23. Información incendiaria VI (154)
Nameless, efectivamente, hizo pis, pero no se quedó a gusto con eso, por lo que decidió intentar masturbarse. Aunque era incapaz de centrarse en algo que la ayudara a satisfacerse. Su cuerpo ardía, mientras que su mente era un embrollo. Para no variar.
–Estúpido masaje... estúpidas manos... –rumió, porque no era capaz de dejar de pensar en las manazas de Roca, y sufriendo porque iban unidas al resto de Roca.
Gimió golpeando la nuca contra las baldosas. "Que alguien me arregle el cerebro. O me arranque los ovarios", deseó cada vez con más frustración.
Entonces se abrió la puerta y Nameless rogó que fuese Sica decidida a volarle los sesos, pero ya sabía ella que, de ser Morilec, no la hubiera escuchado entrar.
–¿Qué, no te alivias? –le soltó Roca.
Nameless puso los ojos en blanco y suspiró mirando al techo. No, no se aliviaba, menos aún con ella ahora ahí. Mejor rendirse y dejar de hacer el idiota en los servicios públicos.
–¿A qué día del mes estamos? –suspiró, resignándose a limpiarse y subirse el pijama.
–A dieciséis ya.
–Eso lo explica –murmuró saliendo del cubículo.
–¿Qué explica? –quiso saber su Capitana.
–Este fin de semana tiene que bajarme la regla –contestó lavándose las manos con rabia pese a que el resto de ella se mantenía impasible.
–¿Y eso explica... tus cambios de humor? –aventuró Roca.
–Sí –respondió secamente y regresó al dormitorio sin dejar de fantasear con arrancarse las entrañas.
–Tengo una pregunta –anunció Roca cuando cerró la puerta tras ellas.
–Y yo ganas de morirme –gruñó sentándose en la cama.
La que habitualmente era su torturadora la miró enarcando las cejas.
–Ah, que lo he dicho en alto –añadió Nameless como si acabara de darse cuenta–. ¿Vas a hacerlo?
–Nah, no tiene gracia si lo quieres –desdeñó Roca con sorna–. A no ser que realmente te viniera bien.
Nameless dejó caer los párpados. Estaba tan asqueada que no se le ocurrían réplicas ingeniosas.
–¿En qué piensas para masturbarte? –preguntó Roca sin anestesia, aunque ya para qué a esas alturas.
–Eso me gustaría saber a mí –refunfuñó pasándose las manos por la cara.
–¿Eh?
–Es complicado –resopló.
–¿Piensas en gente?
–No... No del todo.
–¿Cómo que no del todo? –se interesó Roca, de pie ante ella.
Nameless volvió a suspirar largamente.
–No puedo pensar en gente real, porque no puedo hacerlo pensando en quien no me atrae, y nadie me atrae.
–¿Y gente de series, películas...?
–Para ese asunto, sigue siendo "gente real".
–¿Entonces te la inventas?
Nameless se encogió de hombros como manera de asentir.
–¿Y cómo son?
–Maniquís y borrones –murmuró bajando la mirada y esperando algún comentario hiriente.
–O sea... que tienen vagamente forma de persona –se dijo Roca, considerándolo con seriedad–. ¿Y te hacen algo?
–Sí...
–Yo también fantaseo con cosas así a veces, cuando estoy más salida que la torre norte, pero no tengo nadie a mano o estoy cabreada con el mundo –confió yendo a sentarse a su lado.
–¿Qué es eso de la torre norte?
–La torre más alta del castillo Darkheart es la norte.
–Ah...
–¿Y qué te gusta hacer con esos borrones?
–Yo... nada.
–¿Prefieres que te lo hagan? –propuso Roca socarrona.
–No pongas ese tono –murmuró molesta.
Eisentblut no dijo nada durante unos segundos y después siguió hablando con tono neutral y serio.
–¿Qué te gusta que te hagan?
Nameless se encogió y retorció en el mismo movimiento y no contestó.
–¿Te gusta que te sometan?
El retorcimiento de Nameless la llevó a alejarse de Roca.
