24. Planes de guerra II (158)
–Venga, arriba o te electrocuto hasta que te mees.
Nameless escuchó la amenaza de Roca e identificó que su tono no era de amenaza real, sino hasta amistoso, aunque no por ello podía confiarse en que no lo hiciera, así que más le valía levantarse ya. Pero entonces recordó lo sucedido la noche anterior.
–¿Te estás escondiendo, Subcapitana? –cuestionó con un tono que enarcaba las cejas de la voz.
Nameless sacudió la cabeza y se incorporó evitando mirarla a la cara.
–Espera, ¿es por lo de anoche? –se sorprendió Roca.
No respondió y quiso salir al pasillo, pero su Capitana la retuvo por el brazo.
–¿Te sigue dando vergüenza tonta?
–Te dije que no sé como reaccionar –musitó mirando al suelo. Localizó su pijama desgarrado, pero no los pañuelos.
–Pues con normalidad. Vas al baño, meas, vuelves, te electrocuto, haces el resto de ejercicios de la mañana...
–Eso ya, pero...
–¿Pero qué?
–Pero... tú y yo... Déjalo, no sé explicarlo.
–Que no ha cambiado nada.
–¿Cómo qué...? Da igual, déjalo –repitió agobiándose.
–¿Tuviste tanto jaleo mental cuando empecé a ahogarte en el barreño? ¿O cuando empecé a tratarte mejor?
–Ya, pero... –no tenía ni idea de cómo explicar el sentimiento de aturdimiento.
–¿Te creerás que nada ha cambiado si te apunto con la pistola? –propuso como si no se le ocurriera otra cosa.
Nameless resopló hastiada, aunque era cierto que la sugerencia era familiar y, por tanto, normal.
–Deja que vaya a mear.
–No tardes. No me obligues a ir a buscarte –amenazó, pero, una vez más, era la advertencia típica, normal.
Nameless refunfuñó y fue al baño. Se metió en un cubículo, se sentó, hizo pis... y se quedó pensando. Roca no era de mentir ni de hacer teatros, así que debía de ser cierto que no había cambiado nada para ella, pero para Nameless... No creía en el asunto de la virginidad, pero sí en que había una primera vez para hacer las cosas, y que era un paso importante. Siendo lógica, no había que darle más vueltas que la primera vez que había disparado el rifle, la primera vez que había saltado desde seis metros para estamparse contras el suelo o la primera vez que la habían electrocutado. Todo era normal allí, ella se había acostumbrado e incluso comenzaba a sacarle provecho. Pero el sexo...
Bueno, a ver. ¿Había resultado ser una buena experiencia? Sí, sorprendentemente sí. ¿Iba a estropearse? No parecía que Roca fuera a fastidiarlo con comentarios hirientes. ¿Quería repetir? Bueno... si Roca seguía tan solícita... ¿Era preocupante que se pudiera enterar otra gente? Menuda vergüenza, pero no era nada malo ni reprochable, ¿verdad? Sobre todo en el Instituto del Mal, donde todo era natural. Podría fastidiarse por algún comentario de que había cedido a Roca... pero era verdad que su Capitana había hecho todo lo que Nameless había deseado, nada que no hubiera querido, así que, pese a haber estado fuertemente agarrada, era cierto que había tenido el poder y que Roca la había servido. Vale, pues tendría que bastarle de momento...
Se secó con el papel higiénico, recordando un momento el toqueteo nocturno, y salió del cubículo para lavarse las manos. Le sorprendió no encontrarse a Sica por allí, o más bien que su peligrosa amiga se dejara encontrar, pero supuso que Roca la había despertado más tarde, como refuerzo positivo a la actividad lujuriosa.
–Ya pensaba que te había dado otro ataque de pánico de los tuyos –le dijo Roca cuando regresó a la habitación.
–Estaba ordenando las ideas –contestó cerrando la puerta.
–¿Y te has desenredado un poco la maraña? –quiso saber al mismo tiempo que levantaba el aparatito calambrante para avisar de lo que venía.
–Algo... Dale –indicó plantándose ante ella lo más firme que podía.
