23. Información incendiaria VIII (156)


Cuando Darkheart se había llevado a Veda, aparte de provocarle un ataque de nervios a Furia, dejó al resto de la gente con la sensación de que no había nada más que hacer allí.

–Tal vez... sería mejor que regrese con la otra Regina... antes de que vuelvan a pasar los guardias y no tengamos a nadie que nos oculte –opinó Sarah.

–Sí, lo mejor será que nos retiremos –asintió Mantis–. A ver si la próxima vez nos organizamos mejor y nosotras también vamos de misión.

–No puedo volver a la cama mientras Darkheart tiene a Veda –siseó Furia.

–Pues vente a mi cuarto –sugirió su relajada amiga–. Así sabrás cuándo la trae de vuelta.

–¿Y si no la trae? –propuso más cabreada que asustada, aunque en el fondo era al revés.

–Entonces ya estaríamos juntas para ir a buscarla y partirle los piños en tres partes. Has dicho que no los usa contigo, ¿no, Sarah?

–No los clava, pero el roce... –apartó la mirada avergonzada.

–Vale, sólo las rodillas –aceptó Mantis–. Los piños sólo si le ha hecho algo malo a Veda.

–¿Veda está en peligro porque le he pedido que averigüe qué pasó con Virginia? –preguntó Dani preocupado.

–Nah, Veda tiene mucho talento y muchos cacharritos. Y Darksy no es tan mala gente –aseguró Mantis.

–No me fío –gruñó Furia–. Es villana. Y vampira.

–A ver, mi furibunda amiga –dijo Mantis poniéndole las manos en los hombros–. ¿Te das cuenta de que se ha llevado a Veda a hacer una incursión nocturna en el siniestro laboratorio de un médico heroico de una familia super famosa? No tiene por qué hacer "daño" a Veda, ya la está metiendo en líos haciendo que use sus inventos en un "acto ilícito".

–Lo siento mucho –gimoteó Dani.

–No, no –contestó Mantis sin soltar a Furia–. No lo pienso yo. Pero es lo que diría la gente de aquí, ¿no, Furia?

–Sí...

–No tiene por qué corromperla horriblemente para que, según Panocha y su caterva de memos, la "corrompa horriblemente".

–Ya, pero...

–Eh... Regi me dijo –empezó Sarah–, que aunque a mí me trate muy bien, para la gente de aquí sería un acto villano muy maligno, porque, bueno, lo de satisfacer el deseo sexual femenino...

–Exacto –apoyó Mantis–. Te apuesto lo que quieras a que va a portarse super bien con Veda. Y que por eso mismo va a ser una influencia villana súper "corruptora".

–Cuando hablas así, me confundes –rumió Furia–. No sé si está bien o no.

–¿Prefieres que te diga que Veda está teniendo una oportunidad de oro para expresar todo su talento?

–Así suena menos retorcido –reconoció de mala gana.

–Pues entonces vamos a nuestro cuarto antes de que nos pillen pendoneando sin siquiera estar pendoneando en serio –indicó Mantis.

–Eh.... –intervino Dani–. Respecto a lo de Virgi...

–Mañana te diremos si sabemos algo –prometió Furia.

–¿Podríais... Podríais decírmelo en cuando lo sepáis?

–¿Aunque sean las tres de la madrugada? –propuso Mantis–. Vale.

–Tampoco crea que pueda dormir bien –musitó él.

Se separaron y se dirigieron rápida y silenciosamente a sus dormitorios, excepto Furia, que acabó sentada en la cama de Veda, a la espera de que su amiga regresara.

–Está tardando mucho –refunfuñó Furia a los pocos minutos.

–Las incursiones furtivas requieren su tiempo –contestó Mantis mientras leía la revista Diavolical–. Léete la revista científica de Veda, a ver si aprendes algo.

–¿Y tú qué estás aprendiendo con ésa? –le espetó, teniendo que pagar con alguien su inquietud.

–Si tú supieras... –contestó con una risita maliciosa.

–Sé que ahora quiero golpearte a ti.

–Vamos a tener que hacer algo con esa rabia –consideró Mantis pasando página.

–Vamos a tener que hacer algo con tu pasotismo –contestó al instante.

–¿Sí? ¿Qué quieres hacer con mi calma natural?

–¡¿Por qué siempre estás tan calmada?!

–Ahorra energías para cuando tenga que pelear. ¿De qué sirve estar rabiando ahora?

–Que parece que no te interesa la seguridad de Veda –le echó en cara.