–A mí también me pone que me sometan –aseguró su Capitana, como si pretendiera solidarizarse–. Pero en unos términos concretos. Regina lo llama "la perra peligrosa". Consiste en que me puede encadenar y hacer un poco lo que quiera, pero siempre con cautela. No se pretende que yo sea dócil y obediente, más bien lo contrario. Es uno de mis juegos preferidos.
–Bien por ti –le espetó Nameless–. ¿Por eso quieres que yo aprenda a estrangular?
–Supongo que sí –aceptó sin ofenderse por el tono–. Y creo que a ti te va un tipo de sumisión.
–Más quisieras –resopló, simplemente por llevar la contraria.
–En unos términos concretos –añadió Roca, muy serena y paciente para ser ella. Nameless se preguntó cuánto más podría responderle mal antes de que se hartara y sacara la pistola–. Te gustó el beso, ¿verdad?
Nameless resopló hastiada.
–¿Y la mano sobre tu cuello? –continuó Roca–. No apreté, no te hice daño, pero la usé mara mantenerte en el sitio. Creo que eso te gustó.
–¿Y tú qué sabes? –le escupió levantando la voz.
–Normalmente encoges el cuello, y en ese momento lo relajaste y expusiste.
Nameless no contestó, estaba confusa.
–No lo recuerdo... estaba lunática... no lo recuerdo...
–Podemos probar si...
–¡No! –rugió Nameless apartándose más de ella antes de que levantara la mano–. ¡Déjame en paz!
–Quiero ayudar.
–No.
–Tienes que canalizar bien ese impulso.
–¿A ti qué te importa?
–Me estás cayendo bien últimamente.
–¿Y no puedes demostrarlo siendo maja y no sacando la jodida pistola, por ejemplo?
–Yo no soy así.
–¿Así que tengo que tragarme tus sadismos y, además, tus perversiones como si me hicieras un favor?
–No mis perversiones. Las tuyas.
Nameless se apartó unos pasos, pero no tenía a dónde ir, así que se quedó en mitad del dormitorio sintiéndose muy perdida.
–Pues no quiero que me ayudes así.
–Sí que quieres, pero te da vergüenza.
–¡Ojalá fuera sólo eso! –chilló y se le encharcaron los ojos–. Déjame –rogó dándole parcialmente la espalda para que no le viera la cara al llorar.
–¿Qué más es? –se interesó Roca.
Nameless no tenía palabras para describir la frustración y la desconfianza.
–Aprenderé rápido lo que te gusta. Te juro que no será lo que a mí me pone, para eso tengo a Regi. Puedo hacer realidad tus fantasías.
–¡¿Y cómo vas a ser un borrón?! –le soltó volviéndose un poco–. Tú... eres tú.
–Mmmh –meditó Roca sin desistir–. ¿Los borrones son sólo eso? ¿No tienen historia.
Nameless resopló por enésima vez, harta de tener que hablar de aquello.
–Historias muy simples, personalidades planas.
–¿Y te desean?
–Sí... claro. Pero bien –murmuró.
–¿Qué quieres decir con "pero bien"?
Nameless se retorció incómoda.
–Es que... no os entiendo a los demás –farfulló–. Os veo y... no lo tengo claro... –como Roca seguía esperando que se lo explicara, tuvo que encontrar las palabras y continuar–. ¿Es porque... os gusta... os atrae la otra persona, o es... por vuestra propia calentura y, ea, esa persona entra en vuestros gustos?
–Buena pregunta –consideró su Capitana, lo que la calmó un poco–. ¿Así que lo que te pone es sentirte deseada como..? A ver, para esto Regi seguro que tiene palabras bonitas, pero... Que no te gusta sentirte un objeto follable (sí, creo que usa la palabra "objeto"), sino alguien a quien hacer correrse.
Nameless se encogió un instante de hombros, con cara de "No te entiendo una mierda, con o sin palabras bonitas".
–Que su mayor deseo es que corras tú, no su propio disfrute –añadió Roca.
Nameless se volvió a encoger de hombros, esta vez más suave y con cara de "¿Tal vez?".