El chispazo fue intenso, nada agradable para aquellas horas, pero pudo soportarlo en pie apoyándose en su Capitana.
–¿Vas bien? ¿No te ha explotado el corazón ni nada? –le preguntó Roca al dejarle un momento para respirar.
–Tirando... –jadeó con piernas temblorosas–. Veremos cuando le subas la intensidad.
–Esa es buena –le contestó socarrona.
–¿Por?
–Ahora lo verás. O sentirás.
La segunda electrocución le desmontó más las rodillas y Roca tuvo que engancharla de la nuca. Pero no fue más dolorosa que la anterior, sólo repetitiva.
–¿Qué...? ¿No has... subido?
–No puedo, es la potencia máxima –informó con una sonrisilla orgullosa.
–¡¿Qué?! –exclamó atónita y le quitó el aparatito para comprobarlo–. ¿P-Pero se le han acabado las pilas?
–No tiene, se carga con enchufe.
–Pues... no sé... ¿se habrá estropeado? –sugirió dándole vueltas en busca de cables sueltos.
–O tú te has acostumbrado.
–Pero... A ver, comparado con el máximo de la ruleta rusa, ¿cuánto es?
–Creo que algo menos, pero dame para que calcule.
Nameless quiso devolverle el aparatito calambrante.
–No, que me lo apliques –ordenó Roca–. No tendrás reparos, ¿verdad? A mí no me va a doler.
–Ya, pero... es raro. ¿Hay algún sitio donde...? –empezó a preguntar, sin decidirse a tocarla con el cacharro.
–¿Donde duela más? –completó Roca.
–No, que... ¿hay etiqueta para esto? ¿Un protocolo?
–Etiqueta –repitió con sorna–. A ver, pues en la cabeza es ir con mala intención, y tampoco me lo vas a enchufar en el coño, ¿no? ¿Y para qué vas a dar en un brazo o pierna?
–Eh... vale –aceptó, pero pero siguió dudando.
–Dame –insistió dándose una palmada en los abdominales.
–Vale, vale –repitió y, prácticamente contra su voluntad, le acercó el aparato al vientre.
Percibió cómo Roca temblaba al contener las sacudidas. Por otro lado, Nameless tuvo que controlar su brazo para que no apartara y se concentró en que aquello para Roca no era nada.
–Sí, la ruleta al máximo es algo más que eso –verificó su Capitana al terminar–. Tampoco te queda tanto –añadió dándole una potente palmada de ánimo y recuperó el aparatito–. Vamos a por el tercer.
–Eh...
–¿Qué? –inquirió antes de aplicárselo.
–El tiempo... ¿lo he mantenido suficiente?
–Bastante bien, pero mejor si te relajas y no sufres más que quien lo recibe, ¿eh?
–Ya...
La tercera electrocución le resultó más manejable, porque dolía igual, pero sabía que estaba aguantando a un nivel importante. Eso le subía el ánimo.
–Hazlo más potente –ordenó Roca al finalizar.
–Eh... A ver cómo... Luego, cuando quede con Ludo, ¿vale?
–Sí, ahora no te vas a poner.
–Y a ver si puedo luego, que como Kill casi me mate otra vez...
Recibió un fuerte empujón que casi la envió a incrustarse contra la pared.
–Que no te dejes atrapar.
–¿Y cómo sé cuándo no me dejo atrapar porque me va a matar y cuándo sí porque tengo que soportar una tortura rutinaria?
Roca resopló.
–Voy a prohibirle a Kill torturarte –gruñó–. O también puedo... –dejó en el aire, con mayor malicia.
–¿Qué? –musitó Nameless, temiéndose algo horrible.
–Si a Virgi se le olvida que quería ir contigo, se lo recordaré.
–¡¿Pero por qué?! –exclamó, aturdida por la repentina amenaza cuando todo iba bastante bien.
–Para que te salga el instinto protector de mamá rata. Si estás concentrara en protegerla, te olvidarás de tu miedo de ratita.
–Pero no quiero que Virgi sufra.
–No creo que pueda hacérsele daño físico.
–Digo psicológico. Los métodos de su padre son muy parecidos a los de Kill.
–Ah, mira, eso me interesa.
