28. Buenas noches III (184)
Según entró en su cuarto, Nameless suspiró agotada; aun así, lanzó la libreta a la cama y se echó al suelo para hacer las series de abdominales y flexiones sin que su Capitana le dijera nada. De he hecho, Roca le echó una mirada que hacía pensar que, de no haber tenido la iniciativa, tampoco se lo hubiera ordenado. Pero, en fin, ya que estaba...
–¿Qué se te ha ocurrido antes? –le preguntó Roca.
–Ponerles chips como a las mascotas –contestó incorporándose y quitándose la sudadera.
–¿Vas a hacerlos tus mascotas? –propuso socarrona.
–¡No! –exclamó asqueada por la idea–. Es para vigilarlos.
–¿Vigilarlos y no matarlos?
Nameless resopló agobiada.
–No me sale explicártelo sin sentirme idiota –gruñó cogiendo el pijama.
–¿Por qué no?
–Porque, comparado con vuestra violencia, siento que lo mío son tonterías.
–Pero no lo creerás de verdad, o no lo harías.
–No... Con Rávana y Ludo lo he estado hablando y tenía sentido, pero aquí, te miro a ti y...
–Te acomplejas.
–Sí... Va a ser eso –suspiró abotonándose la camisa del pijama.
–¿Es como lo de leer conversaciones? Eso era para entenderlos y anticiparte a sus movimientos. ¿Los chips son para algo así?
–No... O sea, sí... pero...
–¿Buscar el mejor momento para pillarlos? ¿Para controlarlos?
–¿Sí? ¿Algo así?
–Dímelo tú.
–Para... hacerles la vida imposible.
–¿Porque matarlos no es suficiente castigo? –planteó con una sonrisa maliciosa.
Nameless dudó.
–No... No soy sádica...
–¿No? ¿Entonces hacerles la vida imposible te parece más suave que matarlos?
–¡No!
–¿Entonces?
–No lo sé. Ahora no lo sé. Sé que hay un motivo, puede que hasta un "buen" motivo. Pero ahora no lo... Ahora nada tiene sentido –murmuró derrumbándose.
–Eh, ni se te ocurra retroceder. Estás cansada, estás hecha un lío...
–Sí –gimoteó agotada, tumbándose.
–¿Un masaje? –sugirió Roca cambiando de tema.
–No.
–Ya estás diciendo que no antes que pensártelo siquiera –le reprochó.
–Porque tengo la cabeza como un hervidero y así no tengo ganas de nada –farfulló mirando el techo–. En serio, no podría concentrarme en...
–¿Follar? Aunque yo sólo te he dicho un masaje.
–Ya... Pero tampoco me apetece. Tengo la cabeza en lo de esta madrugada y la misión y mil cosas más.
–Vale, pero si dentro de un rato te tranquilizas y tienes ganas, me lo dices. Es una orden.
–Mmmh –rumió Nameless, sin dar una respuesta afirmativa.
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Sarah estaba sentada en su cama, manoseando el móvil con nerviosismo. Regina estaba sentada en la otra cama, leyendo como cualquier otro día. La ventana estaba entreabierta unos centímetros. A Sarah los minutos se le hicieron eternos, hasta que un chorro de niebla negra se coló por el resquicio.
–Hola. ¿Todo bien? –saludó la otra Regina, quedándose sentada en el aire.
–Hola –contestó Sarah, sin librarse del nerviosismo por la reunión.
–Buenas noches –añadió la Regina humana, dejando el libro a un lado.
–¿Entonces se acabaron los secretos? –preguntó la vampira.
–Sí, por fin.
–¿Le has contado tú lo nuestro? –continuó pícara.
–¿Lo... Lo vuestro? –balbuceó Sarah impactada.
–Sí, lo he comentado –respondió la Regina humana sin alterarse–. Pero has hecho que suene como si fuese algo parecido a lo que tenéis vosotras.
–Sí –reconoció la Regina vampira con una risita–. Aunque hubo aquella vez...
Sarah las miraba con los ojos como platos. ¿Cómo que "hubo aquella vez"?
–Sigo sin tener claro qué fue aquello –contestó la Regina humana.
–Yo diría que fue un beso. Me dejaste heladísimo, pero muy caliente por otra parte –bromeó.
–Sí, pero no sé por qué lo hice.
–Pues estabas pre-lunática. Faltaban dos noches para la luna llena, pero estaba nevando y eso a ti te afecta, ¿no?