–¿Podemos dejarlo ya? –suspiró–. Estoy agotada.
–Hoy hemos avanzado bastante –consideró Eisentblut.
–¿Te crees que eres mi terapeuta o qué? –resopló, esperando que Roca se largara de su cama.
–Teniendo en cuenta que te quiero ayudar... Ven, vamos a jugar.
–Eres una pesada –resopló Nameless.
–De alguna forma tienes que sacar eso que te quema, o te pasarás la noche refunfuñando y llenando la habitación de Oscuridad. ¿O te gusta que vaya a tu cama en bragas y sudando? –propuso con sorna y Nameless puso los ojos en blanco–. Si no quieres sacarlo con sexo, hazlo con violencia –ordenó Roca, perdiendo un poco la suavidad y paciencia demostrada hasta el momento.
–Eso no va conmigo...
–¿Entonces qué, te estrangulo hasta que te desmayes? –sugirió poniéndose en pie.
–Psssseh, vale.
–¿Sí, segura? –inquirió haciendo crujir los nudillos y después le acercó una mano al cuello deliveradamente lenta, hasta que Nameless se apartó un paso–. Jeh, ya sabía yo.
–Es que me ha dado por pensar que puede que no vayas a estrangularme, sino a lo otro que te estoy diciendo que no –justificó suspicaz.
A Roca se le escapó una corta carcajada.
–¿Realmente prefieres que te torture a que te dé placer?
–A ver, así dicho parece que la loca soy yo –se quejó Nameless y Roca enarcó las cejas socarrona.
–Eres bastante más masoca de lo que reconoces, ¿eh? –señaló su Capitana–. Pero creo que también es lo de siempre. Siempre le tienes miedo a lo nuevo.
–Bueno, ya sabes, mejor malo conocido que horrible por conocer.
–El dicho no es así.
–Pues para mí tiene mucho sentido así.
Sin previo aviso esta vez, Roca la agarró del cuello. Nameless podía haberlo esquivado en el último instante, pero decidió dejar que su Capitana se divirtiera, a ver si así la dejaba en paz de una vez. Se dio cuenta de que era cierto que tensaba y encogía el cuello. Y después recordó otra cosa.
–Mierda... la cámara... –dijo cuando ya caía sobre su cama.
–¿Qué cámara?
–Con la que nos espía Satán.
–Ah, no creo que esté mirándola todo el rato, sólo cuando me cabrea a posta.
–Igualmente quiero quitarla.
–Ssssh, ahora no. Ahora pelea por tu vida –indicó empezando a apretar.
La verdad era que Nameless no estaba para aguantar sus tonterías y su primer movimiento fue darle un manotazo en la cara e ir a por los ojos.
–¡Cabrona! –exclamó Roca, soltándole el cuello para retenerle las manos.
–Has dicho que pelee por mi vida.
–¿Ves como te vas acostumbrado a las cosas?
–Meh. Esto sigue sin gustarme.
–¿Seguro que no prefieres estrangularme tú?
Nameless dudó, porque sí que se había sentido mejor arañándole la cara que dejándose asfixiar. Roca tiró de ella para invertir posiciones.
–Tienes que enseñarle a Nova o a cualquier otra a hacer esto –rumió Nameless desde arriba.
–Esto ahora no es por mí, sino por ti. Saca esa energía que tienes atascada dentro.
–¿Y a ti qué te importa? Se supone que eres una dictadora psicópata y sádica, ¿no?
–Me niego a tener como Subcapitana a una rata reprimida. Vas a ser una villana decente.
–¿Villana decente? Que no soy villana –contradijo cerrando las manos.
–Mmmh, aprieta un poco más, a ver si me lo creo –retó Roca burlona.
Pero Nameless hizo todo lo contrario.
–¿Y ahora qué pasa? –preguntó su Capitana.
–Que... no soy villana porque... no he hecho nada, como Nova, Svier y Herilane. Pero si las acompaño en la caza de esos cabrones...
–Entonces sí que lo serás, como ellas. ¿Qué pasa, tanto miedo te da ser villana que prefieres dejar libre a esa gente?