–¡No! –chilló Nameless, pero dándose cuenta de que, efectivamente, si se preocupaba por la invitada, se olvidaba de su miedo a volver a ser ensartada. O algo peor.
Bajaron a correr y Nameless se colocó automáticamente las pesas de los tobillos, pero Roca también le tendió un cinturón.
–Ah, claro –suspiró cargándose con más peso–. Agh, qué poco me gusta volver a ser lenta –refunfuñó al empezar a correr y notarse muy pesada.
–Deja de quejarte y dime qué planeas –ordenó Roca, corriendo a su paso.
–¿Planear? Pues ir a clase, intentar sobrevivir a Kill, entrenar contigo...
–No, de la misión con Herilane, Nova y Sviers.
–Ah, eso...
–Sí.
–Pues no planeo nada en especial...
–Dime cuál será tu próximo paso.
–El derecho. Izquierdo, derecho –dijo al ritmo de sus zancadas y tuvo que esquivar rápidamente la colleja–. ¡Es que no séééé! –se justificó.
–Agh, dímelo como si fuera una clase de Bohém o Elner. ¿Qué harías si quisieras atacar a un grupo de violadores puestos en libertad por la Justicia?
–Mmmh, recopilaría más información.
–¿Sobre qué?
–Sobre ellos, datos personales, que en la prensa les están respetando mucho la intimidad, cosa con la que no tienen tanto cuidado en otros casos... Para otras cosas ya tendrían todos los trapos sucios al aire desde hace meses... En fin. También está que he leído que un par de ellos pertenecen a las "Fuerzas del orden" y eso no se ha considerado como agravante.
–Jah, claro que no. ¿Dónde irían a parar los héroes si castigaran a su gente?
Nameless intentó meditar sobre aquella idea retorcida pero que, por eso mismo, encajaba a la perfección en la retorcida situación.
–¿Qué más? –insistió Roca.
–Pues, aparte de sus datos actuales, escarbar en sus vidas, por si ya han hecho antes.
–¿Por si hay que castigar a más?
–Y por si hay que salvar o vengar a más. Además de que conocer el pasado de alguien ayudar a predecir su futuro –lo último lo dijo sin persas y, al terminar, fue cuando se dio cuenta de lo maquiavélico que sonaba.
Miró de reojo a Roca, esperando que se lo restregara, pero su Capitana se limitó a asentir conforme.
–¿Qué más? –repitió con naturalidad.
–Pues... los jueces. Quiero saberlo también todo. Si han tomado esta decisión porque les presionaron y, en tal caso, quién lo ha hecho. O si simplemente son unos misóginos de aúpa. Escarbar también en sus vidas, porque alguien que da semejante sentencia, es probable que ya haya dado sentencias horribles antes.
–¿Y así encontrar a más capullos que se hayan librado y más gente que salvar y vengar? –propuso Roca.
–También. Mmmh, y me gustaría saber cómo y quién asigna los jueces a los casos. No sé si es aleatorio o si los pone alguien.
–Y, en el caso de que los ponga alguien, habrá sido queriendo y habrá que investigar también a esa gente.
–Sí... –musió completando la primera vuelta–. ¿Demasiada gente?
–No, ¿por qué lo preguntas? Tú estás cabreada con el sistema, ¿no? Pues conjura contra el sistema, no te limites a un puñado de tíos a los que será muy divertido reventarles las cabezas, pero que son sólo un puñado de gilipollas. ¿Algo más?
–Sí... He leído que tenían un grupo de chat de móvil en el que se contaban entre ellos sus "batallitas" –dijo asqueada.
–¿Les encontraron eso y tampoco ha servido de nada?
–No –contestó tensándose de rabia y potenciando la zancada–. En la tele lo dijeron un par de veces al principio, pero sólo por morbo, porque no me pareció que lo condenaran. Y en el juicio no le dieron importancia, supongo que dictaminaron que como todas las mujeres somos putas... –la mañana se oscureció súbitamente–. Uy.
–Yo es que flipo con cómo os la cuelan, eh.
–Ya... ¿Y lo mejor de todo sabes qué es?
–Sorpréndeme.