La Regina humana asintió y luego se encogió de hombros. Sarah seguía mirándolas intensamente, con cara de querer saber más del asunto.
–Podemos volver a probarlo –canturreó la Regina vampira levitando suavemente hacia la humana.
–No tengo ningún interés –contestó glacial.
–Me refiero a cuando llegue esa época.
–Ah. En ese caso, ya veremos entonces.
–Trato hecho.
–¿Y si te congelo del todo?
–Bah, puedo permitírmelo. Aunque luego necesitaré que alguien me caliente –añadió volviéndose hacia Sarah.
–¿Esto es... lo que me perdí por estar con...? –empezó a preguntar Sarah.
–Un poco –contestó la Regina humana–. Venía a tentar a otra persona, luego pasaba por aquí, decía un par de tonterías...
–¡Oye! –se quejó la vampira.
–...y se marchaba. Después llegabas tú y no veía cómo contártelo.
–¿Por qué? –quiso saber con tono apenado.
–Las de primero han dejado claro que les cuesta hacerme partícipes de sus planes porque soy demasiado "normal", en el sentido de más aceptada. Pues el curso pasado yo sentía que tú eras más "normal" que yo.
–¡¿Qué?! –graznó Sarah impactada.
–Tú tenías un novio heroico, a mí me visitaba Darkheart a escondidas.
La vampira emitió una risita en el silencio estupefacto de Sarah.
–Pobres heroínas, siempre ocultando cositas que os hacen sentir que están mal y creyendo que las otras sí son "normales", cuando también ocultan sus cositas.
–No me parece motivo de burla –le espetó muy seria su tocaya.
–En realidad me parece motivo de tentación a que crucéis el río –contestó la vampira recostándose en el aire.
–Es cierto que hay cosas que están mal –asintió la Regina humana–, pero no las cambiaremos marchándonos.
–Ah, así que combatir el Sistema desde dentro. Vale, suerte.
–Esto es lo que te perdiste, nada más –le dijo a Sarah su compañera de cuarto.
–Pues... ya ha tenido conversaciones de ese tipo conmigo –contestó Sarah.
–¿Qué esperabais? Soy villana.
–¿Y por eso quieres que crucemos el río? –le preguntó su amante.
–No –respondió sentándose recta–. A ver, soy villana porque nací en una familia villana. Pero tenía mis de dinámicas de poder y elitismo. Son cosas que me he ido quitando en el Instituto. Entonces me di cuenta de que aquí no andáis mucho mejor. Y, para colmo, ahora resulta que tienen el Proyecto Buena Chica –resopló.
A las heroínas se les oscureció el rostro al recordar aquello.
–Veda quiere volver al laboratorio –informó la Regina humana.
–Esa chica guarda más coraje del que muestra –asintió la vampira.
–Pero Apolo no quiere volver –añadió Sarah.
–Tampoco me sorprende –suspiró la villana–. Ese chico guarda más miedo del que muestra.
–Eso he dicho yo –coincidió su tocaya.
–¿Entonces me necesitaréis? –quiso saber, rodando hasta quedar bocarriba.
–Depende del plan que se haga –contestó la Regina humana–. Pero tu poder es útil para una incursión.
–Mi poder, los cacharros de Veda, tu capacidad de percibir gente, especialmente la de sangre caliente...
Sarah bajó la mirada, ella no tenía nada que ofrecer.
–Eh, que me conozco esa cara –advirtió la vampira, irguiéndose para mirarla a la cara–. Los superpoderes quedan muy bien el currículum, pero no lo son todo, ni mucho menos.
–También es complicado saber qué poderes especiales podemos tener si siempre estamos reprimiendo todo lo diferente que tenemos y no lo trabajamos –añadió la que tenía percepción de infrarrojos.
La Regina vampira abrió la boca con la evidente intención de decir lo de siempre.
–¿Vas a repetir que crucemos el río? –se le adelantó glacialmente su tocaya.
–No, iba a decir que siempre contaréis con mi apoyo –maniobró con una amplia sonrisa.
–No ibas a decir eso, pero se agradece –replicó la Regina humana.
–Yo lo que iba a decir... –empezó Sarah– es que tú... bueno, tú tienes poderes...
–Sí, los he desarrollado porque mi madre es como yo. Y porque somos ricas y podemos hacer un poco lo que queramos. Y porque cuando vienen las lunas de invierno, puedo irme a la montaña y no reprimirme, pero... no sé qué pasaría si me quedara, y no me puedo arriesgar a averiguarlo.
–Puedo sugerir cruzar el río, en minúscula –intervino la villana.