–Si eso te parece, es culpa tuya. En tu caso parece que no confías nada en ella y que la sobreproteges, como eso que decís de tu padre y el suyo.

Aquello calló a Furia casi un minuto.

–Ha sido un golpe bajo –acusó finalmente con un susurro.

–Sólo quiero que ambas os desarrolléis de manera equilibrada, que tú no te reprimas y que no la limites a ella.

–Ya, pero... lo de hablar con un Khaos, vale... Y lo de ir a Neutralia y arreglar máquinas y jugar al TA3 con villanas. Pero irse con Darkheart, disolviéndose en su niebla, para asaltar el laboratorio Ampersand...

–En eso te doy la razón. Ha sido un salto importante –asintió Mantis, pasando otra página–. Pero si vuelve y todo ha ido bien, vas a tener que asumir que Veda está en un nivel diferente al que te piensas.

Furia refunfuñó y aceptó coger la revista científica de su amiga, pero le costaba desentenderse de su preocupación.

–Tendría que ir a mi cuarto a por el cañón de rayos ultravioleta –rumió sin leer los artículos sobre cómo construir cacharros de control remoto.

–Sí, yo también tengo curiosidad por ver cómo funciona.

–Sí... ¿Qué? –graznó al sentir la mirada de Mantis.

–Oh, nada, que se te pone cara de loca asesina cuando piensas en destrozar a Darksy.

Furia resopló al escuchar aquello. Darkheart ya se lo había dicho.

–Ah, lo que me recuerda... –continuó Mantis–, tenemos que organizar tu pelea contra Roca.

–Que no va a haber pelea –le ladró.

–A ver, enumérame inconvenientes que le ves.

–¡Que no quiero!

–Si es por esconder las marcas, ya tengo pensado pedirle a Apolo que nos acompañe.

–Te va a mandar a la mierda –auguró con saña.

–Igual que tú, y os convenceré –aseguró con una sonrisa ladina–. ¿Qué más problemas le ves?

–Que no voy a pelear por pelear –le gruñó.

Mantis suspiró y pasó de página.

–¿Me vas a obligar a darte motivación heroica?

–¿A qué te refieres? –preguntó Furia mosqueada.

–Nada, nada. Me sigue flipando lo bien que les quedan los tacones a los tíos.

–Mantis, no me cambies de tema –ordenó poniéndose en pie.

–La de cosas que nos estamos perdiendo porque unos señores rancios deciden qué está bien y qué mal y el resto le sigue la corriente, ¿no?

–Mantis –repitió una octava más baja.

–¿Qué, me vas a estampar contra la pared agarrándome del cuello? Porque no sé si nuestra relación está en ese nivel, ¿eh?

Justo entonces, como si la idea de estampamientos contra la pared la hubiera invocado, se alzó la columna de niebla oscura filtrada por debajo de la puerta.

–Veda –exclamó Furia al verla materializarse–. ¿Estás bien?

–Eh... sí –contestó la inventora, aturdida por el recibimiento.

–Te he dicho que lo haría bien –canturreó Mantis.

–Bueno... ha sido terrorífico –reconoció Veda–. P-Pero no por ella –se apresuró a asegurar al ver la mirada asesina que le echaba Furia a Darkheart–. El Doctor Ampersand y Panocha dan más miedo del que pensábamos. Tienen una celda, allí tenían a Virginia, encadenada a una cama, hasta que yo provoqué el apagón –dijo, sin sentirse culpable por ello por primera vez–. Han hablado de tenderle una trampa al Instituto para tener la excusa para mandar héroes a que se la encuentren por casualidad, y así no reconocer que la tenían presa.

–¿Quién ha hablado? ¿Estaban Ampersand y Panocha allí? –exclamó Furia.

–Han entrado justo después –contestó Veda nerviosa, pero también más viva de lo habitual–. Yo estaba con Regina debajo de la cama de Virginia, que estaba toda torcida de los tirones, con las correas y cadenas partidas. Virginia tiene que ser fuertísima.

–Oh, sí, lo es –intervino Darkheart–. Es igual que Roca. De hecho, ya juegan juntas.

–¿En serio? –alucinó Furia–. ¿Kramer juega con Eisentblut?

–Cuando veas cómo está ahora Virgi, lo entenderás.

–¿Tan loca está? –preguntó Mantis.

–La primera vez que me acerqué a ella, después de la noche lunática, casi me cortó la cabeza con un hacha de doble filo. Lo que, para ser el Instituto, no es tan raro. Pero choca un poco cuando recordamos quién se supone que es.

–Ah, ya vienen –dijo Veda, que oía más que la mitad de las presentes en la habitación–. ¿Será demasiado tarde para pedirles nuestros expedientes?