–No sé... es todo muy repentino... Ellas actuaron según las circunstancias de sus vidas, pero yo... mi circunstancias son sobrevivir aquí... Lo otro es como... forzado, buscarse problemas... no sé...
–Si no puedes hacerlo, no pasa nada –aseguró Roca con una dulzura muy sospechosa–. Ya encontraré otra forma de corromperte –prometió torciendo una sonrisa perversa.
Ahí Nameless volvió a apretar, harta de sus promesas turbias.
–¿No quieres... ser una... justiciera? –continuó Eisentblut socarrona, sin defenderse–. Vale... te convertiré... en algo... peor.
Nameless hizo el esfuerzo de apretar más, hasta el punto de que parpadeó la lámpara y un lazo de Oscuridad brotó de sus manos y envolvió el cuello de Roca, que se sorprendió al encontrarse siendo fuertemente asfixiada. Al ver su cara congestionada, Nameless saltó atrás, diluyendo la Oscuridad y permitiéndole respirar.
–¿Y esa fuerza? –alucinó Roca resollando.
–Eh... Ha sido la Oscuridad –musitó Nameless desde los pies de la cama.
–Ah, tiene sentido –aceptó incorporándose–. ¿Pero por qué has parado? Sabes que se puede estar más sin respirar.
–No me gusta...
–Boba –suspiró alargando el brazo para agarrarla de un tobillo y arrastrarla más cerca de ella–. Al menos, con o sin Oscuridad, has apretado más que otros días. Y me has contado más sobre lo que te excita. Es un avance.
Nameless se encogió de hombros.
–¿Seguro que no quieres que te ayude a masturbarte?
–Que no, déjalo ya –contestó automáticamente.
–Ojalá Virgi estuviera aquí para gritarte que mientes.
–¿Y después le diera una crisis porque la otra voz dice que las chicas no hacen esas cosas entre sí?
–¿Sí, eso dice?
–No lo sé, pero teniendo en cuenta la línea de argumentación de la otra voz... apuesto a que sí.
–Ya... ¿Entonces seguro que no quieres...?
Nameless resopló dejándose caer de morros contra la cama, como una tabla.
–¿No te cansas de repetirlo?
–¿Si dejo de repetirlo y tienes ganas y quieres, vendrás por tu cuenta a decírmelo?
–...No –reconoció Nameless sin levantar la cara–. Me da... miedo. Las cosas nuevas me dan miedo. ¿Y si sale mal? ¿Y si te ríes de mí? ¿Y si aun así no puedo? ¿Y si es terrible?
–No va a ser peor que lo de la pistola –prometió Roca y Nameless refunfuñó al oírla nombrar–. Tampoco peor que lo de la asfixia –añadió posando una mano sobre las lumbares, haciéndola estremecerse un poco–. Te irás acostumbrando –aseguró retirando la mano.
–Mmmh.
–¿Sí?
–Deja... Deja la mano ahí... un poco –murmuró.
Roca devolvió la mano al mismo sitio sin decir nada, pero no la dejó quieta y masajeó suavemente. Nameless cerró los ojos y se centró en disfrutar.
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¿Que cómo están Veda y compañía en el laboratorio del terror?
Lo siento, no nos quedan aventuras subterráneas, sólo Maxibon (?) e__e
Si os quedáis con ganas de leer, en mi Patreon tenéis más. Últimamente he subido un post sobre empresas villanas o pseudovillanas (tier3/8), un relatillo sobre la noche lunática en la Academia de los Héroes (tier4), WIPs del último capítulo transcrito (tier5) y un relato calentorro extra largo, muy cuki a la par que kinky (tier6).
[www.patreon.com/Cirkadia]
Y, próximamente, una nueva ficha de personaje (tier7), otro capítulo de Agaloy, el mejor shippeo que ha salido de Caprice (tier9), y un nuevo capítulo de una serie de televisión que existe dentro del universo IEvsHA (tier10).
Ahora dejemos a Nam disfrutando de las atenciones intensitas de Roca (?)
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