–¿Qué quieres decir con "en minúscula"? –inquirió la Regina heroica.
–Que os vengáis sin cambiaros de bando, sólo de visita, como hago yo.
–¿Pero... lunática en invierno?
–¡Sí, claro! No tendrías nada de lo que preocuparte, Reina del Invierno –dijo, posando al fin los pies en el suelo, sólo para poder hacer más firme la reverencia–. Ah, y tú también, Sarah. Hay gente no lunática, como mi prima Roca. Aunque ella es paralunática. Eso significa que no lo es, pero que está tan acostumbrada a convivir con personas lunáticas que esa noche también tiene ganas de fiesta.
–¿Y Nameless? –musitó Sarah esperanzada.
–Ah, no, ella también es lunática. No es peligrosa, al menos que se la ataque, que ese no sería tu caso.
–Ir una noche lunática me parece muy arriesgado a muchos niveles –opinó la Regina humana.
–¿Y un día entre medias? Tengo curiosidad por saber si puedes crear ventiscas.
–Yo también –reconoció Kuure, aunque no muy alto–. Siempre me envían donde ya las hay. Pero ya hablaremos de esto más adelante. Ciñámonos al ahora.
–¿Al asalto al laboratorio?–preguntó Sarah.
–No, para eso necesitamos a las demás. Me refiero a vosotras. Voy a daros intimidad –anunció cogiendo su libraco.
–¿Pero a dónde vas a ir ahora? –exclamó su compañera de dormitorio.
–Ya veré. No te preocupes, no pueden pillarme desprevenida.
–Pero...
–No puedo permitir que sigáis haciéndolo en el baño, aparte de estar muy expuestas, tiene que ser incómodo.
–Eh... No tanto si nos hace levitar.
–Sí, ya sé que podéis tumbaros en el techo –respondió, recordándole que podía sentirla a través de las paredes–. Pero insisto.
–¿Y si...? –empezó la Regina vampira–. Dadme un momento –pidió disolviéndose en niebla negra.
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Furia había apagado la luz y se había metido en la cama, pero estaba mirando el techo. Por eso captó que a las sombras les pasaba algo raro antes de que éstas le hablaran.
–Psst. Hola, Furia.
–¡Joder! –masculló incorporándose de golpe–. ¡¿Qué mierdas...?!
No pudo seguir cuando una mano fría le presionó la boca, así que buscó golpear a la vampira, pero era etérea casi en su totalidad.
–Por favor, no grites. Sólo quiero preguntarte si puedo traer a Regi un rato.
Furia dejó de debatirse para analizar lo que acababa de escuchar. Darkheart retiró la mano.
–¿Kuure? –preguntó mientras tanteaba la lamparita de la mesita de noche para encenderla.
Con la luz vio a la vampira asintiendo. Sentada a medio metro sobre la cama.
–¿Qué pasa con ella?
–Que insiste en darnos intimidad saliendo de su cuarto. Así que se me ha ocurrido que, ya que tienes una cama libre...
–¿Estabas en su habitación? –inquirió, en un intento de comprender la situación.
–Sí. Como Sarah ya sabe que Regi lo sabe, he ido y hemos estado hablando. Y ahora...
–Y ahora la vas a sacar de su cuarto para traértela aquí mientras tú te revuelcas con Sarah.
–Que conste que ha sido idea de mi tocaya, que dice que se sale al pasillo.
Furia suspiró y se dejó caer contra la almohada.
–De acuerdo –gruñó.
La vampira le sonrió y se disolvió en las sombras que arrinconaban la luz de la lamparita.
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Nameless se levantó procurando no hacer ruido, pero igualmente hizo demasiado.
–¿A dónde vas? –interrogó Roca en la oscuridad.
–Al baño...
–¿A mear o a masturbarte?
–Eh...
–¿Qué te he dicho?
–Es que me parecía que ya estabas dormida y no quería molestarte...
–Calla, ñoña. Y ven.
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Pues eso, que buenas noches.
La escena entre Darksy y Sarah va a quedar en elipsis y, en todo caso, la escribiré para recompensa del tier7 en mi Patreon.
Pero la escena entre Nameless y Roca va a salir aquí explícita, yo voy avisando~
En cuanto al Patreon si sois mecenas, id corriendo a hacerme preguntas con carácter.
Además, con ser mecenas del tier1 podréis leer el siguiente capítulo de "Veneno en la Sangre", el AU noir que tiene a Furia como prota~
[www.patreon.com/Cirkadia]
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