–Seguro que Apolo se queja, pero, por ser tú, no demasiado –respondió la vampira.

–¿Expedientes? –preguntó Furia.

–Ya que estábamos, hemos encontrado el tuyo y el mío. Aderyn les ha sacado fotos y me gustaría verlas. Por saber qué saben de nosotras.

–O qué se inventan sobre vosotras –añadió Darkheart agorera–. ¿Te llevo? –ofreció extendiéndole la mano.

–¿Te vuelves a ir? –se sorprendió Furia.

–Vuelvo en un momento –prometió Veda.

–O podemos ir nosotras también –sugirió Mantis.

–Apolo va a gruñir cosa fina –advirtió Darkheart–. Pero vale. Eso sí, de una en una. Vuelvo a por vosotras en un segundo –prometió, disolviendo de nuevo a Veda en niebla negra.

–Flipo –fue lo único que Furia fue capaz de decir.

–Lo está llevando estupendamente, ¿eh? –celebró Mantis dándole una palmada en la espalda.

Darkheart estuvo de vuelta antes de que Furia pudiera asentir.

–Sí, está muy gruñón –advirtió la vampira–. Lo bueno es que la mayor parte de la hostilidad va dirigida a su tío.

Y se llevó a Mantis. Lo que dejó a Furia unos segundos de incertidumbre respecto a lo que sería transformarse en niebla, u oscuridad tridimensional. Si Veda lo había hecho tantas veces, no podía ser doloroso. ¿Pero no sería como mezclarse con la vampira?

–Dame la mano –dijo Darkheart al regresar–. Ni te vas a enterar.

Normalmente la habría mandado a la mierda, pero Veda se había marchado con tal naturalidad... Le dio la mano con desconfianza y el mundo se volvió oscuro y líquido al instante, o tal vez fuese ella... Y al instante siguiente estaba alzándose en una nueva habitación.

–¿Queda alguien más? –gruñó Apolo.

–Dani ha dicho que quería saber cuanto antes qué le han hecho a Virginia –contestó Veda, la única sentada en la cama de él, aunque todo lo alejada que le permitía ésta y ocupando lo menos posible–. Ah, que era sarcasmo... –murmuró abochornada al percatarse.

–No creo que quiera saber eso –murmuró Apolo, leyendo su pantalla.

–¿Tan chungo es? –preguntó Aderyn.

–Sí. La técnica no está pulida, pero la intención...

–¿Peor que los teatros de mi madre?

–Tu madre tiene que actualizarse.

–Oh.

–Dani ha dicho que no pensaba dormir y que le avisásemos cuanto antes –señaló Mantis.

–Después de saber esto puede que no sea capaz de dormir nunca más, teniendo en cuenta que siente que es culpa suya –contestó Apolo.

–¿Entonces... voy a por él? –sugirió Darkheart.

–Si quieres destrozar a ese chico... Ah, sí, que a ti te encanta eso –remató con inquina.

–Virgi ahora está libre y a veces se lo pasa muy bien, así que no creo que sea para tomárselo tan a la tremenda –opinó Darkheart antes de deshacerse en oscuridad.

–A saber a qué llamas tú "pasarlo bien" –gruñó Furia.

–Me lo has quitado de la boca –reconoció Apolo.

–Tal para cual –se rio Mantis.

–¡Agh! –exclamó Veda de repente–. Perdón –musitó levantando la mirada de su pantalla.

–¿Qué pone en tu expediente? –se interesó Apolo.

–Es por la descripción de mi lunatismo a lo largo de los años. Ha ido empeorando –contestó agobiada y cabreada, pasando páginas digitales hacia atrás–. Empieza con "Inventiva", vale. Luego "demasiado inventiva", meh. "Excesivamente inventiva y saboteadora". "Saboteadora y excesivamente inventiva". Y la última es sólo... "Saboteadora".

–Serán cabrones –exclamó Furia.

–Con el diagnóstico de "Demasiado inventiva", si provoco un apagón sin querer, bueno, son cosas que pasan, pero con el de "Saboteadora"...

–Obviamente lo hiciste queriendo y eres un peligro –terminó Mantis muy seria–. Ahora más que nunca tenemos que evitar que te descubran.

Veda gimió abatida justo cuando se elevaba la columna de niebla negra.

–Ho-Hola –saludó Dani aturdido.

–Bienvenido al Club Secreto –contestó Aderyn alegremente.

–Con tanto ruido, no va a ser secreto mucho tiempo –rumió Furia.