–Que el grupo de chat no era exclusivo de éstos, que había más tíos contando "batallitas" y formas de "conquistar" mujeres. He leído sólo un fragmento que se publicó en su día. Y se protegieron las identidades del resto.
–Y tú quieres identificarlos.
–Sí.
–¿Y matarlos también? ¿O darles muy fuerte al menos?
–Investigarlos al menos. Ya sé que no es tu estilo esto de dedicar tanto esfuerzo a sólo recopilar información...
–"Sólo" dices. Si por mi hubiera sido, reventaba a esos cinco y me quedaba tan ancha. Pero tú, como mínimo, ya has duplicado la cifra. ¿Que no vas a reventarlos en persona? En fin, qué se le va a hacer. Pero si le señalas los objetivos a las otras...
–No sé si querrán tantos objetivos...
–¿Que no sabes sin querrán masacrar a más violadores y asociados? Seguramente la única pega que pongan es que les faltan manos.
–¿Tienes ganas de participar?
–Un poco, me parece emocionante ir de caza. Pero os lo dejo a las de primera generación para que practiquéis. Avísame si os sobrepasa. Y sigue contándome el plan.
–Bueno... no sé. Sin la información y sin haberla analizado a fondo, no tengo pasos fijos a seguir. Además de que tampoco sé cómo conseguir la información.
–Róbala.
–Psst, Roca, voy a contarte un secreto: no tengo ni idea de esas cosas. Ya sé que lo digo en clase de Discursos, pero estoy mintiendo.
–¿Has pensado en pedirle ayuda a Rávana? Se le dan bien los ordenadores, ¿no? Puede ayudarte a hackear los juzgados o lo que toque.
–No sé...
–¿No quiere meterte en el mundillo del TA3? Pues dile que a cambio de eso.
–¿Y si a las demás no les parece bien que incluya a un chico?
–Propónselo antes, pero estoy segura de que Jack les dará apoyo, y él es cis.
–Vale... –musitó–. Ay, qué nervios.
Roca le dio tal palmada que Nameless avanzó el triple en la siguiente zancada. Y después casi se comió el suelo.
–Tienes madera para esto. Puede que para líder visible no. Pero para poder en las sombras sí. Jeh, qué mala suerte tiene esa gentuza de que Satán te secuestrara –celebró dándole otra palmada.
–Muy optimista eres tú... O muy maligna... O ambas, optimista en tu malignidad.
–¿Maligna por querer que vengues a mujeres indefensas y vapuleadas por tu sociedad? –planteó con tonillo insidioso, porque sabía bien el jaleo mental que le estaba creando.
Pero era un jaleo mental que le desenmarañaba su propio jaleo mental, el que se traía de casa, porque las cosas tenían sentido, aunque doliera.
–Agh. Todo es más sencillo si lo separamos en Bien y Mal.
–Jeh. ¿Para poder decir que no eres villana por no ser mala?
–Exacto.
–Pero no funciona así. Hay gente mala en ambos bandos. Y gente buena. La partición es otra en realidad.
–¿Entonces cuál es, llevar la contraria?
–¿Por qué dicen que esos cabrones no hicieron nada malo, y sabes que vuestra misión se va a considerar un acto terrorista?
–Eh... ¿Por... ir en contra del... Sistema? –aventuró.
–Cuando estabas lunática me dijiste que en una dictadura hay que dar privilegios a los que la sostienen, ¿recuerdas?
–Uf... algo... Creo que simplemente estaba queriendo decirte que me dejaras en paz...
–Pues acertaste de lleno. Por eso dejan libres a violadores pese a las pruebas. Por eso, que sean fuerzas del orden no es un agravante, es una garantía para los violadores. El chiringuito les duraría dos días si castigaran a los que les ayudan.
–Oh, joder... Eso tiene mucho sentido –exclamó impactada, deteniéndose en seco.
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Pues ha empezado bien el día, ¿no?
Nam está chachi y contunúa su evolución villana~~
Por movidas de estar en un pc que no es mío y demases, Patreon no voy a poder tocarlo este verano, pero que tire la primera piedra quien ya se haya leído todo lo que se puede leer (?)
Buscadme allí como Cirkadia~ ^^
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