esperable...

–Sí, y Furia te sobreprotege mucho más a ti que a él.

Veda bajó la mirada compungida.

–¿Y si se enfada conmigo cuando vea que es una artimaña?

–¿Dices si se enfadará contigo cuando vea que estás bien?

–Cuando vea que he participado en engañarla –murmuró muy preocupada.

–Um... ¿Es posible que le tengas más miedo a ella que a las villanas? –planteó Mantis.

–No quiero que nadie se sienta mal...

–Eh, Furia quiere esa pelea, pero necesita que sea... "lícita y heroica", pues vamos a dárselo. Si le han metido en la cabeza que no puede meterse en peleas por diversión, por mucho que las desee, sin un "buen motivo", vamos a dárselo –declaró con energía–. Y si se enfada, le echaré otro sermón.

–Um... Si tú lo dices...

–Venga, levanta, que todavía podemos convencerla por las buenas para que acepte la pelea.

Veda no respondió, pero lo dudaba mucho. Conocía a Furia desde hacía muchos años y sabía que, cuando se empeñaba en algo, no cedía con facilidad. Incluso se aferraba mucho más si intentaban convencerla de lo contrario.

____________________________
____________________________

¿Adivináis cuál va a ser el siguiente AU, después de terminar el del western~?
¡Sí, el de Veda! =D
Me molaría que quedara rollo gótico, a ver qué sale.
Si queréis leerlo, ese AU, el western o el que ya está terminado, el noir, ya sabéis, mecenadme al menos desde el tier1, el más bajito ^^
[www.patreon.com/Cirkadia]

Y, nada, empezamos un nuevo sábado. Un sábado que, como veis, viene cargado de jaleos~

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top