–Suerte que tengo la habitación insonorizada por cuenta propia –dijo Apolo sin dejar de leer los documentos que había obtenido en la incursión.

–Ah, entonces puedo venir y hacerte lo que quiera, que nadie te oirá gritar –señaló Bloodmist maligna y Furia pensó que Darkheart tal vez no fuese la peor vampira y que a aquélla también había que golpearla un rato.

–Yo sí lo oiría –apuntó Aderyn sin tomarse en serio la amenaza.

–Exacto –asintió Apolo–, él oiría cómo te mato y te descuartizo –contestó el muy bruto, aunque con escasa hostilidad para ser él.

–Eh, dejad la fantasía sado para cuando no haya público –intervino Darkheart.

–Me gusta que haya público –contestó el idiota de Aderyn.

–¿Entonces queréis que os cuente la nueva historia de terror Ampersand? –propuso Apolo.

No obtuvo una afirmación general muy entusiasta, porque no era un buen plan de miércoles por la noche, pero fue bastante unánime.

–Últimamente las élites heroicas están preocupadas por las "deserciones al bando villano", que no son más que en otras épocas, pero en algo tienen que focalizar el miedo de turno –empezó a explicar Apolo con cierto sarcasmo y asco–. En vez de preguntarse por qué algunos héroes se hacen villanos, sobre todo mujeres, han ido directamente a desarrollar un proyecto con el que pretenden que no se les escape nadie más. Lo han llamado Proyecto Buena Chica, así que asumo que se ensañará con las mujeres, puede que con algunos hombres femeninos también –consideró para sí mismo–. Consiste en implantar un chip en el cerebro. Mi familia siempre tan sutil –terminó con sorna y desdén.

–¡¿Le han puesto un chip en el cerebro a Virginia?! –exclamó Dani espantado.

–No, ésa era la idea inicial de Eugene, pero no estaba terminada y Heinrich Kramer le metió prisa, así que va por fuera del cráneo. Emite pulsos electromagnéticos que afectan al cerebro a través del hueso y parece que, de alguna forma, ha conseguido codificar el código de conducta que creen apropiado. Me sorprende que esto funcione siquiera un poco –reconoció enarcando las cejas.

–¿Por eso ataca a la gente que no deja las cosas en su sitio? –planteó Bloosmist.

–Creo que ésa es la Virginia de verdad, sólo que el chip la ha dejado lo suficientemente tocada como para no contenerse y tirarle halteras a la gente a la cabeza. No te preocupes, Dani –le dijo Darkheart al chico que la miraba con terror con una mano sobre la boca–, cuando hace eso, Virgi está bien.

–¿Y cuándo no está bien? –quiso saber Apolo.

–Cuando le sale "la otra voz".

–Ugh, sí, la otra voz –resopló Bloodmist–. Dice cosas de héroe rancio y machista.

–Virgi se las discute y ahí suelen darle sus crisis –añadió Darkheart.

–Veda, ¿estás bien? –se preocupó Furia al ver la cara de espanto de su amiga.

–¿Demasiado fuerte la idea de la craneotomía? –planteó Apolo.

–Sí... No... O sea...

–¿O es algo que has leído en tu expediente? –continuó suspicaz.

–Eh...

–¿Qué es? –quiso saber Furia.

–Sea lo que sea, te protegeremos –prometió Mantis.

–Vale... pero... Furia, prométeme que no romperás nada ni irás a buscarles.

–¿Tan malo es? –quiso saber preparándose.

–Pues... en la última parte de mi expediente pone que... en el caso de que mi lunatismo vaya a peor... recomienda como solución... el Proyecto Buena Chica –musitó asustada.

Furia apretó los puños y cerró los ojos, tragándose el enfado. No rompió nada ni fue a matar a nadie.

–No, Aderyn no tiene eso en su expediente –comprobó Apolo–. Definitivamente está reservado a mujeres.

Veda buscó rápidamente en el otro expediente.

–Eh...

–¿También yo? –preguntó Furia una octava más baja y tuvo más que reprimir cuando su amiga asintió.

–Pues nada –dijo Mantis con su habitual tono relajado–. Esto es la guerra –añadió golpeando un puño contra la palma abierta de la otra mano, trasmitiendo mucha marcialidad en un solo movimiento.

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Pues naaaaada, se ha quedado buena, ¿no? ewe

Con esto terminamos el capítulo de Información Incendiaria, ¿qué os ha parecido, os ha encendido? *cejas cejas*

Si queréis más, recordad que tengo un Patreon~~
(También me llamo Cirkadia ahí)

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